Un derbi en Heliópolis 290 días después
La primera cita de rivalidad de la 22-23 llega en el Benito Villamarín, donde el último duelo duró dos días. El Betis quiere consolidarse en la zona Champions y el Sevilla huir del descenso.

15 de enero de 2022. Un Benito Villamarín enfervorecido celebra el gol olímpico de Nabil Fekir para el Betis. Un descerebrado lanza un trozo del mástil de PVC de una bandera que impacta en Joan Jordán. Lo demás ya lo conocen. Tras unos instantes de desconcierto, el centrocampista del Sevilla se acaba tirando al suelo. El árbitro, Ricardo de Burgos Bengoetxea, ante la escena que está viviendo decide enviar a ambos equipos a los vestuarios. Ahí se acabó esa primera parte del derbi de los octavos de final de la Copa del Rey, el último que se ha disputado en Heliópolis y que dejó heridas abiertas en la relación entre ambos clubes.
290 días después de aquel partido que duró dos días y que se acabó sin público en las gradas, el derbi regresa al coliseo heliopolitano y con ambos equipos en situaciones diametralmente distintas. Mientras los de Manuel Pellegrini quieren seguir instalados en la zona noble y esa posibilidad de marcharse al parón del Mundial en zona Champions, el Sevilla necesita sumar puntos para espantar fantasmas. Penúltimo clasificado cuando comience el derbi, los de Sampaoli necesitan huir del descenso para luego plantearse otros objetivos.
"La ansiedad te puede llevar a cometer errores, hay que estar tranquilos y lo importante es que nuestro equipo sea el mismo que viene jugando los partidos anteriores", indicó Pellegrini en la previa, consciente de que su equipo parte con la ventaja de tener una idea futbolística consolidada. "Este tipo de partidos son un poco diferentes a cualquier otro encuentro común, por lo que se ve, por el contexto y más allá de la posición en la tabla que existe. Hay un efecto diferente y tenemos que aprovecharlo", dijo Sampaoli, que buscar que el duelo de rivalidad sea un punto de inflexión en la trayectoria de su equipo.
532 sevillistas contarán con entrada y darán colorido a un estadio con más de 50.000 espectadores.
Se espera un ambientazo en Heliópolis. A los más de 50.000 béticos que se darán cita en el Benito Villamarín se unirán los 532 sevillistas que podrán acudir al partido con las entradas que se facilitaron entre clubes. Color asegurado en las gradas y a la espera de que sólo se hable de fútbol. "El hacha de guerra no se entierra nunca entre Betis y Sevillla, siempre existe la máxima rivalidad y ojalá sea solamente dentro de la parte deportiva y no con consecuencias extradeportivas como en esa lamentable actuación de la Copa", comentó Pellegrini, que acabó molesto con aquella suspensión del derbi copero.
El Betis podrá contar con casi su equipo de gala. Únicamente Luiz Felipe, Joaquín y Juanmi aparecen en el parte médico, después de que Guido Rodríguez se haya apuntado a la cita. No se esperan grandes sorpresas por parte de Pellegrini, que cuenta con Fekir y Canales, los dos jugadores llamados a marcar diferencias, y también con Borja Iglesias, el goleador en verdiblanco.
Más dudas tiene Sampaoli, que sigue sin hallar la tecla para que el Sevilla se parezca a lo que él pretende. "Necesitamos un triunfo para lograr empezar a evolucionar con un poco más de tranquilidad", reconoció el preparador sevillista, que llegó como apagafuegos tras la destitución de Julen Lopetegui. Dos partidos, el derbi y la Real Sociedad, le quedan por delante para evitar llegar al parón por el Mundial en posiciones de descenso.
Con la lista de convocados, el técnico despejó las dudas sobre Fernando y Nianzou, que no estarán en el partido y con los que ha jugado al despiste en los últimos días. Sí estará En-Nesyri, recuperado de la dolencia muscular que sufrió ante el Copenhague y quien podría ser una de las sorpresas de la alineación.
Las cuentas pendientes
Aunque ambos entrenadores quisieron centrarse en los aspectos deportivos, los protagonistas no olvidan todo lo sucedido la pasada campaña. Desde aquella celebración de Monchi sobre el césped del Benito Villamarín, tras vencer en el derbu de la primera vuelta, que tanto molestó en Heliópolis a todo lo que sucedió tras el incidente del partido copero. La tensión fue grande. En el túnel de vestuarios hubo de todo. Desde insultos a encontronazos. Y algunos casi llegaron a las manos. El Sevilla no quería seguir jugando, ante la lesión que padecía Jordán; en el Betis se calificaba de teatro todo lo sucedido tras el impacto del palo.
También hubo tensión en el posterior derbi en el Ramón Sánchez-Pijzuán. El Sevilla, herido en su orgullo, planteó un partido de pierna fuerte que superó al Betis, sobre todo en el primer acto. La victoria sevillista generó un ambiente festivo en Nervión, que celebró por todo lo alto el triunfo, con vuelta de honor incluida.
290 días después, el derbi regresa a Heliópolis. "Lo que sucedió en el último clásico, no lo puedo juzgar, no estuve ahí, desconozco lo que pasó. Espero que ese momento desagradable haya pasado y se viva con naturalidad y alegría de una ciudad volcada en este partido", afirmó ayer Sampaoli, que prefiere agarrarse a los precedentes victoriosos de su primera etapa. Todo lo contrario que Pellegrini, que quiere saborear su primera victoria ante el Sevilla en un derbi liguero. Circunstancias distintas para el encuentro de rivalidad 103 en la Liga.