ESPANYOL - GIRONA

Desmontando la "falsa" rivalidad entre Espanyol y Girona: "Se la inventaron los que se subieron al carro… que antes eran del 'otro' equipo"

Históricamente, las relaciones entre ambos clubes siempre fueron excelentes.

Espanyol y Girona en su último duelo en Cornellà. /RCDE / Perico Domínguez
Espanyol y Girona en su último duelo en Cornellà. RCDE / Perico Domínguez
Marc Mosull

Marc Mosull

El lunes vuelve el otro derbi catalán -aunque muchos no quieran catalogarlo como tal- de Primera División, el que disputan Espanyol y Girona, un enfrentamiento que en los últimos tiempos ha estado marcado por la evidente tensión entre parte de las aficiones de ambos equipos, con desagradables episodios vividos dentro y fuera del estadio. Para comprobar el odio que se respira entre ciertos sectores de un lado y otro basta con echar un vistazo a las redes o revisar los informes que remite semanalmente LaLiga a la Comisión Antiviolencia, con repetidos insultos y cánticos de "Puta Gerona" y "Puta Espanyol" que contribuyeron a que el último enfrentamiento entre ambos fuera declarado de alto riesgo.

Se trata de una sobrevenida rivalidad que explotó en el Girona-Espanyol disputado en Montilivi en 2023, con insultos, empujones, detenciones y algún que otro puñetazo de por medio. Entonces, entre la marejada provocada por los altercados, el expresidente gironí Francesc Rebled le puso algo de perspectiva histórica al asunto a través de un mensaje en sus redes personales.

"A causa de la polémica surgida tras el partido del sábado por la rivalidad entre aficionados del Girona y el Espanyol, querría destacar que durante mi presidencia en el Girona, cuando nos encontramos con un tope salarial muy limitado, el único equipo que nos quiso ayudar fue el Espanyol y su entonces presidente, Joan Collet, que nos cedió jugadores a un coste muy barato", twitteó el que fuera mandamás gerundense entre 2013 y 2015 y, muy brevemente, también en verano de 2010.

«La prioridad siempre era el Girona»

"Yo traté con muchos presidentes; con Gusó, Quim Boadas, Rebled... incluso con Delfí Geli, y lo que puedo decir es que cada vez que el Girona nos pedía un jugador, si lo teníamos que ceder y aunque hubiera interés de otros clubes, la prioridad siempre era el Girona, por tratarse de un equipo catalán. Y además, en más de un caso y de dos, si el Girona [que estaba en una delicada situación económica] no llegaba a poder pagar todo el sueldo del jugador, el Espanyol asumía una parte", desvela a Relevo un Joan Collet que fue presidente blanquiazul de 2012 a 2016 y, desde mucho antes, también consejero delegado.

Lo confirma Angel Martínez, que en 2010, siendo perico, se fue cedido a Montilivi: "Para jugadores que no tenían lugar en el Espanyol, era un paso natural ir al Girona, y el club ponía facilidades, especialmente en lo económico, que era la clave. Por proximidad y feeling siempre ha habido buena sintonía entre clubes. En mi caso, significaba regresar a casa y volver a empezar en un entorno óptimo. Lo hablé con mi hermano [José Martínez, leyenda del Girona] y surgió esa opción… y todo se cerró enseguida. Yo hice todo lo que pude y el Espanyol también".

Este gironí formado en el Espanyol que actualmente es consejero en la ciudad de los cuatro ríos habla en primera persona de los dos clubes y goza del respeto de ambas aficiones, ejemplificando que la convivencia entre pericos y rojiblancos es posible. "Me acuerdo perfectamente que fui a firmar la cesión de Angel a Montilivi un sábado por la mañana", añade Collet, responsable de otros muchos préstamos al conjunto rojiblanco: Ernesto Galán, Juanma Hernández, Dani Nieto, Christian Gómez, Christian Alfonso, Carlos Clerc, Pol Llonch, Jairo Morillas o Germán Parreño.

Una relación que viene de los 70

Más recientemente, ya con el City Group a los mandos, el Espanyol cedió Pol Lozano al Girona, clave en el regreso a Primera de los de Míchel. Otros pericos, ilustres, también dejaron huella en Montilivi, caso de Víctor Sánchez, Moisés Hurtado, Ferran Corominas, David García o David López, aunque ya estaban desvinculados del Espanyol al firmar por el conjunto rojiblanco.

Y es que esta buena sintonía entre clubes "viene de mucho antes", de hace medio siglo. "En el 75, el Espanyol ofreció de golpe más de una docena de jugadores al Girona, que se quedó a préstamo al portero Miquel Duran, Toni Gómez, Mena, Villaronga, Amador, Mas y Paco Flores. En esos tiempos también firmó a Martín Abad, que terminaría marcando más de 100 goles como rojiblanco. No solo eso, en 1970, el Espanyol vino al primer Torneo Costa Brava [el trofeo veraniego que organiza el Girona] y lo ha jugado en distintas ocasiones, algunas a precio amigo, por así decirlo", desgrana Albert Mateos Poch, socio del Girona desde hace 50 años, además de exconsejero y exencargado del área social del club.

"En mi época, fuimos a jugar un torneo Costa Brava gratuitamente", ratifica un Joan Collet que estuvo presente en el primer play-off de ascenso a Primera que disputó la entidad. "Cuando jugó la final de la promoción contra el Almería, en 2013, estuve en el palco de Montilivi como presidente del Espanyol dando apoyo al Girona. Y desde el club me lo agradecieron. El presidente del Barça de aquel entonces, que sería Sandro Rosell, no estaba ahí, ¿eh? El del Espanyol, sí", recalca el exdirigente blanquiazul.

«Una falsa rivalidad»

"La segunda vez que el Girona sube a Primera, en 2022, yo me acuerdo de que durante las celebraciones en el Ayuntamiento, ya empiezan a gritar y a insultar al Espanyol. ¿Quiénes eran? Los que han llegado ahora. Esta falsa rivalidad se la han inventado los que se subieron al carro… que antes eran del 'otro' equipo. Estos sí que tenían rivalidad con el Espanyol, pero no por ser del Girona, sino por ser de otro equipo", se arranca Collet sobre los albores del conflicto existente entre ambas aficiones.

"Lo que quiero dejar muy claro es que los 3.000 o 4.000 primeros socios del Girona, los de toda la vida, son los que conocen verdaderamente la historia del club y la buena relación con el Espanyol. E insisto, los aficionados y socios que se han subido al carro recientemente que seguramente ni sabían donde estaba Montilivi porque iban a otro campo, en Barcelona, son los que quieren crear esta falsa rivalidad. Me parece vergonzoso", reitera el expresidente blanquiazul.

A esos aficionados que solo sienten el Girona y que no se identifican con ningún otro club no les terminó de gustar la campaña para promocionar el primer partido contra el Barça en LaLiga, en 2017, un spot en el que un niño se debatía entre ponerse la camiseta rojiblanca o la azulgrana, eligiendo la primera; un debate cada vez más residual en la ciudad de los cuatro ríos, pues los éxitos de Stuani, Míchel y compañía han contribuido a arraigar más el equipo al territorio y a eliminar esas dudas, especialmente entre los más pequeños, que ya nacen siendo de un solo equipo.

Del mismo modo, gran parte de la afición blanquiazul no se siente representada por el grupúsculo que ha cebado esta rivalidad, responsables, por ejemplo, de pegar adhesivos con la imagen de Ana Frank vestida con la camiseta del Barça en la zona visitante de Montilivi.

"Desde el Espanyol ha habido un pequeño grupo de gente, de 40 o 50 impresentables e indeseables, que nosotros tampoco los queremos, que han ido haciendo saludos nazis y cantando por las calles de Girona 'Puta Gerona'. Esto también lo tenemos que reconocer. Es evidente que no ha ayudado, pero que no nos pongan a todos en el mismo saco, que no nos hagan cómplices de los actos de esta gentuza, porque son gentuza. No representan a la afición", lo cierra Collet.

De las pegatinas de Ana Frank al 'A Segunda'

"Es que estos fanáticos del Espanyol, que van vestidos de negro, le hacen mucho daño al resto de desplazados cuando vienen a Girona. Aunque no fuera mayoritario y algunos trataron de silenciarlo, tampoco me pareció nada inteligente que algunos aficionados gironins le cantaron 'A Segunda' al Espanyol en el último partido. Hay que tener perspectiva histórica. También me acuerdo que en partido en un Cornellà, de los primeros entre ambos, hubo cánticos por parte de los del Girona en favor de Puigdemont y algunos respondieron con pitos. El caso es que entre una cosa y otra se ha intoxicado y retroalimentado esta rivalidad, totalmente absurda, que se ha ido encabronando con cierta radicalización del asunto y odio en redes por parte de ambos lados", analiza Albert Mateos, con "pena y rabia" en vistas del conflicto existente.

Mateos, además de socio y extrabajador del Girona, es algo así como el guardián de la memoria histórica de la entidad, pues posee miles de fotos y documentos del club desde sus inicios, que comparte a diario en Twitter. Y precisamente, a través de su cuenta en esta red social, cada vez que se acerca el partido contra el Espanyol recuerda la buena relación y la concordia que ha habido siempre entre ambas entidades. Y pide respeto, mismo mensaje que manda a este medio de cara el derbi del lunes: "Me encantaría que se recuperara la conexión cordial y de amistad entre ambos clubes y aficiones. Y pienso que a las dos entidades les convendría hacer autocrítica para tratar de atajar de algún modo esta absurda rivalidad que nunca había existido y con la que muchos no nos sentimos identificados".