Dos chispazos sujetan al Real Madrid a la Liga y neutralizan a un Rayo rebelde pero sin ataque
Mbappé y Vinicius le dan el triunfo al conjunto blanco que aprovecha la derrota del Atlético pero deja dudas.
El Real Madrid se puede dar por conforme con el resultado contra el Rayo Vallecano (2-1). La victoria le sirve para mantenerse en la lucha por LaLiga y adelantar al Atlético tras su pinchazo en el Coliseum. Lo que no pudieron hacer los de Ancelotti fue apagar las dudas que acompañan al equipo durante todo el curso. Los goles de Mbappé y Vinicius, dos destellos individuales, tapan una segunda parte espesa y preocupante a tres días de ir al Metropolitano. Al equipo de Iñigo Pérez sólo le faltó algo de ataque además del golazo de Pedro Díaz para llevarse un botín del Bernabéu. Los locales acabaron perdiendo tiempo, con malas caras y escuchando pitos. Un triunfo para no presumir.
Antes de comenzar el partidos, los corazones del Bernabéu se encogieron durante un emotivo minuto de silencio por el trágico fallecimiento de Carlos Miñarro, médico del Barcelona, y David García de la Loma, árbitro. Un ejemplo triste pero bonito de que la competición se queda en el campo y que en la vida sólo importan las personas y el respeto.
Tras el silencio, el ruido. El Madrid iba cogiendo ritmo ante un Rayo capaz de ahogar las ideas colectivas de los locales, pero no el talento individual. Los de Ancelotti jugaban bien, pero no encontraron el gol hasta que los cracks tomaron la palabra. Vinicius y Mbappé se echaron el equipo a la espalda para conseguir la victoria y para silenciar las críticas de las últimas semanas, más punzantes con ellos que con el resto de sus compañeros. La exigencia de ser los mejores...
El primero que apareció fue el francés, con un gol que hubiese firmado Benzema. Salió de su zona de acción hasta el centro del campo, abriendo un hueco que después se encargó de aprovechar. Recibió un balón en carrera ante un Lenglet que parecía tener ganada la posición. Pero con los cracks, no puedes bajar la guardia. Un recorte y un disparo en tres segundos acabó con el primero de la tarde (30') y el estallido del Bernabéu.
Cuatro minutos tardó Vinicius en sumarse a la fiesta. Su golazo (34'), puro 'jogobonito', llegó tras destrozar a Ratiu y Lejeune. Entró al área con la pelota, salió de ella levándose al central, lo regateó para volver a acercarse al arco de Batalla, recortar ante Ratiu, y sorprender con un disparo al palo corto. Un gol que empezó con la gente llamándole "chupón" y que terminó levantando a la afición del Bernabéu.
El Rayo no le perdía la cara al partido. Los goles en contra no alteraron el plan de Iñigo, aunque necesitaron otro golazo para volver a meterse en el partido. Cuando agonizaba la primera mitad Pedro Díaz, demasiado solo, lanzó un zapatazo desde fuera del área que entró tras rebotar en el larguero. El árbitro lo anuló por un presunto fuera de juego, pero el VAR tardó unos segundo en corregirlo. Un tanto que despertó la esperanza vallecana y provocaba que Ancelotti se fuera con cara de pocos amigos al vestuario.
Modric y Tchouameni sostiene una segunda parte para el olvido
En el segundo acto se bajó el ritmo. El Madrid perdió fluidez y el Rayo seguía bien colocado pero siempre lejos de la portería de Lunin. Con este panorama, Modric y Tchouameni se hicieron los reyes del partido. Croata y francés tomaron la manija de su equipo aunque sin correspondencia por parte de los delanteros. Todo lo contrario a Bellingham, que demostró que los descansos no le vienen bien. Quiso participar, pero casi siempre de manera desacertada, algo impropio de su estilo habitual.
El equipo de la franja tampoco se veía incómodo. La sensación que existía en el ambiente invitaba a pensar que cualquier error del Madrid los metía en el partido, y que los de Ancelotti habían levantado el pie del acelerador. Nunca con situaciones claras, pero Lunin tuvo que aparecer en un par de ocasiones para evitar lo que hubiese supuesto el conato de un jaleo en el Bernabéu.
Los cambios de Carletto e Iñigo no surtieron demasiado efecto. El italiano sumo piernas a su medular con Valverde y Camavinga sacando del terreno de juego a Rodrygo y Mbappé. Sorprendente lo del segundo, que acaba el partido en el banquillo por segundo partido consecutivo en Liga. Su homólogo en el Rayo refrescó el ataque, pero sin efecto.
Los nervios se apoderaron del Real Madrid al final, que acabó perdiendo tiempo. Lunin primero y Modric después -el croata se ganó una amarilla por ello-. Incluso se escuchó algún pito tras el pitido final sobre el himno de la megafonía. Un partido para entender que este equipo necesita mucho más para ganar títulos esta temporada.