REAL MADRID

El Fernando Martín presidente del Real Madrid puesto a dedo por Florentino Pérez: "Ni he robado, ni tengo queridas, ni nada parecido"

El empresario, que ha reconocido esta semana que pagó 26 millones de euros en comisiones ilegales por la trama Gürtel tuvo un periodo muy breve y algo estrambótico.

El Fernando Martín presidente del Real Madrid puesto a dedo por Florentino Pérez: «Ni he robado, ni tengo queridas, ni nada parecido»
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Fernando Martín fue presidente del Real Madrid durante dos meses, tiempo suficiente para no hacer nada reseñable y, a pesar de todo, dejar una cierta huella por el reguero de confusión y drama que llevó consigo. Empezó su mandato el 26 de febrero de 2006, el mismo día que Florentino Pérez, harto de los malos resultados y una relación cada vez más tóxica con la plantilla —el famoso "los he maleducado"—, sorprendió con una abrupta salida y dejando como heredero a otro gran empresario como era Martín. 58 días después, su sucesor siguió el m ismo camino.

"Cuando lo justificaba decía que quien estuviese ahí tenía que ser alguien que tuviese dinero, lo cual tiene poco sentido, porque en realidad el presidente no pone dinero", explica una persona relacionada con el proceso que opta por el anonimato para poder hablar con más libertad.

Florentino dejaba la presidencia, sí, pero no del todo el Real Madrid, lo que a corto y a medio plazo, por diversos motivos, sería importante. "Tras el partido del Mallorca convocó a la Junta, dio la mano a todos, que era algo que no había hecho nunca, y dijo 'bueno, he decidido dejarlo y que mi sustituto sea Fernando Martín'. Y ahí empezó su epopeya, que fue un desastre", recuerda uno de los presentes.

Quien habla explica que Florentino no sabía los problemas que iba a tener Martín más adelante, asociados con la corrupción y que le han llevado esta semana a admitir la mayor mordida de la historia de España, dentro de uno de los juicios de la Gürtel. "Yo sabía que era un hombre muy limitado, por eso nos sorprendió que le pusiese. Yo creo que le deja como esos que dejan a su sucesor al menos capaz, porque eso les hará mejores a ellos. Ahí había mucha gente con muchas más posibilidades para sustituirle", explica.

"Sabía que no iba a dar la talla, como así fue, también que el resto de directivos podían hacerle dimitir cuando quisieran. Cuando vio que quiso soltar amarras, aquello fue un fracaso", explican. Florentino, por descontado, tenía muy controlada a la Junta, que era la que él mismo había nombrado, y sabía que podía organizar una rebelión si era necesario y terminar haciéndole saltar cuando quisiese. El final de Martín, del que hablaremos luego, fue efectivamente un motín de los directivos.

Fernando Martín salió en los medios, se sometió muchas entrevistas, tuvo que hablar en público y cualquiera que lo observase podía llegar a la conclusión de que podría ser un gran empresario, que eso es otra cosa, pero desde luego no era un comunicador dotado o una persona carismática. "Era un hombre oscuro, químico de profesión, había estudiado en Valladolid. No tenía ninguna dote para expresarse ni para tratar de liderar. En la Junta era uno más, nunca intervenía y de repente se vio en el trono y creyó ser el rey", remarcan.

Le veían como un okupa

La disensión empezó pronto, casi el mismo día de su llegada. El problema principal, que se enquistó hasta el final, fue su deseo de permanecer en el cargo hasta el final del mandato que le correspondía a Florentino. Es decir, él quería llevar su presidencia hasta 2008, cuando estaban prevista las elecciones, y de hecho estaba estatutariamente legitimado para ello. Todos sus compañeros de Junta, y según la prensa de la época una abrumadora mayoría del madridismo, estimaba que ese mismo verano tenía que someterse a unos comicios.

Se lo dijo la Junta desde el inicio, en parte, según los que conocieron el caso, porque esa también era la idea de Florentino, que estaba fuera pero seguía siendo muy relevante en el devenir del club. Unos meses después, ya caído Martín, hubo elecciones, y ahí el candidato apoyado por el actual presidente blanco, Villar Mir, no logró ganar, para disgusto de Florentino.

Martín hizo el cálculo y pensó que tenía fuerzas suficientes para mantenerse. Ahí empezó una curiosa gira por medios de comunicación, con filtraciones a diestra y siniestra en las que se daban por hecho jugadores de primerísimo nivel —Henry, Chivu, Rooney— y un entrenador, Carlo Ancelotti, que tardaría unos cuantos años en convertirse en técnico y leyenda blanca.

Eran tiempos de zozobra en la plantilla, los resultados no llegaban y la dinámica no cambió especialmente con la salida de Florentino. Tras un empate en casa contra la Real Sociedad se dio uno de esos estrambotes que quedan en la memoria. Decidió cancelar unos días libres que había concedido el entrenador como medida de castigo para retractarse solo unas pocas horas más tarde.

Es verdad que el Madrid de los galácticos en ese momento era ya un gigante con pies de barro en el que se habían fichado nombres y nombres sin mucho concierto, entrenados por Juan Ramón López Caro y con Benito Floro de director deportivo —también a él le movió la silla en los dos meses que estuvo Martín—, un panorama poco halagüeño que se juntaba con el Barça de Rijkaard ganando la Champions poco más tarde.

Hay dos sucesos más que marcaron para siempre la presidencia de Martín, aunque esos ocurrieron muy lejos del césped. Uno fue protagonizado por Ángel Torres, entonces y ahora presidente del Getafe, siempre socio madridista. Torres realizó unas declaraciones en la previa de un partido en las que criticaba de la mala gestión de Florentino Pérez. Él tenía una buena relación con Martín, de hecho ambos acababan de comer juntos en el Hotel Intercontinental de Madrid.

Eso hizo que aquellas frases se interpretasen como un dardo del presidente de Martinsa a su predecesor, algo que a Pérez no gustó, y todavía más cuando vio que Martín no iba a responder. Eso supuso que su posición, que ya caminaba sobre hielo fino, fuese todavía más precaria. Es más, aquella contestación que esperaba Florentino terminó existiendo, pero en boca de Enrique Sánchez, portavoz de la Junta y uno de sus históricos afines.

La entrevista de El Confidencial

La presión era cada vez mayor cuando Martín se marchó de vacaciones de Semana Santa a Miami, escapándose así de la comida de directivas contra, precisamente, el Getafe. Desde ese retiro, lanzaría la bomba definitiva, un brutal ataque a sus compañeros de Junta, que llevaban tiempo moviéndole la silla, en El Confidencial.

La invectiva es de esas que ya no se estilan. Aquí alguna muestra:

"Aquí lo que ha ocurrido es que alguno creyó que yo iba a ser un monigote fácil de manejar en sus manos, pero a mí no me maneja nadie, y cuando ven que no soy ese monigote empiezan los movimientos subterráneos. Yo moriré con las botas puestas, pero serán mis botas, no las de nadie".

"En la vida no hay que descartar nada, pero yo sé lo que hay que hacer con el Real Madrid; no me voy a dejar dominar por nadie, y tengo que tener libertad absoluta para tomar las decisiones pertinentes".

"Que conste que no le tengo miedo a unas elecciones a la presidencia, no señor, no le tengo ningún miedo, entre otras cosas porque estoy convencido de que las voy a ganar. ¿Que si está Florentino en la conspiración? Pues no lo sé, no me consta, pero en caso de que también quisiera elecciones anticipadas, él mismo las podía haber convocado".

"En cuanto yo llegue ya se verá cómo ninguno da la cara. Estoy convencido de que en la reunión de la Junta Directiva del próximo 26 ocurrirá lo mismo que el día de la dimisión de Florentino, hace justo 50 días: la gente enreda por detrás, pero por frente y por derecho nadie se atreve a decir nada".

Y, como guinda final: "Total, que entonces me apoyaron todos, y ahora va a ocurrir lo mismo. Yo no tengo ningún miedo. Soy libre y vivo libre. Ni he robado, ni tengo queridas, ni cosa parecida. Mi vida es clara y transparente y nadie puede sacarme algo raro porque nada raro hay en ella".

Por aclarar algunos conceptos de esa última frase. No, no le apoyaron todos, la Junta del 26 fue la última en la que presidió el Madrid. No, a tenor de sus últimas confesiones su vida no era tan clara y transparente y sí que se podían encontrar cosas raras en ella.

Por supuesto aquellas palabras sentaron como una patada para todos los de alrededor que, si tenían alguna duda, pisaron el acelerador para echarle. Él, que se estaba resistiendo, terminó convocando una reunión con los directivos el día 26 de abril.

Esa última Junta, eso sí, fue de aúpa. Martín se encastilló, pero si 13 directivos se le ponían en contra estaba obligado a dimitir. Solo Otero-Lastres se quedó a su lado, el resto de directivos le retiró la confianza y le obligaron así a dimitir. Fue una reunión tensa.. "La cosa se calentó y Butragueño, que era vicepresidente en aquel momento, trató de apaciguar los ánimos. Un directivo, que era un hombre no muy agradable, le paró en seco con un 'Tú cállate, que eres un empleado', porque efectivamente, además de ser vicepresidente cobraba del Madrid".

Se fue Martín y entró Luis Gómez-Montejano, un presidente que era solo una transición hasta las urnas. Su sueño de ser presidente del Real Madrid duró poco, ni siquiera fue capaz de presentarse a las elecciones. Sus problemas más importantes, sin embargo, estaban por llegar. En el año 2008 la quiebra de Martinsa-Fadesa, la inmobiliaria de la que era presidente, fue el primer colapso de una empresa en la gran crisis económica. Los problemas judiciales posteriores no hicieron más que agravar el problema que llega hasta nuestros días, con la confesión de esta semana.