Diego Rodríguez, el futbolista que cambió el Betis por el Sevilla en los 80: "El coche siempre tenía algo, que si los cristales..."
El tinerfeño repasa cómo vivió el cambio de equipo en una ciudad como Sevilla. "Me ponía jugar con el público en contra", dice.

Asentado en Sevilla desde que fichase por el Betis en 1982, pocos futbolistas conocen tan bien la idiosincrasia de los dos clubes sevillanos como Diego Rodríguez Fernández (La Orotava, 1960). Seis temporadas de verdiblanco, que le valieron para convertirse en internacional con la Selección española, y ocho años como sevillista, donde se consolidó como un líder, el tinerfeño protagonizó un cambio de acera futbolística que revolucionó en su día el fútbol sevillano. "El paso no fue fácil, pero me quería quedar en la ciudad", relata a Relevo, en una animada charla en esta semana de derbi que se desarrolla en un salón del Restaurante Meraki plagado de recuerdos futbolísticos.
Criado en el CD Vera, Diego siempre fue un adelantado. "Con 16 años ya jugaba en el primer equipo", cuenta el defensa, que luego daría un salto con su fichaje por el Tenerife. "Manolo Sanchís me hizo debutar", recuerda Diego, que tuvo ofertas de la Unión Deportiva Las Palmas, aunque él tenía clara su idea. "Estuve en el equipo de mi tierra durante cuatro años, pero yo quería dar el salto a la península. Me siguieron el Valencia y el Betis, y me decanté por el Betis", dice el tinerfeño, al que consiguió convencer Pedro Buenaventura, entonces el encargado de realizar los fichajes en el club verdiblanco. "Hablamos algunas veces y ya la definitiva fue en El Puerto de Santa María en un partido con la Selección Sub-20", rememora Diego, que llegó con apenas 22 años a aquel Betis que unos años antes se había proclamado campeón de la Copa del Rey. "Era un gran equipo, con muchos de los campeones del '77. Gordillo, Cardeñosa, Esnaola, Biosca, Bizcocho, Diarte, Benítez...", remata el tinerfeño.
Del Betis al Sevilla, en una polémica decisión que recordará ahora en Relevo y que le hizo pasar por situaciones difíciles que él siempre supo llevar. Jugador de carácter y temperamento, como luego ha mantenido durante toda su vida, en Nervión se consolidó como capitán y vivió los derbis desde el otro lado de la ciudad. "Azkargorta me dijo cuando jugamos en el Villamarín que sí estaba preparado para jugar. Y le dije: '¿Cómo no voy a jugar con esta presión si es lo bonito del fútbol?'", afirma Diego.
Llegaste al Betis en 1982, ¿qué te encontraste?
El Betis de aquella época era un gran equipo y yo era de los más jóvenes. Fueron unos años maravillosos y con buenas campañas también. Quizá las últimas no tanto, cuando entró Retamero de presidente. Yo me fui en el 88 y ese año nos salvamos en Las Palmas en el último partido, que ganamos 1-2.
El final en el Betis no fue sencillo, acabaste contrato y te marchaste.
Tenía varias ofertas y no quise renovar, no alcanzamos un acuerdo. También al Betis en esos dos últimos años lo habían desmantelado completamente. Se fueron Hadzibegic, Calderón, Parra... Nos habíamos salvado de milagro y decidí irme porque creía que era el momento. Aunque otros no lo compartían, yo creía que era el momento. Tenía ofertas y me decidí por el Sevilla. El Betis venía arrastrando una mala gestión y al año siguiente bajó.
¿Qué te llevó a fichar por el Sevilla?
No era una decisión fácil, pero yo estaba afincado aquí. Tenía ofertas del Atlético de Madrid, del Valencia y de algún equipo más. Pero cambiar de aire era complicado, irte a otra ciudad con la familia también. Decidí irme al más cercano. Estaba en casa perfectamente y no me tenía que mover.
Pero imagino que fue una decisión con mucha presión...
La presión va en el sueldo. Yo entendía a la afición que, lógicamente, no veía ese paso de la misma forma que yo. Pero yo era un profesional y tenía que asumirlo. Si tú das un paso importante como el que di yo, hay que asumir todo lo que venga. No me fui al Sevilla por mala intención o por algo en concreto. Vivía aquí y estaba a gusto. Me acogieron bien en el Sevilla y también fueron después buenos años. Tuvimos un gran equipo en esa época.
¿Qué te decían por la calle?
Hoy está el problema de los insultos o del racismo... Antes nos decían de todo y no pasada nada. La gente iba al campo a desahogarse y hubo algunos problemas. Pero cuando di el paso ya sabía que esto iba a ser así. Tampoco pedía que lo entendieran, entendía yo lo que había hecho. Es normal que ellos demostraran su amor con un cántico y lo que no les gustó con un grito o un insulto. Esto es así, cuando se toman las decisiones hay que aceptarlo.
¿Viviste alguna situación que no se te haya olvidado?
Hubo muchas... Recuerdo que en el primer partido que hubo en el campo del Betis, con Azkargorta, había muchos comentarios, estaba reciente lo de haberme ido al Sevilla y la gente estaba un poco más exaltada. Eso era lo bonito del espectáculo, a mí me gustaba. Azkargorta me dijo que si sentía mucha presión que no jugara. Y yo le dije: '¿Cómo no voy a jugar si esto es lo bonito del fútbol?
A ti nunca te pesó...
Al contrario, a mí me gusta. Las decisiones en la vida las tomamos por algo. Yo he estado muchos años en el Sevilla, soy sevillista, pero también pase buenos años en el Betis y me trataron bien. Crecí en el Betis con grandes jugadores que siguen siendo amigos y a mí me merece un respeto enorme. La afición del Betis, mientras estuve allí, se comportó de maravilla. No tengo que reprochar nada.
"En el Sevilla somos tan incompetentes que hemos tenido un futbolista como Isco y no lo han convencido para que se quedara"
Tengo entendido que alguna cosa subida de tono sí que te dijeron.
Sí, sí, algunos comentarios hubo, lógicamente. Pera era normal y había que sobrellevarlo lo mejor que podía. Aquí se vive mucho, incluso creo que antes más que ahora, un Sevilla-Betis. Es lo máximo, incluso más mediático que un Madrid-Barcelona, que puede ser superior a nivel de prensa o lo que quieras, pero a nivel de campo, esto es más. Y aquellos derbis eran muy aguerridos, de mucha bronca, muy fuertes, pero bonitos.
Algo le pasaba a tu coche...
(Risas). Muchas cosas, pero son anécdotas. El coche siempre tenía algo roto, que si los cristales... Lo típico. Son cosas del pasado y creo que lo llevé bien.
¿Cómo te acogieron en el Sevilla?
Me acogieron bien, aunque la afición, después de tantos años en un lado, estuvo a verlas venir un poco. Pero si lo tienes claro, no hay problemas, y en un par de partidos se pasa todo. Yo sabía lo que quería y me adapté muy bien.
Acabaste marcando época en Nervión.
Fueron ocho años y con un buen equipo que fuimos teniendo. Unzué, Suker, Moya, Soler, Martagón, Prieto... Recuerdo que en aquella época éramos quintos y la gente nos sacaba los pañuelos y nos cantaban 'Otro año igual'. En esa liga ganaba el Valencia, el Deportivo, el Atlético, el Madrid, el Barcelona... Había más igualdad que ahora, que sólo ganan dos. Sólo había dos extranjeros por equipo y más gente de la cantera.
Y Maradona.
Hay gente que quizá ha vivido una parte u otra... Ya ha fallecido, pero ha sido el mejor jugador que he visto. Y siendo un enfermo, pero eso no creo que nadie pueda reprocharlo. Vivió su vida, la que tenía que vivir y como quiso. Un tío que no podía salir a la calle en Argentina. Cuando vino al Barcelona estaba yo en el Betis. Estuvo sólo un año o dos, pero era increíble verlo jugar. Al resto de los mortales nos conocen, pero podemos salir a la calle con tu familia. Ese hombre no podía ir a ningún lado, imagínate 20 personas detrás todo el día. No tenía vida privada. Es el mejor técnicamente que vi, y mira que pasaron buenos como Davor Suker.
¿Te quedó algo por hacer en el fútbol?
Me hubiera gustado jugar en Inglaterra. Es un fútbol donde hay más respeto, más educación, no se simula como aquí, donde los futbolistas no ayudan a los árbitros. Aquí ahora vivimos un tiempo complicado con el VAR. Es un arma importante para ser más justo, pero si no se aplica bien es más injusto. Por ejemplo en Inglaterra hay cosas que no se rearbitran como aquí.
¿No sería más complicado para un defensa de tu época con el VAR?
No lo creo, el reglamento dice lo mismo. Tú puedes entrar y chocar con un futbolista. Mira Asencio, un central atípico ahora. ¿Tú ves alguno parecido? Va al suelo, a cortar el balón, agresivo abajo, pero no va con las piernas levantadas. Va abajo porque eso se permite y antes era parecido. El fútbol es un deporte de contacto, lo que pasa que ahora hay cámaras por todos lados. Va un futbolista a toda velocidad, toca con la puntera el balón y con el otro pie lo pisa. Eso es un lance del juego. Lo que hay que valorar es la intencionalidad de hacer daño, eso es lo que tiene que valorar el árbitro. Cuando chocan dos tíos es normal que pueda haber daño o heridas, las hemos tenido todos.
Tu carrera se alargó hasta los 41 años. ¿Fuiste un pionero en cuidar tu físico?
Yo creo que es vocacional, a mí el fútbol me ha gustado más que nada en la vida. He vivido para ello. Hay que cuidarse, claro, porque lo que hiciste ayer no vale. Hay que hacerlo otra vez cada día y seguir entrenando. Nadie te va a regalar nada y si juegas tantos años en la élite es por algo.
Los derbis de Diego. ¿Sentiste diferencias entre vivir la rivalidad en el Sevilla y en el Betis?
No, en esa época había mucha gente de la cantera en los dos equipos y otra que llevaba muchos años en el primer equipo. Recuerdo con Manolo Cardo subieron Francisco, Ruda, Moisés, Choya... Había ese espíritu de derbi del que ha vivido la ciudad y era un pique enorme, aunque luego te encontrabas por la calle y bien. Todo quedaba en el campo. Ese espíritu que había en la calle durante la semana, a veces no podías ni pensar en el partido de cómo lo vivía la gente. Los tiempos han cambiado, ahora los derbis son más light. Yo los viví intensamente en ambos lados. A mí me gustaban esos partidos, con un colorido espectacular. Toda la semana ya se hablaba, incluso aunque tuvieras uno antes. Y cuando llegaba el miércoles o el jueves era terrible.
¿Cómo ves el de este domingo?
No veo favoritos, aunque el Betis está haciendo las cosas bien. En el Sevilla somos tan incompetentes que hemos tenido un futbolista como Isco y no lo han convencido para que se quedara. ¿Tú te lo crees? O es que a Isco se le olvidó jugar al fútbol. Jugaba en el Madrid y vino aquí. Y luego se va al Betis. Por Dios, ¿no te has parado a pensar? Que primero estuvo aquí y por qué se fue. Luego han firmado bien con Antony.
"A mí me gustaba jugar con la gente alterada y chillando, aunque hay algunos que no pueden"
¿Qué consejo le darías a García Pimienta?
El derbi se prepara según las características de tu equipo. Cuando no tienes el balón hay que morder y recuperarlo lo antes posible. Y cuando lo tienes hay que jugar y para eso te hace falta calidad. Son dos formas de jugar, primera y segunda, o segunda y primera. La calidad en un momento dado la pueden poner Lukebakio o Ejuke, el resto, no. Es un equipo para replegar y jugar a la contra.
¿Personalmente te gustaba jugar más de local o de visitante?
Con el público en contra. Me ponía... Es como los romanos, colega. Hay gente que no puede la presión y gente a la que le da igual. Hay gente que se pone nerviosa y no puede jugar, los he conocido. En partidos de entrenamiento se salen, pero cuando juegan con 50.000 en la grada son un flan. A mí me gusta ese ambiente. Me gusta ver a la gente alterada y chillando. Eso me encanta. También hay jugadores a los que no les puedes apretar tanto, si no cometen errores. Hay gente que asimila mejor esa presión. Es una balanza que debe manejar el entrenador.
¿Recuerdas algún entrenador que viviera especialmente esta semana?
He tenido muchos entrenadores que han vivido intensamente el fútbol. A Caparrós no lo he tenido, pero lo he visto. Bilardo era otro ejemplo. Pellegrini es frío como un témpano. Gane o pierda es comedido, educado y tranquilo, como Ancelotti. Son entrenadores que me gustan, que tienen esa tranquilidad, y lo que tienen que hablar lo hacen en el vestuario. Pellegrini me recuerda a Cantatore.
Por último, ¿cómo ves el Sevilla actual?
Me duele. A mí me gustaría ser presidente del Sevilla, pero no puedo serlo. Puedo hacer otras cosas, entrenar, la parte técnica... Esto es como el principio de Peter. Se puede ser un buen segundo pero un primero nunca. Esto es lo que ha pasado en el Sevilla. Le sobrepasa la situación al actual presidente y al anterior. Son gente que puede colaborar en el club, pero no para dirigir. A mí me gusta un presidente como Florentino, que funciona como una empresa. Aquí pasamos de proyecto cada seis meses. Y luego déficit, déficit y déficit. Quieren seguir todavía debiendo 250-300 millones de euros y al final lo vamos a pagar los sevillistas. Puede hasta desaparecer, no tienen los medios económicos para sacarlo de ahí y de ideas, menos, lo estamos viendo.
A ti se te ha visto junto a Del Nido Benavente.
Lo conocí cuando era vicepresidente. Luego la gestión que hizo, aunque no le guste a algunos, se fue dejando superávit y un equipo de Champions. Pero lo mismo entra y me ofrece una cosa que no me gusta y le digo que no. No voy a entrar por ser amigo suyo. En la época de (Luis) Cuervas y él de vicepresidente, yo era el único futbolista en activo que iba a la asamblea y lo apoyaba. No tengo nada que esconder. Conozco a los tres hijos de su primer matrimonio y me duele. Los conozco desde hace mucho tiempo.