GETAFE 1 - LAS PALMAS 3

Un discurso de cuatro minutos, un WhatsApp y el calvario personal de Ramírez despertaron a Las Palmas: "Están matando a nuestra familia"

El presidente de Las Palmas removió la conciencia de sus jugadores antes del Coliseum: "Yo soy el capitán legionario".

Las Palmas celebra la victoria./EP
Las Palmas celebra la victoria. EP
Jonás Pérez

Jonás Pérez

La Unión Deportiva Las Palmas ha sacado un triunfo de lo más valioso en el Coliseum para acercarse a la zona de permanencia. Tras la expulsión de Diego Rico, los canarios dieron un paso adelante, remontaron y acabaron conquistando Getafe para quedarse a tan solo un punto del casillero del Deportivo Alavés. Una victoria que quizás no hubiera llegado sin la charla motivacional que les dio en el hotel su presidente Miguel Ángel Ramírez. Este tiró de una dura situación personal para remover las conciencias de sus futbolistas, para que dieran el máximo de sí y pensaran en lo que están sufriendo todos sus seres queridos ante la compleja situación que vive el equipo en la tabla clasificatoria.

"Primero, tranquilidad. Hoy vamos a ganar señores, de verdad, lo tengo clarísimo. Hoy vamos a ganar. Por lo tanto, tranquilidad. Yo les quiero hablar a ustedes durante tres minutos de una experiencia mía personal. Una experiencia que me ha sucedido el domingo cuando estábamos jugando el partido. Me pasó a mí, le podía haber pasado a cualquiera de ustedes", comienza.

Los jugadores, pese al avance de los días, no eran conscientes de qué es lo que estaba por venir. Entonces, Miguel Ángel Ramírez les revela: "A mi padre le dio un amago de infarto en el descanso y fue ingresado. Ayer le pusieron tres steps. A mí no me quisieron decir nada durante el partido, pero le podía haber pasado a cualquiera de ustedes. Me pasó a mí. Afortunadamente, todo va a arreglarse. Termina el partido y recibo... Termina el partido y, como todos ustedes, pues, amargado, ¿no? Porque cuando las cosas salen mal, pues estamos todos como estamos".

Rápidamente cambia su testimonio y deja a un lado el drama para impulsar a los jugadores hacia el triunfo: "Yo soy aquí el capitán legionario. Ustedes son mis legionarios y yo soy el capitán. Pero yo soy igual que ustedes. Tengo sentimientos, sufro, me duele, lloro. Cuando estamos solos, pues, lo pasamos mal. Y el domingo recibo un WhatsApp que me alegró el domingo y la semana. Que ahora lo van a escuchar. Que podría haber sido el hijo de cualquiera de ustedes, el hermano pequeño de cualquiera de ustedes, su madre, su padre... Y me hizo reflexionar. Al final, estamos siempre enfocados en hacer las cosas de una manera y las cosas no salen, no salen y la vida es mucho más amplia".

Y entonces llega el mensaje: "Pero lo que les quiero transmitir es cómo sufre la gente que está a nuestro alrededor. Hasta la gente inconsciente, hasta los que no tienen conciencia sufren. Me lo manda mi nieto, que tiene seis años". El WhatsApp en cuestión era enternecedor. Hablaba el niño: "Abu Miguel, ¿estás triste? La próxima vez ganamos. Te quiero". Con el fin de que se escuche bien, el presidente lo vuelve a poner. O, más bien, para que sean conscientes de que un chico que apenas sabe lo que es el fútbol tiene la capacidad de empatizar y entender qué es lo que ocurre alrededor.

Y llega la reflexión final, que reproducimos íntegra:

Lo que les quiero decir con esto es que la gente que nos quiere, la gente que está sufriendo con nosotros lo que estamos viviendo, está pasándonos muy mal. Hasta un niño inconsciente, pero que te ve a ti mal. Entonces, lo que les quiero decir es que es muy importante lo que estamos haciendo nosotros por nuestra familia, señores. ¿Qué haríamos nosotros si alguien viniese a dañar a nuestra familia? Mataríamos.

Nos están matando a nuestra familia. Toda nuestra gente que nos quiere está sufriendo demasiado. Necesitamos morir en el campo nosotros. Nosotros somos los únicos que podemos arreglar esto. Ni el entrenador, ni la afición, ni el presidente, ni su puta madre. Los que el míster diga que tienen que salir, son los únicos que pueden arreglar esto por todos nosotros.

Por favor, les pido, hoy tenemos que morir en el campo. Si nosotros ganamos hoy el partido, que lo vamos a ganar. Todos nosotros y nuestra familia vamos a ser felices. Por lo tanto, hagamos todo lo que hay que hacer en el intervalo de juego. Porque de nada nos vale después estar tristes. Depende de nosotros. Nuestra familia lo está pasando muy mal. Hagámoslo por ellos".

Ha dado resultado. Tres puntos más en el botín de Las Palmas. Una victoria de las que cambian temporadas.