El distanciamiento entre el Celta y Luis Campos llegó en tres actos y 70 días
Cronología del enfriamiento de una relación entre la nueva presidenta y el asesor deportivo.

La relación entre Marián Mouriño, nueva presidenta del Celta, y Luis Campos, asesor deportivo del conjunto celeste, no pasa por su mejor momento. El distanciamiento entre ellos llega por el modelo de trabajo que desarrolló la entidad con el anterior mandatario y su mano derecha Antonio Chaves y que la hija de Carlos Mouriño no comparte. El respeto entre ambos es máximo y la comunicación también es fluida, pero a distancia, algo que no termina de convencer en A Sede.
El afamado director deportivo portugués llegó al Celta hace casi dos años y firmó un contrato con la entidad hasta junio de 2024. Lo hizo en calidad de asesor y sus funciones quedaban claras. Él se encargaría de presentar una serie de jugadores para fichar e incluso realizar la primera gestión de convencerles, pero la negociación recaería plenamente en la gente del club, que en este caso era el mencionado Chaves, director general. Así funcionaron durante el mercado de 2022.
Todo eso, salvo visitas puntuales a la ciudad olívica, lo hacía a distancia, bien desde Esposende, bien desde el lugar que él quisiera. Este último verano, la forma itinerante de trabajar que tiene Campos se encontró con Marián Mouriño como cabeza del club. Acostumbrada a las negociaciones en otros aspectos empresariales, la presidenta se tuvo que remangar en más de una ocasión con agentes y clubes. Y la relación entre ambos se ha ido desgastando en tres actos y 70 días.
❝Yo estoy aquí para pelear por el Celta❞
— RC Celta (@RCCelta) November 28, 2022
Luis Campos y 𝒍𝒂 𝒇𝒓𝒂𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒅𝒊́𝒂 💙🙌 pic.twitter.com/ktRzjPL8tQ
El primer punto de fricción entre las partes llegó el pasado 1 de septiembre, curiosamente el día que llegó la única victoria del Celta en Liga hasta el momento. Esa noche se cerraba el mercado de fichajes y el club vivió una jornada de lo más estresante, con dos fichajes cerrados en las últimas horas (Ristic y Guaita) y un mediocentro que finalmente no llegó pese a intentarlo sin parar. El hecho de que Campos no estuviera presente en A Sede junto a Marián Mouriño y Juan Carlos Calero generó cierto caos en la entidad con la forma en la que hubo que trabajar el último día de mercado. Primer acto.
El portugués tiene por contrato que su figura se limita a la de asesoría, la misma que en el PSG. En ese punto, la presidenta celeste no puede achacarle nada, aunque sí ha reconocido públicamente que le gustaría que estuviera mucho más presente en el día a día del club. En A Sede ha generado cierta molestia el hecho de que semana tras semana se le vea presenciando los partidos del cuadro parisino (el último ejemplo, este miércoles en Dortmund) y no haya hecho lo mismo estos meses en Vigo. No le penaliza contractualmente, pero son gestos que hubiesen jugado a su favor. Segundo acto.

Hay otra fecha marcada en rojo en el club. El viernes 10 de noviembre, el Celta jugaba ante el Athletic. Al igual que ocurrió semanas antes frente al Girona, en A Sede contaban con que Campos estuviera presente en un importante partido, pero el luso aquella tarde dio una conferencia ante estudiantes franceses de la mano del PSG. Fueron muchos en el club los que se sintieron como segundo plato y desde entonces han cerrado filas en torno a un nuevo modelo deportivo que quiere implantar Mouriño y que implicará que la principal figura del organigrama esté presente en Vigo. Tercer acto.
Como explicamos anteriormente, la relación entre las partes es buena y de máximo respeto. Ambos están trabajando en los refuerzos que debe hacer el Celta en el próximo mercado de invierno, pero tanto Marián Mouriño como el propio Luis Campos entienden que lo normal es que separen sus caminos el próximo 30 de junio. Ella y él piensan de manera diferente y parece complicado que encuentren un nexo común tras 70 días en los que el distanciamiento solo fue a más.