Marko Dmitrovic se rinde a Mendilibar y viaja al origen de su relación padre-hijo: "Kike García y yo somos los que más broncas nos hemos llevado"
El portero serbio coincidió con el técnico vasco, al que define como "una persona en muy normal y humilde", en Eibar y Sevilla.

"Es un genio. Tantas palabras tengo para él... Es un genio como persona, pero para mí también como profesional". Esas son las palabras que Marko Dmitrovic (Subotica, Serbia, 1992) utiliza para definir a José Luis Mendilibar en la segunda parte de su entrevista con Relevo. Su relación con el técnico vasco, ahora en el banquillo del Olympiacos, comenzó en 2017, cuando el portero serbio llegó al Eibar después de un notable rendimiento en el Alcorcón, en la que fue su primera aventura en el fútbol español. Allí estaba 'Mendi', como cariñosamente se refiere a él, "una de las mejores personas que he conocido".
En los cuatro años en los que Dmitrovic vistió la casaca armera, desde 2017 hasta 2021, Mendilibar prácticamente siempre apostó por él. En su primera temporada, la 17-18, disputó 36 encuentros de Liga y sólo fue suplente ante Valencia (jornada 35) y Girona (jornada 36). Durante el resto de campañas, la hoja de ruta en la portería del Eibar fue similar, con el serbio desempeñando el rol de titular indiscutible. A la hora de hablar de Mendilibar y la confianza que el entrenador vizcaíno depositó en él, lo tiene claro: "Es un entrenador que no entra en todos esos parámetros que piden de un entrenador y de futbolistas. Su equipo no tiene tanta posesión o remates. Es muy práctico. Él quiere ganar partidos, algo que ahora con el fútbol moderno se ha perdido".
"Quiere competir. Hay mil formas de ganar y él siempre ha sido capaz de sacar la mejor versión de cada jugador", añade, mientras aprovecha, también, para poner en valor su forma de ser fuera del campo. En el caso de Dmitrovic y Mendilibar, su relación trascendió más allá del mero plano futbolístico y el serbio, como reconoció en alguna entrevista, llegó a conocer a la familia del técnico (hijas, nieta...). "Fuera del campo es una persona muy normal y muy humilde, aunque en el campo no lo parece. Durante los entrenamientos y partidos es muy exigente. Tú le ves y dices 'es una persona muy dura [refiriéndose a exigente]', pero a la vez es muy cercano y muy humilde", asegura.
Las broncas de Mendilibar
Pese a tener una relación de padre-hijo que se fraguó durante los cuatro años en los que el serbio defendió los colores del Eibar, Dmitrovic también sufrió las famosas broncas de Mendilibar: "Kike García, que está ahora en el Alavés, y yo somos los que más broncas suyas nos hemos llevado. Jugábamos todo, sabíamos que éramos del gusto del míster, éramos currelas, trabajábamos y por eso contaba con nosotros. Mendi no regala nada a nadie, así que Kike y yo nos lo ganamos. Todos los días hubo algo conmigo o con él [risas]... Sabíamos que sus broncas eran para meternos y exigirnos más, porque echándonos la bronca demuestra al resto del grupo que no se casa con nadie".

Aunque lo recuerda entre risas y con algo de nostalgia ("volvería a tenerle otra vez como entrenador"), también reconoce que hubo "alguna que otra bronca" que le pilló "mal o enfadado", siempre teniendo claro que la finalidad era exigir cada vez más a sus jugadores: "Que se metan contigo tampoco está bien, pero es su forma de ser y al final nos acostumbramos". Después de esas cuatro temporadas en Ipurua ("para mí siempre ha sido muy importante"), Dmitrovic fichó por el Sevilla y Mendilibar recaló en el Alavés, después de varios meses sin equipo. Sin embargo, sus caminos se volvieron a unir en el Sevilla, cuando el cuadro hispalense, penúltimo en la tabla de clasificación en aquel momento, recurrió al experimentado entrenador para salvar la categoría.
"En Sevilla era todo negro y negativo... Todo el mundo quería algo normal y sencillo, y eso nos lo dio Mendi"
Portero del CD LeganésDmitrovic, antes de la llegada de Mendilibar al Sánchez Pizjuán, había quedado relegado al puesto de portero suplente, a la sombra de un Bono que incluso llegó a sonar para equipos de las cinco grandes ligas. "Él ficha en un momento en el que el único objetivo era salvar la categoría... Íbamos penúltimos, creo, un desastre hasta ese momento. Era mitad de marzo o finales de marzo. Imagínate ocho meses de desastre, metidos en descenso...", rememora el serbio, que, al mismo tiempo, considera que "Mendi en Sevilla no fue el Mendi del Eibar" por la complicada situación, tanto deportiva como institucional ("hubo muchos cambios..."), que atravesaba el club andaluz. Allí también se reencontró, por ejemplo, con Bryan Gil y Joan Jordán.
Del mismo modo, y preguntado sobre cómo vivió la afición sevillista la llegada al banquillo de Mendilibar, un entrenador más práctico que vistoso, además de defensor de un fútbol más directo, sin "posesiones largas y tocar mucho el balón, que era la idea que había a principio de temporada, Dmitrovic expresa: "La afición del Sevilla está acostumbrada a ganar títulos. En el fútbol de ahora hay muchos filtros, pero el fútbol no es estadística. Para mí, el fútbol puro es toma de decisiones y lectura de juego". Y va más allá: "Él entrenaba siempre equipos, entre comillas, pequeños que estaban abajo, y yo sabía que su principal virtud era sacar la mejor versión de cada jugador y ponerlo en función del grupo. En el Sevilla, en esa época, había jugadores brutales y con mucha calidad, pero había baja confianza, rachas negativas, dudas y lesiones. Era todo negro y negativo".
"Sabía que él tenía la capacidad de sacar lo mejor de nosotros, pero mi duda era ver cómo unos jugadores de equipos grandes aceptaban su rol, que era muy básico. Todo el mundo quería cosas sencillas... Las ideas eran de tocar mucho balón y posesiones largas, pero no nos dio frutos. Todos estábamos deseando tener algo sencillo, algo normal, disfrutar en el campo y sonreír... Y eso nos lo dio Mendi. Mes y medio después ganamos la Europa League. En tan poco tiempo nos dio tanto... El sevillismo le va a recordar para toda la vida", añade.
Dos puntos de inflexión
Cuando Mendilibar asumió los mandos del Sevilla, optó por alinear en Liga a Dmitrovic y a Bono, en la Europa League. Sin embargo, y la temporada siguiente, los malos resultados llevaron al vizcaíno a cambiar sus planes: sentó al serbio y dio entrada a Nyland. El de Subotica, ambicioso y competitivo, entendió la decisión y, ahora, hace autocrítica: "Cuando llega, me pone titular en Liga y Bono pasa a jugar competición europea, que antes de jugar contra el Manchester United era una competición secundaria... Teníamos que centrarnos en LaLiga. Ahora lo veo de otra forma. En aquella época, sí que me podía enfadar porque quería jugar todo, igual que Bono. No fue fácil, aunque luego terminé jugando en Liga y salvamos la categoría... En el siguiente año, empecé jugando con él, pero tengo que destacar que yo no estuve al nivel deseado por ciertas cosas".
"Él buscaba lo mejor para el equipo y pensó que lo mejor era cambiarme. Yo no estaba de acuerdo, estaba mejorando, pero no estaba a mi mejor nivel. No era el Marko que él conocía. Creo que Mendi en Sevilla no fue el Mendi del Eibar, la situación no le ayudó y no fue 100% disfrutón", reflexiona. Esa temporada, la 23-24, Dmitrovic tan sólo disputó 1.830 minutos de juego (20 partidos y 35 goles encajados), cifra que contrasta con los más de 3.000 que jugó en otros cursos en el Eibar, también a las órdenes de Mendilibar.
"Íbamos mal y había ruido. Vino un nuevo director deportivo, con nuevas ideas, y Mendi no siguió... Fue un error"
Portero del CD LeganésEn junio de 2023, el Sevilla anunció la llegada de Víctor Orta como nuevo director deportivo, sucediendo a Monchi, ahora en el Aston Villa. El madrileño, pese a aterrizar en la disciplina hispalense con "nuevas ideas", aguantó a Mendilibar en el cargo hasta octubre de 2023, cuando fue cesado. Entre la consecución de la Europa League (y la salvación en Liga) y su despido tan sólo transcurrieron algo más de cuatro meses. Ya con la temporada iniciada, el club andaluz prescindió del técnico vasco por malos resultados (dos victorias, cinco empates y cuatro derrotas) y fichó a Diego Alonso, que únicamente dirigió al equipo durante dos meses y ni siquiera llegó al parón de Navidad. "Creo que fue un error", asevera Dmitrovic.
Pese a haber perdido su lugar en el once, el portero serbio "quería que Mendilibar siguiese porque es un entrenador brutal". Además, insiste: "No es el típico que es muy táctico, que cierra los ojos e imagina lo que va a suceder, él sabe lo que va a pasar en los próximos diez segundos porque interpreta el juego. Él es más de competir, de ir pecho a pecho. Íbamos mal y había ruido, vino un nuevo director deportivo, con nuevas ideas, y el Sevilla le renovó con Monchi".
Ahora, mientras Mendilibar mantiene líder al Olympiacos (con cinco puntos de ventaja respecto al segundo, el AEK) en Liga y acaricia la final de la Copa de Grecia, Dmitrovic es titular indiscutible en el Leganés de Borja Jiménez, decimosexto con 27 puntos, solo tres por encima del descenso. "Solo tengo recuerdos positivos", finaliza el portero serbio, preguntado por un balance general de su relación padre-hijo con el entrenador vizcaíno.