Dovbyk es un escándalo: ya deja atrás a Bellingham y al mayor de los optimistas

Artem Dovbyk es un escándalo de futbolista. Llegó el pasado verano a Girona con la enorme responsabilidad de sustituir al Taty Castellanos, un delantero que cayó de pie y logró marcar cuatro goles al Real Madrid. Su proyección es dejar al ex en una broma. El punta ucraniano ya es el pichichi de la Liga con su hat-trick al Sevilla en seis minutos. Ya son 14 goles y cinco asistencias, los mismos tantos que Bellingham, pero con dos pases más.

Ante el Girona decidió provocar un vendaval en solo seis minutos. Anotó el primero en el minuto 13, en un imperial remate de cabeza ganando la partida a todos, suspendiéndose en el aire. El segundo llegó dos después, también gracias a Savinho. En este caso, rompió a todos, cedió a Portu y este se la regaló a Dovbyk. El ucraniano solo tuvo que empujarla, pero estuvo donde tenía que estar.

Cerró su show recibiendo en la frontal del área, gestionando los tiempos, recortando ante Sergio Ramos y definiendo con un potente zarpazo al fondo de la red. Pese a que pueda dejar la sensación de hombre de hielo, de 'killer'. realmente es un delantero de lo más completo, capaz de gestionar y contemporizar de frente, de espaldas, tirar desmarques, definir e incluso asistir. Buena muestra de ello son las cinco asistencias que acumula en lo que va de campeonato.

Y, además, llegó como un desconocido, mensaje a aquellos que creen que este Girona es un engranaje económico del City Group. El club le firmó por unos siete millones de euros, el fichaje más caro de su historia. Eso sí, solo le valió para llevarse el 50% de sus derechos. A sus 26 años, y procedente del Dnipro-1 ucraniano, no dejaba la impresión de resultar una de las grandes estrellas del campeonato.

Incluso su altura (1,90) podía caer en tópicos, un Stuani en joven, un potencial aéreo... Dovbyk ha demostrado ser mucho más. La pasada campaña anotó 24 goles y repartió seis asistencias en Liga. Además, fue el tercer máximo goleador de la Conference League. Unos datos de aúpa, pero que no llamaron la atención de ningún grande, solo de un Girona que estudió su situación y le dio los galones de ser el reemplazo de su líder goleador de la pasada campaña y el estatus de fichaje más caro de la entidad.

Proveniente de Ucrania, Dovbyk se ha adaptado a la cultura de una plantilla unida y volcada rumbo a hacer grandes cosas. Vive en La Vinya, el centro de entrenamiento, donde pasa horas y horas con su compatriota y amigo Tsygankov. Julius, un utilero ucraniano del club ha ejercido de traductor para que se sintiera como en casa. "Es un toro, es mucho más rápido de lo que parece", comentaron a Relevo desde el club.

Ese toro veloz que no cumple con los estándares clásicos de un delantero centro cercano a los dos metros de altura, un jugador total que no peleará la Bota de Oro a Harry Kane (22 goles), Lautaro (18) o Guirassy (17), pero que es con pleno derecho la revelación de la Liga y un claro aspirante al pichichi. La magia de este Girona tiene estas cosas: ni siquiera su mayor fan tendría claro que fuera el líder del equipo. Un núcleo casi perfecto que suele cerrar Dovbyk con gol.