SEVILLA FC

Es cuestión de estado en el Sevilla y hay quinielas, pero aún no un candidato claro para el banquillo

Tras un año muy difícil en lo deportivo, los sevillanos saben que será vital acertar con el técnico.

Quique Flores, en el último Getafe-Sevilla./EFE
Quique Flores, en el último Getafe-Sevilla. EFE
Alonso Rivero

Alonso Rivero

La desastrosa temporada del Sevilla este curso tiene muchos culpables. A una plantilla desequilibrada y con un coste superior a lo que dicta el césped, los errores de los dos últimos proyectos han provocado que el club ande a estas alturas buscando salvarse del descenso y que el próximo proyecto se inicie sin los ingresos de la competición europea. Pero hay un error que se ha cometido en los últimos tiempos que ha marcado en parte el devenir deportivo: Desde la salida de Julen Lopetegui, ningún entrenador ha logrado aguantar una temporada completa.

Es por eso que en la dirección deportiva sevillista saben lo importante que será acertar en la apuesta. En la que decidan. A estas alturas, como hemos contado en Relevo, las opciones de Quique Sánchez Flores se van diluyendo y por lo tanto, cada vez parece más claro que tendrán que buscar un nuevo rostro.

A día de hoy, no hay un candidato claro. En los últimos días, salieron los nombres de José Bordalás y Jagoba Arrasate. Aunque el actual entrenador de Osasuna gusta en las oficinas sevillanas, no se ha cerrado el círculo todavía. En primer lugar, porque como hemos venido publicando, los andaluces quieren tener cerrada la permanencia para empezar a tomar decisiones, sabiendo el escenario en el que se manejará la entidad.

En segundo lugar por, como hemos mencionado, la importancia que se le da a esta decisión. En Nervión consideran vital que tenga experiencia pero que además exista bastante sintonía y armonía con la dirección deportiva, que obviamente será la encargada de confeccionar la plantilla. Ambas piezas tienen que conectar algo que no sucede en la actualidad.

Cinco entrenadores en poco más de un año

El coste económico que ha provocado los fallos en la elección del entrenador son enormes. Alrededor de 20 millones de euros dilapidados desde que Julen Lopetegui quedó sentenciado. Precisamente ese verano comenzó todo. Tras un desgaste propio del paso de los años, la dirección deportiva encabezada por Monchi decidió apostar firmemente por la renovación del vasco, algo que no veían con buenos ojos el presidente por aquel entonces, José Castro, ni el vicepresidente, José María Del Nido Carrasco.

El fallo se recrudeció con la decisión de traer de nuevo a Jorge Sampaoli un entrenador opuesto a Lopetegui. El argentino, en un contexto totalmente diferente al de su primera etapa, nunca conectó con el vestuario que quedó dividido. La solución, otro cambio de paso: el Sevilla ficha al veterano José Luis Mendilibar hasta final de temporada para salvar al equipo.

Pero todo cambió con el de Zaldívar, que consiguió el objetivo en solo 6 partidos. Y no sólo eso. Conquistó un nuevo título europeo, la séptima Europa League, en aquella final en Budapest ante la Roma. Y eso lo cambió todo. El de San Fernando, que no quería su continuidad, se marchó a la Premier League, y tanto Del Nido Carrasco como Castro, a pesar de no estar convencidos, certificaron su continuidad ante la aclamación del sevillismo.

Se volvió a demostrar que sin convencimiento no se puede consolidar un proyecto. Llegó Víctor Orta a la dirección deportiva y Mendilibar ya era su entrenador. Sólo cuatro meses después, una nueva rescisión de contrato, apuesta por Diego Alonso y vuelta a rescindir para traer a Quique Sánchez Flores. Un historial difícil de explicar, pero que ha provocado que el próximo dueño del banquillo sevillista se elija con un convencimiento absoluto de todas las partes importantes del club.