REAL MADRID 0 - BETIS 0

Kroos no puede aguantar y rompe a llorar con sus hijos en un homenaje para el recuerdo: "Verlos así me ha matado"

El Bernabéu se rindió al alemán cuando fue sustituido.

Toni Kroos, manteado por sus compañeros./EFE
Toni Kroos, manteado por sus compañeros. EFE
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

El último partido de la temporada en el Santiago Bernabéu fue uno de los más especiales. Si suele tener un aroma a despedida, el de la 2023-24 era especialmente fuerte. Toni Kroos jugaba en la que siempre será su casa por última vez después de diez años en el Real Madrid. Por ello, el Coliseo de la Castellana se llenó después de que una horda de madridistas agotasen las entradas minutos después de que saliesen a la venta. Nadie quería perderse los últimos pases del 8.

La emoción resultaba incontrolable. "No entiendo por qué se va", comenta Alex a Relevo, un aficionado que visita por segunda vez el Bernabéu. Kroos es su jugador preferido, aunque ahora se ilusiona con Bellingham. Sin embargo, los hay más comprensivos. "Qué haga lo que quiera. Se lo merece", dice Arturo, veterano en mil batallas que ha visto muchas despedidas.

A una ocasión tan especial no podían faltar los familiares y amigos de Toni. Vinieron tantos que el club bloqueó algunas de las entradas de otorga para jugadores y otros compromisos para que el alemán dispusiese de ellas. Entre ellos, sus padres, su mujer y sus hijos, presentes en el último show de su hijo en el Bernabéu. Nada más saltar al campo se podían ver lágrimas en sus ojos. Por ejemplo, en la cara de uno de sus hijos.

La primera ovación llegó durante el calentamiento. La segunda, cuando la megafonía anunció su nombre. Aplausos y gritos de "¡Toni, Toni!" antes de que saliesen los futbolistas. A los cánticos los acompañó un tifo en el que se podía ver la imagen del alemán junto a la frase "Gracias, leyenda" y un número, 22, los títulos que ha ganado con el Real Madrid.

Al salir, todo el equipo se compinchó para salir con camisetas con su dorsal, el 8, para, después de recibir el pasillo del Betis como campeón de LaLiga, mantenerlo y hacérselo los 21 futbolistas a Kroos. Se sumaron también Alaba y Tchouameni, ambos lesionados. Un gesto que no rompió la frialdad del alemán, sonriente pero vergonzoso ante lo que estaba pasando. Además de saludar a la afición, animó al resto a comenzar el partido. No se sentía cómodo entre tanto cariño, aunque no quiere decir que no lo valorase.

Durante el partido fue Kroos, manejando el tempo, alzando el rosto y combinando. Ante el Betis, el alemán superó los 34.000 pases con el Real Madrid. En un encuentro en el que nada estaba en juego salvo asistir a los últimos minutos del '8' en el Bernabéu, Ancelotti tenía preparado el detalle de sustituirle para que recibiera el apoyo de su afición. El técnico italiano ordenó el cambio en el 87' y el estadio se cayó. Todos los presenten estallaron en una ovación unánime y las imágenes se sucedieron: Kroos le puso el brazalete a Modric mientras el equipo se apiñaba en torno a él, pancartas rindiéndole tributo, aplauso de Isco en la grada, de Ancelotti en el banquillo... ¡y hasta lágrimas de Davide, segundo entrenador del Madrid!

El carácter gélido de Kroos le permitió disfrutar del momento con una sonrisa, devolviendo el cariño a los seguidores. Pero se derrumbo cuando vio en la banda a sus tres hijos bañados en lágrimas. El alemán abrazó a su hija pequeña y el llanto irrumpió. "Yo he estado bastante fuerte; cuando he visto a mis niños me ha matado", declaró el futbolista. Cuando el encuentro acabó, el '8' fue manteado e hizo una vuelta de honor acompañado en procesión por sus compañeros. Al abandonar el césped, el equipo volvió a hacerle un pasillo. Fue una liturgia larga pero que pasó como un suspiro. Son imágenes que no se olvidarán, como el fútbol que ha dejado este futbolista en Chamartín.