La encrucijada de Marcos Márquez en el Sevilla entre una convocatoria, un contrato y un 'no' por respuesta: "Me puse a llorar como un niño"
Uno de los máximos artilleros en la historia de Las Palmas repasa en Relevo su carrera.

Hay futbolistas que tienen su nombre escrito en letras brillantes en la historia del Las Palmas y uno de ellos es Marcos Márquez. Estuvo cinco temporadas en el equipo grancanario, pero dejó su nombre para los anales gracias al histórico gol que anotó frente al Linares en aquel playoff por el ascenso a Segunda División. 'El matador', en los 187 partidos oficiales que jugó de amarillo, marcó la nada despreciable cifra de 73 goles. Se le caían. Tiene la espina clavada de no haber podido jugar en Primera División con la entidad que presidente Miguel Ángel Ramírez, que convirtió a Márquez en el primer gran fichaje cuando accedió a la presidencia.
Formado en las categorías inferiores del Sevilla, no pudo cumplir su sueño de debutar en el primer equipo, algo que le hizo pasar una mala época. No lo entendía. De hecho, su adiós se produjo de una manera muy dolorosa. La que podía haber sido su primera convocatoria con el entonces equipo entrenado por el difunto Marcos Alonso se convirtió en una medida de presión para que firmara su contrato de renovación. Aconsejado por su representante, Petón, se negó a firmar dicho documento. Ese fue el principio del fin de un futbolista cuya posterior llegada a Las Palmas también se produjo de una manera un tanto rocambolesca.
Hoy su equipo, Las Palmas, se la juega contra la Real Sociedad. En Anoeta y frente al filial del equipo blanquiazul viviste uno de tus mejores momentos como jugador de Las Palmas. Ahí comenzó el resurgir del equipo canario, ¿no?
Esa etapa la recuerdo complicada y difícil. Era una montaña rusa y esa eliminatoria en concreto, igual. Por momentos estábamos fuera de las opciones del playoff y, en un segundo, nos metimos dentro. Eso nos hizo pensar que podía ser el año que lo consiguiéramos. Durante toda la temporada se dieron muchas circunstancias que nos hacían pensar que ya no teníamos nada que hacer, pero de buenas a primeras seguíamos teniendo opciones. Fue una temporada de locos para nosotros.
Ese día, el Sanse, que venía con un resultado en contra de 0-1, marcó en el minuto 82 y en el 85. Todo hacía indicar que Las Palmas se iba a quedar en el camino, pero ahí emergió la figura de Nauzet Alemán, que, con un golazo, silenció Anoeta...
Fue una pasada. Es lo que te he dicho antes. Ya estábamos fuera, ya no había opciones y fue aquel zapatazo de Nauzet Alemán que entró por la escuadra y otra vez volvimos a engancharnos. Fue una locura. Ese gol viene al hilo de lo que te comentaba antes porque, anteriormente, tuvimos un partido contra el Rayo Vallecano y a ellos les bastaba con el empate. Íbamos 0-0 y en el minuto 85 nos pitaron un penalti a favor. Lo metimos y nos clasificamos nosotros. Y en Anoeta pasó lo mismo. Eran unas sensaciones de que estábamos fuera y a última hora, un milagro, entrábamos. Y la verdad que fue un subidón. Nosotros ya ahí pensábamos que podíamos conseguirlo. Todos sabemos que en los playoffs es complicado, es una moneda al aire, pero ahí nos dimos cuenta de que podíamos. Contra el Linares, que era el último paso, fuimos con todo.
Y contra el Linares un gol tuyo propició el ascenso...
Sí. Siempre lo recordamos. Fue en el segundo partido, en la vuelta, al poco de empezar la segunda parte. Ganamos 1-0 y sirvió para conseguir el ascenso, pero, sin embargo, hay otro gol que no solemos recordarlo, que yo creo que fue muy importante. Fue en el partido de ida, allí en su casa, que quedamos 2-2 y ese primer gol lo marqué yo. Fue un empate que, a toro pasado como se suele decir, nos sirvió para que ese gol que marcamos en la vuelta tuviera la validez que tuvo.
Qué bien le vendría ahora tanto a Las Palmas como a la Real Sociedad un delantero como Marcos Márquez. Se te caían los goles...
(Risas) Creo que se ha perdido un poco ese delantero centro nato a la vieja usanza como se dice no. No suele haber muchos delanteros de esas características. No se me dio mal, es verdad que pude hacer algunos más, pero al final te quedas con lo positivo siempre. No te quedas con los goles que fallaste. Siempre uno intenta quedarse con lo bonito, con los goles que marcaste y, sobre todo, con los más importantes o trascendentes, claro.
"Creo que se ha perdido un poco ese delantero centro nato a la vieja usanza. No suele haber muchos delanteros de esas características. No se me dio mal, es verdad que pude hacer algunos más, pero al final te quedas con lo positivo siempre"
Con 73 goles en 183 partidos eres uno de los máximos goleadores en la historia de Las Palmas. ¿Qué significa para ti?
Lo he dicho muchas veces. Desde el minuto uno me acogieron como si fuera mi casa y eso que el club no estaba en la mejor etapa. Estaba en Concursos de Acreedores, se respiraba un ambiente un poco enrarecido. Teníamos la obligación sí o sí de ascender, si no la cosa pintaba mal. Y mira, gracias a Dios, me sentí cómodo, con confianza. Me salieron bastante bien las cosas y bueno conseguimos ese primer ascenso el primer año que estuve allí. Conseguí también el trofeo Pichichi. Fue una etapa muy bonita y le guardo un cariño enorme y cuando lo recuerdo, incluso llego a emocionarme de lo bien que se dio. En esto del fútbol pasas por muchos clubes e igual no te salen bien las cosas, tú lo intentas, pero no lo consigues y la verdad que mi etapa ahí como jugador fue bastante buena.
¿No haber jugado en Primera es una espina clavada?
Sí. Es el lunarcito y la espina que me quedó. Yo tenía un compromiso con el club muy grande, incluso, tuve ofertas para poder irme a otros equipos, incluso a jugar en Primera División. pero aposté al 100%, igual que el club apostó por mí, y decidimos intentar conseguir ese ascenso, pero no se consiguió. Me hubiese encantado, pero subir es algo muy complicado, hay muchos equipos buenos, muchos jugadores buenos y cada uno defiende su parcela.
"Siempre hay casos de jugadores que han metido goles en un equipo y van a otro y no marcan. Y tú piensas, pero si es el mismo, no es posible que se le ha olvidado. Que tú tengas esa confianza o que te la den es una parte muy importante para hacer goles"
¿El gol hay que llevarlo en la sangre o es algo que se puede entrenar?
Yo parto de la base que tienes que tenerlo. Si no has metido goles nunca, es complicado que, de buenas a primeras, metas 30 goles, es difícil. Primero tienes que tener esa cualidad de saber manejarte bien dentro del área o tener buen remate o buen disparo o saber ganar la posición. Tienes que tener esa característica y no todos los delanteros la tienen. Hay otros delanteros, pues bueno, que trabajan un poco más en equipo, dan asistencias y juegan de otra forma. En definitiva, primero tienes que tenerlo. Después, yo creo que el tema psicológico y mental es fundamental. Lo vemos diariamente. Siempre hay casos de jugadores que han metido goles en un equipo y van a otro y no marcan. Y tú piensas, pero si es el mismo, no es posible que se le ha olvidado rematar o disparar a la portería. Pero al final, que tú tengas esa confianza o que la ciudad donde esté o el club donde esté, te den esa confianza también, creo que es una parte muy importante para poder hacer goles.
Te pones en la piel de Oskarsson y ¿cómo crees que lo puede estar pasando?
No muy bien, la verdad. Mi etapa en Las Palmas, por ejemplo, fue buena, metí bastantes goles. Pero también hubo momentos, hubo jornadas donde no era capaz de marcar, donde no te salían las cosas y, aunque en ese momento intentamos, sobre todo de puertas afuera, es decir a la prensa, a los aficionados, hacer sentir que no estamos preocupados, que si no meto goles, trabajo para el equipo, el delantero vive de los goles y cuando uno no marca, lo pasa mal. Está acostumbrado, desde pequeño, siendo delantero, a marcar goles. Cuando no lo hace, te falta algo. Y has hecho un partido muy completo, pero si no has metido el gol, te ha faltado. No te vas del todo contento. Entonces, interiormente, yo me imagino que cuando no salen las cosas o no metes goles, no es cómodo, la verdad.
Siempre se ha dicho que los futbolistas son muy egoístas. ¿Los delanteros lo son aún más?
Sí, la mayoría. Puede haber casos particulares en los que igual no o son delanteros solidarios con el equipo y que solo con el esfuerzo, se lo toman mejor, pero el que realmente vive de los goles, incluso puede llegar un momento en que si el equipo pierde, pero tú metes dos goles, te vas jodido, pero con dos goles más en mi casillero. Lo somos, yo hablo como si todavía lo fuera, y creo que eso es bueno también siempre y cuando no te lo tomes mal, no recrimines a los compañeros y no crees mal rollo o mal ambiente dentro del vestuario. Mientras que no llegues a ese punto, yo creo que un delantero debe de ser egoísta. Muchos partidos y muchos goles va a marcar por ser egoísta y no por ser generoso.
Lo has dicho antes, que la figura del delantero tanque está en declive. ¿Cómo te lo tomas?
Yo lo hecho de menos, pero el fútbol ha evolucionado mucho, sobre todo a nivel físico, que el cambio ha sido brutal. Ahora todos tienen que correr. Ya no basta con que te quedes cerca del área esperando tu ocasión tuya o como en mi caso, muchos entrenadores que he tenido utilizaban sistemas de juego en los que el equipo era el que trabajaba defensivamente para que el delantero no se desgastase para que esté. Claro, cuando tú metes tres goles todas las semanas, está muy bien, pero cuando hay una jornada que no metes, que las hay y que las va a haber, estás jugando con un jugador menos. Hoy en día eso es impensable. Se habla también del falso nueve, del tiki taka, más de posesión... Aunque también es cierto que estoy empezando a ver un cambio, a buscar centros y remates. Igual puede ser que volvamos otra vez a esa época. Pero con la Selección Española, con el Barça de Guardiola, con todo eso hubo un cambio significativo para que la figura del delantero centro se fuera perdiendo.

Desde la distancia, ¿cómo estás viviendo la situación de Las Palmas?
Analizándolo un poco, incluso me remontaría a la temporada pasada. Con García Pimienta hicimos una primera vuelta espectacular, que tampoco era normal. Hubo momentos en los que teníamos opciones de aspirar a puestos Champions, que para un club como Las Palmas, con el presupuesto que tiene, tampoco es lógico y sin embargo, en la segunda parte de la liga, si dura tres jornadas más, casi nos cuesta el descenso. O sea, fueron dos caras de la moneda totalmente diferentes. Y este año es un poco igual. Empezamos muy bien y ahora hemos entrado en una dinámica donde nos está costando ganar. Intento quedarme con lo que transmite el equipo. El equipo ha hecho partidos muy buenos, donde ha jugado de tú a tú al rival. Y quizás por la falta de acierto o la falta de contundencia en las áreas, es lo estamos pagando tanto en la parte delantera como en defensa, con esto no quiero decir que sea culpa de los delanteros o sea culpa de los defensores, pero si es cierto que hoy en día en las áreas donde se determinan todos los partidos y es justo donde a nosotros nos hacen goles con facilidad y nos cuesta hacer goles.
"Todavía muchas veces incluso me visto y me creo que todavía me falta el neceser nada más para ir por la calle. Me creo todavía que soy futbolista. Como es a lo que te has dedicado toda la vida..."
Le vendría bien un Marcos Márquez a Las Palmas actual...
(Risas) Para quince minutos, estaría. Me pondría las botas mañana y ahí estoy calentando.
Como muchos otros, ¿Marcos Márquez también tienen momentos en los que se sigue sintiendo futbolista?
Eso es para toda la vida y lo hemos hablado muchas veces entre algunos compañeros. Y es curioso porque ya te ves en el espejo, te miras y ves que ya tienes una edad. Ya tienes cerca de 50 años, ya se ha acabado hace muchos años. Y todavía muchas veces incluso me visto y me creo que todavía me falta el neceser nada más para ir por la calle. Me creo todavía que soy futbolista. Como es a lo que te has dedicado toda la vida... Yo empecé con 6 años y hasta los 35 que me retiré. Es lo que he hecho toda mi vida entonces y llegar a desconectar... Hay una parte donde tú todavía piensas, incluso cuando hablas, te refieres a 'somos' 'hemos', como si tú fueras uno más y, sin embargo, ya no lo eres desgraciadamente.
¿Cómo un sevillano de pura cepa como tú termina siendo un ídolo en Las Palmas?
Todo fue bastante curioso. Tengo una anécdota que me ocurrió bastante peculiar. Yo había firmado un contrato de un año con el Leganés. Estábamos en Segunda B. Fue una muy buena temporada en la que marqué 14 goles. Se dio la circunstancia de que jugamos contra Las Palmas en Gran Canaria y ganamos 0-2 y metí los dos goles. Antes de todo eso, se hablaba de un interés de Las Palmas y llegamos un acuerdo de cara a la temporada siguiente. Pasa que los dos equipos estábamos con opciones de meternos en playoff. Yo ya tenía un acuerdo con Las Palmas, pero quedaba ese partido en Gran Canaria. Yo estaba defendiendo los colores del Leganés. Metí esos dos goles y Las Palmas se quedó fuera de ese playoff y el Leganés entró. Quiero decir que tuve la posibilidad de haber ido allí siendo equipo de Segunda si no hubiera marcado, pero fui para jugar de nuevo en Segunda B. Y mucha gente me preguntaba: '¿Pero cómo hiciste eso?' Yo, en ese momento, estaba defendiendo los colores del Leganés. O sea, hice lo correcto.
Y ¿cómo fue tu llegada a Las Palmas? ¿la gente te tendría ganas, no?
Claro, al principio el ambiente... Porque muchas veces no entendemos de que yo estaba defendiendo mi trabajo. Al principio me veían como el delantero que había marcado dos goles que habían servido para eliminar a Las Palmas. No las tenía todas conmigo, pero gracias a Dios, aparte de meter goles, tuvimos la suerte de que ascendimos y pude, de alguna forma, devolver lo que el año anterior les había había quitado.
¿Sevillano del Sevilla o del Betis?
Principalmente, de Las Palmas porque es mi club y el que me lo ha dado todo. Pero el Sevilla ha sido mi casa. Es el club que me ha formado deportivamente hablando porque entré en edad alevín con 10 años y estuve hasta llegar al Sevilla Atlético, prácticamente 10 años de mi vida, toda la infancia. La infraestructura del Sevilla Fútbol Club no es la misma, ni se asemeja, ni se parece en nada, sí es verdad que esos primeros años son importantes porque es donde te forma un poco a nivel deportivo. Le tengo cierto cariño también.
¿También tiene una espina clavada por no haber podido hacer carrera en el equipo de casa?
Ya no, pero la tuve durante muchos años. Hubo un momento en que estuve muy dolido, aunque el club, realmente el Sevilla Fútbol Club, no tiene la culpa de eso. Era la gente que estaba gestionándolo en ese momento. Pero yo en esa edad, con 20 años, no lo entendía de esa forma. Yo entendía de que yo era un chico criado ahí, formado ahí, que mi ilusión y mi sueño era jugar en el primer equipo del Sevilla Fútbol Club y que, por parte de la directiva no se apostó por mí, decidieron que yo no servía. Y sí que hubo unos años de mi vida que estuve bastante dolido. Me dolió. Me dolió porque era mi sueño y estaba a puntito, es decir, estaba a puntito de conseguirlo.
¿Quién no apostó por Marcos Márquez en Sevilla?
Realmente no lo sé, lo desconozco. Más que quién no apostó por mí, me gustaría saber, de los que había en ese momento, quién hubiera apostado por mí. Me hubiera gustado saberlo. Porque claro, quisieron, pero fue tarde porque ya había firmado yo un precontrato con el Atlético de Madrid, con el filial. Y en ese momento sí que me intentaron subir al primer equipo, me intentaron hacer un contrato. Pero ya era tarde. A mí no me iban a descubrir. Sabían cómo jugaba desde chico. No es una cosa que diga, bueno, a ver si este año es mejor o peor. Tú sabes lo que puedo dar, sabes cuáles son mis cualidades. Si tú no me has renovado el contrato e porque no vas a contar conmigo. El presidente era Carrión y el entrenador Marcos Alonso. Ese año el Sevilla estaba en Segunda División y hubo un partido donde me iba a citar, donde iba a debutar con el primer equipo que era contra el Albacete. Recuerdo que me iba a meter en la convocatoria, pero antes de entrar, tenía que firmar el contrato. Encima de la mesa estaba la lista de convocados, con el hueco donde faltaba mi nombre, y el contrato al lado. Me decían: 'Vas a jugar, vas a venir con el primer equipo pero si firmas'.
Y no lo firmaste...
Fue de los peores días de mi vida. Tenía 20 años. Yo veía el contrato y decía: 'Si firmo ese contrato, yo voy a jugar con el primer equipo. Es mi sueño. Llevo toda mi vida esperando este momento'. No sabía qué hacer. Así que hablé con mi representante, con Petón. Le llamé y no sé qué vería en el contrato, yo no tengo ni idea, pero me dijo que no firmara, que estuviera tranquilo, que el lunes venía a Sevilla. En ese momento, Marcos Alonso puso a Rokki, que era un marroquí que tenía el Sevilla, para que jugara con Glúscevic de delantero y ahí me quedé en el vestuario llorando como un niño, diciendo que se me había escapado la oportunidad de mi vida.
De tu generación, ¿hubo algún otro futbolista que no llegó al primer equipo y que tú pensabas que tenía calidad para hacerlo?
Yo me acuerdo de Lauren, que fue un caso muy significativo porque tampoco apostaron por él. Le dijeron que no valía estando en el Sevilla Atlético. De hecho, no debutó con el primer equipo. Se fue al Levante, luego al Mallorca y luego lo firmó el Arsenal. Fue campeón de Liga con Henrry. Ese es un caso significativo de que muchas veces los que gestionan el club, no digo que no entiendan porque cuántos han salido. De nuestra época fue el que más consiguió, jugando en la élite durante muchos años. En Sevilla no apostaron por él, lo harían por otro. En definitiva, en esa época la gestión no era como la de ahora. Ahora es mucho más profesional, se cuida la cantera, se mima. Ahora el Sevilla está a años luz de la época en la que estuve yo.