SEVILLA FC

A mí me entrenó Quique Sánchez Flores: "Tiene mucho carácter; si tenías un enfrentamiento con él te mataba, te tenías que ir"

Varios de sus exjugadores radiografían al entrenador madrileño, que ha llegado al Sevilla para hacerle remontar el vuelo.

Quique Sánchez Flores, en su presentación con el Sevilla./AFP
Quique Sánchez Flores, en su presentación con el Sevilla. AFP
Alonso Rivero

Alonso Rivero

El Sevilla vive la situación deportiva, económica y social más difícil de los últimos 18 años. Un proyecto increíblemente ambicioso, fruto del acierto en la confección de la plantilla y en la venta de jugadores y que, sorprendentemente, se ha desmoronado en tan sólo dos años. Empezó Monchi a fallar en las incorporaciones, posteriormente se enfangó con las malas decisiones tomadas por Del Nido Carrasco junto a José Castro, llevando al club a una espiral negativa y con difícil salida a corto plazo en lo económico. La pescadilla que se muerde la cola. Así llega Quique Sánchez Flores al banquillo de Nervión. Como un salvador. El Sevilla se agarra a su experiencia como un clavo ardiendo. Todo lo anteriormente mencionado no le ha privado al madrileño de aceptar el reto, quizás porque tras varios intentos frustrados es sabedor de que sólo así se podía haber producido su fichaje. Son casi 20 años en los banquillos, con éxitos y fracasos, pero con la mochila cargada de experiencias y algún que otro título, de esos que tan bien conocen por Nervión.

Tras dejar su carrera como futbolista y palpar el verde desde el banquillo en su casa, el Real Madrid, pronto le llegó la oportunidad de estrenarse en Primera de la mano de Ángel Torres y su Getafe. "Empezó esa temporada a entrenar en la élite con nosotros. Al comienzo, cogimos una racha de varios partidos sin ganar y existía el rumor de que podía ser destituido. Jugamos contra el Málaga e hice el gol de la victoria. Desde ese momento resurgimos e hicimos una gran temporada", nos cuenta Paco Gallardo. La temporada anterior, en un Sevilla-Real Madrid que los sevillistas pierden 1-3 en el exilio del estadio de La Cartuja, Paco Gallardo hace un gran partido. Alfredo Di Stéfano, padrino de Quique, vio a aquel extremo y le gustó. Tanto que surgió en una conversación entre ambos. Terminada la temporada y tras una llamada del técnico madrileño al sevillano, Gallardo firmó con el Getafe.

"Para ser un entrenador debutante, sin tener experiencia, mostró mucha personalidad. Supo, en ese Getafe, ordenarlo y darle una estructura que consiguiera la permanencia con holgura. Yo destacaría de él el orden y el trabajo táctico que hizo con el equipo. En mi etapa, mostró ser un entrenador que confiaba mucho en un once tipo más tres o cuatro compañeros que les sirviera desde el banquillo. A nivel grupal, sabe detectar quiénes son los que deben sobresalir y sacarles el máximo rendimiento posible. Para mí fue muy importante tener como segundo a Fran Escribá", dice el excanterano sevillista. Y añade: "Es un entrenador fiable para este Sevilla porque creo que en los grandes equipos donde ha estado ha sacado siempre el máximo provecho". "Como no des el máximo cada día, no juegas", sentencia.

Regreso a Valencia, ahora como entrenador

Tras salvar al Getafe con 10 puntos de margen y estrenarse en la élite, el pequeño de los Flores decide apostar por su regreso a Mestalla. El Valencia, con la sombra alargada de Rafa Benítez, había apostado el año anterior por el regreso de Claudio Ranieri, destituido tras 36 partidos. Antonio López acabó el curso. En esa plantilla estaba Mista, que había vivido la mejor época de su carrera con Benítez a los mandos. No hubo conexión con Quique en su primer año y se marchó del Valencia. "Para mí ha sido uno de los entrenadores que, tácticamente, mejor he tenido en mi vida. Es un técnico muy metódico, que le gustan los equipos muy ordenados. Gran parte de su secreto es este. Si el jugador cree en él, acaba sacándole el máximo rendimiento posible", explica.

Quique, en el Valencia, charla con Joaquín.
Quique, en el Valencia, charla con Joaquín.

Una de las voces más autorizadas de aquel vestuario era el internacional Carlos Marchena. "Más allá de situaciones particulares, yo quiero ser justo. En su Valencia yo jugaba más adelantado. Albelda se ubicaba como mediocentro y yo actuaba por delante suya, casi como mediapunta. Lo que más me llamó la atención es que los entrenamientos eran muy tácticos. Quique quería orden, que el equipo fuera muy compacto y que no se rompiera. Jugábamos muy juntos y arriba teníamos futbolistas de mucha calidad. Es un entrenador especial para todo, con mucha personalidad", recuerda. Discípulo confeso de Jorge Valdano, en el vestuario valencianista valoraban su capacidad de oratoria en las charlas con el equipo.

Sin embargo, algunos jugadores consultados por Relevo critican de su personalidad ese fuerte carácter que le ha llevado a liquidar a más de uno de sus jugadores. "Si tenías un enfrentamiento con él, te mataba. No había posibilidades de recuperar su confianza, te tenías que marchar porque con él no ibas a jugar más", revelan. Lo cierto es que a pesar de conseguir muy buenos resultados (tercer y cuarto puesto respectivamente), nunca existió sintonía con la grada, que cantó en numerosas ocasiones el "¡Quique, vete ya!".

La etapa como colchonero

Tras dejar Portugal casi por estas fechas, en noviembre del 2009, Quique Sánchez Flores llega al Vicente Calderón tras la destitución de Abel Resino. Un nuevo proyecto colchonero a la deriva que acabó de manera inesperada conquistando un título europeo 40 años después (la Europa League) y alcanzando la final de la Copa del Rey, precisamente ante el Sevilla. Posteriormente, la Supercopa de Europa supondría el inicio, tras un breve paréntesis, de una etapa dorada en el club. "Ahora mismo lo que el Sevilla necesita es orden. Para mí, eso es fundamental y el sistema defensivo lo trabaja muy bien. Cuando los equipos están abajo es lo que buscan. Quique en ataque no destacaba tanto. Es un entrenador con mucho carácter que está acostumbrado a vivir situaciones complicadas", relata Juanito, que coincidió con él en el Atlético de Madrid.

Quique da órdenes a Forlán, en su etapa en el Atlético.
Quique da órdenes a Forlán, en su etapa en el Atlético.

"A Quique no se le caen los anillos. Si tiene que tomar decisiones difíciles las toma y si alguien no da el 100% se va a quedar sin jugar. A mí me pasó. Comencé jugando pero cuando me tuvo que limpiar lo hizo, sin dar explicaciones. Él es mucho de contar con una serie de jugadores, eso sí, si en algún momento entiende que ya no aportas al grupo dejas de aparecer en el equipo y no hay vuelta atrás. Eso ha sucedido con muchos compañeros", expone. Igual que en Valencia. Va a muerte con los suyos y quien se sale del camino, se queda fuera. Antes de marcharse a Inglaterra inicia su segunda etapa en Getafe, donde, de manera sorprendente, renuncia a su cargo tras dos meses en el mismo.

Un gran primero año como perico

El preparador español, de 51 años, llegó al Watford en junio de 2015, después de que el club consiguiera, de mano del serbio Slavisa Jokanovic, el ascenso a la categoría reina del fútbol inglés. En su primera y única temporada en el banquillo de los hornets, Sánchez Flores clasificó al equipo para las semifinales de la FA Cup, donde cayó ante el Crystal Palace (2-1), y consiguió evitar el descenso a la Championship. Tras este primer paso por la Premier, regresó a España para hacerse cargo del Espanyol. Allí coincidió con José Manuel Jurado, uno de sus niños, quien nos recuerda aquellas vivencias: "Yo ya estaba en el Atlético cuando él llegó. Al Watford y al Espanyol sí fui porque Quique me llamó personalmente. El año de la Premier fue uno de los mejores, en todos los sentidos. Éramos un equipo recién ascendido, pero hicimos una temporada espectacular. A pesar del cambio de liga, de país, se mantuvo fiel a sí mismo".

"Si tenías un enfrentamiento con él, te mataba. No había posibilidades de recuperar su confianza"

Exjugadores de Quique coinciden

En Barcelona también coincidió con dos jugadores que son historia en la entidad: Víctor Sánchez y Javi López. Ambos coinciden en sus declaraciones a Relevo en los principios básicos que sigue manteniendo el técnico madrileño: orden y trabajo defensivo. "Yo con Quique estuve muy bien. Me adapté muy bien a lo que él quería. Me puso de mediocentro, de lateral derecho y de lateral izquierdo. En su etapa, di un rendimiento bastante alto. Es un entrenador que me gustó porque tenía las cosas muy claras, era bastante directo", confiesa Víctor Sánchez. El excapitán albiazul también destaca la labor de su cuerpo técnico: "Tiene un cuerpo técnico muy bueno: recuerdo a Antonio Díaz (analista). Siempre se ha rodeado bien. Su staff es uno de sus puntos fuertes y acaba siempre relacionándose con el vestuario. Tiene mucha experiencia y tenía mucho peso con el jugador. Se apoyaba mucho en los veteranos y hablaba mucho con nosotros para saber que pensábamos del equipo y que podíamos hacer para mejorar".

Le preguntamos a Víctor por ese carácter especial del que muchos excompañeros hablan a la hora de radiografiar la personalidad del que fuera su entrenador: "Tiene mucho carácter y eso hace que choque con algunos compañeros. Puede que se haga difícil de gestionar el carácter de algún jugador con el suyo, pero para mí es un entrenador que sabe sacar rendimiento a sus equipos, sin ser un fútbol moderno en el sentido de control de juego y buscar espacios. Se parece más al estilo de Mendilibar". En el Sevilla saben bien de qué habla. Una anécdota con Jurado, marca ese carácter inflexible. "Recuerdo que cuando comenzamos la temporada con el Espanyol, no me ponía. Yo venía del Watford, de jugarlo todo con él. Le pregunté qué pasaba y fue rotundo: no me ha gustado la pretemporada que has hecho. Así no vas a jugar. Yo le dije: míster, si soy el mismo de hace cuatro meses", relata entre risas el gaditano.

Tercera etapa en su casa, tras otro breve paso por el Watford

Cosas del destino, en su segunda etapa al frente del Watford, el actual entrenador del Sevilla sustituyó a Javi Gracia, su rival para el banquillo de Nervión. Fue un periodo corto, de apenas 85 días, en los que no pudo resurgir a un club hundido en la última posición de la Premier. De hecho, los números del madrileño no fueron nada buenos. Diez partidos en competición doméstica, una victoria, cuatro empates y cinco derrotas. Siete puntos de 30 posibles. Números muy malos para un equipo que quería salir del pozo. En la Carabao Cup también quedaron eliminados: el Everton les apeó tras superar al Swansea en primera ronda.

Quique, en su última etapa en Getafe.
Quique, en su última etapa en Getafe.

Casi dos años después, cumpliría su tercera etapa en Getafe, sustituyendo en esta ocasión a Míchel. Tras revertir la mala dinámica del equipo, en su segunda temporada no logra mejorar los resultados. En esta ocasión, tampoco la afición le mostró su apoyo. Antes de finalizar el curso, el madrileño fue destituido. Ahora regresa a los banquillos para cumplir otro sueño de niño y, a la vez, revitalizar a uno de los equipos más ganadores de las últimas dos décadas. Quique tiene un plan. El mismo que le ha mantenido en la élite durante 20 años. Ha vivido su carrera paralela al Sevilla de los éxitos. Su Sevilla. Ese que soñó un día entrenar. Le toca una dura papeleta, que afronta con esa energía que siempre le ha puesto a sus equipos. El sello Quique ya se aprecia en el Sánchez-Pizjuán.