A mí me entrenó Valverde: "La naturalidad le lleva a no echar gasolina a los incendios; con Messi, con el uno o con el otro"
Exjugadores radiografían al entrenador rojiblanco, que ha vuelto a colocar al Athletic como aspirante a competición europea.
![Ernesto Valverde, durante un entrenamiento en Lezama en esta última etapa en Bilbao./Archivo](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/ernesto-valverde-lezama-RCemdROOPh7BkMMNCDCtLsI-1200x648@Relevo.jpg)
"Valverde es nuestro líder y va a seguir liderando nuestra nave". Así de contundente fue Mikel González, director deportivo rojiblanco, al finalizar la pasada temporada, cuando las dudas asolaban Bilbao tras seis temporadas sin clasificarse a Europa y tras el enésimo curso en el que los rojiblancos se quedaban a un paso de los objetivos: en semifinales de Copa y octavos, a un punto de la Conference League. En el club nadie dudó. Ni los responsables ni tampoco los jugadores. "A Ernesto no le discute nadie en el vestuario y mira que ha tomado decisiones difíciles", decían desde dentro entonces, cuando las cosas no eran tan bonitas como lo son hoy en Bilbao.
La realidad es que Ernesto Valverde (59 años, Viandar de la Vera) es sinónimo de buenos tiempos. En el Athletic y casi en cualquier lugar donde llegue con su libreto y su boli, ese que utiliza de forma compulsiva durante los partidos mientras su segundo, Jon Aspiazu, visiona el partido desde la grada durante los primeros 45 minutos. Juntos han recorrido media España, logrando éxitos en Bilbao, Espanyol, Valencia y Barcelona, con el único lunar de un Villarreal en el que fue despedido en enero, tras unos meses en los que no logró dar con la tecla. "Pero aquí tiene las puertas abiertas, al menos en el vestuario le teníamos mucho respeto y era muy querido", dice Marcos Senna, preguntado por Relevo sobre aquella etapa.
Hoy lidera a un conjunto bilbaíno que suma su mejor arranque de competición desde hace 40 años, cuando el Athletic celebró las Ligas con Javier Clemente en el banquillo. Para muchos, el conjunto bilbaíno es uno de los más divertidos de esta Liga, con permiso del sorprendente Girona. Sin embargo, no siempre fue fácil. "En Bilbao y en el Espanyol nos pasó un poco lo mismo. Los primeros partidos nos costó, no arrancábamos, pero cuando arrancamos no había quién nos parase", recuerda Jesús Mari Lacruz. Uno de los futbolistas que mejor le conoce. No solo porque estuvo a sus órdenes cuatro temporadas, sino porque también le tuvo como segundo entrenador de Txetxu Rojo en sus inicios en los banquillos y, sobre todo, fue uno de sus 'soldados' en Bilbao y Barcelona, donde llegó de la mano del técnico.
Los que le conocen hablan de una personal normal. Parece una definición básica pero si todos coinciden en destacarlo será porque de verdad le define y, sobre todo, que no es tan habitual encontrar a una persona normal en un mundo del fútbol cada vez más alejado de la cotidianidad. Ernesto es un enamorado del fútbol, pero también del arte, de la fotografía, del ajedrez, a la que dedica muchas horas jugando y viendo partidas, de la música... Una 'persona normal', capaz de ganar dos Ligas con el Barça y presentar poco después una exposición fotográfica llamada El otro lado, con capturas de sus diferentes etapas vitales y futbolísticas.
Quizá por sus diferentes intereses y las posibilidades que se le abrían tras una larga carrera futbolística, desde fuera podía sorprender que se alistase en unas elecciones presidenciales del Athletic, algo que él mismo quería evitar. "Pero es que este es un loco del fútbol y al final necesita campo", explica alguien que le conoce bien. Así volvió al Athletic, que no a Bilbao, donde se refugió tras su despido del Barça pese a que llevó a los catalanes a unos cuartos y una semifinal de Champions y venció las dos Ligas y la Copa que disputó, además de una Supercopa de España.
![Valverde, en Lezama con Lacruz y otros compañeros por detrás. Archivo](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/valverde-joven-lezama-U68732164246Zxa-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
Antes, mucho antes, aún sin canas y con menos arrugas, el Txingurri empezó a dar sus primeros pasos como entrenador en Lezama. Cadetes, paso por dirección deportiva, ayudante de Txetxu Rojo -"ahí ya veíamos que era alguien que veía el fútbol muy bien"-, líder de un Bilbao Athletic que casi asciende y, por fin, en 2002, al primer equipo. "Creo que todos teníamos ganas de que nos transmitiera todos sus conocimientos como primer entrenador. Lo que más visualizo de aquella época es cómo le mirábamos todos. No creo que hasta entonces habíamos conocido a alguien con esa capacidad de transmitir, yo no lo conozco. Cuando habla nunca son palabras vacías", recuerda Lacruz.
Pablo Orbaiz es otro que le conoce a la perfección. Dos personalidades cercanas, buenos amigos y, además, futbolista a sus órdenes tanto en Bilbao como en Grecia. "Mira que ha pasado tiempo, ¿eh? Pero si miro atrás lo que veo de ese Ernesto es una persona normal, de trato normal, sin necesidad de levantar la voz para convencer a alguien. Con muchos argumentos y con muchísimo sentido común. Con él, el jugador está siempre tranquilo y sabiendo que lo que va a decir está pensado y argumentado", le define el navarro, que se niega a definirle como un gestor porque "es mucho más". "Completo, muy completo, un gran estratega pero lo hace con tanta naturalidad que casi pasa desapercibido".
Los mensajes de Lacruz y Orbaiz parecen calcados. Ambos coinciden también al destacar una de las mayores virtudes de Ernesto. "Siempre da recursos al jugador para solucionar en el campo los problemas que se iban dando con las palabras más sencillas y comprensibles", menciona Pablo. "Lo bueno que tiene, realmente tiene muchas cosas, pero lo mejor es que te manda mensajes muy claros. Una vez llegué al vestuario y le comenté que no sabía por qué pero estaba saliendo perdedor en todos los duelos, que no llegaba. Me dijo dos cosas, salí al campo y en lo que era perdedor pasé a ser ganador. Si el jugador tiene un problema y se lo solucionas, lo tienes ya de tu mano para siempre", recuerda Lacruz, quien también pone en valor el contexto que genera de confianza para que los futbolistas se acerquen a pedirle consejo en cualquier momento.
"Entré al vestuario y le dije que estaba saliendo perdedor de todos los duelos. Me dijo dos cosas, salí al campo y pasé a ser ganador"
Ex jugador de Athletic y EspanyolEn aquella época, su primera experiencia en los banquillos de Primera División, se veía a un Valverde más apasionado, impulsivo, también "más cercano" al jugador, pero "muy prudente; eso siempre". Hoy tiene más de 800 partidos en la élite, está a punto de cumplir 500 en LaLiga y sus funciones de estratega le han llevado a alejarse algo más del futbolista, a pensar cada vez más en el rival para adaptar su famosa presión adelantada y seguir dando "dos o tres cosas, pero siempre precisas" a sus jugadores. "Siempre encuentra las claves para cómo atacar y cómo apretar", algo que en el vestuario actual del conjunto rojiblanco ponen mucho en valor.
Una 'semi' y una UEFA perdidas a penaltis
Los 2005 y 2007 no se le olvidarán nunca a Ernesto Valverde. Ni tampoco la ciudad de Sevilla. Unos penaltis ante el Betis le privaron de llevar al Athletic a una final 30 años después y otra tanda le dejó a un paso de tocar la gloria con el Espanyol ante el Sevilla en una final de la Copa de la UEFA inolvidable en la que eliminaron a Livorno, Maccabi Haifa, Benfica y Werder Bremen. "Hicimos un año terrible, teníamos un equipazo y Ernesto generó un grupo con muchísima confianza", dice Lacruz, que llegó de la mano del técnico a Barcelona porque este "confiaba ciegamente" en él.
![Valverde, en la previa de la final de UEFA ante el Sevilla. Archivo](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/valverde-espanyol-final-uefa-U45242153333zRt-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
"Si te digo la verdad, no recuerdo qué nos dijo después de la semifinal con el Athletic ni con el Espanyol, porque no es muy de charlas. Seguramente nos diría que esto es la vida misma y que hay que levantarse". ¿Llevarlo a la normalidad, no? "No es llevarlo, porque muchos te pueden dar ese mensaje pero lo realmente difícil es que tengas la capacidad de transmitirlo. Eso es lo que para mí marca una diferencia terrible respecto a otros", dice el ex central navarro.
La vida misma le llevó a acabar su etapa en Barcelona como lo había hecho en Bilbao, con dos temporadas y grandes sensaciones. Y sus intereses le llevaron a Atenas. A la capital griega y a un club en el que se convertiría en ídolo. Uno de esos que apenas puede caminar por la calle y que es venerado para siempre. En Olympiacos se convirtió en leyenda ganando el doblete de Liga y Copa en la 2008-09. Regresaría tras una efímera experiencia en Villarreal para volver a ganar dos Ligas y una Copa en dos temporadas.
Valverde es querido en muchos sitios, pero en Olympiakos es un ídolo y una leyenda tras ganar tres Ligas y dos Copas en tres temporadas
"Era el más admirado de todos. El más. Pero con mucha diferencia, eh", dice Orbaiz, que decidió firmar por el conjunto griego en agosto de 2011. "Era ídolo, pero él no lo busca. Sus propios actos, sus logros, su manera de ser, hace que la gente se sienta identificada con él. No es un entrenador que fuerza y que provoca que la afición le quiera más o que busca unas palabras bonitas. Desde la naturalidad la gente le quiere y le admira", razona, además de apuntar un detalle importante: "Los jugadores vemos que no hay detrás una intención por ganarse a la gente artificialmente. Y eso está al alcance de muy pocos".
Más allá de los títulos y de los éxitos, Orbaiz quedó impresionado con el trabajo de Valverde en Atenas. Reconoce que él fue la razón de afrontar este reto y se alegra por haber podido vivir un año inolvidable. "Éramos 15 o 16 nacionalidades, con traductor al griego, futbolistas franceses que traducían a los africanos, otros que hablaban inglés y ayudaban a los balcánicos... Era mucho más complicado, pero el equipo funcionaba a la perfección y el ambiente era buenísimo. Había gente de muchísima personalidad, pero allí le tenían un respeto tremendo. Fue una másterclass".
El traspiés de Villarreal y enamorar a Valencia
A comienzos de junio de 2009, el Villarreal anunció que Ernesto Valverde sería el entrenador que lideraría "la mejor plantilla" de la historia del club, según anunció el Fernando Roig. "Necesitábamos un entrenador de garantías y desde luego cuando nos enteramos de que fichaba lo recuerdo como que nos impactó mucho. A mí me gustó mucho la decisión", recuerda Senna, uno de los líderes de aquel equipo en el que estaban, entre otros, Diego López, Capdevilla, Godín, Gonzalo, Bruno Soriano, Pires, Cani, Nilmar o Rossi. Pero no funcionó, aunque al hispano-brasileño aún le cuesta, 14 años después, encontrar las explicaciones.
![Txingurri, durante su etapa en Villarreal. Archivo](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/valverde-villarreal-U60127321766GRd-406x720@Relevo.jpg?cw=300&ch=533)
"Tenía un carisma muy grande, nos llamó mucho la atención a todos desde el principio porque era muy cercano a nosotros, parecía demasiado serio y lejano pero era todo lo contrario y, además, había muy buen ambiente en todos los entrenamientos", recuerda, pese a que solo compartieron seis meses. "Hacía entrenamientos muy entretenidos, siempre tenía una variante para cada rival y a mí personalmente me llamó mucho la atención". No le encuentra muchas razones, más allá de que "no salieron los resultados que necesitaba el club", pero dejó un gran recuerdo entre la mayoría de futbolistas.
La opinión de Senna la respalda el argentino Tino Costa, uno de los líderes del Valencia de la temporada 2012-13 que se agarró al Txingurri como salvación para una temporada de altibajos con Mauricio Pellegrino. Llegó al cuadro che con el equipo en duodécima posición y lo dejó quinto, perdiendo la cuarta plaza y el acceso a Champions en la última jornada. "Llegó con un mensaje muy claro y nos marcó rápidamente a todos; nos hizo trabajar mucho en la presión adelantada", dice Costa, que se convirtió en indiscutible a sus órdenes.
![Valverde conversa con Tino Costa. Archivo](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/valverde-tino-costa-U36774627885rXw-406x720@Relevo.jpg?cw=300&ch=533)
En un clima complicado en el conjunto valencianista, Ernesto estaba "siempre tranquilo" pero "muy determinado y con mucho carácter a la hora de decir las cosas". "Siempre teníamos las puertas abiertas para poder dialogar, le daba a cada jugador su punto de vista y yo hice mucha relación con él. Nos dio mucha confianza a todos y esto fue muy importante". Sin embargo, en la rueda de prensa posterior al último partido liguero, tras perder la plaza de Champions en favor de la Real Sociedad, anunció que abandonaba el conjunto valenciano. Semanas después fue anunciado por Josu Urrutia, presidente del Athletic y amigo personal del técnico, como sustituto de Marcelo Bielsa.
Champions, títulos y egos
La época moderna, si puede llamarse así a lo sucedido en la última década, ha sido la de tocar plata en España. Los títulos conseguidos en Grecia se trasladaron a Bilbao y Barcelona -aunque también las derrotas más dolorosas-, además de dar un paso más en su gestión de grupo y, sobre todo, su aprendizaje del juego y el convencimiento de un fútbol más ofensivo. También en la de gestionar a grandes estrellas o tomar decisiones difíciles por su vínculo emocional, como actualmente con un Iker Muniain al que hizo crecer entre 2013 y 2016, pero que hoy apenas tiene minutos.
En su segunda etapa en el Athletic tocó el cielo clasificando a la Champions League con una temporada casi idéntica en números a la actual, superó al Nápoles de Rafa Benítez en una inolvidable previa de Champions y, sobre todo, llegó a una final de Copa del Rey -perdida en el Camp Nou ante el Barça- que permitió meses después ganar la Supercopa. La del 4-0 en San Mamés en la ida y la de la gloria en el escenario catalán después, llevando a Bilbao un título 30 años después. "Ernesto es exigente, pero también tiene mano izquierda. Y eso es lo más difícil de un entrenador", explicaba Toquero a Relevo sobre el Txingurri, con quien no contó con tantos minutos.
![Valverde junto a Aduriz, su gran estrella en la segunda etapa en Bilbao. Archivo](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/valverde-champions-aduriz-U40452080341yea-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
Cuatro temporadas en Bilbao y cuatro clasificaciones a Europa consecutivas, hasta que llegó la llamada del Barcelona para sustituir a Luis Enrique. Durante la pretemporada, explotó el caso Neymar, que salió del club rumbo al PSG. "Te tienes que adaptar a lo que vas y dónde vas. No sólo a Messi, sino al Barcelona. Hay otros equipos en los que el proyecto es más de entrenador. Ahí, en la época en la que estuve yo, no sé cómo es ahora en el FC Barcelona, pues no, lo enfoqué un poco así...", respondía el propio Txingurri en una extensa entrevista con este medio.
"Al comienzo recuerdo que no fue sencillo adaptarme a esa forma de entrenar, adaptarme a otra forma de hacer las cosas y, bueno, poco a poco pusimos lo mejor de nosotros, claro", continuaba en esa charla con Relevo. Allí aprendió otro fútbol y otra forma de gestionar, aunque se ganó al grupo con el paso de los meses y fue más respetado por los jugadores que por mucha parte del exterior.
"Tiene la habilidad de no echar gasolina a los incendios y saber cuándo echar un poco de agua"
Ex jugador de Athletic y OlympiakosSi en Grecia fue una masterclass, en Can Barça tuvo que sacar su mejor versión para domar los egos. Orbaiz, que le conoce bien, le define a la perfección: "Hay que tener la capacidad de entender cada momento y Ernesto pues tiene la gran habilidad de no echar gasolina a los incendios y, en cambio, saber cuándo echar un poco de agua". "La naturalidad le lleva a eso. Con Messi, con el uno o con el otro. Habrá analizado la situación y lo afrontará con normalidad, pero si algo está claro es que no es casualidad que con él no haya esos problemas", apuntilla Lacruz.
![Messi y Txingurri, en la etapa del Barça. Archivo](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/29/media/cortadas/Foto%207-U43858287706OrY-406x720@Relevo.jpg?cw=300&ch=533)
Salió de Barcelona necesitando un descanso. Algo cambió. Incluso, pensó en hacer coincidir su carrera futbolística con otros gustos, como una experiencia en Japón o incluso en Australia, pero la pandemia y la tranquilidad de Bilbao acabaron por persuadirle hasta que el club de su vida volvió a cruzarse en su camino. Hoy, camina por Lezama hablando con Mikel González, con quien ha congeniado desde el primer día en esta nueva aventura, se apoya en veteranos como Óscar de Marcos y Muniain, a quien está sabiendo manejar en una situación complicada para el futbolista navarro, aplica nuevos conceptos aunque con la misma idea. Ahora, ilusionados y 'volando' en LaLiga, en el club quieren -y confían- que acepte seguir a su lado.