Yo entrevisté a Florentino Pérez cuando daba entrevistas: "En las cenas de antes te decía, '¿de qué vamos a hablar?' Nunca te decía que no se pudiese preguntar por algo"
El máximo mandatario del Real Madrid ya no concede prácticamente entrevistas, pero en el pasado era un clásico en los medios. Algunos de los que le tuvieron delante, lo recuerdan.

Al día siguiente de la entrevista todo el mundo preguntaba, llegaban mensajes, los medios se hacían eco de lo que había contado aquella noche Florentino Pérez delante del micrófono. No, por supuesto que no es un entrevistado más, él es la imagen del poder en el fútbol y fuera del fútbol. Hoy ocurre con cuentagotas, el presidente del Real Madrid ha reducido sus apariciones al máximo, solo las hace por motivos muy concretos, como la Superliga, y en entornos en los que se siente más cómodo. Solo quedan esas entrevistas y, también, algunas casi protocolarias después de los títulos de Champions del Madrid, por teléfono y de pocos minutos.
Pero no fue siempre así, ni mucho menos. Florentino construyó su leyenda futbolera —la empresarial transita por otro lado—con una gran cercanía a los periodistas y concediendo entrevistas anualmente a todos o casi todos los medios. El actual presidente del Real Madrid no era una persona distinta, con muchos tenía una relación cercana, a algunos incluso los conoció cuando no es más que un aspirante a presidente del Real Madrid.
Es el caso de Gemma Herrero, que cuando cubría el Real Madrid para Marca se encontró con el encargo de seguir a Pérez en las elecciones del año 2000. El equipo acababa de ganar su segunda Champions en tres años y no muchos pensaban que fuese a ganar a Lorenzo Sanz.
"Yo me acuerdo del primer momento porque llegué al periódico diciéndoles, 'cuidado que este señor lo tiene todo muy preparado, cuidado que este señor lo tiene todo muy estudiado'. Porque en aquel tiempo parecía que Lorenzo iba a ganar de calle, venía de ganar la Champions. Cuidado, cuidado... yo iba avisando, sabía que lo tenía todo preparado", recuerda.
Estar empotrada en la campaña, como se conoce esa función en el reporterismo, le permitió conocer de cerca al candidato. "Es mucho menos rígido de lo que parece. Este señor parece un poco robot, la sensación que tiene el mundo es que es como muy robótico, con ese tono que pone él de dar misa, y no. Es malhablado a veces, dice tacos, te pregunta por cosas a ti, es criticón. Tiene su gracia", cuenta.
Las mismas frases se van repitiendo con todos los consultados para este artículo, los que ponen su nombre y los que no. Hay dos florentinos, uno arranca cuando el piloto se pone en rojo y la grabadora está haciendo lo suyo, el otro desborda la conversación antes y después de ese momento. Aquellos audios privados que desveló El Confidencial, esos en los que tenía un punto castizo y lenguaraz, resultaron un shock para la mayor parte de los aficionados, pero desde luego no para aquellos informadores que le habían tratado en corto.
"En conversaciones off the record es un tío muy cercano, te corta mucho la distancia. No tanto durante la entrevista, que también, pero sobre todo antes, con la familiaridad que te trata y las cosas que te cuenta. El retrato de los audios es un poco eso, te habla con mucha naturalidad, critica, pero de manera sana, cuenta anécdotas", explica José Miguélez, hoy redactor jefe de deportes en Abc que le entrevistó muchas veces, tanto en radio como en prensa.
Florentino acudía anualmente a todas las grandes cadenas de radio para someterse a largas entrevistas en el programa nocturno deportivo, un formato muy particular de España y también muy importante, durante años la bandera del periodismo futbolero patrio. Aquellas conversaciones con un micrófono delante también tenían, siempre, una previa en la que se veía al otro Florentino.
"En conversaciones off the record es un tío muy cercano, te corta mucho la distancia, sobre todo antes, con la familiaridad que te trata"
Periodista"Antes era una costumbre que fuera una vez al año. Hacía una ronda, estaba como un poco establecido así. Ibas concretando más o menos con el departamento de prensa cuál era la fecha más adecuada y a partir de ahí ya venía. Lo habitual era que antes de la entrevista nos juntáramos a cenar, los jefes de deportes o los jefes de la Cope y él con la gente de comunicación. Y la verdad es que las cenas eran bastante más interesantes que las entrevistas. Porque las entrevistas podía decir lo que podía decir, pero en las cenas se hablaba más y te enterabas de muchas cosas. Cosas que luego en antena no se podían decir", explica Joseba Larrañaga, que sigue trabajando en Cope y, durante años, fue el encargado de dirigir el programa nocturno de la cadena.
La liturgia, lógicamente, cambiaba según el medio. A las radios acudía al estudio y allí se encontraba con el equipo entero, con la prensa solía jugar en casa, en las oficinas de ACS, en un despacho con unas vistas privilegiadas. "Me acuerdo que al llegar a su despacho, lo primero que se ve es un ventanal increíble, un despacho enorme. La mesa es grande, pero comparada con la sala es diminuta. Desde el ventanal se ven las cuatro torres. Y lo que hacía era presumir, él te decía 'ahí tienes a Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham', que era como llamaba a cada torre", explica José Miguélez.
Algunos le recuerdan quitándose el reloj y poniéndolo encima de la mesa, como si fuese una manera de controlar el tiempo sin parecer ansioso. Es siempre solícito, las respuestas pueden no ser interesantes, pero existen. Pequeños trucos de buen entrevistado, porque todos le recuerdan como tal.
"No era denso, era listo, se te iba por las esquinillas cuando algún tema no le apetecía y hacía eso de aburrirte, te metía en la telaraña", cuenta Gemma Herrero. "Se le pueden hacer todo tipo de preguntas, y aunque alguna le incomode todas las contestas. Es verdad que a veces si le tiras un dardo muy fuerte te responde con mucha naturalidad 'No, hombre, eso no es así...', pero sin perder los nervios", añade Miguélez.
"Nunca jamás nos dijo que no le preguntásemos sobre algo. A mí al menos, yo cuando se las hice, nunca. Hombre, en la cena te decía '¿de qué vamos a hablar?' y le decíamos que de todo. Se reía y decía 'sed buenos en la entrevista, portaros bien, que vosotros siempre queréis el titular'. Nunca te decía que no se pudiese preguntar por algo, si lo hubiese dicho probablemente no se hubiesen hecho", aporta Larrañaga.
Aunque todo el mundo era plenamente consciente de la persona que tenía enfrente, quizá el más poderoso del fútbol español, sin duda también uno de los más poderosos del país, Florentino siempre fue capaz de diluir esa distancia y permitir ciento confort al entrevistado. Una manera de ser que le daba más alegrías que penas, porque siempre ayuda no tener a la otra parte de la conversación como un rival.
También tiene algo que ver la personalidad de los entrevistadores, son preguntadores punzantes, muy buenos en el arte de la conversación, quizá también con un punto de inconscientes. "Yo con él iba sin frenos. También yo igual soy un poco inconsciente, siempre soy un poco así, es decir, cuando voy a hacer una entrevista, si quieren contestar, que contesten,. No iba con él con cuidadito, pensando, 'ay madre que me cae", reflexiona Gemma Herrero.
Eso no significa que todo fuese de color de rosas con los periodistas, alguno recuerda alguna llamada no al jefe, que forma parte del juego, sino a las altas instancias la empresa editora por alguna información delicada. Un paso más que, desde luego, no aparecía en las entrevistas. Y con algunas personas en concreto, especialmente en la radio, tenía una historia pasada que hacía la cosa un poco más tensa.
Los antagonistas
"A mí no me imponía más que otros personajes, porque él también hacía gala de un carácter paternalista, por cómo te decía las cosas, con ese tono mesurado que tiene de hablar. Era bastante cordial exceptuando con aquellos periodistas con los que no tenía una relación tan agradable, en nuestro caso con Manolo Lama. Con Lama tenía muchas tiranteces y eso en las entrevistas salía a relucir, porque Manolo las buscaba y él también, no se cortaba ninguno de los dos, ninguno quería ceder ni dar un paso atrás y eso provocaba cierto roce", cuenta Larrañaga.
Lama es uno de los más célebres, su enganchón en una entrevista en Cuatro es parte de la historia de Florentino, pero no el único. "Solo le vi perder la compostura con Azuara, porque le sacó de quicio en la radio. Ahí sí. Pero yo, que preguntaba mucho al colmillo, podía poner cara de sorpresa, pero tenía tablas para contestar. Lo que pasa es que Azuara llegó al insulto personal y aquello ya fue...", explica Miguélez.
Florentino se basta y se sobra con él mismo. Otros personajes viajan siempre con el jefe de prensa, incluso se pone en la mesa durante la charla, con mirada de escrutinio, pero con el presidente del Real Madrid eso no ocurre. Puede ser que vayan con él, pero nadie se acuerda de ellos, Pérez se basta y se sobra, y no solo en las entrevistas.
El presidente del Madrid fue poco a poco reduciendo sus apariciones en los medios, como si ya no contasen para él en un mundo dominado por las redes sociales y con una televisión como Real Madrid TV como plataforma para que se cuente todo aquello que él piensa que es necesario contar.
"No me explico que haya dejado de dar entrevistas, le daba a la gente la oportunidad de conocer más de cerca al personaje y sus explicaciones. No eran entrevistas muy polémicas"
Periodista"Yo creo que claramente alguien le ha dicho que no conviene estar expuesto, que es lo que recomiendan ahora todos los de comunicación. Además en aquella época de la que te hablo no existían todavía las redes y él sabía que el mensaje que quería dar tenía que salir en algún lado, aunque costase, ahora puede salir solo en sus medios oficiales. Esa es la forma de no estar expuesto", analiza Miguélez para esa nueva política comunicativa que lleva ahora el presidente, también, de ACS.
"La verdad es que no me explico que haya dejado de dar entrevistas, porque le daba a la gente la oportunidad de conocer más de cerca al personaje y sus explicaciones. No eran entrevistas muy polémicas, no fue por eso que la relación se deteriorase", reflexiona Larrañaga.
El locutora cree que esa es una de las cosas que se han ido perdiendo y que han hecho todo más difícil para los periodistas, pero también para el protagonista: "Yo creo que no le beneficia el no salir en los medios y que te cuente lo que el quiera. Genera cercanía, cuando tienes un personaje al lado siempre consigues cierta complicidad y te ayuda a entender cosas que no entenderías sin verle. Es una forma de acercarte a la gente y esta dinámica de no hablar en ningún sitio no creo que sea la más adecuada, pero bueno, cada uno elige lo que quiere hacer".