OSASUNA 0 -REAL MADRID 2

El escándalo es Vinicius

El Madrid se acuesta a cinco puntos del Barça gracias a otro gran partido del brasileño. Marcaron Valverde y Asensio. Sorprendió Álvaro Rodríguez.

Vinicius es abrazado por Asensio y Militao. /EFE
Vinicius es abrazado por Asensio y Militao. EFE
Sergio Gómez

Sergio Gómez

Conquistar Pamplona es la confirmación de que este Real Madrid tiene argumentos para afrontar la batalla, para sobreponerse a ambientes hostiles, para controlar el pulso en momentos en los que estos se pueden descontrolar, para mantenerse en la pelea por LaLiga. Y sobre todo, que salió vencedor de este partido que era ensayo para Anfield después de pelear hasta la extenuación. A punto estuvo de salirse de la curva. A esto obliga Osasuna, un equipo construido sobre la base de su historia y apuntalado con la religión de Arrasate y unos mandamientos obligatorios como es la presión alta y el pundonor. Los rojillos (teloneros de los reds) plantearon desde su organización un partido sin tregua, a pecho descubierto y ahí, en los intercambios de golpes, suele vencer quien más perseverancia y resistencia tiene. Y el Madrid cuenta con un jugador al que le sobra ambas: Vinicius.

 

Sin Benzema, todo el ataque blanco quedó reducido a las ocurrencias del brasileño, quien no para de atacar, insiste e insiste hasta que encuentra el agujero por donde enhebrar la aguja. Dio con ese camino en el minuto 78, después de que Sergio Herrera le sacara tres mano a mano y con Osasuna complicándole muchísimo la vida a la defensa del Madrid, cuando le envió un dulce a Valverde para que abriese el marcador. Fue el mejor del partido. Sin embargo, antes de bajar la persiana al encuentro pidió foco Álvaro Rodríguez. Ancelotti metió al canterano en el 87' y en tres minutos dio dos asistencias a Vinicius (gol anulado) y a Asensio, que marcó el 0-2. El Madrid sale de Pamplona con mucha confianza de cara a la Champions y poniéndose a cinco puntos del Barça, que juega este domingo contra el Cádiz. Vinicius quiere que haya Liga.

VINICIUS

💯 Mis 'dieses'

Después del balneario que fue Marruecos, que le sirvió para descansar del ruido, y de su sanción contra el Elche, que le permitió tonificar sus músculos, Vinicius reapareció en LaLiga. No era un escenario fácil, ante un Osasuna que extremó sus vigilancias sobre él y en un entorno siempre guerrero. Y salió empoderado... aunque volvió a recibir insultos desde la grada y a caer en las protestas ante el colegiado (llegó incluso al improperio). Desagradable lo primero, que se ha convertido en una moda que es obligatorio desterrar con medidas. Y perjudicial y reprochable lo segundo porque a Vini se le suben las pulsaciones con el árbitro con preocupante frecuencia, como se comprobó antes del descanso, cuando tuvo un rifirrafe con Moi Gómez. Ambos se encararon y la escena finalizó viendo los dos amarilla y con Ancelotti pidiendo explicaciones a Munuera Montero cuando éste pitó el final de la primera parte. Algo insólito en el italiano.

Pero cuando el brasileño encuadra el balón en primer plano es imparable. Todo fue Vinicius, el Madrid quedó reducido a él. En la primera media hora dispuso de dos ocasiones para haber abierto el marcador, la segunda tras un control de espuela extraordinario, que le sacó Sergio Herrera. Y en la segunda parte le anularon un gol por fuera de juego; el portero de Osasuna, héroe rojillo, le volvió a sacar otro mano a mano; y, en el 78', desequilibró el partido con un envío certero que Valverde lo convirtió en el tanto del triunfo... Después, le anularon otro gol por un nuevo orsay. 'Vini' es esto, un escándalo.

Vinicius, sonriente durante el partido ante Osasuna.  EP
Vinicius, sonriente durante el partido ante Osasuna. EP

CAMAVINGA

😎 Me reafirmo

Sólo habían transcurrido cinco minutos de partido cuando Ancelotti alzó la ceja y dejó de masticar chicle súbitamente. Sobre el césped, Camavinga se retorcía de dolor después de un feísimo pisotón con los tacos de Torró al tobillo izquierdo del francés. El jugador de Osasuna controló mal y después midió peor. Los gestos de dolor del madridista, con Tchouameni y Kroos en Madrid, no eran buen presagio. Todo quedó en un susto para alivio blanco. Porque Camavinga está empeñado en echar raíces en el mediocentro.

Su retorno al centro del campo le ha sentado bien. Contra el Elche se percibió, aunque no era partido para emitir juicios concluyentes. Pamplona lo confirmo: salió, se ofreció, basculó, distribuyó e incluso se permitió el lujo de dar una espuela cerca del área rojilla. Su reconversión como '3', mas allá de convertirse en hallazgo, necesariamente tiene que ser opción de emergencia pues en el Mundial de Clubes se le comenzaron a ver las costuras. Comprensible. Es lo que sucede cuando vas a un sitio desconocido. Te esfuerzas tanto en no desentonar que los primeros días te sonríen. En el momento en el que la situación se alarga en el tiempo, en cambio, se te empiezan a notar las faltas. Pero el centro de campo es casa para Eduardo, que está demostrando una personalidad arrolladora y que se le está poniendo cara de Anfield. Como no se espabile Tchouameni...

Camavinga, quejándose de la entrada de Torró en el minuto 5.  EFE
Camavinga, quejándose de la entrada de Torró en el minuto 5. EFE

OSASUNA

🤳 Mi fondo de pantalla

Ver un partido de Osasuna requiere después una visita al fisioterapeuta. Su intensidad es sofocante. Desde la humildad de profesor abnegado, Arrasate ha ido cocinando un equipo valiente, que no especula, que va a por el rival, que carga el área con centros, que no tiene el balón por tener y, sobre todo, que salta a la presión arriba de manera intimidatoria. Si la defensa del Madrid fuera cuello y tuviera nuez, el equipo rojillo sería una mano poderosa abrochada al gaznate. "La presión nos pone cachondos", dijo el entrenador vasco en su entrevista en Relevo. Volvió a dejarlo patente. A los de Ancelotti le costaron mucho sacar el balón jugado desde atrás, sobre todo en la primera mitad, cuando se vio sorprendido por el ardor rojillo. La segunda mitad, con los blancos apurados al ver la clasificación y que El Sadar no es ninguna broma, ya fue una batalla a campo abierto y ahí hincó la rodilla Osasuna.

Da gusto ver combates planteados para abrasar sin tener en cuenta si delante hay un miura o un ternero. La temporada de Osasuna no es fruto de la casualidad, sino del trabajo sacrificado de un grupo que cree en su entrenador: Sergio Herrera, sorpresa y héroe (el portero de la Copa fue una tapia hasta que la derribó Vinicius); Lucas Torró y Moi Gomez lucieron; Abde es el Vinicius de Pamplona; Budimir fue un fastidio continuo para la defensa blanca... Un equipo de autor.

Vinicius, rodeado de hasta cuatro jugadores de Osasuna.  EFE
Vinicius, rodeado de hasta cuatro jugadores de Osasuna. EFE

ÁLVARO RODRÍGUEZ Y LA FÁBRICA

❌ No me ha hecho cambiar de opinión

Primero fue Sergio Arribas en el Mundial de Clubes, quien necesitó segundos para ser oportunista y marcar su primer gol con el Madrid, y en Pamplona fue Álvaro Rodríguez el que mandó un mensaje que por repetitivo no deja de ser cierto. La cantera está para ser mirada, para no ser mero elemento decorativo y clavo al que se agarran los aficionados nostálgicos en conversaciones arrebatadas.

Ancelotti le metió en el campo en el minuto 87 por Rodrygo y en tres minutos participó en dos goles. El primero, con una asistencia a Vinicius cuyo gol fue anulado. El segundo, con un pase de gol a Asensio, que abrochó el encuentro. La Fábrica es esto; sólo hay que dar oportunidades a los chicos. Y Álvaro Rodríguez, delantero de envergadura y con unas cualidades que ahora no hay en la primera plantilla, está golpeando la puerta con fuerza, muchos goles y, ahora, con asistencias. Su estreno en LaLiga ha sido a lo grande. El Toro tiene pitones afilados.

Álvaro Rodríguez asistió a Asensio en el 0-2.  REUTERS
Álvaro Rodríguez asistió a Asensio en el 0-2. REUTERS

MILITAO

📀 Mi 'bonus track'

El Madrid tiene un seguro atrás con Militao. En un partido en el que Osasuna exigió a la retaguardia, volvió a mostrarse como el defensa más seguro. Si el equipo no tiene más disgustos de los necesarios es porque así lo quiere el brasileño, que se ha convertido en un pilar tan fuerte que el solo es capaz de romper cualquier miedo. Volvió ante el Elche y en este campo con cepos que es El Sadar ha demostrado que está a punto para afrontar un mes en el que hay que apretar la mandíbula. Y el martes, el coliseo de Anfield. Un terreno en el que el Madrid debe sintonizar mejor su trabajo defensivo si no quiere volver al Bernabéu con un problema.