FC BARCELONA

Escáner al Hansi Flick del Bayern que tocó el cielo y descendió rápido a la Tierra: "Cuando tuvo más influencia en el equipo le fue peor"

Desde Alemania le ponen asteriscos a los éxitos del equipo alemán durante la pandemia en el año y medio de experiencia del técnico.

Hansi Flick, posando con la camiseta del FC Barcelona. /FC BARCELONA
Hansi Flick, posando con la camiseta del FC Barcelona. FC BARCELONA
Alberto Martínez

Alberto Martínez

El 3 de noviembre de 2019, el Bayern de Múnich anunció el despido de Niko Kovac y poco después que Hansi Flick sería su recambio. El vestuario del equipo bávaro, que había perdido 1-5 ante el Eintracht de Frankfurt en la Bundesliga, era un polvorín desde la pretemporada de 2018, justo cuando aterrizó el entrenador despedido ese noviembre en lo que luego se conoció como el caso 'Noches de Miami', cuando una serie de jugadores rompieron el código interno de la plantilla, como desveló Bild, y salieron de fiesta. Cuando llegaron de la noche loca, los técnicos estaban desayunando. Se armó el belén y la distancia entre Kovac y los pesos pesados se evidenció pese a que el Bayern alzó la Bundesliga y la Copa esa misma temporada.

Pero las heridas en los vestuarios, habitualmente, no cicatrizan, sino que se reabren con el tiempo. Y eso ocurrió al comienzo de ese segundo curso. Flick, hasta entonces brazo derecho de entrenadores de prestigio como Joachim Low, fue mano de santo para un vestuario que le mataba el ambiente con el técnico pero que tenía raíces futbolísticas para ser competitivo, con una plantilla de talento y compensada. Eso es al menos lo que piensa uno de los agentes que se encargaba de uno de aquellos futbolistas y que vivió, día sí y día también, el proceso de Flick. "No sabemos realmente cómo lo hizo. Dejó que los futbolistas jugaran, creó buena atmósfera y se aprovechó de los conceptos de Kovacs. Fue un técnico cercano, hablaba mucho con los jugadores, y todo empezó a funcionar", explica.

Hasta que explotó la pandemia, el Bayern de Flick jugó 21 partidos y ganó 18 de ellos, perdió dos y empató uno. La racha ya fue fulgurante, abocado el equipo al título de Liga, de Copa y a unos cuartos de final de Champions. No hubo pócimas mágicas, sino crear un ambiente de trabajo menos contaminado y más positivo, jugar con menos complejos y más liberados, valientes, dejar que los jugadores fueran ellos mismos. "Trabajamos bien, y la alegría la tenemos dentro del vestuario, entre nosotros, no hace falta alardear de ella", explicó Thiago Alcántara meses después cuando el Bayern acariciaba la Champions.

«El equipo ganó músculo y Goretzka fue clave, estaba en plenitud»

Si Flick reactivó al equipo, llegó más fuerte incluso después de la pandemia. Ahí radicó otros de los secretos de ese sextete que en Alemania le ponen un asterisco: la Bundesliga y la Ligue One empezaron antes que otras competiciones y los jugadores estaban más rodados. A eso, y a los daños de un Barça en decadencia, se le atribuye el histórico 2-8 en cuartos de final de la Champions y el extraordinario rendimiento de un equipo desatado... y con una figura excepcional: "El equipo ganó músculo, se preparó bien, empezó antes los entrenamientos y volaron. Goretzka fue clave, estaba en un momento de plenitud", explica la misma fuente.

El Bayern ganó 17 partidos consecutivos hasta que el Hoffenheim le ganó 4-1, después de una resaca en la que habían ganado Champions y Supercopa de Europa ante el Sevilla. Pero empezó la campaña 2020-21 y el Bayern, aunque mantuvo el dominio en la competición doméstica, empezó a perder peso. No tuvo bajas más allá de la de Thiago Alcántara, pero la planificación y los movimientos que Flick hizo en el equipo no mantuvieron la excelencia. "Cuando en el segundo año él tuvo más influencia fue peor, el equipo no llegó a ese nivel táctico ni físico. Ganó la Bundesliga, pero en el resto de competiciones no estuvieron a la altura", relatan las fuentes.

Las discrepancias con la dirección deportiva y el equipo tira menos

En algún momento, además, comenzaron las discrepancias por el mercado entre Flick y el director deportivo, el exjugador Salihamidzic, lo que precipitó su marcha a final de temporada. "Tampoco tienen que ser amantes, lo importante es que trabajen juntos profesionalmente y por el éxito del Bayern Múnich", dijo en su momento en Sky el presidente del club, Herbert Heiner. Aquel Bayern, que ganó el Mundialito de Clubes y la Supercopa de Alemania para sellar el histórico sextete, perdió en cuartos de final de la Champions antes el PSG.

En abril de ese año, y después de estar en desacuerdo con el club por la política deportiva (llegaron Sané, Marc Roca, Bouna Sarr, Douglas Costa, Nübel, Nianzou y Choupo-Moting- y por las renovaciones. El club se negó a prolongar el contrato de Jérome Boateng), el técnico hizo público su deseo de dejar al equipo a final de temporada. El técnico del sextete subió al cielo llevado a la excelencia con un plan de acción perfecto al Bayern de Kovac y renovando los ánimos, pero no pudo darle continuidad. "No logró desarrollar al equipo", cuenta la misma fuente.

Ahora en el Barça afrontará una situación inusual más semejante a la segunda que a la primera temporada con el Bayern. Flick deberá construir prácticamente desde cero aunque con cimientos sólidos e ilusionantes como Lamine Yamal o Pau Cubarsí. Otro reto para el alemán, que genera dudas en su país pese a ser el mejor entrenador en cuanto a títulos en una misma temporada de la historia del Bayern.