Víctor Muñoz nunca se sacó la espina de la final de Sevilla: "No tiré el penalti porque no podía con mi alma"
El aragonés repasa su carrera deportiva la semana que se cumplen 21 años de la Copa del Rey ganada con su Zaragoza.

Víctor Muñoz (Zaragoza, 1957) fue un centrocampista incansable, de esos que se llamaban un pulmón. Jugó cuatro años en el equipo de su ciudad, siete en el Barcelona, donde ganó una Liga, una Copa, en La Romareda y al Madrid, jugó la triste final de Sevilla contra el Steaua, dos Mundiales y como entrenador, su Zaragoza derrotó al Madrid de los galácticos en una final inolvidable en Barcelona, en Montjuïc, de la que se cumple esta semana 21 años. Presume de haber jugado contra el Barça de Cruyff, haber trabajado con Arsenio Iglesias, Menotti, Venables, Luis Aragonés y ser discípulo de Vujadin Boskov, que le llevó a jugar a Italia. Estudió derecho y lideró el Motín del Hesperia contra el presidente Núñez. Tipo singular, vive en Barcelona, sigue haciendo negocios y no se plantea volver a entrenar, aunque dice que de eso, tampoco se ha jubilado.
¿Por qué fue futbolista?
Porque tuve suerte. Jugaba en la calle, en Zaragoza, en un descampado cerca de casa, con mis hermanos y amigos del barrio, donde ahora está la estación de Las Delicias.
¡Qué frío hace en esa estación!
Iba a los Salesianos y en el Bosco, el equipo del colegio, jugué hasta que me fichó el Zaragoza, ya mayorcito, en el último año de juvenil. Pasé directamente al filial, al Aragón, con Manolo Vilanova, que era el entrenador. Y al año debuté en la Romareda.
Cumplió su sueño de jugar con Violeta. ¿Era su ídolo?
Sí, y con Planas. Piensa que yo era muy del Real Zaragoza. De chaval nos colábamos para ver los partidos. Saltábamos la tapia del campo con mi hermano mayor para ver a Canario, Marcelino, Lapetra, los ilustres... Debuté en Primera contra el Barça de Cruyff y de Neeskens, me emparejé a él. Ganamos, 1-0 si no recuerdo mal.
¿Quién corría más, usted o el holandés?
Yo creo que entonces ya corría más yo. Pero no sirvió de mucho porque ese año bajamos a Segunda y vino Arsenio Iglesias. Subimos, pero la verdad es que no fue el entrenador más divertido que he tenido. Era bastante aburrido. Después vino Boskov, que era todo lo contrario: muy divertido, muy moderno. He tenido muchos entrenadores. En la selección, por ejemplo, tuve a Muñoz. Un tipo listo, con buen olfato para escoger futbolistas, tácticamente era bueno, con mano izquierda para llevar el grupo. Y gestionaba bien a la prensa, cuidado. Luego tenía sus cosas, claro.
¿Por ejemplo?
Me acuerdo de que teníamos un preparador físico que venía del atletismo, que nos hacía salir a pasear antes del desayuno. Yo que ya había empezado a estudiar INEF en Zaragoza, le entendía, te activabas, nos hacía hacer cosas interesantes, pero a él no sé si le parecían chorradas, a muchos del equipo no les gustaban mucho las cosas que nos hacía hacer, le llamaban el loco. Porque nos controlaba mucho la alimentación, por ejemplo. Eran cosas muy buenas, muy nuevas. Arsenio no creía en estas cosas. Carlos Álvarez del Villar se llamaba y hacía cosas con sentido común, novedosas, eran buenas…
También tuvo a Menotti. ¿Fue él quien advirtió, cuando todo el mundo le consideraba un trotón bastante zoquete, que tenía usted bastante calidad, más talento del que muchos pensaban?
Algo así dijo. De hecho, en el primer partido no me puso, pero perdimos. El segundo jugué bastante bien, ganamos y ya no me quitó. Yo tenía la capacidad de correr un poco más que los demás, no más rápido y eso fue lo que me dio vitalidad para jugar con frecuencia y con los mejores. Jugué con Valdano en el Zaragoza, cuando llegó del Alavés, pero era muy joven y en aquel equipo el que marcaba las diferencias era Pichi Alonso... Luego lo hice con Simonsen, con Schuster, con Maradona, con Butragueño, con Lineker... Tuve suerte.
¿Cómo era vivir con Maradona?
Técnicamente, era insuperable, yo no he visto nada como Diego. Siempre se le compara con Messi. Messi ha sido el mejor por la longevidad de su actuación. Solo se ha dedicado al fútbol. He visto jugar a Pele, a Cruyff videos de Di Stéfano. Los controles, el regate, el cubrir el balón, en campos que no son los de ahora... lo de Maradona era impresionante, yo he jugado partidos a su lado en los que era literalmente apaleado. Buscad vídeos. Sin ir más lejos, la final de la Copa en La Romareda contra el Madrid, en el 83. Camacho le tira seis o siete entradas que dan miedo. No sé si le sacan tarjeta. Tenía una capacidad física tremenda y, por supuesto, la técnica. Pero Diego tenía diferentes vidas, la del vestuario y la de fuera del vestuario.
Y en el vestuario, ¿cómo le recuerda?
Quería ser diferente, ayudar, ser libre. Era sencillo y normal, un buen compañero y era líder total. Pero tenía una vida externa y se dejaba llevar y no siempre para bien, ya lo sabemos todos. Tenía un grupo más afín en el equipo y luego estábamos los neutros, como yo. Pero daba la cara por los demás cuando tocaba. Tuvo un entorno para familiar complejo. Luego coincidí con él Italia, jugamos una final de Copa. Era muy joven, si no se hubiera ido del Barça ese equipo hubiera dado que hablar una década. No olvides que estaba Schuster. Schuster era buenísimo.
¿Y muy raro?
Un poco sí. Era muy joven, alemán, con un entorno muy raro, también... Digamos que entones era Bernd y ahora es Bernardo. Ha cambiado mucho, para bien. Pero Schuster es uno de los centrocampistas más completos que he visto, era un jugador maravilloso, se respetaba mucho con Diego y eso era muy bueno para el equipo. Bernardo tenía una potencia, una arrancada brutal, un toque de balón exquisito, llegaba, metía goles, trabajaba... lo tenía todo. Incluso físicamente era un privilegiado. El Schuster de ahora parece andaluz, es locuaz, divertido... ¡Me lo han cambiado!
Aquel Barça acabó en motín... Muchos de aquel equipo se arrepienten. ¿Le sucede eso?
Con los años te das cuenta de que nos equivocamos, no lo volvería a hacer. Aunque teníamos razón, nos equivocamos en la forma. No era la manera de reivindicar nuestra verdad.
Ahí tuvieron a Luis de entrenador y se puso de parte del vestuario en el motín. Siempre dice que tenían más reuniones que entrenamientos. No conozco a nadie que hable mal del de Hortaleza. ¿Qué recuerdo guarda?
Luis llegó al Barça en un momento malo en lo personal y la verdad es que le tocó un mal momento deportivo, pero ganamos una Copa. Y es cierto que le dijo al presi que estaba obligado a estar de nuestra parte. No le quedaba otro remedio.
Usted en aquel y otros equipos ¿trabajaba siempre para los cracks?
Bueno, corría un poco más que los demás y además, me preparaba para ello, estudiaba INEF, estaba metido en la preparación física, en eso fui un poco adelantado. Ahora es exagerado. El otro día escuche a Lamine hablar de electrolitos y me quedé impresionado, un chaval de 17 años hablando de electrolitos, a cuenta del Ramadán y me hizo mucha gracia. Igual ahora es un poco exagerado, pero bueno, está bien.
Ahora se está hablando mucho de las 72 horas entre partido y partido. Usted ¿podría jugar cada 32 horas?
Hombre, eso depende siempre del jugador, de cómo descanse, de cómo viva, de cómo se alimente. El ejemplo es un poco exagerado, pero en fin, entre 72 horas y 67 no le veo mucha diferencia. Yo era de los que recuperaba antes porque mi físico era muy resistente.
¿Venables fue una revolución?
Sí, trajo muchas cosas nuevas, rompió moldes… y ganamos una Liga inolvidable para el Barcelona. Pero estas cosas pasan. No fichamos a Hugo Sánchez prefirió a Archibald y dio con la tecla. Adelantó la presión, movió a los interiores y marcamos la diferencia. A mí me ayudó mucho su estilo.
A mí el que me gustaba era Calderé. Un Schuster versión Alt Camp (Tarragona).
La pena es que se lesionaba mucho.
La pena fue aquella final de Sevilla. ¿Su espina clavada?
Pues sí, es la espina que siempre llevaré clavada. No solo los penaltis, nos equivocamos desde el principio del partido. Una final has de ir a por ella desde el minuto cero y nosotros la jugamos pensando que tarde o temprano llegaría el gol... y no llegó. Cuando quisimos cambiar de ritmo ir a por ellos ya no teníamos gasolina. Eso es lo que aprendí en esa final.
Ni de penalti. ¿Por qué usted no tiró ninguno?
Yo me emparejé a Boloni, un rumano que vivía en Francia y creo que tenía nacionalidad húngara o yugoslava y verdaderamente terminé la final destrozado, exhausto, no podía con mi alma. Por eso no tiré el penalti, no me encontraba con fuerzas, estaba fundido. Lo había tirado en la semifinal y en Sevilla es que no me vi con fuerzas. Por eso en México contra Bélgica, en el Mundial, me dije: esta vez tiro y lo meto.
Aquella España de Butragueño nos hizo soñar a todos. ¿Cómo era el Buitre?
Un jugador excepcional, un gran compañero, un líder silencioso.
Usted vivió la época en la que España llegaba a los Mundiales con la etiqueta de ser uno de los mejores equipos... y no ganaba nunca.
Bueno, jugamos la final de la Eurocopa de 1984 en Francia de una manera un poco sorprendente, porque ganamos partidos un poco agónicamente, te acordaras de aquel gol de Maceda contra Alemania que nos llevó a la final en el último segundo... Y resulta que Arconada, que lo había parado todo, que nos había salvado durante todo el campeonato, falló la más fácil. Y lo mataron, no volvió a jugar.
Si la de Sevilla fue la espina que lleva clavada, ¿la final de Montjuïc es su gran alegría?
Hombre, por eso de ser con el Zaragoza, contra el Madrid y en Barcelona, pues sí, fue muy grande aquella noche. Pero ganar al Madrid con el Barça en Zaragoza y gol mío no estuvo mal tampoco, ¿eh?
Nadie daba un duro jugando contra los galácticos... ¡¿Qué pasó?!
Pero no teníamos mal equipo, ojo, teníamos buenos jugadores: Poncio, Savio, Cani, Movilla los dos Milito, Dani, Villa, Galleti, pero es verdad que los superfavoritos eran ellos. Sin buenos jugadores no les ganamos.

Hombre, no sé: Roberto Carlos, Salgado, Helguera, Solari, Zidane, Guti, Figo, Ronaldo... ¡Beckham!, ¿Le suenan de algo?
Y Raúl, no te olvides de Raúl. De Raúl me acuerdo mucho porque después del partido fue de los más respetuosos en la derrota. Vino a felicitarnos de manera muy sincera, a reconocernos nuestro partido. Sí, de eso no me olvido. Y sí, es verdad, lo normal, lo que esperaba todo el mundo, es que ganaran ellos, pero la preparamos muy bien. Y la jugamos aún mejor. Y nos expulsaron a Cani, así que tuve que mover ficha. Me acuerdo de que saqué a Dani y se mosqueó un poco, porque había metido el primer gol, y metí a Galleti, que al final metió el tercero en la prórroga. También saqué a Genérelo para controlar a Zidane y nos salió bien. Me hizo mucha ilusión ganar ese título con el Zaragoza, en Barcelona... y contra el Madrid. Como me hizo ganar la Copa con el Barça, de jugador contra el Madrid en mi casa.
La del golazo de Marcos , el vuelo del pichón...
Sí, que en paz descanse. Pero mi gol estuvo bien, eh!, con jugada de Diego, Schuster y gol mío.
Ahora que se cumplen 21 de aquella final de Montjuic, con usted como entrenador de su Zaragoza ¿cuál fue el secreto de la derrota galáctica?
Los jugadores, no te equivoques. Teníamos jugadores de calidad. No hay equipo que gane si no tiene buenos jugadores. Yo no era ningún genio. Y segundo, porque creímos que podíamos ganar. Y tercero porque el Real Madrid no tuvo su día. Es verdad que nosotros hicimos para que no tuvieran su día. Y como te decía, es verdad que lo preparamos bien y se nos dio bien, lo jugamos bien. Pero teníamos buenos jugadores. Oye, que dos años después volvimos jugar la final con un par de jugadores diferentes de mucha calidad también y por el camino eliminamos al Barça y al Madrid.
Y al Zamora, y al Zamora que se dice pronto. Tras su larga y dilatada trayectoria en el fútbol, ¿Usted cree que al Madrid le ayudan los árbitros?
Sí, claro que al Madrid le ayudan los árbitros. Y al Barça. A los grandes siempre les benefician los arbitrajes, te lo digo yo que he jugado en el Barça contra el Madrid y he entrenado al Mallorca contra el Barça, sin ir más lejos. A mí solo me han expulsado una vez y fue contra el Madrid, por una presión adelantada al Soso Gallego.
¿Una entrada en el Camp Nou en un Clásico?
Sí. Bueno, igual se me fue un poco.
¿Un poco? ¿Sólo un poco?
(Carcajadas). En serio, históricamente siempre han sido más permisivos con el Madrid, pero al Barça también. Los grandes tienen ventaja.
¿Si hubiera habido VAR en sus años de futbolista…?
Buah, ¡no acabamos con 11 un partido! Pero eran otros tiempos, el fútbol era mucho más duro…
¿Cree en el VAR?
Sí, yo creo que es beneficioso. Se tienen que ajustar cosas, pero yo creo que es una buena ayuda.
¿No lo dirá por el penalti de Julián Álvarez?
Pues sí, porque si no es por el VAR no hubiera visto que la toca dos veces.
¿Usted piensa que la toca dos veces?
Sí, es evidente, la trayectoria del balón lo demuestra. Se ha de repetir el penalti, eso sí.
No sé si diría lo mismo si fuera usted el entrenador del Atleti. Volviendo al banquillo. ¿Es de locos ser entrenador?
Sí, un poco de locos si es eso de ser entrenador, la verdad. Cuando eres futbolista te la suda todo, bueno, no a todos, pero a muchos sí. Cuando eres entrenador tienes que estar al tanto de todo. Cambia totalmente. Claro, que depende de cómo seas. También hay entrenadores que bueno, se hacen entrenadores porque han sido futbolistas y no encuentran otra cosa . A mí me gustaba la idea cuando todavía era futbolista y ya me empecé a preparar.
¿Y de todos los entrenadores cuál ha sido el que más le dejó, el mejor que ha tenido?
No te puedo decir uno. Todos me han enseñado algo, me han aportado algo. El mejor, el perfecto no existe. Insisto, lo importante al final son los jugadores, aunque al final hay que llevar a esos jugadores, claro.
Insiste en eso de tener jugadores. Usted es de los que defiende la teoría de que Guardiola sin Messi, ¿ná de ná?
Ganar hubiera ganado, pero igual no tanto. Si no hubiera entrenador al Barça, al Bayern o al City, pues seguramente hubiera tenido bastante más complicado ganar todo lo que ha ganado. No sé, con buenos jugadores habría ganado, seguro, porque tiene talento. Y es evidente que ha dejado su huella. Pep ha hecho muchísimas cosas bien. El otro día escuché a Capello decir que le ha hecho mucho daño al fútbol italiano porque todos han querido copiar su salida de balón y la quieren tocar.
¿Y está de acuerdo?
No, evidentemente. La salida desde atrás es un bien, pero utilizado mal pierdes todos los partidos. Si tienes a cuatro madres haciendo la presión alta mejor que no la hagas. Pero Guardiola ha aportado cosas importantísimas al fútbol, nadie puede decir lo contrario.
¿Está usted jubilado o piensa volver a entrenar?
No, jubilado no estoy, estoy actualizado y podría entrenar mañana. Estoy preparado. Tampoco estoy jubilado de mis otros trabajos, ni de empresario ni de comentarista, voy haciendo cosas…
¿Con quién se iría de viaje mañana?
Con mi mujer, a un sitio donde no hayamos estado nunca.