El estado de felicidad del Betis quiere Champions ante un Valladolid que ya es de Segunda

El Betis vive en pleno estado de felicidad. Ni siquiera la inesperada resistencia del Valladolid, que quiso vender cara su piel antes de confirmar su descenso a Segunda, frenó a los de Manuel Pellegrini. Un triple cambio del chileno en el 61' fue el revulsivo necesario para que el Benito Villamarín festejase por todo lo alto una nueva victoria, la novena de la segunda vuelta, que lo aúpa a la quinta plaza y mete presión al Villarreal en esa pugna por un puesto en la Champions.

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Si los béticos aspiraban a una noche plácida desde el inicio, la realidad fue bien distinta, por más que el acelerón final del Betis, con dos minutos de locura que sentenciaron el duelo entre el 64' y el 66', y una recta final de altísimo nivel acabasen en una manita contra el colista. Goles de bella factura para que los aficionados disfrutasen de este momento que atraviesa el equipo verdiblanco, al que le sale todo de cara para sumar un triunfo tras otro.

La declaración de intenciones de Pellegrini con un once con casi todos los titulares no se correspondió con la imagen que ofreció el Betis en el arranque. Con destellos de calidad pero recreándose demasiado en la floritura, el equipo verdiblanco no fue ese equipo eléctrico y eficaz que se vio el lunes ante el Girona. Tocaba y tocaba, pero sin excesiva profundidad y ni siquiera el 1-0, en una gran acción de ataque, le sirvió para controlar el duelo.

Fue una buena acción de Isco en la banda derecha, con una picadita hacia el Cucho, que éste peinó hacia la entrada de Jesús, a quien le llegó la pelota tras un mal despeje de Aidoo. La definición del alcalareño con la derecha fue perfecta para que el Benito Villamarín celebrase el 1-0 pensando en una noche plácida hacia el quinto puesto. Nada más lejos de la realidad.

No se arrugó el Valladolid, al que no le afectó ni la lesión de Javi Sánchez. Los de Álvaro Rubio no renunciaron a la pelota y, sobre todo, con Raúl Moro, comenzaron a generar peligro. Avisó Latasa con un testarazo blando, Aznou reclamó un posible penalti de Fornals y, finalmente, Chuki estableció la igualada antes del descanso. Una buena descarga de Latasa por la izquierda acabó en Raúl Moro, que metió un pase profundo a la carrera de Chuki, que regateó a un dubitativo Adrián en su salida para marcar con la zurda.

Ya en el intermedio Pellegrini introdujo a Lo Celso por Fornals para buscar un mayor control del juego. Aunque los verdiblancos habían mejorado su ritmo, el chileno quiso una marcha más con un triple cambio que metió a dos laterales de vocación más ofensiva, Aitor Ruibal y Perraud, y al renacido Abde. La respuesta verdiblanca fue inmediata. Apenas tres minutos después, el Cucho Hernández enganchaba un testarazo con un escorzo espectacular tras un centro de Bartra para poner el 2-1. Dos minutos después, otra acción de ataque bético finalizó con un pase atrás de Aitor Ruibal para que Isco abriera el pie y anotase el tercero.

Respiró el Betis y empezó a disfrutar el beticismo, que quería más goles para disminuir el diferencial con el Villarreal. Y llegarían dos más. Primero, Perraud, tras una pared del Cucho, fusiló a André con la zurda; luego, Abde se inventó una jugada individual para cerrar la noche con el quinto tanto. Un festival verdiblanco para apuntar a la Champions y encarar la semifinal europea ante la Fiorentina que contrastaba con la desolación de un Valladolid que confirmó su descenso a los avernos.