Estanyol, el pueblo construido sobre un volcán donde creció Pau Cubarsí: "No sabía que existía"
Hijo de una familia de carpinteros, el central del Barça siempre que puede regresa a ver y a ayudar a su familia en el negocio.

Llueve en Estanyol, un minúsculo municipio donde se escucha un rumor lejano de ciclistas, el canto de los pájaros y algún coche que serpentea por sus carreteras. Aquí el tiempo se dilata hasta disolverse. No parece ser un pueblo llamado a contar grandes historias, sino una especie de refugio. Un lugar donde suelen escapar los pixapins [como se conoce a la gente de Barcelona fuera de la ciudad]. El núcleo urbano que señala uno de sus vecinos -hay poco más de 150- consiste en una plaza, la iglesia, el cementerio, un restaurante, un par de casas y una carpintería. El mundo del fútbol regala de vez en cuando relatos extraordinarios, jugadores salidos de lugares mágicos. Estanyol es uno de ellos.

Los campos verdes se expanden hasta donde alcanza la vista. Todo eso pertenece al pueblo, que tiene unas 60 casas, según cuenta uno de sus habitantes, con un acento catalán muy marcado. Al lado de la plaza, la furgoneta de los Cubarsí evidencia que quien se ha salido de la ruta marcada ha sido Pau. Su bisabuelo, a principios del siglo pasado, abrió una carpintería en un edificio que la familia tiene pensado remodelar. Más adelante, se mudaron a no más de 50 metros. Los fines de semana, cuando el apretado calendario y los estudios lo permiten, uno de los mejores centrales de Europa regresa a su pueblo para ayudar a su padre con la carpintería.
"No me molesta para nada que digan que soy de pueblo. Yo vivo mejor en el pueblo que en la ciudad, no me gusta cuando hay mucha gente. Estoy muy orgulloso de ser de pueblo", señalaba el pequeño de los Cubarsí en una reciente entrevista en El Mundo. Durante la semana todavía vive en La Masia para así poder compaginar más fácilmente el bachillerato social, que estudia por las tardes, después de entrenar y de comer. Lamine Yamal, que fue su compañero de habitación, en cambio, se independizó antes de cumplir los 18. Ahora vive cerca de la Ciudad Deportiva, como varios de los canteranos.
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Sin ayuntamiento ni campo de fútbol
"No sabía que existía Estanyol hasta que vine a vivir aquí", dice Esther, que tras la pandemia abrió un restaurante de comida tradicional -trinxat, arroces o carne a la brasa a precios populares- al lado de la carpintería de los Cubarsí. En el parking del restaurante, L'ArEst, hay más coches que casas tiene el centro del pueblo, algo que siempre es buena señal. La iglesia, donde dan la misa una vez al mes, está pegada al cementerio. La mayoría de los nichos están sin utilizar y en alguno se puede leer Cubarsí. En la entrada hay un botón con un cartel que invita a pulsarlo en caso de que se cierre la puerta. No hay ayuntamiento, pues depende de Bescanó, otro municipio anexo.
Resulta paradójico que las calles que vieron crecer a Cubarsí no tengan campo de fútbol. "Así estamos más tranquilos", asegura Albert, que regenta el restaurante con su mujer. Aunque la plaza, a ojos de cualquier niño, puede convertirse fácilmente en un estadio. La pareja explica que es habitual ver a Robert, el padre de Pau, "ir arriba y abajo", con la furgoneta de la carpintería. El central ya puede ayudarle, pues se sacó el carnet poco después de cumplir los 18 años. Y es que en los pueblos, aunque la vida pase más lento, a conducir se aprende rápido.

Una familia discreta y trabajadora
Los vecinos describen a la familia Cubarsí como "discreta, cercana y trempada". El campo de fútbol más cercano, donde Pau comenzó a jugar, es el del Vilablareix. Está a diez minutos en coche de la carpintería. Es un estadio donde se suele disputar el prestigioso MIC. Cubarsí lo visita de vez en cuando, encapuchado, para ver jugar a sus amigos. A unas pocas calles del terreno de juego están los estudios de Ràdio Vilablareix, conocida en el territorio. Se describen como "una emisora comprometida con el municipio, nuestra comarca y nuestra nación". Allí dio Pau su primera entrevista, cuando todavía era un niño. Vestía la camiseta del Barça con la senyera y se la hizo Dídac Romagós, que ya ha perdido la cuenta de cuántas personas le han preguntado por aquella conversación. En los estudios guardan con orgullo una camiseta que les regaló el culer.
Del Vilablareix pasó al Girona y de ahí directamente a La Masia. En poco tiempo pasó de jugar en el Juvenil B a debutar con el primer equipo y defender a los mejores delanteros de Europa. Pero ni su familia ni sus amigos le han permitido que la fama le cambie. Sigue yendo a pasear con ellos por Girona cuando se puede escapar. En Estanyol no entran los focos mediáticos. Curiosamente, el pueblo está construido sobre un volcán. El primero en explotar, sin embargo, fue Pau.