El extremo de la Quinta del Mini es ahora un pilar del Girona: "Después de Cruyff, no he visto a nadie comunicar como Míchel"
Juan Carlos Moreno, jefe de captación, vive el sueño de un equipo cerca de Champions ante de medirse al Barça: "Somos un soplo de aire fresco"
![Juan Carlos Moreno, posando con el escudo del Girona. /LINKEDIN](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202405/03/media/cortadas/moreno-R6CKocGRwJ8OKhDO5e8RDeO-1200x648@Relevo.jpg)
Le llamaron la Quinta del Mini: Albert Celades, Óscar García, su hermano Roger, Toni Velamazán, Iván de la Peña, Quique Álvarez y ... Juan Carlos Moreno. Puede que fuera la mejor generación que haya dado el fútbol base del Barcelona y de la mano de Johan Cruyff llegaron, juntos, al primer equipo. Núñez los echó después de cargarse a Cruyff cuando decidió matar el legado del holandés. Todos hicieron carrera. La de Juan Carlos Moreno le acabó llevando al Girona, como ayudante de Quique Cárcel, y ahí está, de Jefe de Scouting. No lo niega, sigue llevando al Barça en el corazón. Llega a La Vinya, la ciudad deportiva, en la caravana que se ha habilitado como casa, donde duerme de vez en cuando por la Costa Brava. Una persona el que fuera extremo del Barça, del Albacete, Lleida, Terrassa, Recreativo de Huelva, Cartagena y, especialmente, el Numancia, donde jugó siete temporadas.
¿Eres es un producto de La Masia?
Bueno, yo no vivía en La Masia, pero sí, soy fruto del fútbol base del Barça. Pero yo vivía en El Prat y pillaba el metro y el tren. Llegué al fútbol en 1986. Pero cuando me vinieron a firmar, con once años, a mi padre se le hacía un mundo eso de llevarme a entrenar cada tarde. Piensa que era un currela de una fábrica de piezas para coches: hacía faros, arandelas; y al hombre no le gustaba mucho el fútbol. Así que negoció con ellos y le dieron 3000 pesetas para los desplazamientos, que eran una movida, porque ahora hay metro directo, pero entonces de Gavá a Barcelona tenías que hacer dos transbordos de tren, luego el metro... tardaba una hora y pico. Salía del cole y me iba para allí y volvía tardísimo. El primer año me acompañaban él o mi madre, pero le dije enseguida que me dejaran ir solo, que me sabía el camino y que no me iba a pasar nada, porque para ellos era una movida.
De aquella quinta, ¿fuiste el primero en debutar con el primer equipo?
Puede. Bueno, igual fue el calvo (De la Peña). Yo debuté con Johan en el primer partido de la temporada 95-96. Se lesionó Cuéllar, que se rompió el cruzado, y salí sobre el minuto 20. Cruyff me dijo: "Chaval, entras". Ganamos 0-2. El calvo salió en la segunda parte y marcó el 0-2. Jugué 15 o 16 partidos con el primer equipo, también la UEFA. Igual Roger también había jugado antes. Pero ese mismo año jugaron Celades, Toni, Óscar... Creo que alguna vez jugamos todos juntos. Nos daba mucha bola.
¿Y cómo era tener a Johan de entrenador?
Era como estar con Dios. Habíamos coincidido algún año con su hijo Jordi en la cantera y él venia a vernos, así que le conocíamos mínimamente. Pero no era lo mismo que entrenar y el estaba muy pendiente de los jóvenes, nos educaba. A los mayores les daba mucha caña, pero a nosotros nos cuidaba. Su lenguaje era diferente a los que habíamos tenido. Las cosas complicadas las hacía muy fáciles. Sus prioridades eran el juego. Él llegó e inculcó el juego de posición: fijar a los contrarios, y eso para nosotros era mucho. Cuando notas que te hace mejor... Y la forma de transmitir,... La idea en el filial era la misma pero los matices te las dan los detalles y sobre todo la forma de comunicar.
¿En eso Míchel es bueno?
Después de Johan, es lo mejor que he visto. Muy bueno. Es muy bueno. Muy de calle. Tiene una cosas al margen del conocimiento, porque se nota que ha trabajado seis o siete años la metodología y tiene el juego por la mano, pero tiene una cosa muy importante que es que se comunica muy fácil el jugador. Llega mucho al jugador con cosas que pasan y al final cuando vende algo que pasan te lo crees. Yo con los que he visto trabajar, Johan al margen, es el mejor.
Volviendo a tu debut, él te hace jugar hasta que te lesionas...
Sí, fue en San Mamés, con el filial. Cuando no jugabas con el primer equipo, bajabas al filial. Fui a Bilbao y a los cinco segundos me rompí el cruzado. Sacamos de centro, el calvo o Celades, no sé, la mandó larga, salí corriendo, botó la pelota y cuando la fui a controlar a media altura, la pierna de apoyo me crujió. Era abril del 96. Aquella quinta tuvo mala suerte. Al margen de mi lesión y la de Quique Álvarez, tuvo mala suerte porque echaron a Johan. Aquello nos mató. Sabía que siendo extremo no iba a durar mucho en el Barça, porque un delantero... ya ves tú, un delantero de casa en el Barça mucho futuro no tiene. Yo sabía que dos años o tres y me tendría que ir porque ficharían a un extranjero buenísimo. ¿Pero los otros? Roger, Celades, De la Peña, Velamazán... Toni era un jugadorazo. Podían haber estado allí diez años. Yo tengo mi teoría, pero no es demostrable. ¿Pero con esa calidad? ¿Cómo es posible que no siguieran en el Barça? Sin Johan ya no fue lo mismo. Trajeron más músculo y sobre todo llegó la Ley Bosman, y aquello nos mató a nosotros y a la gente de la cantera.
Pues tienes razón. Núñez se cargó todo lo que olía a Johan y Bosman todas las canteras.
Se juntaron las dos cosas. El Barça perdió el estilo Cruyff y la Ley Bosman hizo mucho daño al futbol español. Cualquier extranjero del mundo era mejor que tú. Yo recuerdo estando en el filial que había treinta y tantos jugadores y la mayoría eran extranjeros. Eso acabó por matar a la Quinta del Mini, es el recuerdo que tengo. Ahora uno de fuera tiene que demostrar que es mejor que tú. Antes los traían a peso.
Y se fue a dar una vuelta por España.
Más bien varias. Yo pasé de Tercera a Primera, me rompo, Johan se va y me voy del Barça. Iba a los sitios y no jugaba. Y yo me pensaba que era bueno, pero supongo que cometí muchos errores. Y eché en falta lo que hay ahora, un entorno bueno, que me guiara, incluso un psicólogo, no tenía herramientas para sobreponerme. Me fui al Albacete en Segunda y no jugué un partido. Me costó adaptarme, lo pasé fatal. Luego me fui al Extremadura, al Recre, al Leida... y tampoco. No encajaba en ningún sitio. Había jugado en el Barça, pero cada vez iba a peor. Sé que parte de culpa era mía. Y llegó un momento en el que me fui al Terrassa porque no tenía nada. Y juego diez partidos y no me adapto; un desastre. Acaba la temporada y no me quiere nadie ni en Segunda ni en Segunda B. Tenía 26 años y mi mujer embarazada. Así que el día que nace mi hijo, el 25 de junio, pienso: mi hijo no me va a ver jugar. Así que ficho por el Vilanova, que estaba en Tercera, y me pongo a buscar curro. Nueva vida. Toco fondo.
Y te llama el Numancia...
Sí, porque el entrenador lo había tenido en Lleida y allí me había ido más o menos bien. Pero me avisa: "No tenemos un duro". Y nos fuimos para allá. Subimos y jugué 42 partidos. Y no sé si fue por tocar fondo, pero me agarré a la última oportunidad. Igual fue porque me había equivocado mucho y había aprendido la lección. Y me enganché: siete años estuve, con los del Barça, y fueron los mejores de mi vida.
![Moreno, ante Messi, en un Numancia-Barça. GETTY](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202405/03/media/cortadas/moreno-messi-U33766330046GGe-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
¿Jugaste en Los Pajaritos con el debut de Guardiola en el banquillo del Barça?
Sí, los 90 minutos, les ganamos... con algo de suerte, pero ganamos. Épico. Lo normal era que nos hubiéramos metido ocho. Trabajamos toda la semana los centros al segundo palo y salió perfecto. Luego, acabo contrato en 2009, con 34, porque ya no jugaba. En diciembre me llama el Cartagena y al principio jugué mucho, pero con 35 la rodilla me daba muchos problemas y lo dejé. Al final, estoy contento, sé lo mal que lo he pasado, pero jugué con Johan, di mil vueltas y la vida me llevó muy abajo. No me olvido del día que pensé que mi hijo no me iba a ver jugar, pero cumplí el sueño y me vio, y le saqué conmigo al campo...
Y siempre con Olga al lado.
Sí, en eso he tenido toda la suerte del mundo. La conocí en el parque en el 94 y hasta hoy. Estaba en el Barça C y me llamó Johan y me dijo que me iba a Holanda a la pretemporada y que si lo hacía bien me quedaba. Y me quedé. Y cuando le dije que me iba a Holanda con el primer equipo creía que la estaba vacilando para hacerme el chulo. No llevábamos ni un año saliendo y seguimos juntos. Imagínate, llevo 30 años con ella, siempre juntos. Todo eso lo viví con ella. Pero bueno, la vida me dio una segunda oportunidad.
¿Y cómo llegas a Girona?
Mira, a Cartagena me fui solo. Olga y el niño se quedaron en Soria. Y cuando vuelvo entro a trabajar en la dirección deportiva del Numancia. Luego llega Machín de entrenador, que ya me conocía. Quería gente cercana al vestuario, y entro a trabajar con él. Estuve dos años y cuando se va, cojo el filial tres años. Hicimos playoffs a Segunda B. Yo quería coger el primer equipo, pero ficharon a Arrasate y profesionalmente vi que aquello se acababa. Me salió el Guijuelo. Pero no cuajó. Entonces me volví para Sitges en el 2016 a empezar de cero, a buscarme la vida con la experiencia y el título nacional a ver que pasaba. Y a los tres meses me llamó Quique Cárcel, que siempre va un paso por delante y me vendió el tema del Girona.
Y llegó a ser incluso entrenador.
Sí, un día. Me metí en el cuerpo técnico con Unzué. No debí hacerlo porque yo no estaba muy convencido. No me sentí cómodo, no era el momento de entrar. Y cuando a Juan Carlos lo echaron, cogí el equipo una jornada. Empatamos, contra el Alcorcón, pero merecimos ganar. No fue muy vistoso el partido, pero Stuani, que no falla nunca, falló un penalti en el 94, siempre se lo recuerdo. "Joder, podías haberlo metido", le digo siempre.
Juan Carlos Moreno dirigirá el @CFPeralada-Girona B
— Girona FC (@GironaFC) December 23, 2017
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Imposible imaginar esto, supongo.
Esto es un sueño maravilloso. Pero al final hay una persona que lo visualizó.
¿Quique Cárcel?
Sí. Pero estamos en una estructura que lo permite. Ha hecho una cosa clave: traer gente preparada. Somos los mismos que cuando empezamos, hemos crecido juntos en un proceso formativo constante.
¿Al Barça cómo lo ves?
No del todo bien. En su momento se equivocó al apostar por gente con más experiencia, pero ahora lo está reconduciendo. Bajar el nivel de presión y apostar por la esencia, dar más valor al juego que al resultado, aunque eso sea mas fácil decirlo que hacerlo. Era momento de respirar y tomarlo con calma. Tengo tres equipos, el Barça, el Numancia, donde estuve 1, y el Girona, donde estoy muy identificado, donde estoy volcando lo que mamé en el Barça. Pero, claro, hablo desde fuera porque no tengo información.
¿Este Girona cómo se explica?
Esto es un premio a la constancia, el trabajo y al sentido común. Y un premio muy merecido. Falta poner la guinda para entrar en Champions. Lo estamos disfrutando mucho porque lo hemos pasado mal. Y se trata de pasar a la historia. Por lo que hemos vivido. Es un premio para Quique, que lo empezó todo.
¿Dónde está el secreto?
No hay una clave. Creo que lo primero es la constancia. Hemos picado mucha piedra, sobre todo Quique. La clave ha sido tener una idea muy clara. Y la llegada de Míchel ha sido definitiva, nos ha ayudado a plasmar la idea. Es fundamental. Por supuesto, también los jugadores, porque hemos tenido la suerte, porque esto no son matemáticas y hemos tenido suerte con los perfiles de los futbolistas que hemos ido trayendo no solo este año, que nos han encajado y nos han dado un rendimiento fantástico. Creo que la gente de Montilivi ha visto un juego alegre, divertido. El Girona es un soplo de aire fresco para el futbol español.
¿Qué espera del partido contra el Barça?
Disfrutarlo. Que sea un partido bonito. Somos conscientes de que ellos son el equipo grande. Pero vamos a salir sin miedo y sin complejos, como siempre. Tenemos la Champions ahí. Con el máximo respeto, vamos a ir a por el partido, porque no sabemos ir a por ellos.