ENTREVISTA | MIQUEL SOLER

Cómo sobrevivir a Cruyff, Luis Aragonés, Clemente, Valdano, Cúper o Arsenio y hablar de fútbol sin hacerse el interesante: "Luis me tiró una bota a la cabeza"

El 'Nanu' fue dirigido por muchos de los técnicos más influyentes y clásicos de la Liga en los años 90 y tres lo marcaron de forma especial: Clemente, Cruyff y Aragonés.

Luis Aragonés y Miquel Soler (centro), en el Atlético de Madrid. /EFE
Luis Aragonés y Miquel Soler (centro), en el Atlético de Madrid. EFE
Mario Ornat

Mario Ornat

Durante sus 20 años de carrera profesional en Primera División, de la que hablamos en la primera parte de esta entrevista con Relevo, Miquel Soler fue dirigido por algunos de los entrenadores más emblemáticos de su época. Conoció a técnicos de idearios y personalidades muy diversos, de Clemente a Cruyff, de Víctor Fernández y Valdano a Luis Aragonés y Héctor Cúper; vio pasar a técnicos fugaces como Milorad Pavic, Víctor Espárrago o Vicente del Bosque; y conoció a clásicos como Miguel Muñoz y Luis Suárez (en su paso por la Selección), Arsenio Iglesias, Fernando Vázquez, Kresic o Gregorio Manzano.

Tres marcaron su carrera: en el Espanyol, Javier Clemente lo transformó de extremo izquierdo a lateral ofensivo, la posición donde haría fortuna. Experimentó en primera persona el impulso transformador de Cruyff; y coincidió en tres equipos distintos (Atlético, Sevilla y Mallorca) con Luis Aragonés. En esta segunda entrega, el Nanu Soler recuerda la personalidad arrolladora y singular de Cruyff y Luis. Y reflexiona sobre la impronta del genio holandés en Pep Guardiola, la evolución del modelo impulsada por el hoy técnico del Manchester City y su impacto en el fútbol actual. El propio Soler protagonizó en 2015 un breve paso por el banquillo del Mallorca, primero en el filial y después en el primer equipo.

Me gustaría regresar a aquellos primeros días con Johan Cruyff a su llegada al Barcelona. ¿Es verdad que en dos semanas de pretemporada jugasteis hasta 15 partidos?

Así fue, en Holanda: 16 días de concentración, 15 partidos. Evidentemente, los rivales fueron de más sencillo a más complicado. Empezamos, no sé, con equipos de tercera división para asimilar todo ese entrenamiento tan diferente a lo que conocíamos, luego algún segunda y tal... Y los tres últimos ya eran contra equipos de primera categoría: imagínate, el PSV, el Twente y, no sé, el Feyenoord. Quince partidos: decías ostras, esto qué es. A las siete de la mañana, físico; a las 11, en el campo para trabajar todos estos juegos posicionales; y por la tarde, viaje para jugar y partido. Jugaban once en la primera parte y otros once en la segunda.

En algún punto anterior de la conversación hiciste referencia a la exigencia de Cruyff con los jugadores. ¿Cómo expresaba eso en el día a día?

Él siempre marcaba territorio. Era muy exigente y lo entiendo porque había sido uno de los tres o cuatro mejores jugadores de la historia. Recuerdo en uno de aquellos amistosos que en la primera parte el equipo estaba fatal. No sé ahora si yo estaba jugando o en el banquillo. Pero el partido era un desastre y a los 20 minutos le dijo al utilero: "Que calienten". Mandó a todo el banquillo a calentar... y de repente dice: "¡Cambio!". Y el delegado le pregunta: "¿Quién sale?". Y él: "Los once". Y a los 20 minutos cambió a los once. Era su forma de pegarle un toque de atención al equipo. ¡Y en pretemporada! Otro día mandó a calentar a un futbolista y ya sabes lo que pasa cuando estás en el banquillo: las botas desatadas, sin ponerte las espinilleras, no sé qué. A los dos minutos, Cruyff volvió a mirar al banquillo y vio que el tío todavía se estaba preparando. Hace así, lo llama y le dice: "Tranquilo, que ya no sales". Llamó a otro y al que le tocó salió a calentar disparado. Tenía estos golpes para marcar quién era.

El Nanu reflexiona sobre la evolución del modelo de Guardiola a partir de Cruyff.

Esos conceptos del juego de Cruyff fueron novedosos en ese momento pero, con el tiempo, han terminado siendo básicos en el fútbol en general, ¿no?

Él lo traía lo que había visto en Holanda, con La naranja mecánica: todos los jugadores hacían de todo y se movían por todos los lados. Y lo adaptó a su llegada al Barcelona. Ahora no hay nadie que no haga eso que el Barcelona empezó a hacer entonces: tener la pelota el mayor tiempo posible; si la pierdo, recuperar lo antes posible para volver a atacar, porque necesito el balón... Cruyff trajo una forma de entrenar que no se conocía. El Barcelona ya no ha dejado de trabajar en las categorías inferiores con estos conceptos.

Tú que fuiste compañero de Pep Guardiola, el gran referente técnico actual, ¿qué ves en su fútbol de aquellos días con Cruyff?

Lo ha evolucionado, porque Cruyff no trabajaba el aspecto defensivo. Lo suyo era: tengamos el balón y ya lo recuperaremos como sea. Apenas trabajábamos en defensa. Pero Guardiola estuvo en Italia y ha hecho un híbrido entre la idea de tener el balón, y cómo tener el balón, para crear superioridades en cada zona del campo; pero también cómo defenderse tras perder el balón. Recuerdo haber ido a ver entrenamientos suyos en Múnich, cuando estaba en el Bayern, y su obsesión era cómo evitar goles. Cómo evitar las transiciones del contrario y que acabasen en remates. Si juego al ataque y tengo a mis defensas a 50 metros de la portería, soy vulnerable. ¿Cómo me hago menos vulnerable? Por eso casi siempre sus equipos, además de ser lo más goleadores, son los menos goleados. Ese es el aspecto diferencial con respecto a Cruyff.

"A Guardiola le ha copiado todo el mundo, cada año se inventa una cosa distinta. Pero lo que hace el Barça de Hansi Flick a mí me ha dejado anonadado: no hay nadie que juegue así"

Miquel Soler Ex futbolista

No sé si ha habido un entrenador con una influencia tan grande: su modelo o partes de su modelo han sido adaptadas casi de manera unánime y en países de tradiciones muy diversas.

Hubo entrenadores que marcaron una época: la Holanda de aquellos años, el Milan de Sacchi, el Barcelona de Cruyff... Pero a Guardiola le ha copiado todo el mundo. Si ves ahora el fútbol inglés, todos juegan igual. Ya no es el fútbol inglés de antes. Todos le han copiado la salida del balón, tener el balón, atacar buscando superioridades, colocar laterales por dentro haciendo de centrocampistas, si te van a presionar con dos utilizas al portero... Guardiola se ha inventado cada año una cosa distinta.

¿Ves en algún equipo y entrenador una línea alternativa, diferente, que pueda romper con esa preponderancia del estilo Guardiola?

¿Ahora mismo? Hansi Flick. No hay nadie que juegue como el Barça. Nadie. El fuera de juego que hace el Barça no se lo he visto a nadie. Se lo vi el año pasado al Tottenham, de este entrenador con el nombre difícil de pronunciar... Aun no sé cómo se llama (Ange Postecoglou). También hacía un fuera de juego súper agresivo. Pero es hacer el fuera de juego, no dejar en fuera de juego. Era muy difícil jugar contra el Tottenham. Lo que hace el Barça de Flick a mí me ha dejado anonadado. Además, la mayor parte de las veces le funciona. Es muy difícil hacer eso bien, compenetrar a toda una línea y hacerlo durante 90 minutos. Todo eso es muy difícil.

Miquel Soler analiza el estilo de Hansi Flick en el Barcelona.

También hace en ataque un fútbol más vertical, ¿no?

Este Barça no es aquél de Guardiola que hacía 20 pases antes de atacarte, con la idea de llevarte a su campo, para ordenar el suyo para defender en campo contrario. Y ahí, en caso de perder el balón, la presión tras pérdida es efectiva. Sin ese orden, si pierdo el balón, no puedo presionar; y, como mi defensa está muy alejada, es vulnerable. Este Barça no hace eso. Juega muy directo. A veces no tienen pase, pero hacen el pase. La pierden... y venga a correr otra vez para recuperar. Pero como comprimen tanto el campo con el fuera de juego, eso les facilita recuperar el balón sin recorrer tantos metros para retroceder.

¿Cómo valoras los riesgos asociados a esa defensa tan adelantada?

Evidentemente tiene sus riesgos. Hacer todo eso durante 90 minutos... No te digo contra según qué equipos de LaLiga. Pero si juegas contra otros mejores, que su tiempo de pensar es muy bajo, con jugadores que antes de recibir ya saben lo que van a hacer, ahí sí te pueden crear problemas. Llámese Atlético, Real Madrid...

En la ida de Copa, el Atlético le golpeó al final, con el resbalón de Koundé. Después de 80 o más minutos los defensas tampoco tienen ya la misma velocidad para reaccionar, por su desgaste...

Koundé se resbaló ahí. En el partido de ida en Liga no me acuerdo si fue Balde quien no siguió a Nahuel Molina, me parece... Son fallos ya de concentración, más normales en el 85 o el 90 de partido. La sincronización tiene que ser perfecta. Tiene que haber órdenes por parte de los jugadores. A lo mejor entra un jugador como Araujo, que venía de estar cuatro meses lesionado, y hay una falta de sintonía aún con el resto. No es lo mismo entrenarlo que en un partido real.

El otro entrenador que marcó tu carrera fue Luis Aragonés.

¡Estuve con Luis en tres equipos distintos! En el Atlético de Madrid, en el Sevilla y en el Mallorca. En el Atlético él estaba allí cuando yo llegué al club. Luego cuando fue al Sevilla me reclamó, estando yo en el Barcelona. Y cuando él vino a entrenar al Mallorca, yo ya estaba aquí.

En esa ensalada de estilos y entrenadores que conociste, ¿cómo conceptúas a Luis?

Fíjate, en el Mallorca con Héctor Cúper eran todo entrenamientos muy defensivos. Muchos conceptos defensivos, pocos ofensivos, dos o tres cosas. Cruyff, lo contrario: conceptos ofensivos, todos los que quieras. Defensivos, nada. "No pierdas el balón". Y Aragonés era una mezcla. Le gustaba el fútbol combinativo, porque él había sido un jugador fino, pero también decía: eh, no nos pueden meter goles. Le daba mucha importancia a lo físico, entrenábamos muy bien ese aspecto. Con él yo siempre jugué con línea de cinco, en el Sevilla y en el Atlético, hacía de carrilero. Pero cuando llegó aquí, al Mallorca, fue inteligente y mantuvo la estructura defensiva con cuatro. No apostaba todo a atacar o defender, buscaba el equilibrio. Y toda esta mezcla le funcionaba muy bien.

"Cúper era todo entrenamientos defensivos. Cruyff, lo contrario, nada de conceptos defensivos. Y Luis era una mezcla: le gustaba el fútbol combinativo, pero también decía: eh, no nos pueden meter goles"

Miquel Soler Ex futbolista

Su posterior etapa en la Selección elevó ese estilo tan singular suyo, por el trato con los jugadores, a la categoría de leyenda.

Tenía un manejo del grupo sensacional. Hay un millón de anécdotas, era un crack. Yo tenía mucha confianza con él. Una vez nos reunió en el centro del campo antes de los diez últimos partidos y nos dijo: "Yo creo que los árbitros que nos van a tocar no nos van a hacer daño; no nos van a regalar, pero tampoco nos quitarán. Conozco a alguno, haré alguna llamada y tal". Como conocía a toda España... Total, que vamos a jugar al campo del Depor y en una de las primeras jugadas, en un córner... un agarrón. ¿Cuántos agarrones hay en cada partido? Pues nos lo pitaron: penalti en una jugada que dices, '¿esto qué es?' Así que, como había comentado eso, y yo jugaba de lateral izquierdo, al pasar por al lado del banquillo le hago el gesto ese de llamar por teléfono. Como diciendo: "Llama, llama por teléfono porque no te han hecho caso".

¿Cómo se lo tomó?

Buenoooo, me dijo de todo. Yo le decía: llama que has debido marcar un número equivocado... Se puso que no te imaginas. Otro día, en el campo del Numancia, jugamos una primera parte de desastre. Yo iba por el lado que estaba helado, no había dado el sol. Y en esa época, como a veces sufría de los gemelos, llevaba los tacos muy cortos y me resbalaba. Finidi lo mismo. Entramos al vestuario en el descanso y empieza: "Vaya desastre de partido, esto qué es... y Soler y Finidi, todo el rato resbalando, vaya desastre". Y yo le contesté, no sé qué le dije: "Pues cámbieme si no está contento". Bueno, cogió una bota y me la tiró por encima de la cabeza. Pumbaaaa... Me tuve que agachar para que no me diera.

Soler cuenta el día que Luis le tiró una bota a la cabeza en el vestuario.

Tenía dos lados opuestos, ¿no? Uno muy cachondo y luego esos momentos en que se convertía en un trueno...

Luego me pidió perdón: "Soler, no tenga estas cosas en cuenta y tal". Era un fenómeno. Otra vez que ganamos 0-3 nos mandó salir por la noche: "El que venga antes de las siete de la mañana le meto una multa". Era muy familiar, cuidaba de todos. Yo le preguntaba por qué no escribía un libro porque se acordaba de todo, tenía un millón de anécdotas. Y me decía: "No puedo escribir un libro porque la mayoría de las cosas no las puedo contar". Pero era muy muy inteligente para el fútbol. Ese año en el Mallorca, de los cinco primeros partidos perdimos cuatro. Y él ya nos decía: "Ustedes son buenos, tienen que darse cuenta: este año vamos a ir a la Champions, se lo digo yo". Nosotros bajábamos de unas rampas que hacíamos corriendo, nos mirábamos y decíamos: "Pero este tío, ¿qué dice?". Pues de los siguientes siete partidos, ganamos seis: y al final de esa temporada hicimos 71 puntos, la mayor puntuación de la historia del Mallorca en la Liga, a dos del Deportivo. Acabamos terceros y fuimos a Champions.

Has conocido muchos entrenadores y tú mismo tuviste una breve experiencia en los banquillos. ¿Qué cuerpo te dejó ese periodo tan raro en el Mallorca?

Son situaciones de las que aprendes. Vivimos una temporada complicada. Yo había empezado en el filial y es eso que, si le preguntas a Guardiola si era mejor entrenador el año de los seis títulos en el Barça o ahora, seguro que te dice que ahora. Y sin embargo entonces ganó todo. Yo cuando veo cosas que hacía ese año entrenando en el filial, pues bueno... tengo esa misma sensación.

En la 2014/15 empezaste como técnico del primer equipo. Pero te destituyeron en pretemporada, antes incluso de arrancar, porque llegó Dudu Aouate y traía a otro entrenador.

Sí, Valery Karpin. Es lo que pasa ocurre siempre: cuando alguien llega a un sitio pone a gente de su confianza. Eso fue lo que pasó. Lo aprendí: allí donde vayas tienes que rodearte con personas de tu confianza. Desde luego que sean buenos, también. Pero gente con la que puedas contar cuando las cosas van mal, porque si no... no tienes un cuerpo técnico en el que apoyarte.

Lo curioso es que, meses después, destituyeron a Karpin y volviste tú.

Fue todo complicado ese año. No había dinero para fichar, estábamos muy limitados. Los últimos cuatro meses nos codeamos con los puestos de descenso. Al final lo sacamos, pero es que no había ni dinero para traer jugadores. Hubo un momento que le dije al club: sácame a mí parte del sueldo y úsalo para traer jugadores.

Después de una situación tan estrambótica, ¿te han quedado ganas de volver a entrenar? ¿Piensas en ello?

Sí, estoy ahí pendiente. Pero está complicado. Hay muchos entrenadores, es muy difícil todo. Pienso igual en coger algún juvenil, un equipo en categorías inferiores. Por matar el gusanillo. Pero de momento, nada.