ENTREVISTA

El nómada que no paró de correr y ganar hasta los 38: "Podía aceptar que me dijera de todo la afición contraria, pero que me insultara la propia..."

El lateral gerundense Miquel 'Nanu' Soler jugó en siete equipos entre 1983 y 2003 y en todos dejó una excelente impresión, ganando títulos, rozándolos o contribuyendo a temporadas notables.

Nanu Soler, en el Mallorca, ante tres rivales de la Real Sociedad. /Adi
Nanu Soler, en el Mallorca, ante tres rivales de la Real Sociedad. Adi
Mario Ornat

Mario Ornat

Miquel Soler, el Nanu, jugó en siete equipos diferentes a lo largo de sus veinte años de carrera. Entre ellos los tres grandes —Barcelona, Atlético y Real Madrid—, que estas semanas dirimen la suerte de la temporada en un duelo a tres en Liga, Champions y Copa del Rey. Si la movilidad excesiva acostumbra a delatar una carrera errática, en el caso del Nanu oculta un equívoco colosal: además de jugar en soberbios equipos, él ayudó a hacer inolvidables a unos cuantos más.

El lateral gerundense levantó dos Ligas, tres Copas del Rey, una Recopa y tres veces la Supercopa de España. Y participó en temporadas e hitos relevantes en la historia del Espanyol (tercer puesto en 1987 y finalista de la UEFA en 1988), el Sevilla (quinto y sexto puesto con UEFA en 1994 y 1995) y, desde luego, el Mallorca: campeón de Copa, finalista de la Recopa y participante en la Champions. En esta primera parte de su charla con Relevo, Soler habla de los secretos de su longevidad, del nomadismo que caracterizó su larga carrera y el motivo por el que se resignó a dejar el fútbol con 38 años... pero pensando en seguir.

Hay jugadores de un solo club y jugadores que dejan buen recuerdo en muchos clubes. ¿Qué perspectiva tienes hoy de tu carrera en tantos sitios distintos?

Las cosas las tienes que tomar como vienen. Por mucho que hagas planes, hay planes que salen y otros que no: la vida te lleva a otros lugares. Existe el one man club y los que no lo somos... Hay más de los que no. Cambiar es enriquecedor, irte a otros sitios, conocer gente, una ciudad y costumbres nuevas. Esto es enriquecedor: lo miro con perspectiva y, si no hubiese sido por el fútbol, a estos sitios nunca habría ido a vivir. Habría estado de vacaciones y poco más. O ni eso.

¿Te habrías quedado en algún sitio de donde te tuviste que ir?

Claro que sí. Hubo sitios en los que habría seguido pero no te puedes quedar. Por ejemplo, en el Zaragoza me dijeron: 'Tenemos que elegir y vamos a prescindir de ti'. Se me había acabado el contrato y tuve que irme. La vida también te enseña que donde se cierra una puerta, se abre una ventana en otro lugar. Cuando yo pensaba ya que mi carrera languidecía y que estaría lejos de luchar por cosas atractivas, apareció el Mallorca, estuve cinco años, llegamos a la final de la Recopa, la Copa del Rey, jugamos Champions, hicimos dos terceros puestos en la Liga... ¿Quién lo iba a decir?

¿Hubo algún secreto para tu longevidad deportiva? ¿Preparación? ¿Genética? ¿Algún pacto inconfesable?

Yo nací y viví en una casa alejada del pueblo, alejada de mis amigos. Así que siempre iba corriendo o en bicicleta de un sitio a otro. Y esto, quieras que no, construye una condición física. Sin darte cuenta, estás corriendo de aquí para allá y de allá para acá. Estando en el Espanyol recuerdo que me faltaba fuerza. Era alto y delgado, pero me faltaba fuerza. Y no sé por qué, esa chispa me hizo pensar en buscar un cambio. Estaba haciendo INEF y ahí conocí a un chico que era entrenador de atletismo y me puse a entrenar con él. Vino a verme en un partido y me acuerdo que me dijo: "Tu cuerpo lleva a tus piernas, pero tus piernas no llevan a tu cuerpo". Tenía que ser al revés: las piernas necesitan fuerza para llevar al cuerpo. "Eres resistente, pero te falta fuerza". Así que acababa los entrenamientos y me iba a entrenar con él. Pero cada día. Entrenaba como un atleta.

Que el futbolista tenga un entrenador personal es ahora moneda común, pero en esos tiempos debía de ser muy raro.

Esto ha cambiado con respecto a lo que había antes: ahora el jugador vive, y puede hacerlo, por y para el fútbol. Es verdad que hay más partidos, pero escuchas que si cámaras hiperbáricas, que si colchones que aceleran la recuperación, que si crioterapia... Todo esto hay jugadores que lo tienen en su propia casa. Antes no era así. Además de toda la tecnología dedicada a la recuperación del jugador, los métodos de entrenamiento, ahora el staff técnico de algunos entrenadores puede ser de siete a 30 ayudantes, no sé. Esto ha evolucionado.

Soler habla sobre su entrenamiento físico personal, aparte del futbolístico. Relevo

¿Crees que esa calidad física definió tu carrera?

Cuando yo estaba bien físicamente me veía capaz de todo. Si bajaba, ya tenía más dificultades. El atleta se prepara durante tres o cuatro meses para una competición que dura una semana y compite en un día muy concreto: la puesta a punto puede ser muy precisa. Pero el futbolista compite cada semana. Hacíamos trabajos de fuerza, series de velocidad, de frecuencia, de 30 metros, de 100, de 1.500... Todo. Y ahí di un salto físico que me catapultó a lo que llegué a ser: me convertí en un jugador indiscutible, titular. Después había que jugar bien y tenía mis condiciones, claro, pero lo achaco mucho a a la preparación física. En el Barça no solía ser titular. Y el día que me tocaba jugar a Cruyff le daba igual: tenías que estar bien sí o sí. El entrenamiento de fútbol es el mismo para todos y era insuficiente, desde mi punto de vista. Pero claro, depende de la importancia que cada uno le da al componente físico. Para mí es la clave de todo: si las piernas no te llevan es que no vas ni a pensar rápido.

¿Mantuviste esas rutinas durante toda tu carrera?

Nunca dejé de hacerlo. Cambié de entrenador, eso sí, porque iba cambiando de ciudad, y aparte me enviaban los entrenamientos y yo sabía detectar lo que tenía que hacer, dónde tenía que mejorar. En muchos sitios me iba a entrenar solo a los campos o me quedaba después de los entrenamientos a hacer mi parte en solitario, mis series, etc. Algún compañero me preguntó y se interesó por saber con quién entrenaba. En el Mallorca, Miguel Ángel Nadal también se quedaba conmigo a hacer más después de entrenar con el equipo.

En un Atlético-Mallorca, ante Fernando Torres.
En un Atlético-Mallorca, ante Fernando Torres.

¿Algún entrenador te puso pegas o tenía recelos con ese trabajo adicional?

Qué va. Unos no lo sabían y a otros les parecía muy bien. Nunca nadie me hizo ninguna observación. A veces el preparador físico me preguntaba... Pero vamos, si el domingo tenías un 8, nadie te decía nada. Si me hubiera lesionado o no hubiera rendido, habría sido otra cosa. Pero qué va. Yo creía en ello. Y como creía en ello, lo llevaba adelante: sabía que redundaría en una mejora.

Llegaste al Espanyol en 1983, con clásicos como N'Kono, Lauridsen, los hermanos Orejuela, Job, Arabí o Nando Molinos. Y el primer entrenador, el serbio Pavic, os duró dos partidos...

Empezamos mal y prescindieron de él muy pronto. Después llegó Azkargorta, me bajaron al filial algunos partidos, estuve cedido en el Hospitalet... Y ya luego vino Javier Clemente, que fue la mejor época.

Clemente venía de ganar dos Ligas con el Athletic. ¿Cómo era aquel Espanyol que llegó a rozar la gloria europea?

Nos dio un punto más de nivel y nos clasificamos para la UEFA, que no era como ahora. Ahora puedes quedar octavo y vas a Europa. Entonces o quedabas entre los tres primeros o se acabó, había que estar muy arriba. Nos clasificamos terceros e incluso peleamos la Liga durante un tiempo. Fue espectacular. Éramos un equipo muy goleador. Hicimos una competición europea fantástica, el campo se llenaba y le ganamos a equipos europeos que en esos años eran top: el Borussia Moenchengladbach, el Milan, el Inter, el Brujas...

Los italianos en eliminatorias consecutivas, el Vitkovice checo en cuartos y el Brujas en semifinales. Y perdisteis la final con el Bayer Leverkusen por penaltis en la vuelta, porque se jugaba a doble partido.

Sí, marqué un gol en Sarriá y di otro. Ganamos 3-0, hicimos un larguero en los últimos minutos que al final lo echamos de menos. Si hubiese sido gol... Después vino la debacle en su campo. Fíjate que hasta el minuto 15 o 16 de la segunda parte no habíamos encajado el primer gol, pero luego nos vinimos abajo: toda la personalidad y la madurez que habíamos mostrado en los otros partidos allí, no sé, desapareció. Tampoco tuvimos fortuna en los penaltis, que ahí te puedes redimir y arreglarlo. Pero estuvimos desacertados: tirar el penalti para el cuarto gol es fácil, pero tirar el decisivo cuando te juegas un título no es tan fácil.

"Clemente era muy directo, iba de frente y te hablaba claro. Llegaba mucho al jugador. En condiciones muy precarias sacó un rendimiento espectacular al Espanyol: decía que quien quisiera ver buen fútbol en Barcelona tenía que ir a Sarriá, no al Camp Nou"

Miquel Soler Ex futbolista

¿Cómo era Clemente en aquellos años?

Un tío muy directo, iba de frente, te hablaba muy claro, sin rodeos. Llegaba mucho al jugador. Un gran motivador. Y teníamos un fútbol aguerrido, físico, dinámico, directo, pero con buenos jugadores. Ese año que quedamos terceros, él decía que si querías ver fútbol en Barcelona, tenías que ir a ver al Espanyol, no al Barça. Éramos un equipo goleador e intenso. Calentaba él, hacía los ejercicios de la parte física él... en esos tiempos el entrenador era todo, hacía de todo. Y trabajábamos en condiciones algo precarias, no había siquiera una ciudad deportiva. Entrenábamos en un campo que se había asfaltado y pusieron encima la tierra y el césped: estaba durísimo. Entrenabas en esas condiciones y, aun así, fíjate qué rendimiento le sacaba al equipo. Tenía muchísimo mérito. No podías controlar nada del rendimiento del jugador, no tenías datos ni GPS: todo era hablar con el futbolista y a ver qué te decía. Los dos últimos años en el Espanyol fueron espectaculares.

Y te llevaron al Barcelona... donde llegaste al mismo tiempo que Johan Cruyff. ¿Fue tan radical como uno imagina pasar de Clemente a Cruyff?

Lo de Cruyff fue muy rompedor. Él venía con una forma de entrenar desconocida en España. Los rondos que hacía no eran los clásicos: aquí los entendemos como un grupo de jugadores que forman un círculo y dentro hay un par que tienen que recuperar la pelota. Pero los rondos posicionales que hacía Cruyff siempre tenían un jugador en el centro para formar triángulos: esa era la base del fútbol que él traía de Holanda. Si el juego era más grande, había más jugadores por dentro que te permitían asociarte y llevar la pelota de un lado a otro sin mandarla en largo por encima. Cruyff y Charly (Rexach, su segundo) se metían siempre dentro, de comodines. Ellos no robaban. Pero los que sí lo hacían generaban todo el tiempo el mismo movimiento: sin la pelota se cerraban, y cuando robaban se abrían para expandir el espacio. Cuando defiendes te comprimes, cuando atacas te expandes. Como decía Bielsa: no puedes atacar comprimido. Era todo el rato ese movimiento, este juego de juntarse para robar y abrirse para tener el balón.

Pero, ¿cómo era estar en el epicentro de esa revolución, ser jugador de Cruyff y tener que asumir todo eso?

Estando en Holanda, cuando empezamos a hacerlo, los jugadores nos mirábamos y decíamos: ¿Cómo puede ser que en este espacio tan pequeño pongamos, no sé, seis tíos por fuera, uno por dentro y tres robando? Decías: esto es muy pequeño, los de dentro enseguida la van a robar. Al principio no salía y no salía. Hasta que a base de repetición, repetición, ensayo, ensayo, fue saliendo. Y llegó en un momento en que decías: no quiero ir dentro porque, si voy dentro, no cojo el balón, no la robo. El balón volaba.

El ex futbolista recuerda hasta qué punto Cruyff pensaba sólo en atacar.

En su mejor versión, el estilo generaba admiración; pero también dudas por el desequilibrio defensivo. ¿Os pasaba lo mismo a los propios futbolistas o teníais plena confianza en el modelo?

Al principio, no. Tenías que ser muy dominador, recuperar muy pronto el balón... Cruyff era el rey del fútbol ofensivo: todo lo que pensaba lo pensaba para atacar mejor. Y todo lo que trabajábamos era para el ataque. Hay una anécdota sobre esto... Sabes que en un partido están los distintos momentos, hay un momento para atacar, otro para defender, las distintas fases del juego. Todo lo que nosotros trabajábamos era para tener la pelota. Pero al equipo también tienes que enseñarle lo demás: tras perder el balón, ¿qué hago? ¿Presiono o no presiono? ¿Presiono y retrocedo o retrocedo inmediatamente? Y cuando retrocedo, ¿hasta dónde? ¿Y cómo me coloco? Bueno, pues todo eso él lo simplificaba. ¿Qué hacemos cuando perdamos el balón? Y él te decía: "¡Pues no lo pierdas! ¡Así de simple!".

El Barcelona te cedió al Atlético el año de la Copa de Europa de Wembley. Pero con el Atlético de Luis también ganaste la Copa del Rey. Y luego te llevó al Sevilla...

Prácticamente en todos los clubes hicimos algo interesante, menos en el Madrid que no sé qué pasó ahí, pero fue un desastre de temporada. Esta mañana pensaba en el Zaragoza, por ejemplo: llegué para evitar el descenso, pero se arregló y también era un equipo de prestigio: Aguado, Belsué, Acuña, Kily González, Gustavo López, Dani, Poyet, Morientes... fíjate qué jugadores y estábamos intentando evitar el descenso, con diez o doce internacionales que lo eran o lo habían sido. Antes cualquier equipo tenía diez o doce internacionales. Cuando estaba en el Mallorca, lo mismo: jugabas contra el Celta y madre mía lo que tenía. Había muchos equipazos, plantillas con un montón de buenos jugadores. Ahora eso es más difícil de encontrar: muchos equipos de Primera tienen a cuatro internacionales, pero de equipos que igual son el 50 del mundo, no de equipos importantes.

"Nunca he entendido qué pasó en mi año en el Madrid: el equipo venía de ganar la Liga con Valdano y la plantilla era espectacular. Quedamos lejos de todo, no tiene explicación"

Miquel Soler Ex futbolista

¿A qué lo achacas esto? ¿A la globalización, el flujo tan enorme de jugadores desde temprana edad, corrientes de migración?

Ahora se ficha a jugadores de todas partes. Antes el jugador español tampoco se iba. Y ahora, el primero que destaca se lo llevan. Arabia también es un mercado potente. Los mejores jugadores ya no eligen sólo España. Era la mejor Liga del mundo, pero ahora ya no: Inglaterra, Alemania... hay países que pagan mucho dinero. Y para mí el nivel en España ha bajado. Busca un equipo en Primera que tenga 12 o 14 internacionales: tendrás que coger los seis primeros. Si no, nada.

Nanu Soler, con Raúl, en un Mallorca-Real Madrid.
Nanu Soler, con Raúl, en un Mallorca-Real Madrid.

¿Qué pasó el año del Real Madrid? Junto con el Zaragoza, fue el único club en el que no disputaste un título.

No sé qué pasó. El equipo venía de ganar la Liga el año anterior, con Valdano. Veías la plantilla y... ufff: Cañizares, Buyo, Quique Sánchez Flores, Sanchís, Hierro, Alkorta, Lasa, Redondo, Milla, Michel, Laudrup, Amavisca, Zamorano, Esnáider, Luis Enrique, Rincón... No sé, había un súper equipo, todos internacionales. Pero no funcionó y no sé por qué. En la Copa del Rey nos eliminó el Espanyol en octavos. La Juventus no sé si en cuartos en la Champions. Y en la Liga quedamos incluso fuera de plazas europeas, lejos de los primeros puestos (el Real Madrid fue sexto). No tiene explicación.

¿No ocurrió nada ahí dentro que ahora, con la perspectiva de los años, puedas identificar o revelar como un factor decisivo?

Prescindieron de Valdano en un momento dado, llegó Arsenio Iglesias (Vicente del Bosque hizo de interino un partido), pero no, no funcionó. No recuerdo nada llamativo. Simplemente no funcionaban las cosas. Que un equipo así tropiece en todas las competiciones es raro. Quedamos lejos de todo.

El ex futbolista cuenta las suspicacias que su edad provocaba en la parte final de su carrera.

¿Fue el Madrid, pese a todo, uno de esos sitios donde antes decías que te habría gustado seguir?

Creo que habían fichado ya a Roberto Carlos y yo acababa mi contrato. Tenía sólo un año. Desde que salí del Sevilla, donde firmé dos años, en todos los demás sitios hice un año, otro año, otro año. En Mallorca, igual: tenía 33 cuando llegué y fui de año en año. Ahora ves a jugadores con 32 años y les firman tres temporadas: cómo ha cambiado esto. Me tuve que adaptar: en el Madrid estuve cinco meses sin jugar y después apareció el Zaragoza.

"A partir del Madrid mi edad despertaba dudas en la afición y en la prensa, pero yo no las tenía: me había cuidado mucho y entrenaba bien. A Mallorca llegué con 33 años y, año a año, estuve cinco temporadas"

Miquel Soler Ex futbolista

¿Sentías a partir de ahí la sospecha de ser el veterano que llega a un club para pegar su penúltimo 'atraco'?

Total, total. En el Zaragoza ya fue así. Cuando llegué a Mallorca también. Iba a sustituir a Romero, que se fue al Deportivo. El equipo había hecho quinto el año anterior, recién ascendido, y perdido la final de la Copa del Rey contra el Barcelona. Iba a jugar la Recopa. Claro, había esas suspicacias en cada sitio. Yo creía en mí mismo y sabía cómo me encontraba. Siempre me había cuidado mucho y entrenaba bien físicamente, así que sabía que me ganaría la posibilidad de jugar y rendir. Con Cúper si no jugué 38 partidos de Liga serían 37. Más los de la Recopa... Despertaba dudas en el aficionado y en la prensa cuando llegaba, pero yo no tenía dudas. Estuve cinco años en Mallorca, año a año.

Nanu Soler, en un Real Madrid-Zaragoza, junto a Davor Suker.
Nanu Soler, en un Real Madrid-Zaragoza, junto a Davor Suker.

¿Y en qué momento y por qué decidiste parar la máquina?

Cuando me retiré había un equipo de Primera que me quería, pero era de la parte de abajo... hasta ese momento. Y yo dije: ¿Ostras, qué hago? Tenía 38 años. Si con 30 la gente pensaba eso, que iba a los clubes a retirarme... ¿qué iba a ser con 38? Y mi reflexión fue esa: acepto que el público rival me diga de todo, pero ¿que me insulte mi propio público? Hubiese podido seguir un año más. Habría seguido en el mismo equipo, pero tener que ir a otra ciudad, ganarme otra vez a una afición... Imagínate que vas mal, ¿a quién señalan? Al que ha llegado recientemente, al que tiene edad. Y dije: se acabó, no sigo.

Atlético y Barça juegan este domingo. Tienen pendiente la vuelta de la Copa. El Madrid eliminó al Atlético en Champions esta semana. Queda la Liga... Ya que jugaste en los tres equipos, ¿cómo ves ese triple duelo?

Todo puede ocurrir, porque yo veo bien a los tres. Cada uno desde su estilo de juego y su forma de jugar. Al Atlético le queda ahora una competición menos, pero la forma de perder el otro día no debe restarle autoestima: hubo mucha igualdad y cualquiera de los dos podría haber pasado. Podría no haber llegado a los penaltis. El Real Madrid tiene estas cosas: se suele hablar mucho de los tres de arriba, pero para mí Courtois es también un jugador diferencial. Sin él, a lo mejor no tendría varios de los títulos que ha ganado estos últimos años. Y luego, está la Copa del Rey: saben que están a dos partidos de un título, que a lo mejor para el Barcelona y para el Real Madrid puede ser indicativo de fracaso, un título menor, pero para el Atlético no debería ser así. LaLiga sigue abierta y el Atlético-Barça de este domingo puede ser crucial, va a marcar si sigue siendo una lucha de tres.