Así reflejan los datos el principal problema ofensivo del Barcelona esta temporada

Cuando en agosto se iniciaba La Liga 2022/2023, el aficionado del FC Barcelona encontraba más certezas en su delantera que en su defensa. Mientras arriba había sumado a Lewandwoski y Raphinha, además de recuperar a Ansu Fati, se seguía contando con Dembélé y Ferran. Atrás, el Barça había fichado a Christensen, que llegaba envuelto en un aura de fatalismo, y Balde era un melón por abrir, para muchos todavía el tercer lateral del equipo. Cosas del fútbol, el Barça de Xavi es reconocible y dominante desde su defensa, y tiritea cuando llega la delantera. ¿Qué ha pasado para que esto sea así?

De entre todos los Barça desde la temporada 2004/2005 (a partir de donde StatsBomb tiene datos), este es el único que está marcando los mismos goles que genera: lleva 49 tantos de 49,7 XG, es decir, que podríamos decir que ha marcado menos de lo que ha generado. De entre todos los equipos que van líderes en las 5 grandes ligas (Arsenal, Napoli, Dortmund y PSG), los de Xavi son los únicos que, como mínimo, no suman un +10 en el diferencial entre lo esperado y lo que han transformado sin contar penaltis. De entre todos, el Arsenal es el que mayor diferencia tiene. De 47 tantos que marcan sus XG, ha transformado 64. Los de Arteta han generado ocasiones de menos calidad que el Barça, pero han marcado mucho más.

Normalmente, los equipos campeones suelen anotar más de lo que generan. ¿Por qué? Por la calidad de sus atacantes. Eso provoca que un jugador sea capaz de transformar con asiduidad ocasiones que no son de mucha calidad, generando así ese diferencial que permite al equipo producir cuando no lo merece.

En vez de marcar mucho más de lo generado, está encajando muchos menos goles, siendo el líder de las 5 grandes Ligas entre lo que le generan y lo que encaja: de 19 goles en contra según el XG, a solo 8 concedidos. Un +11. El ataque del FC Barcelona no está siendo élite pese a que el club ha invertido alrededor de 150 millones de euros en menos de un año.

Ansu Fati y Ferran Torres son dos de los atacantes con peor diferencial de las cinco grandes ligas entre lo generado y lo marcado. El caso de Fati es el más duro de asimilar. De marcar 15 goles hasta este curso en Liga de solo 7 XG (Goles Esperados), es decir, de doblar lo esperado, a convertir solo tres tantos de más de 7 XG. Está cuatro puntos por debajo, algo inédito en un delantero que si en algo había destacado era en una facilidad pasmosa para encontrar portería. Fati nunca había generado tanto como este curso, pero tampoco había estado nunca tan errático. De repente, las luces se le han apagado.

Ansu Fati hace dudar al espectador. Como si sus poderes se hubiesen fundido, dejando paso a un jugador sobre el que uno no posaría la mirada si con anterioridad no hubiese visto de lo que es capaz. Ha habido tanto secretismo con Ansu, que no se puede sacar una conclusión, salvo que mentalmente parece estar fuera de la dinámica colectiva. Cabizbajo, sin esa chispa que le caracterizaba. Sus disparos al limbo son mensajes a quien lo ve. Y más cuando hace no mucho, justo antes de su última lesión muscular, hizo cosas como esta.

Si uno pone las dos jugadas de lado, verá diferencias dolorosas. Pero también un punto de tranquilidad al recordar que se trata del mismo jugador y que el gol es algo inherente. Se puede olvidar de forma temporal, pero nunca se pierde del todo.

El bajonazo de Ansu le convierte en el jugador con peor diferencia entre lo generado y lo marcado (por cada 90 minutos) de las cinco grandes ligas con un -0,36, la peor cifra en las últimas cuatro temporadas entre cualquier delantero. Aquí debemos analizar algo, que es relevante en este debate. ¿No sería más preocupante que Ansu no generase nada? Si miramos qué atacantes Sub-23 generan más goles y asistencias esperadas que él nos salen solo dos nombres: Haaland y Darwin Núñez. En una misma estadística hay lecturas dispares, como casi todo en la vida.

El otro problema que está encontrando el ataque del FC Barcelona este curso es que Ferran está en un terreno parecido al de Ansu. El delantero valenciano siempre se ha relacionado bien con la generación de ocasiones gracias a su inteligencia y capacidad de detectar espacios dañinos, pero su último gesto ha estado lejos del de los mejores. Este curso está generando (por cada 90 minutos) 0,54 asistencias y goles esperados, solo 0,03 menos que Kvaratskhelia y más que Vinicius. El problema es que, de entre todos los atacantes, es el que peor diferencial acumula en global si contamos también las asistencias: -0,37 entre lo que debería haber producido y su contribución real.

Los dos únicos delanteros que están por encima de lo esperado son Lewandwoski (+,0,17) y Dembélé (+ 0,11), por eso no es de extrañar que mientras el francés ha estado sano haya sido la opción más importante para Xavi. Aún con todas sus carencias en la toma de decisiones y sus irregularidades técnicas en controles o pases, Dembélé sigue siendo un jugador capaz de dejar jugadas que otros no son capaces de hacer. Lewandowski, que en el Bayern generaba mucho, no siempre sobreproducía. Viendo el contexto que tiene, con un equipo que le alimenta menos y le hace jugar más lejos del área, sus cifras tienen todavía más mérito.

Raphinha está ligeramente por debajo (-0,05), cifras que señalan su nivel como jugador: produce mucho (tercero del equipo), pero no tiene ese plus de calidad diferencial para distanciarse, por lo que siempre será un jugador de cantidad antes que de calidad.

Contar en tu plantilla con dos atacantes que están tan por debajo de lo esperado es una losa difícil de mover, y más en una plantilla joven, con mucho jugador nuevo y sin un bagaje ganador que le permita salir indemne de estas carencias. De ahí el mérito redoblado de un liderato cimentado en una competitividad de acero. Está por ver si el Barça es capaz de recuperar a Ansu para la causa o de bajar las pulsaciones a Ferran, o por contra tocará buscar alguna pieza que tenga ese punto de calidad diferencial que le permita al equipo de Xavi sobrevivir y puntuar cuando no lo merece.