"Para fichar con el Sevilla, siendo mi agente Ginés Carvajal, el club me obligó a firmar con Álvaro Torres para que hicieran ellos la operación"
Juande Ramos aclara en la segunda parte flecos de su pasado que quedaron en el aire: "Volvería a irme al Tottenham como lo hice".

Si en la primera parte de esta entrevista Juande Ramos dejó claro que sigue más activo que nunca e hizo un análisis reposado de su paso por el Real Madrid, en esta segunda también tiene carrete para recordar al resto de equipos que figuran en su amplio historial. Más allá del Rayo Vallecano, que fue el club que le catapultó a la élite, se detiene en explicar su etapa en el Sevilla, donde triunfó con hasta cinco títulos, y su controvertida salida a mitad de temporada rumbo al Tottenham, donde se convirtió en el entrenador mejor pagado del mundo. Además, reflexiona sobre su paso por el Barça, sus coqueteos con la Selección, su ojo clínico para fichar a Modric y su forma de vivir desde la lejanía una guerra después de haber entrenado en Rusia, al CSKA, y en Ucrania, al Dnipro. E insiste: "Dime de tú y no de usted". Así que obedecemos.
Habíamos dejado la conversación en tu salida del Sevilla al Tottenham en 2007 cuando la temporada estaba avanzada. Entonces fuiste muy criticado por la decisión tomada. Y me gustaría saber cómo lo viviste.
Lo mío fue una situación que tomé conscientemente. Deportivamente el cambio era muy importante, iba a una liga, a una competición, la Premier League, que me ilusionaba mucho. Y luego lo hice por algunos problemas personales que tenía con alguien del club... Era el momento de cortar la relación. Y sin echar la culpa a nadie, porque el único responsable soy yo. Lo hice en su momento y lo volvería a hacer ahora. Pero las cosas pasan porque pasan... Era el momento oportuno. En ningún solo instante he estado arrepentido de haberlo hecho.
Aquella operación se resumió más que nada por el tema económico. ¿Fue el dinero lo que más te convenció para dar aquel paso?
Sin lugar a dudas el tema económico tuvo mucha importancia, pero sobre todo tuvo que ver el tema deportivo. Ir a un club de una entidad como el Tottenham y a una competición como la Premier... Vamos, la ilusión de toda mi vida. Vivir esa experiencia tiene un valor incalculable.
¿Te arrepientes de alguno de los pasos que has dado como entrenador a la hora de aceptar alguna oferta o de rechazar otras?
Siempre miro hacia adelante. Y cuando uno toma las decisiones lo hace con todas las consecuencias. Unas veces se acierta y otras no tanto, pero en ningún momento me paro a pensar qué hubiera ocurrido si hubiera hecho lo otro. Estoy encantado y contentísimo de las decisiones que he tomado y de lo conseguido hasta ahora.
"Mi salida del Sevilla al Tottenham la volvería a repetir ahora. El tema económico tuvo mucha importancia, pero era la ilusión de mi vida; una experiencia de un valor incalculable"
¿Fue el momento más feliz de su trayectoria o el más duro?
Son situaciones no agradables, porque dejas una ciudad o un equipo en el cual has estado tres años, que se han conseguido cosas tan importantes, que ha vivido muchas cosas muy bonitas con esa entidad. El recuerdo es inolvidable. La satisfacción y el orgullo de haber estado en una entidad como el Sevilla no me lo va a quitar nadie. Pero los profesionales estamos abiertos a cualquier situación. Y lo mismo pasa con la satisfacción de haber estado en un sitio como el Tottenham, en el que me hubiera gustado estar más tiempo porque es una entidad que tiene un potencial tremendo para competir con los mejores de Inglaterra, con el City, United o Arsenal, con el que sea. Me quedé como una obra inacabada porque entonces era una sociedad anónima que pensaba mucho más en lo económico que en lo deportivo.
Por cerrar este capítulo, el del paso del Sevilla al Tottenham... Recuerdo que el representante Álvaro Torres dijo en Onda Cero al poco tiempo que tú eras «tan buen entrenador como mala persona« porque, supuestamente, le habías dejado tirado al negociar el traspaso por tu cuenta. Ahora que ha prescrito, ¿qué pasó realmente?
Te lo aclaro. Para que yo firmara con el Sevilla, siendo mi representante Ginés Carvajal, el club me obliga a firmar con Álvaro Torres para que ellos hagan la operación. Si no firmaba con Álvaro Torres, no hacía la operación. Y te estoy dando nombres, porque Ginés Carvajal era antes mi representante y lo fue después. Acaba el contrato con Álvaro Torres, que durante la vigencia de esos dos o tres años en el Sevilla, yo había tenido ofertas, y digo 'yo', personalmente; pero según él no había ningún tipo de ofertas. Y eso que el entrenador del Sevilla había ganado varias competiciones, algunas copas de Europa incluidas. Y oye, no había ningún tipo de oferta que me transmitieran los representantes. Entonces yo, por mi cuenta, me tuve que ir al Tottenham con unos abogados porque mi agente, que en este caso era Álvaro Torres, no me traía ninguna oferta. Al final se tuvieron que quedar fuera del negocio y eso es lo que lleva a decir que era mala persona, que perdieron mucho dinero por no haber hecho su trabajo como tenían que hacerlo.
"Mi agente entonces, Álvaro Torres, se quedó fuera del negocio con el Tottenham y eso le lleva a decir que yo era mala persona. Perdieron mucho dinero por no haber hecho su trabajo como tenían que hacerlo"
Aclarado. En Londres entrenaste a Modric. ¿Se veía ya entonces madera de Balón de Oro?
El que lleva a Modric al Tottenham fui yo. Fue uno de los jugadores que le pedí a la dirección deportiva. Yo lo había visto y tenía información de él. Además había presenciado la Eurocopa 2008 en la que el chaval tiene 19 o 20 años. Era capaz de llevar a su espalda a una selección como Croacia, que no es una cualquiera. Entonces era titular e indiscutible. Hizo una Eurocopa espectacular. El Tottenham en ese momento estaba un poco reacio porque (hablo un poco de memoria) tenían que pagar unos 20 millones de euros y era mucho. Pero al final tomaron la decisión de firmarlo. Y bueno, ya sabes lo que vino posteriormente. Luego lo vendió al Real Madrid y el negocio para el Tottenham fue redondo y compensaron con creces lo que me pagó a mí.
Tuviste también a Bale. ¿Mejor de lateral o de extremo?
Cuando llegué era lateral. Lo que pasa es que tuvo una lesión muy grave de tobillo, que le dejó ocho o nueve meses fuera, entonces no pude disfrutar mucho de él. Los partidos que jugó conmigo era de lateral y luego la evolución posterior, cuando pasó ya a interior, a jugar de media punta y demás, fue con Villas-Boas.
¿Crees que ha podido ser más de lo que fue o ha sido bastante?
Ha sido mucho y yo creo que al Real Madrid le ha dado mucho. Entre otras cosas, títulos importantes. Pero sí que es cierto que es un jugador especial, que tiene un carácter especial, que es un jugador inglés que hay que entenderlo y quizás propenso a las lesiones. No sé el motivo. Si no hubiera tenido tantas lesiones podría haber llegado a algo más. Es un chico que tenía unas cualidades espectaculares.
Pudiste entrenar a muchas estrellas, pero antes te tocó picar piedra en el fútbol más modesto. ¿Qué etapa fue la que decisivamente te cambió la vida para consolidarse en lo más alto?
Sin lugar a dudas, la del Rayo. Entonces, pese a ser un equipo de Vallecas, una barriada de Madrid, se convirtió en un club europeo. Llegó a cuartos de final en una competición europea y llegamos a ser líderes en Primera varias jornadas. Pero no en la jornada uno, ni dos, ni tres, que es cuando metes una goleada y por gol-average estás ahí. Fuimos en la jornada cuatro y luego en la 11 y en la 12. Tipo Girona. Aquello fue definitivo. Ahí es donde más o menos los equipos de un nivel bueno, de un escalón superior, empiezan a pensar que ahí podía haber un entrenador con proyección. Todo el mundo vio un ascenso de Segunda a Primera, la competición europea, dos buenas permanencias más... Fue tremendo.

¿Ha evolucionado tanto el fútbol como algunos entrenadores nos hacen creer por su forma de expresarse?
Sí ha evolucionado, sí. Es cierto que parece que, si no manejas cierto vocabulario nuevo, ya no sabes de fútbol. Esto va evolucionando continuamente. Una de las cosas que no me gusta a veces de los entrenadores, o de la gente de fútbol, es cuando dicen 'ya está todo visto' o ' ya está todo escrito'. Siempre hay cosas nuevas y cosas que mejorar. No te puedes estancar ni mirar todo el rato al pasado.
¿En la transición desde tu etapa de futbolista hasta que te consolidas como entrenador, llegaste a trabajar de alguna otra cosa?
Más que trabajar... Con algún dinero que gané como futbolista monté algún negocio de hostelería. Una especie de mesón-restaurante. Lo tuve cuatro o cinco años y más que trabajar, lo regentaba. Me servía en ese momento para desenvolverme. Duró poco porque empecé con la carrera de entrenador muy pronto. Ya como semiprofesional, en Segunda B, la cosa fue rápida y enseguida llegó el profesionalismo. Treinta y tantos años llevo ya.
Pocos recuerdan que antes estuviste, entre otros muchos equipos, en el Barça. ¿Quién fue el artífice de tu fichaje y cómo se produjo?
Pues el artífice fue el Logroñés en la temporada anterior al fichaje del Barça. Yo era su entrenador en Segunda. Ascendimos a Primera con Marcos Eguizábal de presidente. Era un entrenador muy joven y el Barcelona hizo la apuesta por mí para el equipo filial. Ese año hubo un cambio muy importante en el club: se marchaba Cruyff y ficharon a Bobby Robson como técnico del primer equipo. El cambio afectó a toda la estructura deportiva. Mourinho estaba allí como traductor y segundo entrenador.
¿Recuerdas ese episodio con orgullo o como una espinita clavada al estar solo un año?
Fue una satisfacción enorme. Un orgullo tremendo. Ocurrió lo que ocurre en los equipos filiales. Tocaba un año de transición. Teníamos que jugar en Segunda A con jugadores juveniles o muy jóvenes, y con algún que otro del primer equipo lesionado que bajaba con nosotros para recuperarse. Recuerdo a Vucevic, por ejemplo, Quique Costas, Moreno... Tuvieron lesiones graves, de ligamentos cruzados, y había que recuperarlos dándoles partidos en el B. Para eso están los filiales. No hay ningún reproche hacia nadie. Lógicamente todo eso se paga en el aspecto deportivo.

¿Y por qué sales del Barça?
Descendimos. Entonces ellos consideraron que para Segunda B yo tenía un contrato que no se ajustaba. Y tampoco yo, desde el profesionalismo, quería volver a esa categoría. Entonces apareció el Lleida y tuve la posibilidad de seguir en Segunda.
Has dirigido al Betis y al Sevilla, al Barça y al Espanyol, al Madrid y al Rayo, al Tottenham y sé que lo quiso fichar el Arsenal. ¿Cómo es posible lograr algo así, estar en clubes con tanta rivalidad, sin meter la pata entre medias cuando un entrenador habla públicamente cuatro o seis veces por semana?
Es de las cosas que más que más sorprenden. A veces me lo pregunto porque es muy difícil, por ejemplo, que en Sevilla estés en los dos equipos, además con éxito en ambos, y que las dos aficiones te quieran. En Barcelona y Madrid, igual. Son situaciones que es difícil de explicar. He intentado no transmitir de qué equipo soy, porque al final soy profesional. Intentas hacerlo de la mejor manera posible sin decantarte. Defiendo con toda mi alma al que me paga.
¿En Can Barça tuviste que adaptarte al estilo del club o había libertad para proponer una idea propia?
Yo podía proponer, sobre todo porque como vino el cambio con la marcha de Cruyff, Robson tenía otra idea y otro estilo. No exigía que todos los equipos de abajo jugaran de la misma manera que él lo hacía. Había libertad para utilizar el sistema o la manera de trabajar que cada uno considerara oportuno. Con el que más relación tenía era con Mourinho. Robson estaba un poco más distante por el inglés.
¿Le veías ya madera de entrenador al portugués pese a que entonces era sólo ayudante y traductor?
Sí, sí. Fue un aprendizaje tremendo para él. Robson era mayor, pero un técnico muy prestigioso, con experiencia e inteligente. Sacó mucho provecho. Con Mourinho yo intercambiaba mucha información. Se llevaba a muchos futbolistas para completar los entrenamientos del primer equipo. Había buena relación y fluidez.
"En el Barça intercambiaba mucha información con Mourinho. Tuvo un aprendizaje tremendo con Robson. Y allí hice debutar a Puyol; con 16 años era mejor que cualquiera que pusiera ahí"
Hiciste debutar en ese equipo a un tal Puyol. ¿Ya le veías el potencial que luego tuvo?
Con 16 años era mejor que cualquiera que pusiera. Entonces digo, bueno, tiene 16 pero yo lo voy a poner... Entonces ya se veía su capacidad de liderazgo y a nivel de todo.
También coincidiste con Arnau. ¿Cómo le recuerdas y cómo viviste su tragedia? [El exportero falleció el 21 de mayo de 2021, a los 46 años, tras arrojarse a las vías del tren cuando era director deportivo del Oviedo]
Con Arnau he tenido muy buena relación. Lo tuve como futbolista y portero titular, y tenía mucha cercanía con él porque era de los jugadores con más experiencia de un equipo tan joven. A partir de ahí estuvo varios años en el primer equipo y luego me volví a reencontrar con él en Málaga. Él estaba de director deportivo cuando me fichó, porque teníamos muy buena relación. Fue uno de los artífices del fichaje en mi segunda etapa allí. Trabajamos codo con codo. Yo me marché, se quedó ahí y luego fichó por el Oviedo. Tenía muy buena relación tanto con él, como con su mujer y sus hijos. Fue una sorpresa lo que ocurrió, porque nadie se podía imaginar una cosa así en una persona como él. Tenía todo, era deportista, una situación que nadie puede entender.
Son recuerdos duros, como haber vivido 'in situ' la muerte de Puerta. Como otro que me viene a la memoria, en el que fuiste protagonista sin quererlo el día de la agresión de Copa en un derbi andaluz. ¿Sintió más miedo, vergüenza o indignación?
Quiero pensar y siempre he pensado que fue un accidente. De los que puede ocurrir en cualquier momento de la vida. Sé que el objeto lanzado no iba hacia mí y que tuve la desgracia de pasar por allí en ese momento y ser el que pagó el pato. Pero también creo que una afición no debe pagar por un energúmeno que hace un acto vandálico. En ningún momento creo que la afición del Betis sea responsable de una cosa así. Sí que hay una persona que pierde los estribos y ya está. No le di ni le doy más importancia.

Hablando de cosas importantes: la Selección. ¿Con el currículum que tiene, tuvo alguna vez ocasión de dirigirla?
Hubo algún comentario por parte de Ginés Carvajal de que había algún tipo de interés...
Ehhh...
No te voy a decir cuál fue el momento [sonríe].
Supongo que te hubiera gustado.
Sí, hombre. Eso es un colofón único para cualquier profesional. Defender a tu país es el colmo de las exigencias. La Selección colmaría todos los deseos de cualquier entrenador.
¿Y puedes compartir algún club en el que pudiste entrenar, no lo hiciste finalmente y hoy te hubiera gustado tenerlo en el amplio historial?
Los hay, claro que los ha habido, pero no lo puedo decir por respeto.
En España te costó mantener la estabilidad en un mismo club. El máximo tiempo que estuviste fueron tres años en el Rayo y el Sevilla. ¿Por qué?
Es verdad que estuve en esos equipos durante tres años y me fui, pero renovado año a año. Eso sí que es única y exclusivamente de mi cosecha.
¿Y eso?
Solo firmaba un año, en todos los equipos firmaba un año. Primero, porque confiaba que fuera bien y podía mejorar al año siguiente. Y segundo, porque no quería estar un segundo año agarrado a un contrato y que el club no estuviera conforme con mi trabajo. Es decir, que el club no tuviera posibilidad de despedirme porque tendría que pagarme un año de contrato. En nuestra profesión es importantísimo, fundamental, que las dos partes estén contentas, tanto el club como el entrenador. El club porque dirige o tiene que pagar unos honorarios importantes. Y el entrenador porque debe trabajar en un sitio que tenga los medios exigibles.

A veces te fuiste (como en el Betis o Málaga) tras cumplir el objetivo. ¿Cómo es eso?
Precisamente porque hay ofertas bastante mejores. El club te quiere renovar y te pone el contrato encima de la mesa, como fue el caso en el Levante, que fuimos campeones pero no subimos, y aparece el Logroñés, un equipo de Segunda con posibilidades de subir a Primera. Prefiero ir a un equipo de categoría superior y con posibilidades de ascenso. Es normal.
Donde sí logró permanecer más tiempo, cuatro años, fue en el Dnipro, justo después de la aventura en el CSKA Moscú. ¿Palpabas ya esa tensión pre-bélica entonces?
Los primeros años, no. Allí pasamos cuatro temporadas, de 2010 a 2014. Años muy buenos. Pero en ese 2014 es cuando se produce el problema de Crimea. Fue el primer contacto en la guerra y nos hace tomar la decisión de volvernos a España. Nos pusieron dos años más de contrato, pero decidimos volvernos porque ya las familias se habían venido a España y empezaba a estar el tema... Es lo que nos permitió salir de allí, porque la gente con un contrato en vigor no puede salir así como así. Pero entendieron que éramos de otro país y ya se veía venir el conflicto.
Tendrás amigos sufriendo que se han quedado.
Claro. Es una cosa que no se puede entender. Sobre todo porque conoces gente, tienes contactos, tienes amigos y has pasado mucho tiempo allí con todos ellos. Es una situación política que está muy por encima de tantas vidas y ciudades destruidas. Va a costar mucho tiempo y dinero reconstruir todo. No tiene explicación que todo sea por un tema político, por un pedazo de tierra. Un conflicto en el que no se deja de reconocer si esto es mío o esto es tuyo. Muy duro.
Con lo bien que íbamos, siento haberte puesto tan serio.
Es que es un tema duro... De hecho, te voy a decir más: he traído gente a España de allí.
¿Cómo dices?
Que he tenido familias ucranianas en mi casa. Las traje de Ucrania a España. Les hemos buscado alojamiento y trabajo aquí y están viviendo en nuestro país. En Madrid, en Alicante, en Torrevieja... Hay varios.
"He traído familias ucranianas a España, les hemos buscado alojamiento y trabajo. No lo hago para que nadie me reconozca nada; si no me hubieras preguntado no te lo hubiese contado"
Te pasa como con tu carrera en general. Cualquier otro ser humano airearía estas cosas, porque es para estar orgulloso y presumir, pero de estos últimos años tuyos no se sabe absolutamente nada.
No tengo que hacer publicidad de nada. Lo hago porque voluntariamente quiero y no porque la gente me reconozca nada y diga 'mira lo que ha hecho, mira qué bien se ha portado'. Si no hubieras sacado el tema y hubieras preguntado, no te lo hubiera contado.