FÚTBOL

Soy gitano y juego al fútbol: "Del 1 al 10, estamos en un 2, los que insultan me dan asco"

José Rodríguez e Iván Amaya valoran en Relevo lo ocurrido con Quique Sánchez Flores y la evolución de la etnia gitana en el deporte.

José Rodríguez, en un partido con el Maccabi./
José Rodríguez, en un partido con el Maccabi.
Jonás Pérez

Jonás Pérez

"Estoy orgulloso de cada poro de mis venas que pueda respirar gitano". Una simple frase de Quique Sánchez Flores provoca un eco mayúsculo en una sala de prensa hasta arriba de periodistas, la del Coliseum. Ser gitano es un orgullo para todos ellos. Son sus raíces, lo que les ha hecho llegar hasta donde están. El fútbol es un vehículo de unión. Un balón, 22 personas y un objetivo: marcar. Un escenario ideal para la convivencia de todas las etnias y culturas, que desde el principio de los tiempos han coexistido, en general, bajo el amor al deporte. Pero siempre alguien ha tratado de mancharlo, habitualmente desde la grada. "Una cosa es ser gitano o parte gitana y otra cosa es que lo utilicen como un insulto racista. Me parece aberrante", cerró el técnico del Sevilla.

Quique, sobre los insultos racistas.

Ni es la primera ni desgraciadamente será la última vez que un gitano ve cómo un 'aficionado' trata de manchar su etnia con un descalificativo que no es tal si se utiliza en el tono correcto. "A mí me llenó de orgullo que Quique, con la plataforma visible que tenía, dijera esas palabras. Somos españoles. Somos una etnia que siempre ha estado discriminada, aunque ahora menos. A la vista está, utilizan gitano como un desprecio, hay que ser realistas", cuenta José Rodríguez, actual jugador del Adana Demirspor, en Relevo.

A él y a cualquiera que haya representado con orgullo a la etnia gitana ante millones de personas les han llenado el teléfono con unas palabras de Quique que son la representación de cómo una actitud bochornosa rasga en lo más profundo de sus adentros. "Quique habló y así lo vio todo el mundo. No pasa nada, es que somos lo que somos y muy orgullosos. Lo que es repugnante y lamentable fue lo que pasó en el Coliseum. Me dan asco esas personas", continúa José. Iván Amaya, exfutbolista de Rayo Vallecano, Atlético de Madrid, Espanyol o Getafe, también considera que la situación se ha desbocado: "Se nos está yendo de las manos". Además, considera que los lamentables hechos ocurridos con Vinicius han despertado a más racistas: "La gente quiere hacerse protagonista, personajes públicos".

¿Pero hemos evolucionado realmente? Lo cierto es que el fútbol español vive un escándalo continuo de episodios intolerables. Este mismo fin de semana, han llamado "mono" a Acuña, "puto negro de mierda" al portero del Rayo Majadahonda Sarr y "gitano" al propio Quique. José Rodríguez sí considera una evolución, pero moderada: "Se ha mejorado un poco. Del 1 al 10 diría un 2... pero porque antes estábamos en un -25. No se ha normalizado. A los gitanos de buena posición les miran bien, pero a quien vende chatarra no. Se podría mejorar muchísimo más".

Amaya, por el contrario, no recuerda que antes estuviéramos tan mal: "A mí alguna vez me llamaron gitano por dar un palo, pegar una patada, pero no me han insultado desde la grada para hacerme daño. Yo me siento orgulloso de ser gitano y al revés, me motivaba. Getafe tiene una afición buena, un campo que no es caliente. Habremos dado con algún tonto. Yo he estado en ese campo y he perdido y hasta nos han aplaudido, en otros campos hasta casi nos revientan los coches".

Iván Amaya, en su presentación como jugador del Murcia. ARCHIVO
Iván Amaya, en su presentación como jugador del Murcia. ARCHIVO

Un castigo ejemplar

Una de las grandes lacras en la persecución al racismo en general y a los insultos contra la etnia gitana, en este caso, es la dificultad a la hora de identificar a responsables y aplicarles el castigo ejemplar que merecen. "Ángel Torres como es... Si da con ese aficionado no vuelve a pasar al campo. Hemos dado con el tonto del pueblo. Los cuatro tontitos, que se junta uno y se hace valiente el otro. Ahora parece que es gratis insultar", reflexiona Iván Amaya.

Este considera que ante casos como el ocurrido con el portero del Rayo Majadahonda, los futbolistas de élite deberían dar ejemplo y paralizar el deporte hasta que la solución llegue: "Que dijeran que esto no se puede consentir. Verás cómo se les quedaba la tarde". Además, considera una modalidad de castigo que acompaña a un más que posible cambio en la pauta de comportamiento.

"Sigo pensando que hay que tocarles el bolsillo, que es lo que más le duele. O que les metan por Código Penal. Igual es la única forma de que se callen la boca. Si les metes 5.000 o 6.000 euros de multa se le quita a los demás las ganas de insultar. Se dice: 'Le ha llamado gitano, no pasa nada'. No, no, no. Una multa de 200 euros, no. Una de 5.000. Verás como no vuelve. El tonto ya se hará el listo", añade Amaya.

Llegar siendo gitano

El racismo sigue muy presente en nuestra sociedad y nace de los adultos. Por desgracia, son estos los encargados de educar a sus hijos, que acaban repitiendo inconscientemente su comportamiento. También las canteras juzgan y tienen que seleccionar entre muchísimos candidatos a los mejores. El problema es cuando en ese proceso uno de los criterios de selección está marcado por la raza, etnia, sexualidad...

"A mí me costó al principio llegar. En España no nos guiamos mucho por lo que vemos, no vemos el interior de las personas. Cuando vemos que es un gitano... Hay que ser realistas. Se coge antes a otra persona que a un gitano", cuenta José Rodríguez, que aún considera que hay tabús en este tema.

De hecho, sentencia: "Hemos avanzado muchísimo ante la sociedad, pero también tienen que evolucionar ellos ante nosotros". Antonio Amaya, en el Diario de Sevilla, sacó la cara por el nivel de los chicos: "Hay grandísimos futbolistas, pero no llegan. Yo tengo familia en las Tres Mil Viviendas y cuando voy veo a los niños y es una locura. Los cracks salen de los barrios humildes".

Su hermano Iván, en Relevo, verifica: "Son un espectáculo. Yo veo a niños gitanos en el barrio y es un espectáculo. En Villaverde, en San Cristóbal, en Vallecas... He visto a gitanos que no llegan por sus costumbres. En el mejor momento se casan, tienen hijos... A mí me costó alejarme de la familia, pero tenía claro que quería sacarles adelante".

A veces supone trabas y en otros momentos puede resultar atractiva la difusión de esta situación a ojos del mundo. La muestra de que es un orgullo. Jesús Seba, ahora entrenador ayudante de Roberto Martínez en la selección de Portugal, lo vivió cuando debutó con el Zaragoza y fue la gran sensación de la temporada con 18 años: "El hecho de ser de un barrio muy humilde y de mi raza fue muy atractivo". Sintió que le trataron de otra forma, pero en el sentido positivo: "Lo veía hasta normal. Después de debutar de una manera tan explosiva...".

Aun así, Iván Amaya considera que hay mucho por cambiar dentro de la etnia para que los sueños de los chicos puedan seguir adelante: "A veces uno se casa muy rápido, el gitano está mucho con la familia, les cuesta alejarse de su casa... Últimamente salimos más. Hay cada vez más. En la cantera del Atleti hay dos, en el Getafe otro, en el Madrid... Les cuesta llegar por las costumbres".

Un orgullo cada vez más visible

Afortunadamente, los imbéciles que gritan a un futbolista gitano de forma despectiva son excepción. Basti, uno de los máximos goleadores de la historia del Málaga, no sintió nunca que le pasara factura. Lo reveló así en Diario Sur: "Puede que algunos hagan algún comentario. No tiene cabida el racismo en el siglo XXI. A mí siempre me han tratado bien e incluso puedo decir que algunas veces he sido hasta un niño mimado".

Pero faltaba su visibilidad mediática, dando la normalidad que merecen. Y está llegando. Un grupo de amigos replicó el sistema de la Kings League en el barrio de La Teixonera, celebrando un show futbolístico de 14 equipos y siete encuentros por jornada. El éxito llegó hasta Gerard Piqué e Ibai, que pidió una invitación. Futbolistas como Sergio García, Antonio Amaya, Joan Verdú o Javi Márquez también se pasaron por allí.

Sergio García en la Gipsy League.

Jose, uno de los presidentes de la liga, agradeció en Relevo la visibilidad que les dio el exfutbolista del Barcelona: "Piqué habló de nosotros en un directo, nos ayudó mucho. Valora nuestra comunidad. Nos invitaron al Cupra Arena. También hay algunos ex de la Kings jugando o que han jugando en la Gipsy".

Lo que empezó como una pachanga, ahora cuenta hasta con una Fantasy y un grupo de fieles aficionados que acude cada fin de semana a disfrutar del espectáculo. "La Gipsy League es un orgullo para nosotros. La idea no fue hacer solo una liga solo de gitanos, sino darle visibilidad a la comunidad. Creemos que aún hay racismo y prejuicios sobre gitanos. (...) Lo bueno sería replicarlo en todos los barrios gitanos", continúa Jose.

A escasos kilómetros, ha nacido el primer equipo federado formado por futbolistas mujeres gitanas: Tramontana La Mina. Su idea nació tras el Mundial que ganó España. Esther, una de las jugadoras, pasó por Quiero Ser Como de Relevo y explicó las dificultades para defender el deporte que tanto le apasiona: "Cuando tenía cuatro años sí que mi padre alguna vez me dijo que no iba a jugar al fútbol, los típicos comentarios. Pero luego ya vio que era mi felicidad".

Las jugadoras del Tramuntana cuentan su historia en Quiero Ser Como.

"Me decía que no iba a salir y cuando se iba al baño o a donde fuese aprovechaba y me iba corriendo a jugar. A mi padre le daba rabia porque veía que jugaba bien", continúa Esther. Estos clichés han ido evolucionando con el paso de los años, pero fuera de sus grupos siguen existiendo demasiados estigmas. Lo cuenta Alejandra, otra de las futbolistas: "En Tik Tok cuando salían las entrevistas se leían comentarios de 'te van a robar las mochilas, te van a pinchar', mucha discriminación. En el Siglo XXI ya estamos mucho más avanzados que antes, son frases que ya se deberían apartar".

Son años y años de progreso para que aún continúen tres 'aficionados' de turno insultando a un gitano por el mero hecho de serlo. Ellos, orgullosos, seguirán defendiendo a su etnia hasta que el racismo se erradique por completo. Y Quique, este sábado, fue su voz: "Estoy orgulloso de cara poro de mis venas que pueda respirar gitano. Pero una cosa es ser gitano o parte gitana y otra cosa es que lo utilicen como un insulto racista. Me parece aberrante".