OPINIÓN

García Pimienta pasó del plan A(usente) al plan B(ochornoso) inexistente

García Pimienta, pensativo durante el derbi./AFP
García Pimienta, pensativo durante el derbi. AFP

No hay más. No seré yo el que evite decir que García Pimienta tiene más esperanzas que herramientas, más deseos que realidades, más jugadores que fútbol. No tiene apenas mimbres en su plantilla y creo fervientemente que es el máximo culpable -junto a Lukebakio- de que el Sevilla tenga hoy 36 puntos y cero preocupación por el infierno del descenso. Pero también lo es de dejar a su equipo estrellarse con el mismo muro continuamente.

Y lo volvió a hacer en el escenario menos indicado. Ante el Athletic Club, en el Sánchez-Pizjuán, firmó seguramente su peor lectura de un partido esta temporada -hasta ese momento-. Sustituciones hechas para rehacerlas a los pocos minutos, cambios tardíos y, sobre todo, sin un trasfondo importante. Sale un jugador y entra otro. Pero nada cambia sobre el terreno de juego. Pensaba que ese era el tope, pero su actuación en el Benito Villamarín fue aún peor.

Mucho peor. Porque el Betis le entregó la cuchara a un Sevilla sin fútbol... y este no le metió mano al puchero. García Pimienta no tiene ni pan para mojar, pero tampoco pone bien el mantel. Me explico. Tenía la maravillosa oportunidad, con el 2-1 en contra, de dar un paso al frente y juntar a dos delanteros. De darle a Isaac el puesto en el que de verdad se siente cómodo... y a su vez de meter en la película a un Akor Adams que pasó sin pena ni gloria. Pero no. Optó por sumarle planicie a un juego soporífero y sin ningún tipo de peligro.

Y el propio cambio de Akor Adams define a la perfección su inactividad desde el banquillo. Puso al senegalés en el 66' para quitar a Isaac. Lo dejó solo arriba. A cincuenta metros del área del Betis, algo incompatible con las condiciones del delantero. Ya fue un gesto de 'cobardía' no dejar a los dos sobre el campo, pero lo que hizo apenas diez minutos después lo empeoró. Pasó de cobarde a absurdo. Metió a Peque para enlazar al resto del equipo con el ariete. Y lejos de valorar que no le salió para nada bien o que, simplemente, no era el día para darle la confianza a alguien que se la quitó hace bastantes meses, es una clara marcha atrás.

Para eso, que hubiera probado con Isaac y Akor. Eso sí sería reaccionar ante lo que tenía enfrente. Dar un giro de guion. Intentar algo nuevo, algo distinto. Que, ojo, no te asegura acertar, pero sí sorprender. O, al menos, dar la sensación de que existe un plan B. El cual está claro que ni existe, ni le preocupa. Porque la autocrítica de García Pimienta estuvo a la altura de sus dotes para cambiar partidos. Cero de diez.

El análisis de Pimienta de la derrota en el derbi.LaLiga

Lo demostró en una comparecencia pública llena de balones fuera. Coincido con él en que a sus jugadores les faltó contundencia. Mucha. El pase de Isco en el segundo gol es tan brillante como bochornoso que reciba solo en esa zona y en ese minuto. Equipo blandito donde los haya. Sin talento. Sin fútbol. Pero también sin un entrenador que les haga reaccionar. Que les ayude. Que les exprima.

Un motivo más para seguir afianzando mi creencia ante la temporada del Sevilla: mediocridad. En todo. Y en todos. Que cada uno asuma la responsabilidad que le toca. Desde los jugadores hasta el presidente, pero pasando por el entrenador y el director deportivo. Cada uno tiene su cuota de culpa. Pero no queda ni rastro de aquello que le caracterizaba a este club. Y se vuelve a demostrar que únicamente con las gargantas que cantan y animan hasta romperse no basta. El fútbol es fútbol. Y se juega con las piernas... y con la cabeza. Este Sevilla suspende en las dos.