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Xabier Eskurza: "Gaspart me dijo que era el primer jugador al que veía triste firmando por el Barça"

El ex del Athletic y del FC Barcelona, retirado a los 30 años por una artrosis en sus caderas, habla de su llegada al conjunto culé.

Xabi Eskurza, en el despacho que tiene en Bilbao. /Relevo
Xabi Eskurza, en el despacho que tiene en Bilbao. Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Han pasado casi 30 años desde su salida del Athletic rumbo a la Ciudad Condal y todavía hay aficionados que no le han perdonado. Le siguen tildando de traidor. Él se defiende diciendo que le empujaron a hacer las maletas para dejar atrás el sueño de su vida, que no era otro que jugar en el Athletic. Esa parte, la de su marcha de Bilbao, la afrontaremos con él en una segunda parte de esta entrevista, para centrarnos en la primera entrega en su llegada al Barça de Cruyff.

Ahora, Xabier Eskurza (Valle de Trápaga, 1970), sigue vinculado al fútbol, pero de una manera diferente, siendo socio en una asesoría integral que trata de aconsejar a sus clientes, entre otras cosas, cómo gestionar el patrimonio que acumulan a lo largo de su carrera, algo que sí echó en falta en sus años de futbolista. Echa la vista atrás en el tiempo y todavía siente pena por cómo fue su salida de la entidad de Ibaigane para marcharse al Barça de Johan Cruyff. Las lesiones le jugaron una mala pasada a lo largo de su carrera, tanto que tuvo que colgar las botas de manera prematura con 30 años.

Una artrosis en la cadera te obligó a decir adiós antes de tiempo. Lo primero, ¿cómo estás? ¿Puedes hacer una vida normal?

Sí. Podría incluso hasta correr. Tengo un perro, un pastor alemán, y me gusta salir a pasear. Vivo en Barrika y hay zonas de monte y, al no controlar la pierna izquierda, me tropiezo, pero sí que puedo hacer vida normal. Me gusta jugar a golf, me gusta la bicicleta, aunque hace mucho que no ando. Ya han pasado trece años desde que me operé. Pasé una etapa muy dura, de muchos dolores, pero ahora estoy bien. Me puse una prótesis en las dos caderas. Tuve que dejarlo en el 2000, con 30 años, por una artrosis. La única recomendación que me habían dado en aquella época era aguantar porque no había otro tratamiento que la prótesis y, como era tan joven, en aquella época te recomendaban esperar.

Eskurza habla sobre las secuelas de la lesión que le obligó a retirarse. Relevo

¿Cómo llevaste el hecho de tener que retirarte de una manera tan prematura?

Como jugando tenía tantos dolores, el hecho de dejarlo fue como una liberación, era el único camino. En Oviedo me dijeron que era una tendinitis, pero no era normal. Llevaba casi tres años con muchos dolores. Al final de temporada 99/00, en el Oviedo con Luis Aragonés, no podía ni entrenar ni jugar. Me perdí los últimos diez partidos de aquel campeonato. Vine a Bilbao y estuve con el doctor Paco Angulo y el masajista Juanjo Campa. Fuimos donde el doctor Bikandi, que fue el que me operó el tobillo en el 92 y en cuanto me vio, me dijo que tenía artrosis de cadera. Me hicieron una radiografía y me dijeron que estaba muy mal, pero que aguantase. Venía a por una solución y me dijeron que no había ninguna. Tenía que esperar a tener otra edad para operarme y esperé diez años. Al principio me sentía bien porque dejé la actividad y el dolor no era tan intenso, pero al final, en parado, también me dolía. Sacándome el carnet de entrenador en Las Rozas, me encontré con el doctor Borrel. Le debo todo. Me habló de un traumatólogo, Manel Ribas. No lo dudé, pero también tuve mala suerte. Es uno de los riesgos de entrar a un quirófano. Me tocaron un nervio en la pierna izquierda, el crural, y tengo una parestesia en esa pierna. No es nada importante. He perdido sensibilidad. No la controlo como me gustaría, pero estoy encantado. No puedo jugar al fútbol, pero es algo que lo tengo olvidado.

"Al doctor Borrel le debo todo. Él me puso en contacto con Manel Ribas. Estuve diez años con muchos dolores, pero ahora puedo hacer una vida normal"

Sigues ligado al fútbol pero de otra manera. Es agente, ¿no?

Bueno, la agencia de jugadores es uno de los servicios que damos. Realmente nosotros somos una asesoría integral. Comenzamos por dar unos servicios profesionales en el ámbito financiero, fiscal y jurídico. Yo me acuerdo de llegar a Primera División y no tener representante. Hoy en día un chaval de diez años ya lo tiene. En aquel entonces sí que detecté que el futbolista tenía un agente, pero no a esa persona que asesorase o llevase lo que tiene que ver con el patrimonio, lo mucho o poco que hayas ganado del fútbol y que luego te debería de servir para tener cierta tranquilidad cuando lo abandones. Ahí se da un punto de inflexión importante para el futbolista, que muchas veces no lo asimila porque, por un lado, deja lo que ha vivido desde que tiene uso de razón y en lo económico, cada uno a su nivel, deja de ingresar. A muchos, a pesar de haber hecho buenas carreras y haber tenido buenos contratos, les cuesta amoldarse a esa situación y pueden perder parte importante de tu patrimonio. Ese fue el mercado al que fui. Con mi socio montamos la empresa en 2002 y empezamos por ahí. No dábamos un servicio de representación porque ya había grandes empresas y buenos representantes y ese mercado era complicado. Fuimos creciendo y, como el único servicio que nos faltaba era el de representación, surgió como algo natural.

¿Cómo es el mundo de la representación?

Es muy difícil que un futbolista con 20 ó 25 años perciba como vital el asesoramiento financiero, fiscal, jurídico y mercantil. Yo veía que había esa necesidad, pero era consciente de la dificultad de vendérselo al futbolista. Tenía claro que era un mundo complicado, donde ya había grandes empresas y grandes representantes.

Para nosotros, que somos un empresa muy pequeña, es muy difícil entrar ahí. Nosotros hacemos una especie de asesoramiento deportivo con gente joven y cuando empiezan a despuntar, les llegan los grandes contratos. Y normalmente se marchan, nos dejan y se van donde esas empresas más potentes. Pero estamos dispuestos a seguir convenciendo al futbolista de que por lo menos con nosotros tienen otros servicios que le van a valer mucho más.

Tu agencia lleva a un ex del Athletic como Álvaro Núñez, que se marchó de no muy buenas maneras…

Álvaro salió como salió. Es muy del Athletic desde crío y hubiese preferido continuar como tenía firmado, pero las cosas son como son. Los responsables del club, en aquel momento, tenían que mirar por el bien de la entidad, entendían que la propuesta que hacían era lo que tenían que hacer y Álvaro, en ese sentido, tomó la decisión de irse.

¿La vuelta? Es un tema que siempre está ahí. Es un jugador que es del Athletic, sabe lo que es y lo siente. La vuelta se producirá cuando confluyan los dos caminos. No se sabe qué pasará. Él está centrado en el Amorebieta.

¿En tu carrera echaste de menos la figura del agente?

Hoy en día veo a chavales muy jóvenes y a su entorno, y están con la visión de llegar a Primera División. Nosotros soñábamos, pero era algo que no nos preocupaba tanto. Yo me planté en Primera y dos años antes había estado jugando cedido en la ikastola Asti Leku y luego en el Deusto. No teníamos esa presión porque tampoco teníamos representante.

Fue llegar al primer equipo y empezaron a aparecer los agentes, pero yo en todo momento fui el que tomé las decisiones, fui yo el que marcó el camino que quería seguir y, en ese sentido, no noté esa necesidad de tener un agente. Aunque lo tuve. Por contra, sí me faltó ese alguien que me hubiera ayudado a organizar bien mi patrimonio, a ir preparando el día después.

¿Cómo llegó al Barça de Johan Cruyff?

En aquella época era un jugador, como muy bien nos definió Javi Clemente, "tecniquillo y minga fría". Nunca me sentí mal por esas palabras porque él había hecho al Athletic campeón con otro perfil de futbolista, ni mejor ni peor. Él tiene muy claro su concepto de fútbol y cuál es la esencia del Athletic. Nosotros, los de mi generación, no teníamos ese perfil. Yo era un futbolista más de una época actual. Pero ya con Heynckes había vivido ese fútbol un poco más moderno.

Cruyff es la persona a la que más se resalta porque me llevó al Barcelona, pero Heynckes también era un entrenador de ese perfil, con pretemporadas con balón desde el primer día, entrenamientos muy combinativos, muy intensos, pero con balón. No fue algo nuevo ir a Barcelona y estar con Cruyff. El holandés seguía viendo el fútbol desde la óptica del futbolista. Su lógica era aplastante, incluso para explicar algo sencillo: "¿Para qué vas a saltar con Zamorano si te va a ganar de diez, once veces? Vete más a la caída, a la segunda jugada, a cosas lógicas".

Eskurza, sobre Clemente, Heynckess, Cruyf... Relevo

Tampoco le ayudaron las lesiones en la Ciudad Condal, ¿no?

He sufrido pocas lesiones, pero importantes. Una fue con el Athletic. Iba a ir a los Juegos Olímpicos de Barcelona. Me tocaba hacer la mili y les dije, obviamente, que no quería. Me dijeron que, como eran las Olimpiadas, si la hacía, me iban a dejar salir. Resulta que entré y no cumplieron esa palabra. Bueno, sí, pero nos obligaban a hacerla al año siguiente cuando yo acababa contrato. En mi último año de contrato tenía claro que no quería estar haciendo la mili. Ya que me habían metido en eso, decidí acabarla. Con el billete para Barcelona en la mano, tuve que renunciar a la Olimpiada.

Cosas del destino. Al tercer día de pretemporada me dejaron salir y en el entrenamiento me rompí el tobillo y estuve siete meses de baja. Me tiré a recuperar un balón en una acción con 'Larra' y me rompí. Me recuperé bien. Perdí el oro, pero hice bien porque me recuperé del todo y el último año de contrato hice un buen año. En el primer partido de Liga ya con el Barcelona en El Molinón, en una jugada por banda, me arranqué el aductor. Me operaron y estuve cuatro meses de baja. A mi regreso, Cruyff me hizo jugar en el Bernabéu, el día que nos metieron cinco. Me costó mucho recuperarme. Estaba bien para entrenar y para jugar, pero yo, que era un jugador rápido, no acababa de tener esa viveza y esa punta de velocidad que era todo para mí. Me sentía muy limitado.

"Con el billete en la mano tuve que renunciar a los Juegos Olímpicos de Barcelona por la mili. Ese verano, en un entrenamiento en Lezama me rompí el tobillo y estuve siete meses de baja"

¿Dónde recuperas esa punta de velocidad?

La empecé a recuperar con Luis Aragonés en Valencia. Pero también en Valencia me rompí el cuádriceps y estuve tiempo lesionado. No me tuvieron que operar, jugaba, pero volvía recaer. Entre que estaba recuperándome del aductor y tuve la lesión de cuádriceps, el primer año de Valencia lo pasé mal. Vino Valdano y acabé bien.

Me fui a Mallorca, pero con Cúper choqué. Él entendía que había otros jugadores mejores. Estaba Mena, que luego se fue al Atlético de Madrid. Teníamos un equipo muy bueno en Mallorca. Fuimos a la final de la Copa del Rey. Yo jugué, pero poco de titular. Fue difícil de aceptar, así que al año siguiente me fui a Oviedo.

¿Cómo recuerdas esa final de Copa con el Mallorca, penalti fallado incluido?

Le dije a Cúper que no quería tirarlo. No se me daban mal tirar los penaltis en los entrenamientos, pero era de los futbolistas que, cuando estaba en el campo, en un penalti, me ponía nervioso. No tiraba mal, no tenía mal golpeo, pero no tenía confianza.

Es más, tiró Roa por delante de mí porque le dije que era mejor que tiraran otros compañeros. Tocó mi turno y lo fallé. La Copa la tuvimos en el quinto penalti, con Stankovic, que los tiraba muy bien, pero el mejor tirador lo falló.

"Le dije a Cúper que no quería tirar el penalti de aquella final de Copa. No tenía un mal golpeo, pero no tenía confianza. Tocó mi turno y lo fallé"

Howard Kendall, Jupp Heynckes, Johan Cruyff, Luis Aragonés, Héctor Cúper, Valdano, Fernando Vázquez… ¿Qué entrenador le marcó más?

Te marcan todos. Con vista, te das cuenta de que muchas veces parte de los problemas que puedas haber tenido con un entrenador, o el hecho de no tener buenos recuerdos, quizá tenga mucho más que ver con que tú no has sido capaz de gestionar esos momentos. Con 30 años se supone que tienes experiencia, pero sigues siendo un crío. Con la visión de ahora, te das cuenta de que no era tan malo aquel entrenador o no te quería putear tanto. Recuerdo las cosas buenas que me aportaron cada uno y, en ese sentido, fueron todos válidos. El primero que me gustaría nombrar, y quizá el más desconocido, sea Iñaki Sáez. Le tuve en el Bilbao Athletic y en el primer equipo y siempre apostó por mí. En aquella época el equipo y yo no le dimos lo que él nos estaba dando. Con Iñaki siempre estaré en deuda. Hubo otros entrenadores como Heynckes, Cruyff o Fernando Vázquez, que iban más con mi perfil de jugador. Luego tuve a Luis Aragonés. No era su jugador tipo. Él jugaba con tres centrales y dos carrileros, el 5-3-2 famoso. Yo no era carrilero, era más extremo. Era más de la mentalidad de Javi Clemente. Pero tengo que decir que en el Oviedo me trató muy bien a pesar de que yo ya no estaba bien.

También compartiste vestuario con grandes figuras...

Tuve compañeros muy mediáticos como Romario, Mijatovic… En el Athletic estuve con Isma Urtubi, con Txetxu Gallego, con Estanis Argote. Para mí, estar entrenando con aquellos jugadores que ganaron Ligas y Copas cuando yo era un crío y soñaba con jugar en el Athletic era algo increíble. ¡Eran dioses! Sigo teniendo amistad con compañeros, que algunos son clientes incluso, como Xabi Mancisidor, que está en el Manchester City, Patxi Ferreira, José Ignacio, José Mari…

"En el Athletic estuve entrenando con Urtubi, Gallego, Argote, jugadores que para mí eran dioses. Era un crío y soñaba con jugar en ese equipo"

¿Te gusta este Athletic?

Sí. Al Athletic se le exige hoy en día algo que no va en consonancia con el hecho diferencial que tenemos, por decisión propia, de jugar con futbolistas de 'casa'. En nuestra época seguro que éramos más. Luego hubo ciertos jugadores que no lo eran y se les hizo. Ahora seguimos esa línea. Son jugadores que hemos aceptado todos que pueden jugar en el Athletic y, en ese sentido, veo una exigencia desmesurada. Escucho conversaciones de socios amigos y muchas veces les pregunto: '¿Sois conscientes de dónde está el Athletic y contra quién compite?'. Antes los equipos vivían de los socios y el Athletic era un club importante porque tenía muchos. Era uno de los presupuestos más importantes. Hoy en día no. Muchas veces creo que no somos conscientes de dónde estamos compitiendo. Le veo en un buen momento y no estamos siendo del todo justos. Antes sí había ese sentimiento y reconocimiento. Para nosotros un título debería ser entrar en Europa. Habría que sacar una gabarra por ello. El equipo y los socios necesitan una gabarra por el mérito que tenemos de apostar por ese modelo tan especial.

Eskurza asegura que es del Athletic y que prefiere que gane al Barça. Relevo

¿Con quién va el domingo?

Yo soy del Athletic. Solo estuve un año en Barcelona, pero me demostró mucho. Ahí fue donde se me rompieron los esquemas y me di cuenta de que en otros clubes hay sentimiento de pertenencia. Salí muy mal del Athletic, muy maltratado y allí todo lo contrario pese a ser un año muy malo porque por poco no nos metemos en Europa. La gente nos apoyó. No sentí esas críticas que podíamos sentir por hacer un mal año y en el club el trato fue impresionante. Se me rompieron esos esquemas de sentimiento de pertenencia de que somos únicos, los mejores. No hay un equipo como el Athletic en cuanto a filosofía, pero el sentimiento, la ilusión, la entrega… hay muchos equipos donde también tienen eso. Quiero que gane el Athletic, pero si gana el Barça, también me alegraré.

"No me hubiera marchado nunca del Athletic, en la vida, pero hasta me hicieron un favor porque las vivencias que he tenido, me han aportado para ser mejor persona"

Xabi Eskurza relata lo que le dijo Joan Gaspart al fichar por el Barç</p><p>a. Relevo

Ha pasado el tiempo y se te sigue notando esa pena por cómo se fue del Athletic..

Sí, todo eso me hizo mucho daño. Yo estaba en Barcelona y mi cabeza estaba en Bilbao. Siendo jugador del Barça, seguía al Athletic. Era así. Me llevé a Barcelona un casete con el himno del Athletic y lo ponía cuando venían mis familiares y amigos a casa y veíamos un partido del Athletic. Eso me hizo mucho daño y quizá también me hizo no dar ese nivel que tenía que haber dado. Todavía mi ilusión y mi cabeza estaban en Bilbao. Tengo una anécdota con Joan Gaspart, cuando fui a firmar. Me dijo: 'Eres el primer futbolista que veo que está triste por firmar'. Le dije que no, que estaba muy contento, pero que había dejado el club donde jugar era lo máximo. El Athletic colmaba todas mis aspiraciones y cumplía mis sueños. Yo no me arrepiento de nada, quizá solo de que la salida se tenía que haber hecho de otra manera. Esto que voy a decir va a levantar ampollas. No me hubiera marchado nunca, en la vida, pero hasta me hicieron un favor porque lo que he conocido luego, las vivencias que he tenido, los compañeros que he conocido, las culturas, me han aportado para ser mejor persona. Algo que no hubiera hecho nunca. Tengo que estar agradecido de haber entrado en ese conflicto y marcharme.