Un gesto con Rodrigo de Paul y un rifirrafe con Ter Stegen muestran las dos caras del carácter de Raphinha: "Soy de sangre caliente"
El delantero del Barcelona se marchó muy enfadado con Gil Manzano tras el 1-1 ante el Betis y tuvieron que frenarle.

El 1-1 del FC Barcelona ante el Betis que le acerca al título de Liga por el tropiezo del Real Madrid ante el Valencia (1-2) tuvo dos claros protagonistas del lado azulgrana. Gavi y su gol, su notable partido, su abrazo con Hansi Flick... Y Raphinha, que fue suplente de nuevo -suma tres seguidos en LaLiga- a la espera de que llegue el tramo más determinante del curso, quien también fue viral por el rebote que pilló una vez Gil Manzano señalara el final del encuentro.
El colegiado, que alargó cuatro minutos, no dejó que el equipo de Hansi Flick sirviera el córner cuando el balón salió por la línea de fondo segundos antes de que el reloj marcara ese añadido, y el brasileño tuvo que ser frenado por el técnico alemán, primero, y por Marc André Ter Stegen junto al túnel de vestuario para evitar males mayores. Fue la imagen visceral de uno de los capitanes, que siempre ha reconocido ser "una persona de sangre caliente", como argumentó esta temporada en una entrevista concedida al canal de Youtube 'Losimplenovale'.
Cuando le tocó hablar sobre su futuro el pasado verano y los rumores de su marcha, contestó lo siguiente: "Somos una mercancia, las personas hacen lo que quieren. Somos personas, tenemos sentimientos y familia, tenemos hijos. A veces es difícil callar. Soy una persona muy caliente. A veces hago algo que de repente me doy cuenta de que no debía haber hecho, aunque los años me hicieron bien, tengo más cuidado con las cosas, pero en mi cabeza no harán lo que quieren, soy un hombre y lucho por mi familia. Llegué aquí de esta manera".
"No es contra los árbitros, fue contra mí", le protegió tirando de ironía el propio Flick, quien ya les advirtió a sus jugadores que se olvidaran de los colegiados nada más empezar la temporada.
El 'boomerang' ante Argentina, el avión privado y la paz ante el Atlético
En las últimas semanas, el futbolista más regular del curso en el Barça como atestiguan sus números (27 goles y 20 asistencias) y todo lo que aporta al estilo del equipo, ha sido más noticia por todo lo que ha rodeado su personalidad que por ese rendimiento sobresaliente. Primero, con su selección, cuando antes de jugar ante Argentina el encuentro clasificatorio para el Mundial 2026 le dijo en una entrevista a Romario que a la albiceleste el darían "una paliza, sin duda. Dentro y fuera del campo si es necesario". El revuelo fue grande, incluso a los argentinos se les vio especialmente motivados ante Raphinha. El resultado fue de 4-1 y Lionel Scaloni quiso quitarle hierro al asunto en sala de prensa: "Lo disculpo a Raphinha porque sé que no lo hizo a propósito. Defiende a su selección y nada más".
El futbolista voló en un avión privado para jugar ante Osasuna, pero no lo hizo. Tampoco actuó el fin de semana ante el Girona. Pero sí le llegó la oportunidad ante el Atlético de Madrid, donde Raphinha colaboró en el 0-1 que metió a los azulgrana en la final de la Copa del Rey. Del picante de Brasil a la tila del Metropolitano, porque Raphinha esperó en el túnel de vestuarios al argentino Rodrigo De Paul para abrazarle e intercambiarse la camiseta, en un claro gesto de paz después de la erupción que provocó en el Argentina-Brasil hacía una semana.
Pero apenas cuatro días más tarde, el brasileño ha vuelto a protagonizar un acto más propio de su caliente personalidad. En este caso Flick tuvo que aguantarle e incluso Ter Stegen empujarle para que no se expusiera a una sanción cuando fue a por uno de los asistentes al final del encuentro.
Un episodio del curso anterior y un espejo para sus compañeros
La temporada anterior, en la que Raphinha no tuvo su mejor curso al igual que todo el equipo, protagonizó un incidente con uno de los miembros del cuerpo técnico de Xavi Hernández tras ser sustituido. Según 'Jijantes', tuvo sus más y sus menos con Óscar, el hermano de Xavi, circunstancia que después se desmintió desde el propio vestuario. En su última entrevista con Romario, insistió en la idea de que "soy alguien que odia perder. No me gusta perder, ni en el fútbol, ni en los videojuegos, ni en casa. Es solo un mal presentimiento que tengo, y eso es lo que me llevó a donde estoy: el deseo de desarrollarme, el deseo de ganar".
Raphinha es un ejemplo por su trabajo invisible, su liderazgo y su ambición en un vestuario que tiene su misma hambre, pero ante el Betis emergió esa sangre caliente que le juega alguna mala pasada. Como ese dedo argentino que lo señaló en el 4-1 o con ese Flick o Ter Stegenfrenándole para apaciguar el picante.