REAL BETIS

Adrián San Miguel cierra el círculo, tras otro giro inesperado

El portero sevillano, a su 37 años, cumple su deseo de regresar a su casa, de la que salió en 2013 para marcharse al West Ham.

Adrián San Miguel se emociona en el día de su despedida del Betis./ABC
Adrián San Miguel se emociona en el día de su despedida del Betis. ABC
Alonso Rivero

Alonso Rivero

"Me fui, pero nunca he dejado de estar aquí". Esta frase pronunciada por Adrián San Miguel durante su primera entrevista como jugador del Betis, resumen perfectamente estos 11 años de carrera alejado de los suyos. Más de una década en la que ha conquistado Copas de la Liga, Premier League o una Supercopa de Europa muy especial en Estambul.

Porque, aunque el fútbol ha sido generoso con el sevillano, su corazón siempre ha sentido la necesidad de terminar en Heliópolis. De allí salió el verano de 2013 junto a otros canteranos como José Alberto Cañas, Beñat o Alejandro Pozuelo. Era otro Betis y otras circunstancias, pero ninguno de ellos se sintió mínimamente valorados por aquellos dirigentes y decidieron marcharse.

Durante todos estos años en tierras británicas, siempre miró atentamente a lo que sucedía en el Benito Villamarín. Viajó a ver a su equipo las veces que pudo. En los dos últimos años, miró con una atención especial, buscando que el crecimiento del club le posibilitase en algún momento regresar. Pero no se dio.

Su familia estaba completamente integrada en Liverpool, pero él sentía desde hace dos años que su etapa allí había terminado. Fue el momento en el que Jürgen Klopp le cedió el rol de suplente de Alisson Becker a Kelleher. Un periplo maravilloso que le permitió lograr, allá por 2019, su primer título profesional. Semanas antes, su futuro era más que incierto. Con 32 años y tras seis años en el West Ham, se entrenaba en la localidad sevillana de Pilas con un equipo de regional. A mediados de agosto, fue fundamental para ganar la Supercopa de Europa al Chelsea.

Fue esta primavera cuando comenzaron los cosquilleos en su estómago. Sus agentes le comunicaban que, por fin, su Betis se había interesado en su fichaje. Por primera vez desde su traumática salida veía cerca cumplir el sueño de toda su familia. A pesar de la salida de Klopp, su gran valedor, los campeones de Europa apostaron por ofrecerle un buen contrato para mantenerlo en su plantilla. Su cabeza hizo que la valorara, pero su corazón hacía mucho tiempo que había decidido su destino.

Ahora le toca pelear por cambiar su rol. Teóricamente, llega para ser el tercer guardameta. "Adrián no viene al Betis a retirarse. Es un animal competitivo", nos cuentan desde su entorno. Le quedan dos nuevos sueños por cumplir. Ocupar la portería del Benito Villamarín y que sus actuaciones impulsen que su afición coree su nombre, y ganar algún título.