FC BARCELONA

Cuando Giuseppe Rossi pudo ser del Barça: "Guardiola me quería y estábamos de acuerdo en todo, salario, años… pero se rompió por detalles"

En la segunda parte de la entrevista, el ex delantero italoamericano cuenta los entresijos de su no fichaje por el club blaugrana, donde le habría encantado poder jugar. En su lugar llegó Alexis Sánchez.

Rossi, en un partido contra el Barcelona. /ARCHIVO
Rossi, en un partido contra el Barcelona. ARCHIVO
Julio Ocampo

Julio Ocampo

El 28 de mayo de 2011, el Barça de Guardiola se imponía al Manchester United por 3-1 en la final de la Champions League. Se acercaba el epílogo de la era Pep, quien pidió ese verano dos fichajes: Cesc Fábregas y Giuseppe Rossi. ¿El motivo? Quería implementar el fútbol coral y asociativo, incluso más cerca del área.

En su arquitectura mental, Messi era el epicentro, y en torno a él percutían Pedro, Xavi o Iniesta. No tanto David Villa, a quien le costó demasiado aclimatarse en esa particular atmósfera. De hecho, el asturiano -al inicio de la temporada siguiente- alternó titularidades con recurrentes suplencias. Así hasta que se lesionó de gravedad en las semifinales del Mundialito de clubes. Sí, ese que el Barça conquistó tras aniquilar al Santos de Neymar en la final (4-0). Fue el memorable partido de los centrocampistas (Alexis tenía molestias), la partitura perfecta de la obra de Pep, el clímax de una medular al son de un acordeón. Thiago Alcántara, Cesc, Busquets, Alves, Xavi, Andrés, Leo… Todos llegando al área en estampida. Ocupando los espacios para, después, desocuparlos. No era fútbol aquello; era hipnosis. Una secta.

Era ahí donde debía cohabitar Rossi, un fuoriclasse híbrido (calidad del centrocampista; pegada de killer) que venía de luchar por el pichichi con La Pulga y Cristiano Ronaldo. Todo estaba hecho para erigirse en el primer refuerzo de ese Barça tras la conquista europea de Wembley. Iba a ser -tras Eto'o, Ibra o el Guaje- un nuevo intento para que la perfección simétrica -con cuadrados mágicos y otras figuras geométricas- fuera plausible. "El contrato estaba hecho. Todo decidido, y aparentemente las partes estaban de acuerdo con el salario, los años… Faltaban unas pequeñas diferencias entre clubes. El Barça ofrecía 28 millones más bonus, pero el Villarreal quería más en dinero fijo. Se rompieron las negociaciones por detalles. Entonces ellos ficharon a Alexis Sánchez (llegó del Udinese)", confiesa a Relevo Beppe Rossi, quien no pudo cumplir su gran sueño. "Fue una pena. Me habría encantado jugar allí con Guardiola, pero también supuso un sueño lo que estaba viviendo con el Submarino, una segunda familia. En realidad, no me arrepiento de nada porque lo vivido en España fue muy grande", sentencia.

Un año difícil

Giuseppe Rossi, a lo largo de su maravillosa y accidentada carrera, también probó suerte en Celta y Levante, donde acudió -tras la Fiore- ya muy mermado por las lesiones. Ese 2011 era el año perfecto para encontrase, conocerse, probarse recíprocamente, pero no pudo ser. El experimento Alexis tampoco fue del todo útil en Can Barça. Ni el de Cesc, pero esa es otra historia.

La realidad es que el italoamericano tiene claro que la implosión del fichaje no se debió exactamente a que el conjunto valenciano temiera fortalecer a un rival directo por la Liga. "No. Fue porque jugábamos la Champions, y ya habíamos vendido a Santi Cazorla al Málaga. En el club dijeron que apostaban por un núcleo duro e importante para esa máxima competición. Por eso me quedé", asevera.

Es, probablemente, el idéntico motivo por el que también Fernando Roig, Llaneza, Pellegrini y compañía también dieron la espalda a esos cantos de sirena que llegaron justo un mes después desde Turín, donde estaba la Juventus de Antonio Conte. El Calcio le vería, sí, pero en el paraíso viola.