Un guiño a Messi y otra puñalada a Ansu
![Jordi Alba, titular en Getafe./GETTY](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202304/16/media/cortadas/jordi-alba-RBfbdQaMtlVGOsQaSUjZZLI-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
Sin necesidad de hacer una encuesta masiva ni recurrir a Tezanos, podríamos asegurar que Jordi Alba cae mal. Seguramente no sea su objetivo, claro está, casi nadie se pone por montera ser impopular. Pero la verdad es que el tipo nunca ha sido Matías Prats.
Incluso un amplio sector del barcelonismo tuerce el morro con sus salidas de tono, su manera de dirigirse a los colegiados o de lanzar puyas cuando puede. Por mucho que haya sido el complemento perfecto durante una década para Messi y se haya convertido, además, en un lateral irrepetible de leyenda. Ni lavados de imagen como aparecer en el Chester de Risto Mejide le borran esa patina macarril que tantas veces le acompaña.
Es un tipo que va excesivamente de cara, sin filtros, vive como juega. Y eso, en este mundo, se paga. Las tuvo tiesas en su día con algún entrenador, dicen que se encaró con periodistas en el avión de la Selección a ojos de todo el mundo y, ante los micros, siempre le sale ese deje descarado que le afea. Sin embargo, es (que no era) un futbolista mayúsculo. El mejor lateral izquierdo que han visto mis ojos. Y hay demasiada gente que confunde lo deportivo con lo personal. Dioses como Cruyff o Di Stéfano tampoco eran Bambi.
Justo cuando menos está jugando aparece su perfil más profesional. Y eso también conviene reconocérselo. Ni una mala palabra ni un mal gesto ante las horas de banquillo acumuladas. La experiencia es un grado y la realidad, una sentencia. Balde es un clamor. Aun así, este Alba siempre está predispuesto a ayudar y a dejar claro que aún le queda cuerda. En Getafe fue la gran novedad de Xavi en el once, con tal de no tener que recurrir a Ansu Fati o Ferran, dos almas en pena. Y pude ver y escuchar de todo. Que si está acabado. Que si vaya solución. Que ya no es lo que era... Cada día que pasa cualquiera sabe más de fútbol que yo o cada vez rehúyo menos la (sana) confrontación. No descarto ambas cosas.
Esa nueva apuesta del doble lateral le puede dar muchas alegrías a este Barça agotado en campos donde hay que afilar los codos y masticar clavos. A estas alturas de temporada hay pocas alternativas mejores que Balde para romper una línea, desbordar a un oponente y pisar el área con colmillo. Por mucho que en la sauna del Coliseum no salieran las cosas, no estaría de más probar el invento otra tarde en el Camp Nou. Hasta que vuelva Dembélé no hay quien haga un uno contra uno en condiones. Lo malo del invento es que el padre de Ansu debe estar a esta hora fumando en pipa o mirando el mapa. Lo bueno, y quien sabe si también lo planificado con el experimento, es que Messi estará cada vez más contento.
Tras finiquitar el sábado la Ligue1 con el PSG, imaginé al argentino sentado frente al televisor para ver que el Barça no para de enviarle señales: Busquets a punto de renovar, un nueve de verdad en el punto de penalti y Alba por la izquierda para repetir aquellas mágicas asistencias hasta que la muerte les separe. Sólo falta que este lunes Laporta convenza al mundo, al diez, y sobre todo a la UEFA, de que Negreira no obligará a la culerada a que su felicidad esté una temporada más (y ya van unas cuantas) a expensas del City de Guardiola.