CÁDIZ CF

La historia detrás de la boda de conveniencia de una prostituta de Valladolid con un fichaje del Cádiz: "La Interpol le declaró criminal de guerra"

Ljubojevic firmó por el club, pero no jugó ni un minuto por ser extracomunitario. Le acabó caducando el permiso de residencia.

Ljubojevic, exjugador del Cádiz./
Ljubojevic, exjugador del Cádiz.
Jonás Pérez

Jonás Pérez

La historia que leeréis a continuación, aunque no lo parezca, es absolutamente verídica. Antonio Muñoz, expresidente del Cádiz, nos daba la voz de alerta. En su etapa a los mandos, tuvo que pagar una deuda del club con la Caja San Fernando de Sevilla, cuyo origen era más que disparatado. Se pidió un préstamo para pagar a una prostituta de Valladolid para que se casara con Darko Ljubojevic, fichaje estrella del club que se acabó marchando sin jugar ni un solo minuto por problemas con la inscripción.

"Cuando llegó el vencimiento de esa letra, Fernando Torcal se había muerto un mes antes. Le dio un infarto y se murió el hombre. Y, claro, al Cádiz llegó la letra y no la pagó. Como la caja de ahorros de Sevilla no la pudo cobrar ni a Fernando Torcal, que había muerto, ni al Cádiz, pues también se debía. Y a mí dicen que hay que meter en el importe que se debe lo de la letra esta. Y, claro, el Cádiz no tenía dinero. Entonces tuve que llamar a mi empresa y que me hicieran un talón por ese importe", cuenta a este medio.

Puede que el resumen rápido ya haya resultado sensacional, pero es una historia para disfrutar detalle a detalle. Corría el verano de 1999 cuando en el Cádiz mandaban Rafael Mateo como presidente y Fran Canal como director general. Este último, que gozaba de un gran respeto dentro del mundo del fútbol, conocía personalmente a un tal Darko Ljubojevic, un jugador bosnio procedente del Estrella Roja de Belgrado, para entonces un equipo relativamente puntero. Esa relación de amistad llevó a la entidad a anunciar su fichaje, que resultó un auténtico furor. Los medios lo catalogaron casi como un galáctico e informaron de que contaba con varias ofertas formales de equipos más punteros. Porque sí, el Cádiz, en aquel momento, jugaba en Segunda División B, tercera categoría, la actual Primera Federación.

Los gaditanos pagaron cerca de medio millón de euros por hacerse con sus servicios y el jugador demostró su madera de líder en varios amistosos de pretemporada. Al Cádiz se le olvidó el pequeño detalle de que en Segunda B no se permitía la inscripción de extracomunitarios. Comenzó la campaña y resulta que Ljubojevic no podía jugar. El club entonces estaba convencido de que lograría encontrar alguna triquiñuela para salvar los muebles, aunque pronto se demostraría que se lanzaría a la desesperada.

«Solicita eso porque la prima de un cuñado de un hermano de Ljubojevic pasó unas vacaciones en Oporto»

La primera alternativa que le llegó como ocurrencia al Cádiz fue conseguirle la nacionalidad portuguesa. Pedro M. Espinosa, autor de Eso no estaba en mi libro del Cádiz CF, lo definió así en su escrito: "Solicita eso porque la prima de un cuñado de un hermano de Ljubojevic pasó unas vacaciones en Oporto y vino encantada". Por supuesto, se sobreentiende (aunque con esta historia nunca se sabe) que habla en sentido figurado. Desde luego no había demasiados argumentos que cargaran de razón al club para lograr este primer intento.

El segundo fue también del todo surrealista: buscaron la nacionalidad española alegando que podría ser bueno para la ciudad y justificándose porque el jugador pasaba los veranos en Galicia y ya tenía grandes arraigos con nuestra cultura. Por supuesto, tampoco coló.

Atención, porque sí consiguieron que se hiciera un poco la vista gorda y llega entonces un nuevo giro de guion que, por mucho que no resulte verosímil, ocurrió. El Ministerio del Interior reclamó un certificado internacional de buena conducta para él y la Interpol le declaró un criminal de guerra. Ver para creer. Por supuesto que el Cádiz no había firmado a un delincuente, Darko Ljubojevic era simplemente futbolista.

Sin embargo, en aquella época era relativamente habitual que existieran errores burocráticos y que la coincidencia de nombres llevara a confusiones de este calado. El caos en el que se sumió Yugoslavia también tuvo un firme impacto en el fútbol.

Es el propio Cádiz en su página web el que confirma esta historia, cuando creíamos que Pedro M. Espinosa estaba volviendo a jugar en exceso con su prosa: "Cuando todo está a punto se precisa un certificado internacional de buena conducta, pero la Interpol declara al jugador como criminal de guerra debido a un error provocado por el desastre generalizado que se vive en Yugoslavia tras su guerra civil. Todo esto hace que los trámites se dilaten más de lo esperado inicialmente, haciendo que la federación española dé por agotadas todas las moratorias posibles, emplazando al club al mercado de invierno".

Una solución insólita: una boda en Valladolid con una mujer condenada por robo

La clase política tira la toalla y el Cádiz se empieza a quedar sin soluciones. La Federación ya les comunica que en el mercado de verano imposible, que a ver si para invierno pueden hacer algo. A Fran Canal, director general, se le ocurre una nueva idea que, en realidad, no era mala: que se casara con una española para obtener la doble nacionalidad. El problema es que no existía tal mujer. Y como no existía, pues tocaba buscarla.

Ljubojevic viaja a La Rioja donde conoce a una mujer a la que dar el sí quiero, con reglas prematrimoniales poco convencionales, ya que ella le doblaba la edad a él. Tanto Pedro M. Espinosa como biógrafo del club como Antonio Muñoz, el presidente que asumió la deuda, informan de que aquella mujer era prostituta. El Cádiz se queda tan solo con el matiz de que estaba condenada por un robo con violencia. Independientemente de cuál de las dos versiones fuera cierta, aquella determinación es francamente condenable. El caso es que en aquel matrimonio de conveniencia faltaba un detalle fundamental: el Cádiz debía pagar a la esposa para que aceptara el trámite. Y el Cádiz no tenía dinero.

El Ministerio de Justicia no se chupa el dedo, analizó el peculiar enlace y concluyó en que había demasiadas irregularidades para ser una preciosa historia de amor surgida en una noche de verano de esas que Ljubojevic vivía en Galicia. Quién lo diría. Por tanto, le denegaron la nacionalización. El Cádiz, sí, el propio Cádiz, parece tomarse la situación con humor y cierra la historia: "Por si todo esto fuera poco, le caduca el permiso de residencia, por lo que su estancia en España resulta ilegal. Y para colmo, debido a la fuerte radiación solar del sur de España se le ocasiona una afección en la piel y además le surge también un problema en una uña del pie".

Pedro M. Espinosa, también consciente de que la situación está adquiriendo unos tintes cómicos, da más detalles: "Y ya para terminar, Ljubojevic sufre una infección en una uña del pie que le obliga a ir en chanclas hasta a los entrenamientos. No se rían que esto es muy serio". El Cádiz cierra: "Darko Ljubojevic finalmente no llegará a disputar ningún partido oficial con la elástica del Cádiz CF, convirtiéndose en uno de los grandes fiascos de toda la historia del equipo amarillo".