Un año con Manolo González, el hombre que festeja en un campo de regional el triunfo ante al Real Madrid y niega al Barça: "Es íntegro y va de frente"
Este miércoles se cumple un año desde que Manolo González entrena a los pericos.

El 12 de marzo de 2024, Manolo González (Folgoso de Caurel, Lugo, 1979) fue nombrado entrenador del Espanyol, sustituyendo en el cargo a Luis Miguel Ramis y asumiendo el difícil mandato a de ascender a Primera División al conjunto perico. El gallego hacía apenas unos meses que había aterrizado en la ciudad deportiva Dani Jarque tras aceptar la propuesta de Fran Garagarza, que al llegar a la secretaria técnica blanquiazul detuvo la incorporación de Ferran Costa para dirigir al filial y le ofreció el puesto al preparador lucense, que lo aceptó perdiendo dinero y categoría, pues en ese momento tenía ofertas de Primera RFEF más jugosas en lo económico.
El extécnico de Badalona, Ebro o Peña Deportiva, cuyo techo era la Segunda B y que hasta 2018 compaginó sus labores en los banquillos con el trabajo de conductor de autobús, tomó las riendas del Espanyol B en Segunda RFEF y al cabo de 253 días se vio ante la oportunidad de su vida, la de dirigir en el profesionalismo tras muchos años en el fútbol formativo, regional y semiprofesional catalán. Antes, había sido futbolista, "un extremo dinámico, rápido, que podía jugar en las dos bandas, que era valiente en el uno contra uno, golpeaba bien el balón, metía goles, centraba bien y que nunca se escondía", que brilló en el Martinenc y la Montañesa y al que una grave lesión le empujó a colgar las botas con 21 años. Cuando Manolo González se retiró y se convirtió en entrenador "no tenía en mente ni llegar a Tercera División".
El 23 de junio de 2024, subió al Espanyol a LaLiga gracias a un doblete de Javi Puado en el partido de vuelta del play-off ante el Oviedo en el RCDE Stadium. Y unos días después fue ratificado como técnico blanquiazul en Primera División, un premio a tres décadas de trabajo incansable y ningún cese de por medio, y un reconocimiento al fútbol modesto que siempre ha defendido: "Hay entrenadores muy válidos en categorías inferiores, Primera o Segunda RFEF que nunca van a tener la oportunidad de entrenar más arriba. No tiene experiencia, es joven, no ha sido exjugador… son tópicos ridículos".
El «milagro» del Espanyol
A día de hoy, habiéndose disputado dos tercios de Liga, y tras verle las orejas al lobo en Montilivi, una jornada de catarsis para él y el equipo, Manolo González ahí sigue, en Primera. Y tiene al Espanyol, que lleva tres ventanas de fichajes sin gastar un euro, dos puntos por encima del descenso a falta de un partido y con una sola derrota en lo que va de año. Para muchos es prácticamente "un milagro". Su flexibilidad táctica, que le permitió levantar al equipo tras lo de Girona, "simplificando conceptos" y no "complicándose tanto la vida"; su gran manejo del vestuario y su firme y exitosa apuesta por los jóvenes ayudan a explicarlo. Y también su trabajo, claro.
No en vano, a las ocho de la mañana suele llegar cada día a la ciudad deportiva blanquiazul, tras conducir su Skoda SUV desde Mataró, que es donde vive, hasta Sant Adrià del Besòs. "Normalmente, también se marcha tarde", cuenta desde la Dani Jarque. Es de mecha corta y hace tiempo que borró las redes sociales. En público tiene fama de serio y, de hecho, en sala de prensa solo se medio ríe cuando el periodista José Agustín Gómez de Onda Cero se refiere a él como "señor González". Pero en las distancias cortas se gana a la gente, a jugadores y empleados. Con palabras y gestos.
"Él mira mucho por el trabajador. En la Peña Deportiva había una utillera que decía que casi no le daban nada y Manolo apretó al club para que le pagaran más. Amenazó con dejar el cargo si no lo hacían", revelan los que le conocen. "Es un gran gestor de grupo" y su relación con los jugadores es inmejorable, le respetan muchísimo. Basta con escucharlos para confirmarlo. Jofre Carreras lo considera "un padre", Joan García lo defendió a ultranza tras la derrota en Getafe… y así con todos, hasta con los que le despiertan con WhatsApps más allá de medianoche, que Manolo, "un tío íntegro y que va de frente", siempre se toma de buen rollo. Ver a Cheddira o Aguado, que apenas disponen de oportunidades, celebrar los goles con el resto ejemplifica el grupo que ha creado el lucense.
Su vehemencia y naturalidad también ha enganchado a la grada, que, como sus futbolistas, siempre se ha posicionado a su lado cuando las cosas no iban del todo bien. Y eso emociona a un Manolo González que se considera perico como el que más y que no tiene ningún problema en decir que él no iría al Barça. La grada se siente identificada con él, 'uno di noi' como suelen decir.

El poder de la cantera
Por todo ello, es una figura de consenso, indiscutible entre los futbolistas, la afición y la dirección deportiva. Y eso ha aportado la estabilidad que necesitaba la entidad, que desde Vicente Moreno, cesado en mayo de 2022, no aguantaba a un entrenador 365 días consecutivos. Catalogado por todos como "un hombre de club", ya hay quien compara a Manolo González, salvando las distancias, con Imanol Alguacil, un tipo genuino como él que también llegó al primer equipo de la Real Sociedad procedente del filial, hace ya más de seis años, y que ha cimentado sus éxitos en los canteranos.
Y es que el conjunto perico es el tercero de LaLiga con el mayor porcentaje de minutos jugados por parte de futbolistas de la casa. Joan García, Omar El Hilali, Javi Puado, Jofre Carreras y Pol Lozano contribuyen a ello. También Rafa Bauzà, Justin Smith y Antoniu Roca, a los que ha hecho debutar Manolo González. Este último, por cierto, con mucho protagonismo a lo largo de 2025, ha sido recientemente preconvocado para la selección española sub 21 en una decisión que sorprendió tanto a los empleados de la Dani Jarque como a él mismo: "Estaba que ni se lo creía".
En gran medida es mérito del gallego, que está muy cerca de las categorías inferiores, especialmente del filial. Por eso, el pasado jueves 27, de descanso del primer equipo, aprovechó para ir a ver el entrenamiento del Espanyol B junto a Garagarza. Días después, mostró su cariño al joven Lluc Castell, de 18 años, con el que tuvo una charla individualizada en una de sus primeras sesiones con el primer equipo.
De hecho, cuando sus obligaciones con el primer equipo se lo permiten, Manolo González se acerca a ver los partidos del filial. Lo hizo la semana pasada cuando jugó contra la Peña Deportiva, su exequipo, en el RCDE Stadium, y también justo el día después de ganar al Real Madrid de Kilyan Mbappé y compañía. El 1-0 contra el actual campeón de Europa del pasado 1 de febrero es, sin duda, el mayor triunfo del entrenador blanquiazul. Aquel día Manolo abandonó Cornellà-El Prat a eso de las doce de la noche y dio dos días libres a la plantilla, que lo celebró en el vestuario.
Pero él no descansó ni desconectó, pues menos de once horas después, ya estaba en otro campo de fútbol, en Barcelona. Y no era de Primera ni de Segunda, sino del grupo 2 de Primera Catalana, que es el equivalente a la séptima división. Antes de las once de la mañana, según cuentan testigos presenciales, Manolo ya había llegado al Municipal del Turó de la Peira, un recinto donde la entrada es un boleto, a tres euros, para un sorteo de un jamón; en el que unos morros y una cerveza, con alcohol, te cuesta 5.50, y donde la línea de cal está tan pegada al área que los saques de banda desde el centro del campo se ponen a la olla. Fútbol de toda la vida.
El partido, que comenzó a las 12.15, enfrentaba al Turó de la Peira y a la Guineueta. Era un derbi entre dos equipos de Nou Barris, el distrito más humilde de Barcelona, el cual Manolo González se conoce de pe a pa tras su paso por la Montañesa, como jugador y posteriormente como entrenador. También por las cenas en el Paparazzi o el bar La Montañesa, cuando estaba en el club, o por los partidos que jugó en los campos de Cerro, Brafa, Alzamora, Canyelles o Vallbona. "Estuvo todo el rato haciéndose fotos. No se la negó a nadie. Aquí, en Turó de la Peira, hay mucho perico, y la gente se sorprendió que estuviera en el campo horas después de verle celebrando un triunfo contra el Madrid", comentan algunos de los que se le acercaron. La imagen lo petó en las redes de la Guineueta, que la compartió en Instagram y recibió casi dos mil 'likes'.
Ese mismo domingo, Manolo González, al que este año también han captado viendo al Martinenc, exequipo suyo y que compite en la misma Primera Catalana, tras ver como el Turó de la Peira apaleaba a la Guineueta por 6-0 se fue a la ciudad deportiva del Espanyol. Se sentó en el palco junto a Fran Garagarza y disfrutó de la goleada por 4-1 del filial blanquiazul al Alzira, en uno de los últimos triunfos del Espanyol B, al cual dirigió hasta hace justamente un año, cuando se hizo cargo del primer equipo.