La intrahistoria del rescate viral de Sergio Arribas en las Maldivas: "Pensó que le estaban saludando hasta que escuchó 'help'"

Sergio Arribas (22 años) es noticia. Y no precisamente por una lesión o cambio de equipo, situaciones habituales a estas alturas de temporada, ya en pleno mercado de fichajes y con la Eurocopa en juego. El canterano del Real Madrid, uno de los más destacados del Almería este curso, se ha hecho viral en redes sociales por un vídeo socorriendo a una pareja en Bolifushi, una pequeña isla de Maldivas. "Me llamó a los cinco minutos de que pasase y me dijo: 'Me ha pasado algo entre curioso y trágico'. No daba crédito", relata su entorno.

Por partes. El futbolista, después de una temporada complicada en la que el club indálico certificó su descenso a Segunda, se encuentra en Maldivas de vacaciones con su pareja. Allí estará hasta este miércoles. Sin embargo, su escapada a Bolifushi no ha estado exenta de sustos. En pleno Océano Índico, mientras el canterano blanco y su pareja se bañaban en la piscina, una pareja de turistas pedía ayuda desde el mar: "Sergio nos contó que creía que les estaban saludando hasta que escuchó gritos y 'help'. Ahí ya pensó que era algo grave".

La pareja, sin saber nadar, decidió bañarse en el mar con varios flotadores. "Ninguno de los dos sabía nadar, por eso a Sergio después le sorprendió encontrárselos en el mar, porque en principio se estaban bañando en la piscina", asegura el entorno del jugador, que socorrió, primero, a la mujer y, después, al hombre. "Claro, el hombre estaba intentando ayudar a la mujer, que se estaba alejando por la fuerza del mar", añaden.

La pareja a la que Arribas rescató, también de vacaciones en Maldivas, eran los 'vecinos' del jugador en los bungalow en los que se encontraban. El madrileño, que en un primer momento pensó que le estaban saludando, tuvo que salir de la piscina y no dudó en lanzarse al mar para socorrerles cuando la fuerza de la marea los alejaba cada vez más de la superficie que daba acceso a las casas y a las diferentes piscinas.

Finalmente, todo quedó en un susto, pero el desenlace podría haber sido otro (y mucho peor) si, por ejemplo, Arribas y su pareja no hubiesen estado en la piscina, sobre todo teniendo en cuenta que a quienes socorrió no sabían nadar y sólo tenían un par de flotadores a su alcance.