Este De Jong no es el del Ajax: es el de Xavi y es aún mejor
El cambio de sistema ha elevado el techo competitivo del neerlandés.

Poco después de que el Barça levantara su última Champions, en Berlín, se empezó a preparar el terreno para encontrar a los relevos generacionales de los Iniesta, Busquets, Xavi o Dani Alves. Uno de los nombres por los que los blaugrana pujaron fuerte fue el de Frenkie de Jong, tras una maravillosa temporada en aquel Ajax de Champions al que Lucas Moura les arrebató estar en la final del Metropolitano.
Con el paso de los años, el Barça ha ido identificando a sus nuevos pilares. Ter Stegen se ha afianzado bajo palos, entre Kounde y Araujo han cerrado el capítulo de males endémicos en el lateral derecho, Pedri ha vuelto a pintar de color blaugrana el centro del campo del Barça, Dembélé ha sido el que los instructores de su fichaje se llegaron a imaginar y Lewandowski ha ocupado el trono vacío de Luis Suárez.
Si hay una posición en el imaginario culer que representa la idiosincrasia futbolística del club es la del pivote. El Barça ha ganado y naufragado con Sergio Busquets durante los últimos 15 años. En todo este tiempo, el de Badia siempre fue el termómetro del equipo. Cuando el equipo jugaba, Busquets mejoraba la circulación y activaba al equipo en la presión. Cuando Sergio tenía que multiplicarse y se desbordaba, la prueba de algodón no engañaba: algo estaba fallando.
Ajax y Barça: misma lengua pero distinto acento
Y en un Barça que se agarró a Messi para ser el mejor en el día a día pero que cayó de forma brusca en Europa, la figura de Busquets quedó en el punto de mira. El fichaje de De Jong se entendió como la apuesta de futuro. Y si bien Ajax y Barça siempre han ido ligados de la mano de Cruyff, Frenkie es el ejemplo paradigmático de que ambos clubes hablan la misma lengua pero tienen acentos muy diferenciados.
Uno de los grandes logros de Xavi ha sido que, bajo las normas del cuadrado, De Jong y Busquets se hayan sabido potenciar. Si bien durante las últimas temporadas la pregunta era cuándo se haría Frenkie con la titularidad en el pivote y cómo cambiaría esta de forma bajo el fútbol líquido del neerlandés, ahora es durante cuánto tiempo podrán seguir jugando juntos.
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— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) March 20, 2023
Hay un antes y un después en la relación futbolística entre Frenkie y Busi. A pesar de que Xavi ya había probado con el cuadrado de forma puntual, la victoria en el Metropolitano a principios de año sirvió para establecerlo de forma definitiva. Con Busquets, De Jong, Pedri y Gavi el balón regresó a los centrocampistas y el Barça dependió menos de Dembélé. Lo que se traduce como una mejor estructuración a la hora de perder el balón y presionar hacia delante. Balde, por el otro costado, convirtió el carril izquierdo en una pista de despegue.
Esto es lo que ha evolucionado el fútbol de De Jong desde el cambio de dibujo.

Uno de los cambios tangibles en el juego de De Jong es su zona de acción. Ahora sí, su juego se parece, en forma, al del Ajax. Eso sí, con Busquets siempre cerca. Aunque los porcentajes parecen representar pequeños cambios, el fútbol de Frenkie se ha visto potenciado con el cambio de esquema. Participa cerca de los centrales, recibe más veces el primer pase de los centrales que Busquets, cae a la banda y, lo más importante, ve el juego de cara.
En el rígido 4-3-3 en el que Frenkie se ubicaba entre líneas, su juego se ahogaba. Ahora tiene la libertad de moverse y se siente importante. Hace de Busi sin llegar a opacarle. Si bien en muchas ocasiones se vio a Sergio bajar en posiciones entre centrales para generar superioridades cuando el rival presionaba con dos delanteros, ahora esa función la hace De Jong. Se disfraza de central y Busquets, por su parte, puede mantenerse en el eje.

En un fútbol estructurado, De Jong ha encontrado la forma de mostrar su mejor versión. Pero cuando los partidos se parten, el neerlandés no renuncia a su esencia, aquel box to box que le llevó al estrellado en Ámsterdam. Una concesión del rival a Frenkie supone tener que correr hacia atrás. En el Clásico, con el Madrid descolocado, De Jong tiró de su conducción para plantar al equipo en campo contrario.

No es especialmente rápido, pero tiene la capacidad de hacerse fuerte en la conducción. Tumbarle resulta muy complicado. Al final de la secuencia, terminó plantando al equipo en campo contrario, conectó con Gavi y forzó la falta a Militao, que llegó a destiempo. La madurez de Frenkie ha llegado en el momento en el que ha aprendido a seleccionar cuándo ser vertical y punzante y cuándo aletargar el juego.

"Desde el verano hasta ahora he mejorado. Juego casi todos los partidos y eso me hace sentir muy satisfecho", comentó tras ganar el Clásico, el primero que vence en el Camp Nou. En verano estuvo a punto de cambiar Barcelona por Mánchester y unos meses después -lo que cambia el fútbol- es uno de los líderes del equipo.
De Jong ha cambiado el relato. Ahora la pregunta ya no está en si el pivote debe ser suyo o de Busquets. O si el fútbol del Barça debe cambiar para ajustarse a su lenguaje. El reto lo tiene Xavi para convencer a Sergio de que el binomio del centro del campo tiene fútbol para rato.