CÁDIZ - REAL MADRID

Juanjo Lorenzo, el director deportivo del Cádiz que rastreó fichajes para el Real Madrid... ¡con 25 años!: "Nunca vi algo igual"

El vallisoletano, un adelantado a su tiempo, fue jefe de fútbol internacional del Real Madrid en la 2002/03. Ahora lidera los fichajes de los amarillos.

Juanjo Lorenzo (izquierda) posa con Conan Ledesma tras acordar la renovación del portero./
Juanjo Lorenzo (izquierda) posa con Conan Ledesma tras acordar la renovación del portero.
Manuel Amor

Manuel Amor

En el fútbol, como en la vida, hay actores principales que pasan bajo el radar, sin ansias de ruido, y personajes secundarios que no soportan la falta de focos. Juanjo Lorenzo (47 años) es de los primeros. El vallisoletano, uno de los directores deportivos mejor valorados en los despachos del fútbol español y desconocido para el aficionado medio, vivirá un partido especial este domingo (18:30) ante el Real Madrid, el club al que accedió como responsable de fútbol internacional con sólo 25 años y en el que experimentó vivencias inolvidables durante sus ocho meses en el cargo.

Resulta llamativo, en primer lugar, que la entidad más laureada de la historia confiase en alguien tan joven para un puesto de semejante responsabilidad. La respuesta hay que buscarla atrás, en los primeros pasos de un adelantado a su tiempo que siempre ha entendido el fútbol como una forma de vivir. En La Rubia, el barrio donde creció, sus amigos de la infancia todavía no olvidan aquellas rarezas que ya dejaban entrever que allí se cocinaba una figura distinta. "Con 14 años le suplicó a su padre que le instalase una parabólica para poder ver las ligas extranjeras. Era un loco", recuerdan entre risas los que mejor le conocen. Por aquel entonces, en 1990, seguir la Serie A o las competiciones sudamericanas suponía un lujo al alcance de muy pocos. En casa le cumplieron el capricho.

Su control sobre un terreno entonces inexplorado llegó a tal punto que llamó la atención de Ramón Martínez, el que fuese durante 26 años uno de los hombres de máxima confianza de Florentino Pérez. Martínez se inició en el Real Valladolid, luego fue secretario técnico del fútbol base del Barcelona y llegó al Madrid en 1990 para ocupar el mismo puesto; en 1996, con Lorenzo Sanz en la presidencia, se marchó del club y regresó al Pucela. Por casualidades del destino y gracias al periodismo, su camino y el de Juanjo se juntaron… y a este le bastaron un puñado de conversaciones para enamorarle.

La visita a la SER que lo cambió todo

El ahora director deportivo del Cádiz se licenció en Periodismo por vocación. Estudió para trabajar y difundir su conocimiento en los medios, pero sobre todo para acercarse al fútbol y a sus protagonistas. Al terminar el segundo curso en la Universidad Pontificia de Salamanca, en busca de las clásicas prácticas veraniegas que suelen llevar a ninguna parte, a Juanjo le tocó la lotería en un paseo que apuntaba a cotidiano, de su hogar en Valladolid a la sede de la Cadena SER.

José Ignacio Tornadijo, una de las voces más clásicas del micro amarillo, buscaba en ese momento un reemplazo que cubriese su salida al Tour de Francia y que dirigiese el programa local de deportes en su ausencia. En Juanjo encontró la figura ideal; le bastó una semana de observación para coger el toro por los cuernos y aproximarse a la actualidad informativa del Valladolid, ya con Ramón Martínez como jefe de la dirección deportiva. Tornadijo quedó impresionado con los análisis de Lorenzo ("nadie sabía nada de los extranjeros del Pucela y él se los conocía de memoria", dicen) y le propuso comentar con él los partidos del Valladolid a lo largo de toda la temporada, una faceta que compaginó con los estudios. En esos viajes, en tiempos en los que las radios locales todavía viajaban con sus equipos, se produjeron decenas de charlas y encuentros con Ramón Martínez, sorprendido con la profundidad con la que dominaba el resto de ligas y hasta campeonatos como el francés o el neerlandés.

Juanjo Lorenzo, en una imagen de archivo.  EL NORTE DE CASTILLA
Juanjo Lorenzo, en una imagen de archivo. EL NORTE DE CASTILLA

Martínez comenzaba a percibir entonces que el fútbol evolucionaba de manera irrefrenable, sobre todo a raíz de la histórica Ley Bosman que abrió la puerta a la libre contratación de extranjeros. Fue ahí cuando decidió proponerle a un imberbe Juanjo Lorenzo que se convirtiese en su mano derecha: "Cuando termines la carrera, te quiero a mi lado". Lorenzo no se lo pensó e ingresó en la estructura del Pucela con 21 años.

Los viajes interminables y la llamada del Madrid

Sin apenas retransmisiones por televisión ni las bondades de Wyscout, Martínez mandó a Lorenzo a la aventura, a seguir recomendaciones de futbolistas a países recónditos y a descubrir talento en cualquier parte del globo. Fueron las temporadas (1999-2002) de fichajes que marcaron el paso (Shoji Jo, el primer japonés en jugar en España), mexicanos de buen recuerdo (la leyenda Cuauhtémoc Blanco) o paraguayos que no rompieron (Jorge Brítez), en gran parte por el espíritu pionero de Martínez y su extensa red de contactos en América. Con él, en el José Zorrilla, Lorenzo descubrió las interioridades de un deporte que guarda muchos secretos y que aprendió a dominar sobre el terreno.

Con la llegada de Florentino a la presidencia en el 2000, y Jorge Valdano de director general, el Madrid volvió a firmar a Ramón Martínez para participar en las decisiones del primer equipo y ocuparse de la cantera. Después de unos meses de asentamiento en la vieja Ciudad Deportiva, Martínez propuso la llegada de su pupilo a Chamartín en febrero de 2003. Y le entregó, nada más y nada menos, que la responsabilidad del área de fútbol internacional con apenas 25 años. "Nunca se había visto algo igual, tan precoz. Si el año tuvo 365 días, Juanjo estuvo fuera 330", asegura una de las voces que le vio trabajar y que ayuda a construir este reportaje.

Su corto periplo en Madrid fue un frenesí: de avión en avión, de Alemania a Brasil, de aquí para allá. En uno de sus primeros desplazamientos viajó para ver a Kaká, que por aquel entonces empezaba a despuntar en el São Paulo, y también siguió de cerca a un jovencísimo Phillip Lahm, lateral del Stuttgart. Le gustaban, claro, pero en la época de los Zidanes y Pavones había una regla no escrita que parecía difícil de rebasar: o se fichaba a estrellas consagradas (Zidane, Ronaldo, Beckham)… o se tiraba de abajo (Raúl Bravo, Miñambres, Mejía). No existía término medio ni la posibilidad de apostar por jóvenes talentos extranjeros, una política radicalmente opuesta a la actual y que ha dado como resultado la contratación de los Vinicius, Endrick o Rodrygo.

El mejor Osasuna de la historia

Ocho meses después, una llamada inesperada colocó a Lorenzo en una disyuntiva difícil de resolver: a Patxi Izco, recién acomodado en la presidencia de Osasuna, le habían llegado informes casi inmejorables de su figura y le ofreció la dirección deportiva del club rojillo en octubre del 2003. Juanjo tenía 26 años, nunca había sido primer espada y observaba perspectivas de crecimiento en el Real Madrid, pero decidió aceptar, con el aval de Martínez ("hay trenes que sólo pasan una vez") y la inconsciencia propia de la juventud. Su aventura en Pamplona, a la vista están los resultados, no pudo funcionar mejor.

Con Javier Aguirre en el banquillo, Lorenzo fue el arquitecto de varias de las mejores plantillas de siempre y de un equipo que se quedó a un paso de tocar el cielo: subcampeonato de Copa en la 2004/05, cuarto puesto en LaLiga y previa de Champions en la 05/06 y semifinales de Europa League en la 06/07. Fue él quien fichó al goleador serbio Savo Milosevic ("Patxi nos dijo que había que hacer lo imposible por traerlo", contó en una entrevista en elsadar.com), el que descubrió a Javad Nekounam ("fue una operación de riesgo, de las que si salen mal te dan palos por irte a buscar a un iraní") o el que estuvo a punto de llevar a Henrik Larsson a Pamplona: "Nos llegó que se quería ir de Escocia y jugar en España. No alcanzábamos ni de lejos lo que ganaba en el Celtic, pero le llamamos y la cosa se iba poniendo cada día un poco mejor. Al final fue a la Eurocopa 2004, se salió y lo fichó el Barcelona".

Juanjo Lorenzo, con el Cuco Ziganda.
Juanjo Lorenzo, con el Cuco Ziganda.

En El Sadar, muy querido, aguantó desde el 2003 a 2010, cuando decidió poner fin a su etapa de mutuo acuerdo con el presidente Izco. Pesó el desgaste de los años y unas últimas temporadas con peores resultados, incluido un decimoséptimo puesto en la 08/09. Con su juventud, su currículum y sus méritos cualquiera hubiera pensado en una salida mejor, para crecer, quizá a algún equipo con aspiraciones europeas constantes. Pero en un fútbol distinto, de menos información y más trabajo en la sombra, su mejor oferta al salir de Osasuna le llegó de Carlos Suárez, entonces presidente del Real Valladolid y ahora candidato serio a presidir la RFEF. La rechazó, condicionado por la autopresión que supone trabajar para el club de tu corazón, y en diciembre de 2010 firmó por el Tenerife, que marchaba último clasificado en Segunda. Sustituyó a otro de sus mentores, Santi Llorente, que le recomendó… y sus maniobras en Navidad no pudieron salvar del descenso a un equipo roto y enmarcado en una atmósfera difícil.

La confianza de Kovacevic y la 'dupla' con Karembeu

Después de un año sin trabajar (el Tenerife le ofreció continuar en Segunda B, pero declinó la posibilidad), a Lorenzo volvió a sonarle el móvil. Al otro lado, esta vez, estaba Darko Kovacevic. Juanjo había conocido a la leyenda de la Real Sociedad en Pamplona, en una de las múltiples visitas del balcánico a la capital navarra para encontrarse con su compatriota Milosevic. Una tarde coincidieron en una cafetería, Savo invitó a su director deportivo a quedarse y de ahí surgió la relación con Darko, que se acordó de él cuando tuvo que retirarse de forma prematura por un problema cardíaco y Olympiacos le ofreció liderar la parcela deportiva.

Fue entonces, en 2012, cuando Lorenzo se convirtió en su principal ayudante, sobre todo para explotar su dominio del mercado internacional. Cuando Darko se marchó en 2015, el vallisoletano pasó a trabajar codo con codo con el francés Karembeu, que continúa ligado en la actualidad a la entidad de El Pireo. En aquellos años (2012-2016) Olympiacos ganó todos los campeonatos domésticos con una superioridad abrumadora.

Juanjo afrontó después un nuevo reto en el APOEL chipriota, con el que rozó la participación en Champions y conquistó otra liga, y posteriormente decidió volver a casa para fichar en 2018 por el Leganés, que le incorporó en calidad de responsable de scouting y donde volvió a coincidir con Aguirre. Dos años después se pasó a la representación con su fichaje como director deportivo por la agencia española You First (la de Fabián Ruiz, Luis Alberto o Gerard Moreno), cargo que abandonó en diciembre del año pasado para convertirse en el nuevo responsable de fichajes del Cádiz.

Sus contrataciones en invierno, entre ellas las de Chris Ramos, Roger Martí y Gonzalo Escalante, resultaron claves para conseguir la permanencia y disponer de manga ancha este verano en coordinación con el exfutbolista Borja Lasso. Una de sus operaciones estrella fue el fichaje del mediocentro marfileño Rominigue Kouamé, del Troyes, ahora lesionado y que se perderá el encuentro de este domingo. A sus 47 años, la ilusión por descubrir el talento escondido sigue más viva que nunca… y este domingo, cuando se cruce en el palco con Florentino, volverán a su mente viejos recuerdos. Él fue una especie de 'Juni Calafat' cuando tenía 25 y ahora, con menos medios y más presión, disfruta como nunca de su pasión de siempre.