Las memorias de Kepa Blanco contienen capítulos reservados para Antonio Puerta y el 'chófer' Luis de la Fuente: "Nos recogía en la Gran Plaza y nos llevaba a la ciudad deportiva"
El delantero charla con Relevo sobre las claves del éxito del seleccionador español, recuerda la figura de su amigo Antonio Puerta y comenta la importancia del aspecto psicológico en el próximo derbi sevillano.

Los inicios de Kepa Blanco (San Pedro Alcántara, Málaga, 13 de enero de 1984) ya hacían presagiar que iba a ser un jugador que llegaría a la élite. Debutar en Tercera División siendo tan solo cadete, era un indicativo más que suficiente para reflejar el potencial que tenía en sus botas. Se trataba de un delantero "corpulento, muy grande y en esas categorías destacaba mucho" por ese poderío físico. Y es que Kepa ya con esa edad "medía, no sé, 1,85 cm, igual que ahora, quizá medía algo menos".
Bien es cierto que en Tercera no se asienta hasta que no llega al primer año de juvenil en el Marbella "después de debutar en San Pedro, mi pueblo", como nos cuenta en la charla que mantiene con Relevo repasando una carrera que le ha llevado a ganar una Europa League, a jugar en la Premier y a vivir la desgraciada experiencia de perder a un amigo en el terreno de juego, Antonio Puerta.
Empezó siendo seguidor del Barcelona, ya que en San Pedro Alcántara "lo normal, cuando eres adolescente, es ser de los equipos con más nombre, o bien del Madrid o del Barcelona" y a él le tiraba un poco más "el Barcelona", aunque su llegada al Sevilla hace que se cree ese vínculo definitivo.
Visita el Sánchez Pizjuán cada vez que hay partido, y hace cuatro años que dejó de entrenar en los escalafones inferiores del Sevilla por un tema de "conciliación familiar". Algo que espera retomar pronto porque ser entrenador "siempre lo he tenido presente y es algo que sigo sintiendo. Yo cuando veo un partido lo veo desde ese punto. No sé, me gusta, es algo cuando era jugador creía que iba a ser en el futuro y me sigo viendo a día de hoy", asegura. Aunque es algo que tiene que esperar a que sus hijos "crezcan así un poquito rápido y pueda retomarlo pronto porque si no se me va a pasar el arroz", bromea. Y viendo cómo habla del tema, estamos seguros de que lo será. "Yo soy de los que creen que mientras uno se sienta capaz y le muevan las ganas y la emoción por realizar algo… pues yo creo que lo acabaré desarrollando".
¿Cómo fue el venirte para Sevilla? ¿Cómo fue ese cambio? Porque tú eras ahí juvenil, ¿no?
Sí, yo llegué al Juvenil División de Honor, de Luis de la Fuente, era nuestro entrenador, de Antonio Puerta, de Fernando Vega, de Lolo… de una generación que la verdad es que tuvimos la fortuna, posteriormente, de llegar al fútbol de élite. Yo recuerdo mi llegada, la residencia no es lo que tienen hoy en día los chicos aquí en Montequinto, porque nosotros fuimos allí a la calle Goya, que no dejaba de ser una casa, y los medios que hoy en día por fortuna tiene el club no eran los medios que disponíamos en aquel entonces. Había que adaptarse, había que hacerse fuerte en ese sentido. Fue una llegada con mucha ilusión, porque mi vida era, es y creo que seguirá siendo el deporte en general, el fútbol en concreto, y la vida me dio esa posibilidad y traté de agarrarme a una posibilidad que, posteriormente, ha sido realidad.
Después te vas a vivir con tres compañeros a un piso, con mucho tiempo libre, solo entrenar y jugar, tienes que estar muy enfocado en el fútbol para evitar distracciones.
Claro, depende también de la personalidad, la adaptación de cada uno. Yo siempre he sido una persona madura a esa edad, pero lo que tú dices tiene todo el sentido. Yo me fui a la calle Cristo de la Sed a un piso que tenía allí, que no sé si lo seguirá teniendo, Antonio Álvarez, y nos fuimos Pepe Vergara y Lolo. Y claro, hay que estar centrado en lo que toca, en ir a entrenar, en descansar por la tarde, en cuidarse, en definitiva, en rendir, que es a lo que uno vino inicialmente aquí. Pero, lógicamente, todos los ingredientes externos que tienes nos facilitan en ocasiones eso, porque disponíamos de tiempo libre, estábamos situados en el barrio de Nervión, que en aquel entonces, como sigue siendo ahora, es un barrio que tiene mucha vida, mucha juventud. Ya de por sí las dificultades para ser futbolista profesional son máximas, pues si te desvías o no te centras en lo que toca, me atrevería a decir que es casi imposible ser futbolista profesional.
Te pregunto por tu aterrizaje porque fue llegar y besar el santo.
Sí, y al poco tiempo de llegar aquí a Sevilla, debuté en un partido de Copa del Rey, en Linares, con el primer equipo, y ya en vez de bajar al Juvenil División de Honor con Luis de la Fuente, me quedé ya en el filial con Manolo Jiménez.
Con Luis de la Fuente coincidiste muy poco, ¿no?
Claro, porque yo a los dos meses y pico de iniciar la temporada se dio una circunstancia en un partido de Copa del Rey. Se lesionó, tampoco recuerdo exactamente el número de lesionados, pero se lesionó Víctor Salas, Toedli, Germán Hornos, se dieron una serie de circunstancias que hicieron que se tirara de alguien de abajo. Y es que casualmente también Jaime, que venía del Atlético de Madrid B para el Sevilla Atlético, estaba tocado en ese momento. O sea, un cúmulo de cosas que yo cuando acabo de entrenar con Luis de la Fuente, llego al piso, y me llama un número desconocido. Me dice que es Antonio Álvarez, que me pase por el estadio y que voy a ir convocado con el primer equipo. Pues imagínate, fue algo… ¡Hostia, no llevo dos meses aquí y voy a debutar en el primer equipo!
¿Cómo era Luis de la Fuente? Lo poco que coincidiste, ¿cómo lo recuerdas?
Con muchísimo cariño, porque Luis nos recogía en la Gran Plaza, porque no teníamos en aquel entonces carné, a Antonio Puerta, a Lolo, a Vergara y a mí y nos llevaba a entrenar. Hasta que me saqué el carné, nos recogía allí en la Gran Plaza y recuerdo no solo esos desplazamientos, sino en el día a día, una persona muy cariñosa, muy religiosa, como a día de hoy se sigue viendo. Nos trataba con muchísimo cariño, creo que en la parte personal es una persona que se preocupa del grupo y del futbolista. Es el recuerdo que tengo de Luis.
Dice mucho que un entrenador se preocupe de ir a recoger a jugadores para llevarlos a entrenar, ¿no?
Sí, la verdad que a nosotros nos daba un poco la vida, porque si no teníamos que estar cogiendo autobuses, sobre todo para nosotros, que teníamos esa dificultad en el desplazamiento desde la pensión, era una ayuda que el míster nos recogiera allí en plena Gran Plaza, nos llevara a entrenar y, posteriormente, nos dejara allí. Habla un poco también de la implicación que tenía Luis en el equipo.
Para ti, que sabes cómo es, se merece lo que ha conseguido, ¿no?
Yo siempre me alegro por lo bueno que le pase a todas las personas con las que uno haya podido coincidir, pero en el caso de Luis, después del trato que tuvimos y toda esta serie de cosas que te comento, pues más aún si cabe. Y el ver que Luis está ahí hoy en día disfrutando de ser seleccionador de la Selección absoluta, pues a uno le llena de orgullo el haber tratado con él y que esta suerte continúe.
¿Ser así puede ser una de las claves de su éxito?
Está claro que en el mundo del fútbol, y quizá hoy en día más, pues venden otro modelo de entrenador más mediático y demás. No soy de los que cree en la suerte y en las casualidades y yo no creo que sea casualidad que España, como país, haya ganado un Mundial con Vicente del Bosque en el banquillo y con Andrés Iniesta metiendo el gol decisivo en esa final, no creo que sea casualidad. Yo he tenido la fortuna de coincidir con Andrés en categorías inferiores, no con Vicente del Bosque, pero creo que son dos ejemplos de normalidad, de humildad y de que, aunque parezca que no, en el fútbol se pueden conseguir las cosas de una manera natural y humana.
Y Luis es otro en ese sentido, ¿no?
Claro, yo creo que es una persona que trata de hacer las cosas desde un sentido común, desde esa humanidad y eso creo que da sus éxitos. Luego, lógicamente, el fútbol tiene su componente táctico, técnico, físico y hay que gestionar todo eso también correctamente. Pero desde luego el punto de vista emocional y todo lo que tiene que ver con lo psicológico, cuando uno como futbolista percibe que su entrenador está ahí cercano o preocupándose por él y atento a esa parte humana, pues creo que trata de dar su mejor versión y el mejor rendimiento.
Ahora con perspectiva, ¿qué supuso para el Sevilla esa primera Europa League?
Yo creo que supuso el inicio de todo. No porque yo formara parte de ese equipo, sino porque yo creo que es un antes y un después. Creo que el gol de Antonio, en semifinales, es lo que verdaderamente sitúa al Sevilla en la posibilidad de ganar un título europeo y yo creo que a partir de ahí, está claro que luego ha venido muchísimo a posteriori, pero esa primera Europa League, creo que nos marcó no solo a todos nosotros que estábamos en esa plantilla, sino a generaciones anteriores, a generaciones posteriores y todo lo que vino después. Esa primera Europa League era el inicio de todo, porque creo que se dieron en la parte deportiva el combo perfecto de jugadores que venían de Segunda división con Joaquín Caparrós, manteniendo un poco esos referentes dentro del vestuario, los fichajes de jugadores con hambre de venir aquí a Europa, el caso de Dani Alves, de Adriano, de toda una serie de jugadores que venían aquí con esa juventud y con ese hambre y eso hizo que a nivel deportivo el equipo rayara a un nivel absolutamente extraordinario.
Tú marcaste en el partido anterior al de Puerta, contra el Zenit. Un partido que para ti tuvo su historia.
Lo recuerdo de una manera graciosa, anecdótica, porque bueno, al final salió bien, pero es que la gente que estábamos allí siempre me lo recuerda como que no pude hacer más cosas en tan poco tiempo. Yo entré desde el banquillo y prácticamente el primer balón que toco meto el gol, a pase de Daniel, y es que acto seguido, tras meter el gol, acabo expulsado. No se pueden hacer más cosas en menos tiempo. Por fortuna, creo que al final eso quedó en una anécdota y que lo importante, que era pasar la eliminatoria, se consiguió.

Cada vez que entras al Ramón Sanchez Pizjuán, ¿qué es lo primero que sientes?
Yo cada vez que voy el fin de semana al partido pues me sigo emocionando cuando sigue llegando ese minuto 16 y veo todo el estadio cantar. Se viene Antonio a la mente y porque lo tenemos presente y porque creo que es una persona que a todos los que estábamos ahí, incluso a personas que no estaban ahí, pues le marcó muchísimo.
Cómo es ver las caras de esos aficionados mayores, que llevan con su carnet toda la vida y no habían visto ganar nada, y de momento ven ganar una Europa League.
Yo tengo una foto grabada mentalmente del día del gol de Antonio en el estadio. Yo veía a personas muy mayores en la grada emocionadas, llorando, un sentimiento, una emoción. Recientemente, ha habido partidos también muy emocionantes, muy bonitos, sin ir más lejos los que se han vivido hace pocos años de la Juventus, contra el Manchester, pero yo como vi el estadio aquel día del Schalke, yo no lo recuerdo en posteriores. Yo tengo esa foto, esa imagen de ese partido.
¿Cómo era Antonio Puerta?
Bueno, pues todo lo contrario a mí. Yo era el serio y el más introvertido. Antonio era la alegría, la risa, la broma, el ser extrovertido, el echarle cara a todo. Creo que Antonio tenía esa alegría y esa humanidad que a todos nos llegaba y que desde luego era una alegría en el vestuario. La verdad es que soy afortunado de haber compartido tantísimos momentos con él, tantísimas bromas, tantísimas risas y tantísimas anécdotas porque es que la verdad que he tenido la fortuna de vivir muchos momentos con él.
¿Y alguna así que siempre recuerdes?
Pues mira, así a bote pronto me viene que comprando en China, precisamente me acordé el otro día porque mi hijo tiene la PSP todavía, una PSP que compramos en la pretemporada en el año 2005 allí en Shanghai, en China, y, además de la PSP, compramos un iPod y el iPod se lo di al hijo de Antonio, a Aitor, como hace un par de años, lo tenía guardado y recuerdo la anécdota de cómo compramos ese iPod. Fuimos allí con la idea de volver aquí a España diciendo que nos hemos traído tecnología de allí que aquí no hay. Fuimos a una tienda y nos metimos allí a comprar un iPod y, claro, nos hacía el cambio de moneda y Antonio no estaba conforme con lo que nos salía, era muy caro, y yo venga a decirle "Antonio, da igual, déjalo ya y vamos a otra tienda que lo compramos más barato seguro", y él empeñado allí con la calculadora. Yo ya me voy como para la puerta, lo doy por imposible, tiene una pelea allí con el hombre y salimos por la puerta, y cuando estamos como a 15 metros que ya nos habíamos ido de la tienda viene el dependiente por detrás diciendo "sí, sí, sí" al precio que le dijimos y yo me moría de la risa. Mira el cabrito este que al final le acababa sacando el iPod por el precio que quería.
¿Dónde hubiera llegado Antonio?
Antonio ya estaba ubicado en la posición de optar a todo. En esa pretemporada, antes de ese día fatídico, pues ya habían salido muchísimos nombres, el Tottenham, si no recuerdo mal, incluso había rumores también del Real Madrid. Yo creo que Antonio era un jugador que se hizo a sí mismo, que le costó muchísimo llegar ahí arriba y que sin duda el futuro era un futuro prometedor. Ya lo era, era una realidad, estaba totalmente asentado en el primer equipo y, por supuesto, ya estaba ahí arriba.
Ese Sevilla-Getafe tuvo que ser durísimo para ti.
Era la primera vez que me enfrentaba al Sevilla y a Antonio. El partido que a uno le gustaría borrar de su memoria. En ese momento yo paso por al lado, pero no lo veo caer como tal, es Drago el que se da cuenta de que cae y es el que rápidamente acude a él para intentar que no se trague la lengua, intentar posicionarlo de manera correcta y ya llegan los médicos. Yo creo que nos quedamos un poco todos como más tranquilos dentro del terreno de juego porque lo vemos salir por su propio pie, eso es lo que yo creo que en un principio a todos nos tranquilizó, pero claro, posteriormente pues luego sucede lo que sucede dentro del vestuario.
Tú cuando terminaste el partido te fuiste para el vestuario, ¿no?
Sí, estuvimos todos con esa preocupación y con esos momentos de angustia que lógicamente uno vive cuando sucede algo así.
El gol de la final de los Juegos del Mediterráneos también tuvo que ser importante para ti, ¿no?
Sí, también lo compartí con Antonio. No solo por el gol en sí, sino por lo que supuso después. Fue acabar los Juegos del Mediterráneos y sin realizar ningún descanso fuimos directamente a la pretemporada con el primer equipo, con Juande Ramos, y eso para nosotros nos permitió tener el ritmo de competición y no llegar quizá con un kilito o kilitos de más y la falta de ritmo. Antonio y yo en esa pretemporada íbamos como aviones y yo creo que en gran medida pues fue por esos Juegos del Mediterráneos. Acabaron muy bien, consiguiendo ese oro.
Hablando del derbi. ¿Por qué el Sevilla consigue más resultados positivos que el Betis? ¿Cómo se afrontan los partidos?
Yo creo que el componente psicológico en cualquier disciplina deportiva es fundamental y eso es algo que nosotros pues, no sé, de alguna manera le tenemos comido ese coco psicológico al Real Betis. Creo que está demostrado, sobre todo en estos últimos años, en los que creo que deportivamente las cosas se han igualado bastante, incluso hemos visto al Real Betis y los vemos actualmente por encima en la clasificación, pero llegan esos partidos y no tienen esa capacidad de demostrar esa superioridad que vienen mostrando en la tabla de la clasificación. Yo creo que es una ventaja que tenemos. Está claro que nosotros estamos haciendo una temporada bastante irregular. Tenemos la opción todavía de estar ahí peleando, porque creo que LaLiga es un poco pobre en cuanto a puntos. El derbi lo afrontamos como siempre hemos tratado de hacerlo, sabiendo que uno no está bien, que el rival está mejor que tú posicionado y que viene en una dinámica mucho mejor que tú, porque el Betis lleva cinco victorias seguidas, pero yo creo que tenemos esa parte psicológica que nos hace competir bien en los derbis y que ojalá seamos capaces de volverlo a hacer.
¿Tú te atreves a decir un favorito?
Bueno, es difícil. Yo lo que sí me atrevería a decir es que quizá pueda ser el derbi en el que ellos mejor están y que nosotros pues más irregulares estamos. Pero es cierto que los números fuera de casa nuestros son buenos, están bien, no están mal, sin ir más lejos el partido que hicimos hace dos semanas en San Sebastián es el ejemplo. Hicimos un partido bastante serio, generamos situaciones de transición ofensiva en la segunda parte y nos permitió llevarnos los tres puntos. Decir un favorito es sumamente complicado. Vamos a agarrarnos a ese aspecto psicológico que comentábamos anteriormente y, sobre todo, a que el equipo fuera de casa se encuentra mucho más suelto y es capaz de desarrollar.
Oye, y tú comprendes esa presión de delantero y canterano que tiene Isaac Romero. Esa presión de tener que demostrar más.
Creo que en cierta manera se está siendo injusto, porque el año pasado sí que la ilusión fue fuerte, pero cabe recordar que el equipo jugaba de manera diferente y tenía un acompañamiento con En Nesyri que le daba muchísima más libertad, que no estaba sujeto a que todos los ojos estuvieran centrados en él y eso le permitía hacer más números, más goles y ser, digamos, más vistoso. Está claro que la temporada no está siendo la ideal para él en cuanto a goles, pero yo creo que es un jugador que aporta muchas otras cosas al equipo.
¿Cómo fue tu experiencia en la Premier?
Bueno, pues la verdad que una experiencia bonita porque el fútbol inglés es muy diferente, es un fútbol más de ida y vuelta, menos conservador o menos táctico. Yo es verdad que estaba bien en el Sevilla, pero bueno, quizá esperaba tener algún minuto más, sabía que la competencia era grande porque ya lo había sido el año anterior con Luis, con Freddy… Parea mí la salida fue algo positivo y lo disfruté muchísimo. Experimenté lo que es un fútbol tan diferente y que a mí la verdad que me encanta.
¿Te hubiera gustado jugar en el Athletic?
Sí, bueno, salió el nombre, lo que pasa es que también era un periodo de elecciones con todo lo que ello implica a nivel institucional. Al final yo creo que se enfrió un poco la cosa, yo creo que para cualquier jugador el Athletic es un club referente, un club con una serie de valores y de atractivos para el futbolista que a cualquier jugador le gustaría jugar en un club así.
En el Getafe, ¿qué es lo que pasó para que tú no dieras ese buen rendimiento que esperabas?
Puede ser un cúmulo de cosas. O sea, el primer responsable creo que soy yo, pues quizá no estuve al mejor nivel o al nivel que había mostrado anteriormente. Por otro lado, pues también puede influir que vine de un modelo de juego mucho más vertical, en el que hay mucho más centros laterales, en el que eres mucho más referente. El Getafe ese año con Laudrup, principalmente, pues era un modelo de juego totalmente diferente, mucho más asociativo, mucho más de tener el control del juego. Y eso hace que unas características para un delantero centro, como yo era, referente, rematador, creo que dificultaba el que se destacaran esas características.