Lukebakio enamora a Nervión
El belga, que ya fue decisivo en su debut, se mete a la grada en el bolsillo con un golazo y una actuación de quilates.
Apenas dos partidos le han bastado a Dodi Lukebakio para poner en pie a Nervión. Si ante la Unión Deportiva Las Palmas su gol fue decisivo para sumar la primera victoria de la temporada, ante el Almería dejó uno de los goles de la temporada. De esas acciones que antes llenaban de pañuelos las gradas de los estadios. Amagos, recortes y disparo tremendo con la derecha para que los aficionados del Sevilla se frotasen los ojos.
El flechazo con el belga ha sido inmediato. Ese perfil de jugadores ya gusta hasta antes de debutar -que le pregunten a Mendilibar por Soumaré-, pero es que además el belga se lo ha ganado sobre el césped. Aunque su entrenador le pida más trabajo defensivo, una cuestión innegociable en su libreta, Lukebakio se ha abierto paso a base de goles. Y de calidad, que en el Sánchez-Pizjuán ya se genera ese murmullo de esperanza cada vez que el belga encara desde el extremo.
La llegada del atacante es una apuesta de Víctor Orta, que también suma enteros en esa complicada planificación que le tocó en verano. Si Sow, otro de sus refuerzos, ya había exhibido esa fiabilidad que requería la medular, con Lukebakio le da dado un toque de fantasía. Una magia que encandila al aficionado y que justifica una entrada. E incluso la exhibición del belga hubiera sido mayor si Cuadra Fernández no hubiera estado quisquilloso en el que pudo ser el quinto tanto sevillista.
El aplauso con el que lo despidió Nervión hizo gala al partidazo del belga. Con los aficionados en pie y rendidos al extremo, que en diez días se ha destapado como un artista de la pelota y, además, con gol. Más de una hora de fútbol de alta escuela y descanso para lo que se avecina, que cualquiera le quita ahora el sitio a este Lukebakio que ha llegado para quedarse. Un fino estilista para desarmas defensas en los días que más se exige.
Mendilibar tuvo que esperar al belga pese a las ansias de algunos. Su estado de forma no era el más óptimo tras un verano entrenándose en solitario con el Hertha Berlín, al que había dejado claro quería salir para vestir de sevillista. Cuando Orta reunió las condiciones económicas abordó su fichaje, pero el técnico le dio el tiempo necesario. Ni marcharse con la selección en la pausa de selección lo retiró del pensamiento de Mendilibar, a quien su paciencia ya le da resultados. Y es que Lukebakio ya enamora a Nervión.