El Madrid también agradece que llegue el Mundial

El último sabor de boca lo condiciona todo. Lo sabemos. Lo sabía el Real Madrid. Meterse en este parón de 52 días con la tercera estocada seguida y a cinco puntos del Barça hubiese activado al gabinete de crisis y alimentado (aún más) algún debate. Pero la mejor noticia para Ancelotti no es el triunfo, pese a ser lo fundamental. Sino que ya llega el Mundial, LaLiga para y, cuando vuelva, podrá tener a todos sus activos activados, con la mente centrada y el físico sin sospechas (y a Benzema).

El Madrid ganó, pero no fue un triunfo para presumir. Frente a un Cádiz muy bien trabajado y cuya posición de descenso no hace justicia a lo visto en el Bernabéu, volvió a sudar y a agarrarse el pecho. Después de que los de Sergio intentaran sacar de quicio a Vinicius, solo un centro delicioso de Kroos a la cabeza de Militao desatascó el encuentro (39'). Los madridistas cogieron el control. Lució Lucas Vázquez, peleó Valverde... Fue también Kroos el que, con un tremendo derechazo, llevó el 2-0 al marcador. Pero no aseguró la tranquilidad. Este Madrid no garantiza el sosiego. Fallaron los que nunca fallan (Modric y Courtois) y volvió a verse con el agua al cuello. Lucas Pérez acortó distancias en el 81' y Pacha Espino rozó el empate en el descuento. El Madrid también agradece que llegue el Mundial.

El rayista Baillu puso voz al primer mandamiento que tienen los rivales del Real Madrid: sacar del partido a Vinicius. Contra el Cádiz volvió a suceder: todos, con descaro, contra el brasileño. A los 40 segundos ya recibió la primera tarascada de Iván Alejo. Después le buscaron San Emeterio, de nuevo el propio Alejo... Vinicius tiene razón, van a sacarle de sus casillas. Pero la pierde con tanta protesta y aspaviento, que engullen su fútbol. Su estado de excitación le llevó a encararse con Fali, poniéndole el dedo en la cara, después de que el central diera con dureza por detrás, en la nuca, a Rodrygo. Acabó con amarilla y condicionado.

Este nerviosismo altera a su equipo y le perjudica a él (quien, por otra parte, ha pegado un bajón en su fútbol). Comienza a ser mirado por los árbitros como una plañidera a la que no respetan y por los contrincantes, como el resorte que deben hacer saltar para dañar al Madrid. Debe templarse y dejar la agitación para cuando tenga el balón. Como hizo en la segunda parte. Se centró en el fútbol y dejó un disparo tremendo y una asistencia tras fenomenal carrera, que Modric falló incomprensiblemente. Ese debe ser su camino.

Ancelotti reservó a Carvajal, últimamente en mínimos y con un susto en Vallecas en forma de pinchazo en el aductor. Por lo primero (bajón físico) o por lo segundo (temor a una lesión a horas de la lista de Luis Enrique), apostó por un lateral kilométrico como Lucas Vázquez para atacar y no regalar la banda. Y fue un escándalo. El gallego volvió a exhibir pulmones y piernas. Fue protagonista en ataque, incansable en los centros y muy comprometido atrás. Cuando uno tiene claro su rol, a la hora de desempeñar su labor lo hace con entusiasmo. Y Lucas ya se ha reconvertido en un lateral tragamillas.

Será una bendición para Ancelotti cuando el equipo regrese del parón. Con Carvajal acumulando minutos y kilómetros en Catar, el de Curtis tendrá un papel muy importante en 2023 al no ir al Mundial. Aunque, a este nivel, se merecía estar al menos en la prelista de Luis Enrique.

Kroos es una de las vías respiratorias de este Madrid. Ancelotti no disfraza el 'caso Tchouameni' y aseguró que el francés es uno con el alemán y otro sin él. Pero no sólo beneficia al galo. Kroos es garantía de orden en el centro del campo y concierto al llegar al área. Uno de sus centros milimétricos desatascó un partido que el Cádiz tenía agarrado. El balón le llegó a la cabeza de Militao como quien acompaña a la novia a la puerta de casa. El brasileño solo tuvo que escoger la dirección.

En la segunda parte (70'), dejó otra de las imágenes del partido sacando a relucir uno de sus poderes: el golpeo. Se aprovechó de un rechace y, desde fuera del área, conectó un potentísimo derechazo que batió a Ledesma y puso el 2-0. Ya que el Mundial no le puede disfrutar, que alguien convenza al alemán de que sería un crimen que se retire al acabar la temporada.

"¿Por qué no entró el VAR?" Ese sería mi mensaje a Jaime Latre, colegiado que estuvo en la sala VOR, después del puñetazo de Fali en la nuca de Rodrygo, en el minuto 27. La jugada siguió con Vinicius encarándose con el central y con una tángana que finalizó con amarilla para Vini y para el jugador del Cádiz. Es incomprensible que el VAR no entrara a juzgar lo que en toda regla era una agresión y que podría haber tenido como consecuencia la expulsión de Fali. Otro ejemplo de la diferencia de criterios en la aplicación de una tecnología que exaspera. "Es una vergüenza", estalló Rodrygo.

Si un aficionado del Madrid pretende asistir al próximo partido de los blancos en el Santiago Bernabéu tendrá por delante el suficiente tiempo como para intentar dar la vuelta al mundo. El estadio madridista no volverá a albergar un encuentro hasta dentro de 80 días, el próximo 29 de enero, contra la Real Sociedad. En medio, el parón mundialista de 52 días, los partidos fuera de casa contra Valladolid y Villarreal, la Supercopa en Riad y la visita a San Mamés.

Periodo más que suficiente para darle un acelerón a las obras y, sobre todo, para mejorar el estado de un césped que está dando demasiados quebraderos de cabeza al club y que da una imagen indigna. No funcionó el que procedía de Extremadura y los tepes traídos desde Ávila no acaban de agarrar bien. El parón también le vendrá bien al verde para poder respirar y adquirir vigor.