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San Mamés disfruta con el mejor adiós de Raúl García y Muniain

Los rojiblancos superaron al Sevilla con goles de las leyendas, que disputaban sus últimos minutos en La Catedral.

Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Si hubiesen preguntado a cualquier aficionado cuál era el guion perfecto para el último partido en San Mamés, todos hubiesen escrito algo parecido a lo que sucedió. El día en el que dos leyendas como Iker Muniain y Raúl García decían adiós al Athletic en San Mamés, el destino y su fútbol quiso que se despidieran por todo lo alto. Lo facilitó Ernesto Valverde, dándoles la titularidad en un choque intrascendente en lo clasificatorio ante el Sevilla, y respondieron ellos desde muy pronto. Dos goles de dos leyendas que se celebraron por todo lo alto en La Catedral, que disfrutó de una plácida tarde en la que se saboreó el quinto puesto liguero, pero también la Copa del Rey (cualquier momento es bueno) y una excelente temporada que estará para siempre en el recuerdo.

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Lo estará por lo conseguido en La Cartuja hace algo más de un mes, pero también porque para siempre será la campaña en la que se fueron dos iconos de la leyenda moderna rojiblanca. Un canterano con 15 temporadas en las piernas y el cariño de toda una afición y un jugador como 'Rulo', que llegó siendo 'odiado' y se va habiéndose ganado un lugar de privilegio en el corazón de todos los que aman a este club.

Se percibió cuando abrió el marcador pasado el cuarto de hora con un cabezazo marca de la casa, tras una excelente acción y un mejor centro de un De Marcos incombustible. Aún ovacionaba San Mamés a Raúl García, que no había jugado ningún encuentro liguero como titular y se estrenó este curso como goleador en la competición, cuando llegó la siguiente acción del choque. Muniain aprovechó la endeblez visitante para rematar dentro del área y doblar la ventaja. Y, sobre todo, redondear la tarde. Prácticamente ya daba igual todo lo que pasase en el césped. El objetivo principal, despedirse por todo lo alto de dos históricos, estaba cumplido.

Raúl García celebra su gol ante el Sevilla. EFE
Raúl García celebra su gol ante el Sevilla. EFE

Lo que vino después fue poner la guinda a una tarde perfecta. Julen Agirrezabala demostró por qué Valverde confía tanto en él, en plena polémica por sus minutos y las estrategias rojiblancas para facilitar el Zamora de Unai Simón. Pero su titularidad también responder a un guiño del técnico, que quería que recibiese el cariño de su afición tras ser el héroe en los penaltis de la Copa.

Se hartó de despejar de puños para confirmar su gran juego aéreo y a la media hora se gustó con dos palomitas que levantaron al público. Se llevó también su ovación de una afición totalmente entregada y que llenaba San Mamés para disfrutar y devolver el cariño que merece esta histórica plantilla. Del primero al último.

Un débil Sevilla

El resto del encuentro pareció más un amistoso que una jornada 37 de LaLiga. Pudo golear el cuadro bilbaíno, que perdonó en los pies de Iñaki y Nico -este en varias ocasiones- y que lamentó el gran nivel de Nyland. El portero sevillista evitó una goleada en el segundo tiempo, mientras sus compañeros se veían superados por la intensidad local. Por si fuera poco, se lesionó Jesús Navas (recibió una gran ovación del público vasco) y los tres atacantes de Quique Sánchez Flores no tuvieron su mejor día.

La temporada se le ha hecho larga al conjunto hispalense, que no ha sido capaz de sumar en las tres últimas jornadas. Tampoco fue capaz de competir desde los goles de Raúl García y Muniain, complemente superado en el centro del campo por la pareja de moda en Bilbao. Prados y Galarreta, que no habían coincidido en las últimas semanas, se lucieron para robar y jugar, siendo el timón de un conjunto bilbaíno que disfrutó cada minuto del encuentro.

Aun así, lo mejor no fue futbolístico. El cambio de Iker Muniain, sustituido por el joven Jauregizar a los 63 minutos, resonará para siempre en La Catedral. Se fue emocionado, abrazado por De Marcos mientras le colocaba el brazalete, en un gesto que va más allá de este partido, y aplaudido por rivales y compañeros. Emotivo fue también el abrazo con Ernesto Valverde. Han tenido sus más y sus menos en estos dos años, pero lo importante es que son dos leyendas que quieren al Athletic.

Al falta de diez minutos llegó el momento de Raúl García. Los abrazos con sus compañeros fueron muy sentidos, con todo el banquillo en pie, y con la afición entregada. Por si fuera poco, le sustituyó su gran amigo Asier Villalibre y en ese mismo doble cambio saltó al césped Aingeru Olabarrieta, una de las mayores perlas de Lezama que debuta con el primer equipo siendo aún juvenil. Todo salió bien en una jornada festiva en la que se confirmó la quinta posición, se despidió a las leyendas y se celebraron renovaciones claves para el futuro rojiblanco. La felicidad invade Bilbao.