OPINIÓN

La manta de Pellegrini ya se queda corta

Manuel Pellegrini, durante el partido del Betis ante el Girona./EFE
Manuel Pellegrini, durante el partido del Betis ante el Girona. EFE

El Betis ha entrado en barrena. Ni el reinicio que planteó Manuel Pellegrini para el parón liguero por las selecciones le dio resultado ante el Girona. Nueva imagen, pero otra derrota, la cuarta seguida. La faz de perdedor persigue ahora a los heliopolitanos, que han mudado la piel y no encuentran la manera de recuperar el rumbo. Los goles de Willian José tampoco sirvieron para puntuar ante esa debilidad defensiva que ofrecieron en Montilivi. Diez goles encajados en los últimos cuatro partidos han convertido al Betis en un equipo vulnerable al que ahora le cuesta esconder sus carencias.

"Tenemos un planteamiento nuevo", apuntó Pellegrini minutos antes de comenzar el duelo. El 4-1-4-1 que organizó el chileno permitía juntar a Fornals, Isco, Fekir y Ayoze. Cuatro jugones por delante de Guido Rodríguez para buscar una nueva versión del equipo que lo acercase a la victoria. El plan resultó a medias. Si bien el Betis apretó al Girona en campo rival, como era uno de los objetivos, también dejó espacios alrededor el pivote argentino, a quien tampoco ayudaron sus zagueros. No es la velocidad la principal cualidad de los defensores béticos y eso se tradujo en concesiones para el Girona pese a la ausencia de Savinho. La fragilidad en el postrero gol de Stuani evidenció que el Betis ha perdido la solidez que sí mostró en otros momentos de la temporada.

36 goles a favor y 36 en contra es el pobre balance que presenta el Betis, que ha perdido gas justo en el momento que sólo disputa una competición. Con un partido a la semana, los verdiblancos han perdido el pulso. Las eliminaciones en los torneos cortos, donde se sucedieron los fracasos, sólo han servido para disminuir la competitividad de la plantilla. Tampoco la llegada de los refuerzos invernales ha causado efecto en LaLiga. El gancho que exhibió el equipo durante el inicio de campaña como visitante, que le hizo empatar numerosos partidos que estuvieron en el alambre, ha desaparecido...

Pellegrini tendrá que seguir dándole vueltas a su libreta para revertir una dinámica desconocida en Heliópolis desde su llegada. Las cuatro derrotas seguidas alejan el objetivo europeo, ahora con la Real Sociedad, sexto clasificado, siete puntos por encima. Al bético le tocará ponerse la bufanda del Athletic el próximo sábado en la final de la Copa del Rey para que al menos el séptimo puesto tenga el premio de la Conference League, aunque siempre con permiso del Valencia. Más allá de esos rivales por los puestos europeos, el Betis necesita una introspección. Pero en el vestuario y también dentro del club.

Aún faltan ocho jornadas para acabar la temporada, pero los dirigentes deben plantearse el futuro. Con el dinero europeo o con más telarañas en la caja, el Betis necesita rearmarse como institución. No puede ser casualidad que todas las secciones atraviesen una crisis deportiva, que ahora se manifiesta en el primer equipo. Los números en este 2024 invitan a la preocupación. Ya lo apuntó @LaLigaenDirecto, el Betis sería el decimotercer clasificado desde que comenzase el año con 14 puntos. Una caída en el rendimiento que ya dificulta alcanzar esas 60 unidades que Pellegrini siempre marcó como objetivo mínimo.

También el entrenador debe replantearse algunas de sus decisiones. Del chileno siempre se valoró su justicia para controlar el vestuario. En el campo sólo aparecía el que se lo ganaba cada semana, sin distinciones de nombres o de sueldo. Ahora las miradas se centran en Nabil Fekir, con el atenuante de esa grave lesión sufrida hace más de un año, pero cuyo rendimiento está lejos del necesario. La recuperación de Isco, el mejor futbolista de largo de este Betis, necesita de socios y no está siendo el francés el más adecuado en este momento. Pero también otros rendimientos, de Johnny Cardoso a Abde o Assane Diao han caído en picado, y eso apunta al cuerpo técnico.

La manta del chileno, que cubría al equipo pero también a la entidad, se está quedando corta. El discurso del entrenador en la sala de prensa tampoco posee el efecto revitalizador de otras ocasiones, ni dentro ni fuera de la caseta. En las crisis se necesitan apoyos fuertes, tanto con hechos como con palabras y, por ahora, desde el club se atisban pocas soluciones. Todo sigue quedando en las manos de Pellegrini, que necesita recuperar ese aura de ganador que tanto bien le hizo al Betis pero que ahora se manifiesta como insuficiente.

El nuevo parón liguero traerá más jornadas de reflexión. Autocríticas en público pero también reuniones en el vestuario. Los malos resultados siempre enrarecen el ambiente, en el Betis y en cualquier equipo de fútbol. Pero también los momentos delicados sirven para mostrar la fortaleza de un grupo y de un proyecto. Con ocho partidos por delante, el Betis debe reponerse con Pellegrini a los mandos. Si es que el chileno todavía es capaz de remendar esa manta que ahora muestra demasiados jirones.