Marcos Alonso, un recital para cumplir su promesa: "Haré que 'El Pichón' esté orgulloso de mí"

A sus 32 años, Marcos Alonso las ha vivido de todos los colores. Por suerte, en algunos casos, y por desgracia en otros. El suyo hasta firmar por el Barça no ha sido un camino de rosas, y es precisamente eso lo que le permite calibrar cada situación con la preocupación justa. Maduro por obligación, el zaguero ha aterrizado en la Ciudad Condal con la tranquilidad de haber hecho ya los deberes en su carrera. Sin urgencias, el madrileño vive en la templanza y es ahí cuando aflora su mejor fútbol. Marcos dio un recital en el Santiago Bernabéu y lo celebró mirando al cielo con los puños en alto tras el pitido final, una dedicatoria a su difunto padre, al que le hizo una promesa que ya cumple.

El ex del Chelsea lo apostó todo en verano para vestir de azulgrana, aunque la irrupción de Balde en el tramo final de la pretemporada complicó las cosas. La prioridad de los técnicos pasó a ser un lateral derecho, pues en la izquierda ya estaba la posición doblada. A última hora se concretó la operación. Por primera vez en su carrera, y 12 años después de haberse marchado a Inglaterra, Alonso competiría en LaLiga Santander.

Con Jordi Alba y Balde como competencia, la aventura incluía cierta dosis de riesgo. Pero también la tenía su cesión al Sunderland en enero de 2014 y fue un éxito total. Marcos no gozaba de minutos en la Fiorentina y su padre le aconsejó salir para no perder ritmo. Los black cats necesitaban un milagro para salvar la categoría y acabaron lográndolo, con el zaguero español como fijo en los onces de Gustavo Poyet. Aquellos seis meses catapultarían el caché del carrilero en su regreso a Italia.

El graduado en la Premier, con Champions League incluida, otorga al zaguero un valor añadido muy apreciado por Xavi: es intenso, gana duelos, se impone en balones aéreos y domina a la perfección los centros laterales. Lo demostró, y de qué manera, frente al Real Madrid. Marcos prefiere jugar de lateral, aunque ha sido su polivalencia la que le ha llenado de minutos hasta la fecha. Un 70% de su participación se dio ejerciendo como central.

Paciente, el madrileño no ha perdido la calma cuando en algunos tramos de curso se ha visto con un rol secundario. En Londres sí tuvo algún roce con Frank Lampard al verse fuera de las alineaciones, pero el Marcos de hoy relativiza todo aquello que no está en sus manos. La vida le ha enseñado a quejarse menos y a mirar hacia delante. Si se ofusca, el golf o el pádel cambian su energía. Y si no, lo hace una conversación con su madre, Mercedes, o con sus dos hermanas, Lucía y Mercedes, en quienes se apoya mucho.

"Por naturaleza Marcos es un tipo feliz", comentan desde el club. Su buen mood atrae a los más jóvenes. Eso y su interminable agenda de contactos, claro. En su tiempo libre, Alonso 'ejerce' de relaciones públicas para satisfacer las peticiones de su gente. "Pídele cualquier teléfono; Marcos lo tiene", comentan en tono divertido desde su entorno. Haberse marchado de 'casa' a los 20 años y completar la carrera de empresariales ha ayudado a ello.

El madrileño tiene buen ojo para los negocios, pero destaca más por su buen pie a balón parado. Hasta la fecha no ha lanzado ninguna falta, pero lo hará tan pronto como pueda. Marcos ejecuta con música, la misma que pincha como DJ, una de sus varias habilidades extradeportivas.

Alonso renovó hace un mes hasta 2024, un acuerdo que premia sus fiables actuaciones. "Es solvente, tiene mucha personalidad y ha aportado mentalidad ganadora", destacan desde el vestuario. El anuncio de la ampliación arrancó una última sonrisa a su difunto padre, al que prometió que sacaría nota si algún día vestía de azulgrana. "Haré que 'El Pichón' se sienta orgulloso de mí", aseguró. Viendo desde el cielo la exhibición de su hijo en el último Clásico, seguro que a Marcos Alonso Peña se le caía la baba.