Marian Mouriño, mucho más que la hija del presidente del Celta: "Es lo que necesitaba el club"
Celtista y empresaria, está a punto de asumir la presidencia del equipo vigués.

El Celta está viviendo uno de los momentos más importantes de su historia, y es que en este 2023 celebra su centenario, y lo hace en Primera División y siendo un modelo de gestión para la gran mayoría de clubes de LaLiga. Puesto como ejemplo a seguir por Javier Tebas en innumerables ocasiones, el conjunto vigués está a punto de cambiar su cara más visible, con el presidente Carlos Mouriño dando un paso a un lado para dejar sitio a su hija Marian. ¿Quién es ella?
Su relación con el Celta no es nueva. Celtista confesa, un amor que le transmitió su padre desde que prácticamente ella estaba en la cuna, fue la responsable del departamento de marketing del club entre 2005 y 2009, llevando por aquel entonces a una profunda renovación de la comunicación que tenía la entidad. "Era muy inquieta y siempre quería dar pasos hacia delante, no se conformaba", recuerdan algunos empleados que coincidieron con ella en aquella etapa.
Dicho periodo no fue sencillo para ella y, al igual que el club, pasó por momentos complicados, algo que también forjó su carácter luchador. "Sabe quienes estuvieron con ella y con el Celta y pese a que ahora tiene otro rol, no lo olvida", destacan desde las oficinas. Posteriormente, se desligó del día a día y volvió a México, donde se volcó hacia su vertiente más empresarial. En concreto, Marian se encargó de la gestión de la Fundación Juan Camilo Mouriño en favor de los más desfavorecidos y del grupo gasolinero La Gas, ambos empleos desarrollados con notable éxito. También fue consejera regional del BBVA México. En el país centroamericano también fue directora de Administración y Marketing en Corporativo GES México (2014-2019). Su labor al otro lado del Atlántico le llevó a ser finalista a Emprendedora del Año (premio impartido por EY México).
En continua formación y siempre al lado de su padre pese a la distancia, volvió a acercarse al club a finales de la última década, cuando regresó junto a su familia a España para trabajar más cerca de sus padres. Hace apenas dos años se convirtió en administradora única del Grupo GES, el conglomerado al que pertenece el equipo vigués. Era el primer paso hacia la cúpula del club.
Un movimiento que dio un paso todavía más firme cuando fue nombrada como CEO de Galicia Sports 360, el gran proyecto del club para construir una nueva y moderna ciudad deportiva que sirva, además, como epicentro del deporte en Galicia. "Es incansable y con una dedicación al 100%. Era ella la que tiraba del resto del equipo", asegura una persona que ha trabajado con ella en los últimos años. Pero el pasado verano, todo cambió.
Me encantan los retos profesionales, pero soy Celtista de corazón, no de profesión ☺️ #afoutezaecorazón #sotipodesentendelo https://t.co/AyIuu3cyrG
— Marian Mourino (@mmourino) September 24, 2021
Antonio Chaves, director general del club y mano derecha de Carlos Mouriño en los últimos catorce años, abandonaba la entidad. El todavía presidente había repetido en varias ocasiones su deseo de que fuera el de O Grove quien le reemplazase como máximo mandatario, algo que Chaves no aceptó. Y la siguiente y única opción era la de Marian Mouriño, que asumió las funciones de directora general y le dio la vuelta al club. "Ha sido como cuando abres la ventana y respiras aire puro", ejemplifican desde A Sede.
Uno de los aspectos que destacan los que la conocen es que no le tiembla la mano a la hora de tomar medidas poco populares. "Tiene las cosas muy claras y sabe que a veces hay que tomar decisiones duras por el bien general", apunta un trabajador del club. Y una de las primeras que tomó fue darle la vuelta al departamento de comunicación, uno de los más criticados en los últimos dos años por la afición tras eliminar el gallego del día a día. "Llegó con la idea de recuperar idiosincrasia y fue lo primero que hizo", añade.
Una de las cosas en las que más se va a diferenciar Marian de su padre radica en escuchar a todas las partes, tanto trabajadores como aficionados. Ella, según cuentan desde A Sede, tiene en mente una idea de crecimiento para el club, pero no es inamovible y es capaz de adaptarse a la masa. "Hablo con ella y la verdad es que tiene muy buena pinta lo que quiere hacer en el Celta. Quiere acercarse a la afición, pero le tienen que dar tiempo", comenta una voz autorizada que desde el pasado verano ya no pertenece al club.
Los actuales empleados también están entusiasmados con la futura presidenta. Desde que asumió responsabilidades en el Celta el pasado verano, ha mantenido reuniones con todos los departamentos para escucharlos y guiarlos. "Era lo que necesitaba el Celta", señalan varios trabajadores, que deslizan una de las frases que repetía Marian. "Nos dijo que no estábamos aquí para pelearnos o destacar de manera individual, sino que lo único importante era el Celta y había que trabajar de la mano todos juntos por el club", apuntan.

Lo deportivo también es esencial para ella. En alguna ocasión se ha criticado a Carlos Mouriño por centrarse en el aspecto económico y empresarial y no tanto en el deportivo, algo que quiere cambiar su hija. Le ha dado la vuelta al organigrama que rodea a lo futbolístico, con especial importancia a las figuras de Luis Campos y Rafa Benítez. "No es intervencionista y quiere dejar hacer a los que saben, y eso no lo habíamos visto en la última década", comenta un representante acostumbrado a entablar negociaciones con el Celta.
Durante años se puso en duda su idoneidad para el cargo de presidenta y se deslizó desde algunos círculos que su prioridad era aparecer en las fotos. "Nada más lejos de la realidad, y solo hay que verla. Quiere estar en un segundo plano trabajando. No busca ningún tipo de protagonismo porque desea que luzca el club. Parece exagerado, pero es más celtista que su padre", sentencia una de las personas que mejor la conoce dentro de la entidad celeste.
Pese a que todavía no es oficial, su llegada a la presidencia del Celta es cuestión de semanas. De hecho, en los últimos encuentros, tanto en Balaídos como fuera de casa, ha sido ella la cara visible del club, con su padre ausente ya en los viajes. Está naciendo un nuevo Celta, uno que pretende ser más cercano a su gente y que sobre todo sea un equipo de fútbol y no una empresa. Y para conseguirlo, Marian Mouriño es la primera en llegar a A Sede y la última en marcharse.