REAL SOCIEDAD

El hombre que conoce los secretos de la Real Sociedad: "Abreu se metía un rosario en la ropa interior, se daba agua bendita…"

Mitxelo Olaizola, exutillero de la Real, repasa para Relevo sus 37 años de historia en el club, 20 de los cuales los pasó custodiando el vestuario del primer equipo.

Mitxelo Olaizola junto a su hijo Unai./Relevo
Mitxelo Olaizola junto a su hijo Unai. Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Uno sabe más por lo que calla que por lo que dice. Es el caso del protagonista de esta historia. Mitxelo Olaizola podría escribir un libro de anécdotas, algo que no hará porque como le dijo su hermano Julio, integrante de la generación más exitosa de la Real Sociedad, 'cuando entres al vestuario, lo que tienes que hacer es ver, oír y callar'. Dicho y echo.

Mitxelo, a sus 67 años, lleva una vida tranquila en su Lasarte natal junto a su esposa. En el pueblo todo el mundo le conoce, aunque le gusta pasar desapercibido, algo difícil de conseguir. Disfruta de su nieta, pasea y el día de partido acude fiel a su cita a Anoeta para ver desde la grada al equipo de su vida, la Real. "Yo no me esperaba este boom", reconoce.

Echa la vista atrás en el tiempo y los recuerdos se le amontonan: los títulos de Liga, los de Copa, pero nada como el ascenso. Inolvidables sus celebraciones junto a Nihat, Mitxelo mantiene una gran relación con casi todos los jugadores que pasaron por su cuarto de botas.

Mitxelo Olaizola, sobre sus anécdotas.

¿Cómo te va la vida?

Estoy bien. Han pasado cinco años desde mi jubilación y estoy muy a gusto. Tengo una vida tranquila. Por la mañana paseo por el pueblo -vive en Lasarte- y por las tardes nos vamos fuera, a Zarautz, Orio, Beasain, Tolosa… Y ahora que he sido aitona, estoy mejor. Estoy disfrutando muchísimo. La gente siempre dice que ser abuelo es otra cosa, pero hasta que no lo eres, no te das cuenta.

¿Echas de menos el fútbol?

No. Hace varios años, igual sí. Todo era más familiar. Cuando estaban De Pedro, Aranzabal y todos estos igual sí que hubiera echado en falta, pero ahora no. El 6 de agosto de 2018 fue el último día que estuve en Zubieta y al día siguiente no lo echaba de menos.

Hay cantidad de ejemplos de gente que no sabe vivir sin trabajar…

Si. Asier Garitano me dijo que su aita, que trabajaba en una Caja de Ahorros, que se había jubilado y que todas las mañanas iba a al trabajo porque lo echaba de menos. Asier me preguntaba: '¿No lo echas de menos?' La verdad es que no, no me ha hecho falta ir a Zubieta todos los días.

¿Cuánto ha cambiado el fútbol?

Ha cambiado totalmente. En cuestión de técnicos, de ropa, de calzado, de medios... Desde que entró la televisión y el marketing, es increíble las vueltas que ha dado el fútbol. Yo, por ejemplo, cuando voy a Anoeta y cojo la revista que te dan al entrar, ves que igual hay 25 miembros en el staff técnico y antes había un primer entrenador, un segundo, y nada más.

Mitxelo Olaizola, sobre si echa de menos el fútbol.

¿Qué ha cambiado más el fútbol o los futbolistas?

Igual más los futbolistas. Son más profesionales. Hay más medios para que sean más profesionales. En la Real, por ejemplo, hay un comedor en el que desayunas, comes, tienes tus habitaciones para descansar… Hay más medios que antes.

¿Disfrutas más como aficionado?

Sí, pero me sigo poniendo muy nervioso. En la grada de Anoeta tengo que comportarme. No puedo decir lo que quiero. Yo, en el banquillo, era muy explosivo. Tampoco puedo decir todo lo que siento porque la gente me conoce. Pero es verdad que disfruto y más como estamos ahora,

¿Te esperabas este boom de la Real?

No, sinceramente no. Me acuerdo de una tarde que coincidí con Imanol y su mujer en Donostia. Estuvimos hablando y le dije: 'A ver si aguantas hasta diciembre'. Se lo dije sinceramente. Acababa de llegar. No me lo esperaba, pero me alegro un montón y espero que siga así mucho tiempo. Ojalá, toda la vida.

¿Cómo fue su llegada a la Real?

Yo entré después del primer título y al año siguiente ganamos la segunda Liga. Luego llegó la Copa del Rey y el ascenso, para mí lo más importante. Yo estudié en la EPO en Hernani una maestría de electricidad. Cuando terminé estuve trabajando, pero llegó la crisis y me quedé sin trabajo. A través de mi hermano Julio, que era jugador, y de Luis Arconada, que hablaron con el encargado Jesús Cuartango, entré para un periodo de tres meses, para sembrar los campos tanto de Zubieta, que estaba el z1, como de Atotxa y el del Hipódromo, que era donde entrenaba el Sanse. Una vez que se cumplieron los tres meses me dijeron para quedarme, pero por aquel entonces no existía la figura del utillero. Llegabas a Zubieta y les ponías en un mueble la ropa y ellos iban cogiendo según llegaban. En los partidos, yo montaba el equipaje, pero ellos se encargaban de sacar la ropa de las cestas de mimbres y de recogerla luego. Al no haber utillero, yo me encargaba de cortar la hierba, cuidar el campo, pintar las porterías y barrer Atotxa, sobre todo cuando se jugaba la Copa de Europa.

Has sido utillero, psicólogo, amigo….

Un poco de todo. He tenido la suerte de llevarme bien con todos. Con algunos tiene más roce que con otros, pero con todos me he llevado bien. Cuando les ha hecho falta hablar conmigo, lo hemos hecho de cualquier tema. En ese aspecto, he estado muy a gusto. El simple hecho de estar ya era importante y es algo de lo que me siento orgulloso. Había muchos jugadores que me venían al cuarto y enseguida te dabas cuenta de que necesitaban algo. Cuando venían y cerraban la puerta es que algo importante me querían decir. Algunos venían a contarme temas muy delicados, a pedirme mi consejo quizá porque me veían mayor que ellos. Cuando estás con chavales en un vestuario piensas que eres como ellos pero luego te das cuenta que no, que cuando tienes que agacharte a coger algo, te das cuenta de que la edad va pasando.

"Cuando los jugadores venían y cerraban la puerta del cuarto de botas es que algo importante me querían decir. A veces me contaban temas muy delicados y me pedían consejo"

Mitxelo Olaizola

¿Te considerabas amigo de los jugadores?

Amigos, como siempre digo, tengo muy pocos. No me consideraba su amigo. Ser amigo conlleva otras cosas y hay momentos de mucha tensión dentro de un vestuario, dentro de un partido e igual, con el que mejor te llevas, te pega un grito. Por ejemplo, yo me he llevado muy bien con Claudio Bravo y en un partido tuvimos una pequeña enganchada que luego todo desapareció en cuanto nos duchamos. Pero no me considero amigo. No.

Ha estado al lado de algunos de los mejores jugadores en la historia de la Real, ¿cómo se llevaba eso?

No sé si es porque mi hermano ha sido miembro de ese equipo campeón o porque tenía y tengo una amistad terrible con Luis Arconada, pero para mí era algo normal. Cuando empezaron a traer a gente de fuera, era otra cosa, ibas con más cuidado. Por ejemplo, cuando se fichó a Westerveld, me dijeron que era muy maniático, pero, luego, pensándolo en frío, igual eran más maniáticos los que estaban aquí. Nunca he tenido ningún problema. El más grillado era Ricardo Sa Pinto, con el que tuve un pequeño enfrentamiento. Era muy explosivo, luego se le iba todo y te venía, te daba un abrazo y ya. Hoy es el día en el que si me encuentro con alguno por la calle, te paran y te dan un abrazo, algunos te llaman. Y eso será por algo.

Mitxelo Olaizola, sobre la bronca con Sa Pinto.

¿Cómo era Luis Arconada?

Luis era, y creo que lo sigue siendo, muy recto en todo. Si el decía que había que ir por un camino, había que ir por ahí. No le valía que le llevaras la contraria. Pero dentro de ser muy recto, era muy cercano también. Era la figura de la Real, pero era alguien muy cercano. Hace poco estuve con él y el trato es el de siempre, yo tomándole el pelo o él a mí. Para mí es alguien muy cercano.

¿Quién fue el mejor de esa generación?

No te puedo decir. Mi hermano Julio (risas) Hay jugadores de aquel equipo campeón que apenas se nombran. Siempre se habla de los mismos, de Arconada, Zamora, López Ufarte, Perico Alonso, Satrus, pero casi nadie se acuerda, por ejemplo, de Genaro Celayeta, de Kortabarria, de Górriz, de Gajate… De Diego nadie habla y era un jugadorazo. En aquel equipo todos eran importantes.

¿Quién ha sido el jugador más especial?

El 'loco' Abreu. No por las cosa que te pedía, pero sí por lo que llevaba. Llevaba una caja que cuando la abrías parecía el altar de una iglesia. Llevaba postales, vírgenes, crucifijos, rosarios. Era muy maniático. Hacía como trece cruces en cada planta del pie, se metía en la ropa interior un rosario, se daba agua bendita…Pero el más maniático de todos era yo. Si ponía la ropa de izquierda para derecha en un campo fuera de casa y habíamos perdido, en la temporada siguiente cambiaba. He tenido muchas manías. Salir de casa en coche para ir a Anoeta y si habíamos ganado, hacía el mismo trayecto. Si no, por otro lado.

¿Cuál es jugador al que más cariño ha cogido?

Ha habido muchos. De Pedro, Aranzabal, Karpin. Novo, Labaka, Imanol, Griezmann, Pardo, Vela… Hay muchos.

El ruso estaba hecho de otra pasta, ¿no?

Era explosivo, pero en las distancias cortas, era una excelente persona. En el campo te podía chillar, llamarte de todo, pero fuera era muy distinto, muy cercano, muy profesional. Siempre llegaba al vestuario y me decía: 'Cariño, ¿cómo ponemos los tacos? Mirando si era más largo uno u otro, si estaba más gastado o menos. Era muy profesional, pero en el campo, muy explosivo.

Mitxelo Olaizola, sobre el Loco Abreu.

Para el recuerdo las celebraciones con Nihat. ¿Cómo surgió esa idea?

El primer año que estuvo aquí no tenía ni idea de castellano. En un partido en Anoeta estaba al lado de Tayfun. Les ponía juntos para que se entendiera con alguno. Pues 'Tay' me llamó: 'Que me dice Nihat que le falta un punto en la 'i'' Le dije: 'No te preocupes'. Cogí la camiseta y con un rotulador le pinté un punto encima de la 'i'. Se puso tan contento que desde ese día me consideró como su padre y Tayfun me dijo que cada vez que marcara un gol, que me lo iba a dedicar y a darme un beso. Forjamos una muy bonita amistad.

Cuando alguno de estos jugadores con los entablaba una gran relación se marchaban, ¿quién lo pasaba peor ellos o Mitxelo?

Yo lo pasaba mal. Y ya no solo por los foráneos. También con los de casa. Cuando al final de temporada le llamaban al despacho, me refiero a los tiempos de Expósito u Ormaetxea, subían los chavales del Sanse y bajaban muchos llorando y me daba mucha pena. Veías que se les había cortado su ilusión. Y cuando se iban los del primer equipo, amigos míos, ellos se iban tristes, pero yo también. Dependía mucho de quién era, del trato que tenías, pero con la mayoría sentía mucha pena.

Mitxelo junto a Nihat Kahveci en una de las últimas visitas del turco a Zubieta.  Relevo
Mitxelo junto a Nihat Kahveci en una de las últimas visitas del turco a Zubieta. Relevo
Mitxelo Olaizola junto a Nihat Kahveci en una de las últimas visitas del turco a Zubieta.  Relevo
Mitxelo Olaizola junto a Nihat Kahveci en una de las últimas visitas del turco a Zubieta. Relevo

¿Algún jugador le hizo la vida imposible?

No, sinceramente, no. No puedo hablar mal de ningún jugador. El único con el que tuve una bronca de verdad fue con Sa pinto. En un entrenamiento, en el que estaba Roberto Olabe de portero, yo fumaba y estaba al lado de otro compañero con un balón en la mano, pero sin ver el entrenamiento. Estaba Krauss de entrenador. Salió el balón fuera. Roberto me pidió el balón y Ricardo, también. Y se lo di a Roberto. El portugués se enfadó tanto que empezó a jurar en hebreo. Le dije: 'Te voy a decir una cosita, me aburrís tanto en los entrenamientos que no os estaba haciendo ni caso. No sé si ha sido córner, penalti u otra cosa' Después del entreno vino al cuarto de botas, me pidió perdón y me dio un abrazo.

"Tuve una bronca de verdad con Sa Pinto. 'Te voy a decir una cosita, me aburrís tanto en los entrenamientos que no os estaba haciendo caso', le dije. Luego vino al cuarto y me pidió perdón"

Mitxelo Olaizola

Ha compartido vestuario con muchos jugadores, pero también con muchos entrenadores…

Buff. Creo que he tenido 25. Cuando entré estaba Ormaetxea y luego le siguieron Marco Boronat, John Toshack, Lillo, Lasarte, Imanol…

¿Ha sido Moyes el más excéntrico?

Sí y yo tenía la suerte de que como no sabía inglés, no hablábamos mucho, pero sí, era muy maniático. El fútbol está montado de tal manera que fuimos a jugar a China contra el Rayo Vallecano. Había que darles a los jugadores unos pantalones cortos y un niqui para viajar y que todos fueran iguales, conjuntados. Acostumbrado a lo que es la liga inglesa, pero según su opinión, porque me acuerdo que el primer año que Xabi Alonso se va a Liverpool vino un día que no había competición y me dijo: 'Jode Mitxelo, ¡cómo te echo en falta'. Es que allí no les limpiaban las botas. Y le respondí en broma: 'Te acuerdas de mí por egoísmo' Con Moyes casi había que tener a su lado mayordomos.

"Ya en el Liverpool, Xabi Alonso vino un día a Zubieta y me dijo que me echaba de menos, porque allí no le limpiaban las botas. Y el plan de broma le dije: 'Solo te acuerdas de mí por egoísmo"

Mitxelo Olaizola

¿No se ha planteado escribir un libro con todas las anécdotas que ha vivido?

Tengo muchas, pero como bien me dijo mi hermano Julio cuando entré al vestuario. Me dijo: 'Cuando entres al vestuario lo que tienes que hacer es ver, oír y callar' He visto muchas cosas -se ríe mientras lo cuenta-, pero siempre me he callado. Me acuerdo de la época de Valerio. Cuando venía por las mañanas, siempre, todos los días, gritaba: 'Cariño'. Y yo iba a una maquina de café que había, entonces no había una cocina, y sacaba seis o siete cortados e íbamos a una habitación donde no había nadie. Valerio fumaba, era algo que lo sabía todo el mundo, y otros que también fumaban venían allí. Y pasábamos el rato hablando del partido jugado o del que venía, además de cosas personales de cada uno. En aquel momento era agradable. Algunos entraban y me preguntaban a ver qué tal habían jugado. Yo muchas veces les contestaba: 'Qué tal habías qué? Yo a eso no lo llamo jugar, lo llamo saltar al campo' Yo daba mi opinión, que igual no estaba en lo cierto. Al cabo de unos años, recuerdo que uno de ellos dijo: '¿Para qué le preguntas si sabes lo que te va a decir? Pero si jugaban bien también se lo comentaba, aunque por norma les solía decir que jugar no era lo mismo que saltar al campo. Y una cosa impresionante fue Atkinson, el cuerpo que tenía. Se daba aceite de masaje y era espectacular. Un tío que no salía a calentar.

Mitxelo Olaizola, sobre la figura del utillero.

¿Hay que tener un carácter especial para poder entablar una relación con los jugadores?

Sí, pero lo que hay que saber es cuándo entrar a un jugador y cuando no. No puedes entrarle todos los días de la misma manera porque todos somos personas. Los jugadores tienen días buenos y malos. Cuando lo tienen malo, tienes que saber que viene de mala gaita porque ha tenido problemas en casa o lo que sea y está de lado. Entonces tienes que pasar desapercibido para que no reviente contigo.

Mitxelo siempre ha sido un poco gruñón…

Un poco, no. He sido muy gruñón. Cuando me decían que era un poco cascarrabias, yo les decía que no, que era muy cascarrabias. Y según iba a avanzando la edad, me volví más. Ahora me ha suavizado el carácter mi nieta, que me vuelve tonto perdido. Me suelen decir, cuando me ven con ella, que a ver si quiero un pañuelo y les digo que no, que una sábana porque se me cae la baba.

¿Cuál es tu mejor recuerdo?

El ascenso. El año que descendimos en Valencia aquello fue una hecatombe, tanto para mí como para mi amigo Juantxo Trecet, que era el delegado. Los dos lloramos como magdalenas. Había más gente, pero el año del ascenso fue lo mejor. Para mí fue más importante que el año que fuimos subcampeones y entramos en Champions con Denoueix… Nos llevamos una alegría terrible, pero es que como el año del ascenso yo no he vivido nada ni los títulos de Liga, ni los de Copa. Ir a jugar, por ejemplo, contra el Granada 74. Ir a jugar a Motril e ir en autobús a colocar el material con Fermín, el chófer, y pasabas al lado del cementerio y yo le preguntaba: 'Fermín, ¿pero dónde estamos?'. O ir al campo del Racing de Ferrol. Se quedó sin vestir Dado Stevanovic y me pidió que estuviera con él en la grada. Estábamos 100 personas y yo pensando: 'Con lo que hemos sido' Eso se me hacía muy duro, por eso el año del ascenso fue una liberación.

¿Cuántos kilómetros ha hecho?

Bufff. En avión, muchos, pero en el autobús, otros tantos. Me acuerdo de un partido en Jerez en Segunda, que jugamos a las cinco de la tarde, salimos a las 8 y llegamos a las ocho de la mañana a Zubieta en autobús. Y les dije: 'Si este cuerpito aguanta esto, creo que puedo aguantar todo'. Es verdad que con esos viajes en Segunda quizá hacías más grupo. Llevaba un cojín y una mantita pequeña y todo me decían que iba con el kit del jubilado, pero luego eso lo usaba Claudio Bravo, que se tumbaba en el pasillo y se quedaba sopa. Se hacía muy pesado. Me cansaban más los viajes que el trabajo que hacía. Cuando me jubilé y he disfrutado es por no tener que viajar tanto. Lo que más me cansaban.

¿Cuántas camisetas tienes?

Llegué a tener más de mil. Pero al estar todas juntas, una encima de otra pues se van estropeando. La publicidad es de plástico y tuve que tirar bastantes, pero unas 600 ya tendré.

¿La más especial?

De los de casa tengo de todos. Tengo una de Antoine del Atlético de Madrid. La del último partido con la Real de Carlos Vela, tengo de Xabi Alonso del Liverpool y del Madrid. También tengo de Kovacevic, de Karpin, de Aranzabal…Es que la Real ha tenido muy buenos jugadores y entrenadores muy buenos, otros no tantos. Pero como el que tenemos ahora, ninguno. Le pinchas e igual le sale la sangre azul y blanca.

¿Se puede quedar con un jugador de la actual plantilla?

Me quedo con dos porque debutaron estando yo; Mikel Oyarzabal e Igor Zubeldia. No me puedo olvidar de Aritz Elustondo.

¿Se ha perdido esa relación de cariño?

Conmigo sí que se mantenía. Los jóvenes se fijaban en los veteranos y veían ese trato conmigo, pero es lo que he comentado. Ahora es todo más profesional. Ya no hay tanto esa relación de utillero a jugador. Llegan y van a lo suyo.

El fútbol se está modernizando, pero la figura del utillero sigue ahí, al pie del cañón

La figura del utillero creo que es necesaria y poco valorada. Los utilleros, no aquí sino en todos los equipos, no están valorados. Es un tío que lleva los baúles, la ropa, las botas, pero yo creo que no están valorados para el trabajo que realizan. Nadie dice nada, pero si a un utillero se le olvidan las botas de un jugador es algo muy complicado. Si se te olvida una camiseta, se soluciona fácil, pero lo de las botas es un tema aparte. A la selección española se le olvidó todo el material. Lo solucionaron fletando otro avión, pero si vas fuera, lejos, y se te olvidan las botas de un jugador y no te das cuenta hasta el día del partido que ya no hay remedio, es muy complicado. Y eso es algo que no se valora en los clubs. Es lo que pienso.

Su legado ha caído en manos de su hijo Unai. ¿Orgulloso?

Claro que sí. Ya me suele decir que esto no era como cuando estaba yo. Ahora manejan más material. Cuando los títulos de Liga se usaban unos diez balones para entrenar y ahora se utilizan hasta 40. Está contento y a gusto. Estoy orgulloso. Cuando voy a Anoeta y le veo sentado en el banquillo, echo las vita atrás a mi época, pero él esta mejor porque su padre estaba sentado en una nevera.