Modric tumba al Girona y hace que el Bernabéu cambie los pitos por una emocionante ovación

Nos creímos que el madridismo acudiría al Bernabéu para pitar a los árbitros y en realidad vinieron para aplaudir a Luka Modric. El genio croata del Real Madrid resolvió a su manera (como los genios) un partido que por momentos fue raruno, con los suyos fallando sin parar y el Girona resistiendo. Modric plantó un derechazo a la escuadra y dijo basta. El Bernabéu se quedó mirando la repetición en su imponente videomarcador y a todo el estadio se le escapó un 'oooooooh' precioso. Luka le puso la mantita a toda su afición en esta tarde de domingo, que volverá a sus sofás con felicidad cantarina. Por seguir disfrutando de él y por seguir enganchados a la Liga.

El encuentro se atravesó por momentos. El Girona de Míchel aguantó con su bloque bajo y el desacierto de los tres tenores blancos. Los locales atacaban a pujas, con el 'arriquitaun' de Lucas Vázquez por el flanco diestro, con Vini peleado con el gol hasta la felicidad final, con el regalo de buen amigo de Kylian Mbappé. Así se empaquetó el 2-0 y no se habló de los árbitros, a los que la afición del Real Madrid apenas pitó, pese a la iniciativa de cantar contra la Federación en el minuto 12.

Ancelotti lo insinuó en rueda de prensa y lo confirmó este domingo de sobremesa. Tenía ganas de que Alaba volviera a ser titular en la zaga blanca, y el austriaco firmó un regreso feliz al once inicial. Se le ve suelto, vigoroso, con confianza. Como si nunca le hubiera pasado una desgracia en su rodilla izquierda.

Su partido fue completo, con puerta a cero, varios cortes con su sello y también esos pases largos de zurda, que tanto han echado de menos los Ancelotti. Alaba será importante en el final de curso del Real Madrid, es lo que comentan desde dentro de la caseta, y se refuerza con encuentros como el de esta tarde.

El 9 de septiembre Modric cumple 40 años. Sólo con esta frase serviría para describir a esta leyenda del Real Madrid, que mantiene la llama viva del amor por la competición, de esos jugadores que te reconcilian con el fútbol. El duelo contra el Girona fue suyo y sólo suyo. Iniciando la presión, arriesgando con el pase, recuperando balones, y marcando el gol del triunfo.

No un gol sino una obra de arte. El Bernabéu cayó rendido una vez más (y todas las que hagan falta) ante el mago croata. Un hombre pequeño pero muy eficaz, como las conjunciones, que sigue con las mismas ganas de ganar que hace veinte años. Se dice pronto.

No se puede decir que Real Madrid y Girona jugaron un mal partido en el Bernabéu. Pero tampoco bueno. Los de Ancelotti no estuvieron finos en área rival, algo inusual esta semana, en la que enterraron al City, aunque común esta campaña. Parece mentira, pero Vinicius y Mbappé siguen fallando muchísimas ocasiones de gol, con Rodrygo fino finísimo.

El Girona resistió hasta el final del partido, serios, ordenados, sin errores groseros. Su desempeño podría resumirse con el de Asprilla, su fichaje más sonado esta temporada: todo muy bien hasta que pisaron el área de Courtois. Le faltan quilates arriba al conjunto de Míchel.