ATLÉTICO DE MADRID

Movilla: "Simeone pedía una tele para ver los partidos de los rivales, yo me ponía el Tomate"

El director deportivo de AFE repasa en Relevo su carrera como futbolista.

Movilla atiende a Relevo en la sede de AFE (Asociación de Futbolistas Españoles)./
Movilla atiende a Relevo en la sede de AFE (Asociación de Futbolistas Españoles).
José Luis Guerrero

José Luis Guerrero

José María Movilla (1975) se retiró del fútbol con 40 años, tras 612 partidos como profesional entre el Zaragoza, Rayo Vallecano, Murcia, Atlético de Madrid, Málaga, Ourense, Moscardó y Numancia. No tiene placa en el Paseo Centenario del Metropolitano, pero en su día fue un ídolo de la afición rojiblanca. "Yo no cambio a Zidane por Movilla", decía Jesús Gil en 2001. De la mano de Luis Aragonés, devolvió al equipo colchonero a Primera División en el año 2002. Representa el claro ejemplo de la delgada línea entre el éxito y el fracaso. "Yo recogía basura por los aledaños del Calderón, en la puerta 65 y había una luz tenue donde se podía ver el césped del estadio. Me quedaba mirando y pensando: 'Jugar aquí debe ser alucinante'. Tres años después era el mediocentro del Atlético. Fue algo inolvidable por el cariño que me cogió la gente del Atlético. Esa afición es de otra pasta y te hace ser mejor jugador", analiza en Relevo.

Simeone veía el partido del rival en la habitación del hotel y Movilla, el 'Tomate'.

Hoy en día es director deportivo de AFE. Se sacó el título de entrenador UEFA Pro junto a Scaloni, Saviola, Fernando Redondo o Leo Franco, pero su vocación de entrenador fue más tardía que la del Cholo Simeone, con el que compartió vestuario en el Atleti durante unos meses (al comienzo de la 2003-04). "Recuerdo que el Cholo mandaba llevar otra televisión a nuestra habitación. Veía el video repetido del rival que nos íbamos a enfrentar, ya sea Celta, Mallorca o quien fuese. Yo, en cambio, me gustaba ver el Tomate, que era el Sálvame de la época (se llamaba 'Aquí hay Tomate'), y me decían que a mí me gustaban los gritones, pero a mí me evadía. El Cholo me decía que si había visto a tal jugador o el otro, que jugaba por mi zona. Me impactó ver eso porque he coincidido con pocos futbolistas con esa certidumbre".

Si la etapa de José María Movilla no duró más en el Atlético fue por su falta de sintonía con Goyo Manzano. Protagonizó el famoso Caso Movilla, cuando en el minuto 7 de los partidos del Calderón, el público pedía que jugase: el técnico jiennense le castigó al ostracismo del banquillo. El futbolista de Leganés gozaba del cariño de la afición rojiblanca porque fue uno de los hombres, como el Mono Burgos, Stankovic, Carreras, Diego Alonso o Nagore, que aceptaron bajar a Segunda para devolver al Atlético a Primera, tal y como hizo el propio Luis Aragonés. "Una de las anécdotas que recuerdo con Luis es que cogía a ciertos jugadores para ponerles guantes de boxeo y enfrentarse con ellos, en el gimnasio, con toda la plantilla rodeándoles. Fue el caso de Emerson, por ejemplo, que era grandísimo y súper musculado, y le decía 'Suba la guardia' y era bastante cómico, pero él interpretaba así las relaciones. Iba un paso por delante de todos. Decía que le estaba mirando mal y conseguía ganarse a todo el mundo con ese tipo de cosas", rememora.

Recuerda que Luis Aragonés puso unos guantes de boxeo a Emerson para 'resolver' sus problemas.

"Siempre quiero que pierda al Real Madrid. Me encantaba que me pitara el Bernabéu"

JOSÉ MARÍA MOVILLA Sobre la rivalidad con el Real Madrid

Otro de los motivos por los que Movilla era un ídolo en el Calderón es que siempre se identificó como un antimadridista declarado. Curiosamente, el exfutbolista pasó por el 'Horno de Malbo', como se conocía antiguamente a La Fábrica del Real Madrid, donde fue fichado con 14 años (internacional por España Sub-15), a través de Paco de Gracia: "Coincidí con jugadores que luego llegaron a Primera como Dani García Lara, Gerardo, Joyce Moreno o Sandro".

"Estuve también con Raúl, Guti o Álvaro, que eran dos años más jóvenes que yo, pero los subieron al Sub-19. Ves que hay jugadores que te pasan por la derecha y por la izquierda, pero la vida sigue y sí te decepcionas porque llevas muchos años en el Madrid y ves que estás ahí, a un paso para vivir de esto del fútbol", explica. Movi vivió el otro fútbol, el que sufren centenares de chavales que pasan por las categorías inferiores de un grande y ven que el embudo para llegar al primer equipo es muy pequeño. "Al niño que llega a una cantera como la del Madrid se le exige mucho. Yo con 14 años tenía que ir a la Ciudad Deportiva desde Leganés y mis padres no me podían llevar. Entonces tenía que ir en transporte público y llegar a las tantas a casa. Es duro y nunca se piensa en la presión que también tiene el niño, que al final está compitiendo y no está disfrutando. Yo disfrutaba en mi barrio jugando en el Leganés, pero no disfrutaba, o disfrutaba menos, jugando en el Real Madrid", señala.

Coincidió con madridistas ilustres en 'La Fábrica'.

¿Por qué te gustaba tanto jugar en el Bernabéu?

Me encantaba. Me acuerdo de mi último partido, con el Rayo. Desde principio a fin recibí insultos. Recuerdo incluso que yo no era el que tenía que sacar los córners, pero quería hacerlo solamente por ese tiempo que me daba para atarme los cordones y demás. Me crecía en esta situación. Estaba muy cómodo en ese ambiente y, sobre todo, ante un rival al que le tenía ganas desde el principio. No pude ganar un derbi, que era lo deseado para cualquier atlético, porque el ambiente que se vivía en el Calderón, como en el Bernabéu, era extraordinario. Pudimos empatar un derbi, aquel que Albertini marca de falta después de que me hicieran una falta a mí, en la frontal del área, y luego el Mono para un penalti, que lo hizo con la cara y empezó a sangrar. Tuvimos muchos derbis, pero al final había grandes jugadores delante como Ronaldo, Guti, Zidane o Figo, que rápidamente te levantaban el partido.

Aragonés, junto a Movilla y Emerson, en 2003.  EFE
Aragonés, junto a Movilla y Emerson, en 2003. EFE

¿Cómo explicarías la rivalidad que sienten los aficionados del Atlético con el Real Madrid?

Mira, eso no se percibe. Tengo muchos amigos del Madrid, pero no se percibe que no quieren que pierda el Atlético de Madrid. Es que para mí eso es al revés. Siempre quiero que pierda al Real Madrid. Siempre. El otro día estaba viendo el partido contra el Barcelona (el de ida en Copa) y yo estaba encantado. Pero este año atrás he tenido mala suerte, porque cuando parecía que el Madrid no salía adelante en Champions, yo estaba siempre mandando mensajes a los grupos celebrando los goles. Pero rápidamente apagaba la tele y me subía a la habitación. La verdad es que el Madrid fue un digno campeón. Es de elogiar cómo sacó los partidos adelante. Pero esa sensación de querer que perdiera siempre, la tenía. Incluso en los aledaños del vestuario con Florentino, me decía que a mí siempre se me daban bien los partidos ante el Madrid. Es la sensación que te inculcan desde pequeño...

Te gusta picar a tus amigos madridistas, ¿no?

Últimamente estoy mandando muchos mensajes a Federico Alegre, de Joyería Alegre, que es el que hace los trofeos de la Copa del Rey, de la Liga… Es merengón. Muchas veces me dice: "Ya estoy grabando la Copa para entregársela al Madrid". Y bueno, pues lógicamente cuando hay un partido que pierde el Madrid, pues yo estoy detrás de él.

¿Te perjudicó esa comparación que hizo Jesús Gil contigo y Zidane?

No me perjudicó, ni mucho menos. Era un elogio. Yo conocía al presidente y le decía incluso: "Presi, no diga esas cosas". Luego, claro, lógicamente iba al campo, al Bernabéu, y era una pitada que a mí, de verdad, me encantaba. Que me pitara el Bernabéu era fantástico. Luego he ido con muchos equipos, ya sea con el Rayo Vallecano, con el Murcia, con el Zaragoza y los pitos y los insultos estaban a la orden del día. Ahora veo lo de los insultos a Vinicius y me parece que eso lo hemos sufrido todos los jugadores. Yo estaba cómodo en ese ambiente.

La relación de Movilla con Jesús Gil, sus partidos en el Bernabéu y cuando recogía basura cerca del Calderón.

Desencuentro con Manzano

Movilla estuvo a punto de dejar el fútbol justo antes de llegar al Atlético de Madrid. Sus pasos por los equipos de Segunda B, como el Moscardó y Numancia (aquel equipo que llegó a los cuartos de final de Copa ante el Barça), no le daba para pagar las facturas. Su agente, Petón (Bahía), le llevó al Ourense, donde apenas disputó siete partidos y luego llegó al Málaga, en Segunda B: "Ahí caí de pie. Ascendimos, renové y al año siguiente estábamos en Primera y es donde cambió mi carrera".

En el Calderón se convirtió en uno de los héroes, junto a Luis Aragonés, porque devuelven al Atlético a la categoría que le correspondía históricamente. "Coincido, además, con Futre, que fue un ídolo para mí cuando era pequeño, porque le había visto jugar y era un director deportivo muy cercano, porque siempre estaba presente en los entrenamientos a pie de césped, en los viajes y vivía con nosotros como un jugador más", cuenta el de Leganés. Pero ese primer año en Primera, en la 2002-03, el Atlético acabó en 12ª posición y sucedió lo que era una costumbre habitual en el club colchonera: cambio de entrenador y remodelación de plantilla. "Ese año vino Albertini del Milan, Coloccini, Javi Moreno o Emerson, que estaban haciendo grandes campañas en sus equipos y de nuevo había que construir un nuevo proyecto, pese a que Luis Aragonés había devuelto al equipo a Primera y fue el mejor que he tenido en mi carrera", recuerda.

Fue entonces cuando llegó Gregorio Manzano, que anteriormente había dirigido con éxito al Mallorca, Rayo Vallecano, Racing y Valladolid, acompañado de unos cuantos fichajes: Ibagaza, Musampa, Novo, Diego Rivas, Simeone, De los Santos, Nikolaidis o Nano. Movilla no entró en los planes del nuevo míster, que arrancó con cuatro derrotas, un empate y un triunfo en sus seis primeros choques. Las tertulias de radio y las páginas de los periódicos versaban en torno a Movilla, que no jugaba, y el público del Calderón cantaba en favor del jugador en el minuto 7 (su dorsal) de cada partido...

Movilla habla sobre su relación con Goyo Manzano.

¿Qué pasó con Manzano?

Fue algo incómodo porque el míster no se sentía bien, y tampoco me daba muchas oportunidades para jugar. Entonces, un día nos medíamos contra el Conquense (1/32 de Copa, en el séptimo partido del curso). Fuimos a jugar contra el Conquense. Recuerdo que me sacó en la segunda parte y sacamos la eliminatoria adelante. Tantos los medios de comunicación, como algún compañero como Ibagaza, hicieron declaraciones en favor de un jugador que no estaba jugando, que era yo. Al míster le descolocó aquello.

Movilla, con la Copa del Rey de 2004 conquistada ante el Real Madrid en Montjuic.
Movilla, con la Copa del Rey de 2004 conquistada ante el Real Madrid en Montjuic.

¿Qué dijo Ibagaza exactamente?

Que él se sentía a gusto en el mediocampo con Movilla. Entonces, a partir de ahí en esa semana, en vez de felicitar al grupo por lo que habíamos hecho, me llamó a su despacho. Era una situación compleja porque pensaba que había una campaña que la estaba dirigiendo yo entre comillas. Yo estaba jugando al fútbol y era una situación incómoda para los dos. Yo pensaba que tenía hueco en ese equipo y él no contaba conmigo.

La campaña venía por la Prensa, pero también porque el Calderón se posicionó de tu lado...

Era sobre todo el cariño que había recibido en los años anteriores, un cariño que me gané en el campo. Lo que pasa es que él no controlaba esa parte. Y cuando eres desconfiado y no controlas esa parte, parece ser que a él le sentaba mal que estuviese en la plantilla.

"Me fui del Atlético porque venían jugadores, como Luccin, que consideraba que estaban en peor momento de forma que yo"

José María Movilla Sobre su salida del Atlético de Madrid en 2004

Cuando ganaste la Copa con el Zaragoza, Manzano preguntaba que si el Atleti había ganado la Copa el año pasado con Movilla. La situación era muy tensa. ¿Lo llegasteis a arreglar después?

No. Fue complejo porque el presidente Jesús Gil hizo unas declaraciones a favor, que no comprendía que Movilla hubiera salido del equipo: cuando el Zaragoza ganó la Copa, cuando el Atlético Madrid no consiguió mantener los puestos europeos por los resultados de los últimos partidos... Perdió incluso contra el Zaragoza, que me llevó convocado con la intención de pagar la famosa cláusula del miedo, que eran 300.000 euros, pero que no hizo falta al final porque se dieron los resultados favorables antes de jugar el partido. Yo sí que iba a jugar porque, lógicamente, estábamos también en la disputa de una salvación con el Zaragoza. A raíz de que el Atlético no se metiera en Europa, Jesús Gil hizo una entrevista en contra de su entrenador mencionando el nombre de Movilla y que no era normal como un jugador suyo, que hizo esa campaña en el Zaragoza, no estuviera en el Atlético de Madrid.

Movilla, en su presentación como jugador del Atlético de Madrid en 2001.
Movilla, en su presentación como jugador del Atlético de Madrid en 2001.

¿Te quedaste con la espinita de no triunfar en el Atlético?

No. Yo volví de la cesión del Zaragoza y me iban a renovar otro año, pero yo no me sentía a gusto ya en el Atlético de Madrid, donde me iban a renovar otro año. Ese año empezábamos la Intertoto, con Ferrando de entrenador, pero yo se lo dije al míster. Mi papel no era relevante. Venían fichajes que yo consideraba que estaban en peor momento de forma que yo, como Peter Luccin, que venía del Celta. No tenía un papel primordial en el Atleti y no quería pasar otro año igual, quería un club donde me quisieran y ¿dónde me querían? Pues lógicamente en el Zaragoza, que había hecho una muy buena temporada y tenía ofertas de Inglaterra o Grecia. Elegí el Zaragoza, incluso cobrando menos entre comillas en comparación con Inglaterra o Grecia, porque me querían y estaba así más cerca de mis hijos.

El motivo por el que Movilla se fue del Atlético de Madrid.

Elogios de Guardiola

Movilla triunfó posteriormente en el Zaragoza con los hermanos Milito, Aimar, D'Alessandro... "Me acuerdo de esa temporada, donde ya no estaba el Guaje, que ganamos al Madrid 6-1 en Copa. Me acuerdo de unas declaraciones esa semana de Iker, sobre el espíritu de Juanito, y la verdad que era incomprensible que en el minuto 20 nos fueran ganando 3-0. Al final terminamos pasando, porque perdimos 4-1, pero su gabinete de Prensa hizo una campaña muy buena con la remontada porque nos costó clasificarnos", apunta Movilla.

Años después, en la recta final de su carrera con el Rayo en Primera, recibió uno de los elogios más sonados de toda su trayectoria, por parte de Pep Guardiola: "Ha sido uno de los mejores centrocampistas que ha dado este país". Fue el año pasado, en los pasillos del Metropolitano con motivo del Atlético-City de Champions, cuando Movi agradeció a Pep sus palabras: "Siempre hemos tenido esa admiración mutua, porque jugaba en su misma posición y nos tocaba muchas veces jugar enfrentados. Siempre he querido incluso cambiar la camiseta y demás. Se lo recordé y le di las gracias porque alguien con el nombre de Guardiola que dijera eso de mí es de elogiar".