FÚTBOL

Salamanca, la peor noche de Reyes del Barça: "Hubo trifulca con Luis Enrique, no estaban acostumbrados..."

Los culés sufrieron una de sus derrotas más duras en un frío 5 de enero en el Helmántico: "Hubo tensión, tanganas, roces; fue un partido brutal".

Sonny Anderson, del Barça, pelea por un balón con Rogério, del Salamanca. /EFE
Sonny Anderson, del Barça, pelea por un balón con Rogério, del Salamanca. EFE
Manuel Amor

Manuel Amor

Salamanca vive otra Navidad con lágrimas en los ojos por su fútbol, huérfano de la desaparecida Unión Deportiva y dividido en dos bandos (Unionistas y Salamanca CF) que libran desde 2013 su particular guerra civil en la ciudad por una posición de dominio. Ni entre la suma de ambos, sin embargo, llegan a cubrir una mínima parte del vacío que dejó la UDS, protagonista de gestas imborrables y de una de las derrotas más sonrojantes de la historia del Barça: el 4-3 en el Helmántico que desquició a los Luis Enrique, Figo, Van Gaal y compañía en la noche de Reyes de 1998.

"El miércoles vi el Girona-Atlético por televisión y mencionaron aquella remontada. Me enorgullece que la gente no se olvide. Fue mágico, un partido brutal", recuerda con cariño Sergio Corino, uno de los pilares defensivos de aquel equipo charro. La ficha le sale de memoria: "Sonny Anderson marcó el 0-1 al poco de empezar, empató Zegarra y Luis Enrique y Giovanni anotaron el 1-3 en la segunda parte". Fue ahí cuando llegó el desastre para los azulgranas: César Brito recortó distancias en el 80' con un penalti más que dudoso, colocó el 3-3 en el 83' y Silvani culminó la victoria local en el 87'.

"Esa última jugada, la del gol de Silvani, vino precedida de un tiro al larguero de Fernando Couto que hubiese sido el 3-4. ¡Pasamos del 1-3 al 4-3 en siete minutos! Nos sonrió la suerte", asegura Edu Alonso, otro de los cerebros del Salamanca. El encuentro, además de las siete dianas, tuvo de todo: una expulsión (la de Taira, jugador local), chispas constantes y una recordada rajada de Van Gaal al terminar. "Esto no tiene ninguna explicación; así se pierden ligas".

"Hubo momentos de bastante tensión, tanganas al final, la roja… Aquel Barça era un equipazo, no estaba acostumbrado a que le tuteasen. Había mucho carácter por las dos partes y se notó", rememora Corino. Luis Enrique, al que nunca faltó tesón, fue uno de los protagonistas de aquellas fricciones. "Se agarró con Marco Lanna (central italiano, ahora presidente de la Sampdoria) y se montó una trifulca. Era algo más de aquella época; ahora se dejan pasar menos cosas de estas".

Un Salamanca 'matagigantes'

El Barça, pese a aquella decepción navideña, terminó el año con triple sonrisa: ganó la Liga y levantó una Copa del Rey y la Supercopa de Europa, con Rivaldo como estrella y la mancha de la Copa de Europa, en la que fueron eliminados en la fase de grupos. Casualidades del destino, el Salamanca selló definitivamente su permanencia con otro triunfo abultado (1-4) en el Camp Nou en la jornada 38. Fue una de las últimas alegrías de la extinta Unión, que descendió al año siguiente y no regresó jamás a la élite. Aquella campaña, con un grupo de futbolistas que utilizó la capital charra como "trampolín", fue una de las mejores de su existencia.

La crónica de 'Mundo Deportivo' de la derrota del Barça en Salamanca.
La crónica de 'Mundo Deportivo' de la derrota del Barça en Salamanca.

"La Ley Bosman estaba recién nacida. Éramos el equipo con más nacionalidades diferentes, parecíamos la ONU", bromea Alonso, que atiende la llamada de Relevo desde detrás del mostrador de la tienda de ropa deportiva que regenta en el barrio bilbaíno de La Casilla. Las bases de datos le dan la razón: la plantilla la componían dos rumanos (el portero Bogdan Stelea y Popescu), un croata (Pavlicic), un italiano (Lanna), un belga (Axel Smeets), dos argentinos (Lombardi y Silvani), un brasileño (Giovanella), un serbio-sueco (Nemanja Miljanovic), un peruano (Zegarra), un israelí (Harazi) y seis portugueses (Paulo Torres, Taira, Rogério, Tulipa, Brito y Pauleta), además de españoles del peso de Loren, Sito o el mencionado Vellisca.

"Había grupos, como es normal, porque cada uno se une a quien habla su idioma y con quien comparte cultura, pero en el campo íbamos todos a una: éramos un equipo compacto, agresivo, con ganas de ganar y de que el Salamanca fuese una catapulta para muchos. Me pasó a mí, con mi traspaso al Espanyol; a Edu Alonso, que volvió al Athletic; a Vellisca, que ganó dos Copas con el Zaragoza; a Pauleta, que se fue al Dépor y luego a Francia… Todos sabíamos cuáles eran nuestros objetivos y nos entendíamos muy bien dentro del verde", dice Corino.

La UDS se ganó con total merecimiento la fama de matagigantes, con repasos para la posterioridad al Valencia (6-0) y al Superdépor (4-1) y un espectacular 5-4 ante el Atleti. "Me sale una sonrisa al hablar de aquello. Fue una de las temporadas más bonitas que viví en el fútbol. Éramos un equipo humilde y conseguimos algo increíble", evoca Alonso. El aterrizaje en el banquillo del recientemente fallecido Txetxu Rojo lo cambió todo: "Fue vital. Vino con ideas nuevas, gusto por el juego de ataque e insistencia en que fuésemos atrevidos. Atrás ya éramos fuertes, pero nos convertimos en un equipo capaz de hacer daño a cualquiera".

Un fútbol herido

Desde la muerte por resolución judicial de la UDS en 2013, Salamanca trata de cicatrizar una herida abierta y para la que todavía no se encuentra cura. "La desaparición de la Unión dio paso a la desunión. Cuando divides fuerzas, siempre es más complicado. Se echa de menos a un equipo de Salamanca en la élite. Da mucha pena", lamenta Alonso. La respuesta inmediata de parte de la afición fue la creación de Unionistas, un club homenaje que pertenece a sus socios y milita actualmente en Primera Federación; otros se aliaron con el proyecto del Salamanca CF UDS, una entidad fundaba bajo el nombre de CF Salmantino que posteriormente adquirió el escudo y la documentación histórica de la antigua Unión. Ahora juegan en Tercera.

"Se echa de menos a un equipo de Salamanca en la élite; da mucha pena"

Edu Alonso Exjugador de la UD Salamanca

"Me parece una pena que los dos equipos no se unan y busquen optar a un ascenso. Mi hijo vive en Salamanca y siempre me comenta que hay bastante pique entre ambos", relata Corina. Parece, por filosofías e intenciones, una batalla perdida. Desde puntos diferentes, unos y otros tratarán de devolver a Salamanca al fútbol profesional… mientras en la memoria, inalterables, se añoran remontadas como la de aquella noche de Reyes que volvió loco al Barça y elevó a la Unión a la cumbre.