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El artículo que 'condena' a dos años de grada a los hombres de confianza de Flick... mismo destino que le espera a Thiago Alcántara

Es necesario poseer la máxima titulación con al menos dos años de experiencia para poder sentarse en el banquillo.

El cuerpo técnico de Hansi Flick, cuando empezó los entrenamientos en la Joan Gamper. /FC BARCELONA
El cuerpo técnico de Hansi Flick, cuando empezó los entrenamientos en la Joan Gamper. FC BARCELONA
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Cuando Hansi Flick aterrizó en Barcelona, uno de los asuntos más delicados era la configuración de su cuerpo técnico, teniendo en cuenta que sus dos personas de confianza en el Bayern de Múnich no podían unirse a él. El primero era Danny Röhl, un joven estudioso del juego que se formó en el Leipzig y en el Birmingham y fue su mano derecha tanto en el club bávaro como en la selección alemana. A sus 35 años, en aquel momento era el entrenador del Sheffield Wednesday en la Championship después de emprender su aventura en solitario. El segundo era el exdelantero y mito de los Mundiales Miroslav Klose, que prefirió seguir en Alemania.

Flick los sustituyó por Marcus Sorg, el ingeniero que le aconseja en el banquillo, y con el entrenador de porteros que hace ahora las funciones de asistente, Toni Tapalovic. Se les sumó rápidamente el exjugador del Betis Heiko Westermann, quien además podía hacer de traductor al conocer el idioma. Una pieza que se buscaba. También se unirá Thiago Alcántara, que ya estuvo este verano a modo de 'prácticas' y se le espera a finales de diciembre incorporado en el staff. Pero Tapalovic, Westermann y Thiago -cuando vuelva- tienen (tendrán) un problema: una norma que les impide sentarse en el banquillo.

Se trata del artículo 161 del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que dice lo siguiente: "Los entrenadores que hayan obtenido su titulación en el extranjero, a excepción de las asociaciones nacionales con convenios de Licencias UEFA, podrán actuar en clubs adscritos a competiciones de ámbito estatal y de carácter profesional, siempre que estén en posesión de título equivalente al nacional y hayan ejercido, como titulares, en equipos de la máxima categoría de asociaciones nacionales afiliadas a la FIFA, por tiempo no inferior a tres temporadas".

Caso por caso. Tapalovic tiene la titulación de Entrenador de Porteros en Alemania, pero esa plaza ya está ocupada por José Ramón de la Fuente Morató, quien ya estaba con anterioridad en el club y es la persona de confianza de Ter Stegen, por lo que está obligado a ver los partidos desde la grada, ya que no posee la titulación máxima de entrenador y no tiene esa experiencia de tres años en ese cargo. Algo parecido ocurre con Westermann. Una vez retirado en 2018, empezó a trabajar en las categorías inferiores de la federación alemana un año después, aunque aún no posee la máxima titulación. Por eso mismo, también ocupa un puesto en la grada.

El caso de Thiago, la ascensión de Arnau Blanco y los dos años

La situación es distinta con Thiago Alcántara, que tiene que cursar aún sus estudios, por lo que no posee la licencia adecuada y deberá también esperar. Eso provocó, al margen de su validez profesional, que la dirección deportiva decidiera ascender a Arnau Blanco, hasta entonces en el Cadete A, al primer equipo de Flick para poder sentarse en el banquillo como asistente y poder ayudar al técnico en las traducciones. Blanco ha estudiado las titulaciones en España y posee la máxima, por lo que puede hacer las funciones de entrenador o asistente según el reglamento.

La situación de Westermann o Tapalovic seguirá así esta temporada y una más, ya que se requieren dos años de residencia para conseguir la autorización y sentarse en el banquillo en las condiciones de ambos. Algo parecido le pasó a Davide Ancelotti, quien aunque era la mano derecha de su padre en el Real Madrid, no pudo sentarse en el banquillo los dos primeros años.