La nueva ley para entregar el título de Liga al Madrid tiene gafe y unió a Tebas y Rubiales contra Villar
Hasta 2017 se solía dar al inicio de la temporada. 'Rubi' lo hizo en el césped, en el palco para evitar pitos y a puerta cerrada. Larrea, Gómez Reino y Rocha, protagonistas inesperados.

Mientras el resto de campeonatos de tronío entregaba (y sigue entregando) sus trofeos de campeón de Liga a los afortunados sobre el césped el día que lograban su hito de forma matemática, en España el alirón se celebraba hasta hace nada sin copa ni medallas. Salvo excepciones muy contadas y por razones caprichosas, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) daba el título en el primer partido de la siguiente temporada. Era una costumbre tan enraizada en nuestro fútbol que hasta hace bien poco casi nadie se quejaba.
La rebelión comenzó cuando las emocionantes imágenes de la Premier o la Bundesliga daban la vuelta al mundo en noches tan señaladas y, por contraposición, era ridículo ver a los futbolistas en nuestro país dar una vuelta de honor al estadio sin absolutamente nada en las manos. Pero sobre todo el personal empezó a poner el grito en el cielo por dos motivos inolvidables que sonrojaron a más de uno y que convencieron a los directivos para dar un volantazo a la tradición. Si querían que el producto audiovisual estuviera a la altura de las circunstancias tenían que ponerse las pilas.
El primer hecho que removió conciencias fue cuando el Barcelona y el Atlético podían ser campeones en la última jornada de la Liga 2013-14 en el Camp Nou, porque había un enfrentamiento directo, y el espectáculo quedó deslucido por la tradición de esperar a la siguiente temporada para hacer la protocolaria ceremonia. Un acto así montado que, por lo general, suele contar con actores que no habían hecho méritos para festejar (nuevos fichajes) y en los que se ausentaban los principales actores (muchas veces los entrenadores y varias ventas). Y la segunda razón se disparó cuando Bale buscaba la copa en La Rosaleda en la campaña 2016-2017 para compartirla con el madridismo y Modric le tuvo que explicar ante su asombro cuáles eran las normas que imperaban.
Hasta entonces, para la entrega del trofeo primaba la comodidad del presidente de la Federación que, a diferencia de lo que es hoy, antes era una autoridad por encima de casi todos los ministros. Por eso, Pablo Porta llegó a entregar a Amancio Amaro en la noche del 17 de mayo de 1976 el título al Real Madrid en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital, tras una cena de gala, donde se reunieron cerca de 2.000 madridistas para festejar los logros de las secciones de fútbol, baloncesto, voleibol y atletismo. Daba igual que todo el mundo estuviera en traje y no de corto, o que fuera ocho días después de haber atado LaLiga en Los Cármenes de Granada. Al mandamás de la RFEF nadie le tosía.
Las normas de Villar
Con Villar, que llegó al cargo en 1988, al menos había argumentos que aún hoy son sostenidos por los más veteranos: "Se entregaba la copa cuando podía el presidente". Aunque algunos de sus históricos escuderos al menos se preocupan de darle una base legal. "El trofeo es único y para tenerlo en propiedad hay que ganarlo tres veces seguidas o cinco alternas y, además, el resultado de un partido no es oficial hasta que se agotan los plazos para recurrirlo... Tenía su lógica hacerlo como se hacía para no pillarnos los dedos". El caso es que cuando el expresidente fue arrestado en julio de 2017, los opositores s a Ángel María se animaron a aprovechar el desgobierno para deslizar todo tipo de proposiciones. Juan Luis Larrea, como ahora le ha sucedido a Pedro Rocha, basó su presidencia interina en acercar posturas y tender puentes, así que ya sabía de boca de Javier Tebas que había que cambiar algunas cosas, entre las que estaba la caduca entrega del título de Liga. Pero, aun así, Larrea le entregó la Liga 2016-2017 al Real Madrid el 27 de agosto...
Luis Rubiales, que se presentaría a las elecciones de 2018 contra Larrea y que a la postre resultó ganador en las urnas el 18 de mayo, también estaba convencido de que algunas normas de Villar debían evolucionar. Así que en cuanto pudo dio un giro de timón. Sólo dos días después de proclamarse presidente de la RFEF acudió al Camp Nou para entregarle LaLiga al Barcelona sobre el mismísimo césped, chupando cámara y no pudiendo contener una sonrisa desbordante. Eran días felices para Iniesta y Messi, y también para su ego.
El 28 de abril de 2019, Rubiales repitió ceremonia en Barcelona y le entregó el título a Messi, pero esa noche, sólo unos meses después de que el dirigente ocupara su puesto en Las Rozas, ya eran notorias las diferencias con LaLiga. Así lo denunció el que fuera director de comunicación de la RFEF, Pablo García Cuervo, en su cuenta de twitter: "Hoy el presidente de la RFEF ha entregado la Copa de Campeón al Barcelona. Pero tú solo lo has visto en Movistar, porque lo ha ocultado la realización del canal LaLigaTV, que ademas te ha colocado un trofeo que no es el título de la competición". La copa a la que hacía referencia era un réplica patrocinada por el Banco Santander que ahora, como ha dejado de poner su nombre al campeonato en detrimento de EA Sports, ya no aparece por ningún lado.
Más rarezas
Más extraño fue lo que ocurrió en la temporada 2019-2020. Por la pandemia, porque el Real Madrid debía recibir el título en Valdebebas, lejos del Bernabéu, y porque se daba la circunstancia de que la celebración del campeonato se solapaba con el proceso electoral para la reelección de Rubiales. El motrileño (aunque en realidad nació en Gran Canaria) prefirió no aparecer por la Ciudad Deportiva para que nadie le acusara de hacer campaña mientras presidía la Comisión Gestora, un detalle similar que le costó en su día el puesto a Villar. Por eso, Antonio Gómez Reino, director de relaciones institucionales y miembro del gabinete de presidencia, fue el encargado de entregar la copa aquella noche.
La siguiente edición, la 2020-21, fue también bastante triste. Rubiales le entregó a Koke la copa en el Metropolitano a puerta cerrada porque el público aún no podía acudir a los estadios por los efectos del Covid. Ese día, fue el último que el presidente bajó al verde. Los escándalos comenzaban a rodearle y los audios de El Confidencial le arrinconaron. Hasta el punto de que en la siguiente entrega de un trofeo de estas características, en el Bernabéu en 2022, Rubiales llegó a meditar seriamente no acudir a Chamartín y delegar de nuevo sus responsabilidades. Pero finalmente lo hizo, aunque desde el palco y no desde el césped como realmente le apetecía ya que él, por encima de todo, se siente "futbolista". La última vez que hizo entrega de una Liga fue el 20 de mayo de 2023. Desde el palco del Camp Nou, a Busquets y al final del encuentro ante la Real para que así se iniciara una colorida fiesta.
Ahora, este domingo, será el turno de Pedro Rocha en Valdebebas, un domingo a las 9:30 y a puerta cerrada porque así lo quiere el Real Madrid. La RFEF accedió a realizar el acto en Granada el sábado por petición del Real Madrid, pero dada la respuesta en las redes sociales el Madrid prefirió cambiar los planes con la connivencia de la Federación ya que su rival podría descender y lo suyo, como ha ocurrido siempre, es festejar ante la afición propia.
En la reunión entre el Madrid y la RFEF celebrada este martes por la mañana se propuso el próximo viernes, pero Florentino Pérez tiene junta de accionistas en ACS, así que se llegó a ese acuerdo para que la plantilla ofreciera la copa real y no un réplica a las instituciones y a sus aficionados en su nueva visita a Cibeles. El Madrid prefiere esta medida, aunque el Gobierno nombrara una Comisión de Supervisión que representaría a la RFEF. La alternativa era que la copa la entregara un viejo amigo del presidente como es Vicente del Bosque...